El largo adiós
Por Raúl mendoza
Hay consenso en que sin una figura carismática como Alfonso Barrantes la izquierda peruana no se hubiera convertido en la segunda fuerza política del país en la década del 80, no hubiera ganado la alcaldía de Lima y no hubiera estado tan cerca de alcanzar la presidencia por la vía electoral. Barrantes fue el hombre de la unidad y un elegido del destino. Articuló alrededor suyo a diferentes líneas ideológicas en lo que fue la Izquierda Unida (IU), un bloque de fuerzas que ningún otro líder de ese lado del espectro ha logrado aglutinar después.
“Barrantes podía liderar las diferentes corrientes de izquierda, pero también sintonizar con la gente independiente, aquella sin militancia pero que esperaba un cambio”, explica Henry Pease, que fue su teniente alcalde cuando IU logró la alcaldía en 1983. Él recuerda a Barrantes como un líder dialogante. “En la alcaldía había regidores de otros partidos, pero en los tres años de gobierno el 90% de los acuerdos de concejo fueron por consenso”, recuerda. Cuenta también que trabajaron con presupuestos ínfimos y, sin embargo, lograron dar a luz el programa del Vaso de Leche, la obra más recordada.
El joven y combativo Barrantes
El cineasta cusqueño Federico García conoció a Alfonso Barrantes en las aulas universitarias, en la Casona de San Marcos. “Él fue aprista pero se acercó a la izquierda tras el triunfo de la revolución cubana. Era una persona discreta, callada, pero muy inteligente. Por esas épocas vestía siempre de negro y le decíamos ‘El Cuervo’. Guardaba luto por la muerte de su madre desde que era niño y vivía con una tía a quien quería mucho”, recuerda. Desde sus primeros años de Derecho, la palabra de Barrantes se escuchaba con interés en el Patio de Letras sanmarquino.
Con ’Fico’ García, militante del Frente Estudiantil Revolucionario, Barrantes compartió amistad y activismo político. “Fue uno de los líderes en la protesta contra Nixon y lanzó un encendido discurso en el Patio de Letras que desarmó a los dirigentes apristas que pretendían respaldar la presencia del presidente norteamericano”, cuenta el cineasta. Sobre las aficiones intelectuales de Barrantes, ‘Fico’ escribió en una reseña: “Prefería títulos de política y literatura antes que tratados de su especialidad, como Derecho Comparado y Filosofía del Derecho. Era un devorador de poesía”. Años más tarde, cuando ambos vivían una intensa militancia política, se distanciaron. Se amistaron tiempo después a iniciativa de Barrantes.
La izquierda y la alcaldía
Amigos y detractores le reconocen a Alfonso Barrantes haber aligerado el rostro incendiario de la izquierda setentera. “Barrantes apareció y sacó de cuadro a todos; tenía un estilo de tranquilo y cortés profesor provinciano, era católico, tenía chispa, sentido del humor, gran capacidad de comunicación, hablaba sencillo, sin grandes rollos ideológicos, se presentaba como un hombre amable, accesible. Se convirtió en el gran referente político de la izquierda para la gente común, de allí su arrastre electoral y popularidad. Barrantes amplió la convocatoria de la izquierda más allá de sus bases organizadas tradicionales, llegó a otros sectores populares y a sectores medios”, dijo de él, en un artículo, el politólogo Martín Tanaka.
Lo anterior explica el triunfo logrado en las elecciones municipales de Lima en 1983. Henry Pease recuerda una anécdota de entonces: “Me convocaron para ser teniente alcalde el día del cierre de inscripciones. Pero hubo unas discrepancias entre Barrantes y otros dirigentes, así que él se fue y no regresó. Yo, recién llegado a IU, tuve que ir a inscribir la lista”. También recuerda el apoyo imprescindible para el Vaso de Leche de la cooperación holandesa: donaron 3 mil toneladas de leche en polvo y 3 mil de avena. “Eso aseguraba el programa por buen tiempo. Sin las donaciones no se hubiera podido cubrir el millón de vasos de leche”. A partir de aquí Barrantes fue el ‘Tío Frejolito’.
Susana Villarán, actual alcaldesa electa de Lima, trabajó en el programa y recuerda que Barrantes tenía la capacidad de tejer amistades manteniendo su irreductible posición de izquierda. “Él podía apoyar a las madres organizadas en sus marchas y al mismo tiempo conversar con las autoridades para conseguir la ley del Vaso de Leche”, dice. De esas épocas recuerda una anécdota: “Yo había trabajado todo el día en un encuentro con organizaciones y era cumpleaños de mi hija Soledad. Cuando volví a la casa, ella me mostró un ramo de flores que le había enviado Alfonso con una tarjeta que decía: ‘Feliz cumpleaños, Soledad. Gracias por prestarme a tu madre’. Él tenía ese tipo de detalles”.
Más que un vaso de leche
Aunque el programa del Vaso de Leche será recordado como la obra más perdurable –dura hasta hoy– de la gestión de Barrantes, ¿qué otros logros tuvo su gestión? Michel Azcueta, ex alcalde de Villa El Salvador y quien lo conoció en los años 70, señala que además de fomentar la democracia interna en la alcaldía –”algo que no se repitió con los alcaldes posteriores”– Barrantes consiguió recursos para la municipalidad y orientó el presupuesto a obras en zonas marginales. “Muchas de las pistas accesorias a las troncales que existen hasta hoy en zonas periféricas se hicieron en su gestión”, dice Azcueta.
El urbanista Jorge Ruiz de Somocurcio ha señalado que en la gestión de Barrantes también nacieron los Programas Municipales de Vivienda que beneficiaron a miles de familias pobres. Por ejemplo, Huaycán, Pampas de San Juan y varias zonas de la Panamericana Norte. Se empadronaba a los pobladores, se les asignaba terrenos con servicios y así se evitaba la invasión caótica. Solo en el caso de Huaycán se alentó la invasión para formalizarla después. La alcaldesa electa de Lima, Susana Villarán, destaca los profesionales que integraron el equipo de plan de gobierno: Eduardo Figari, Gustavo Riofrío, Mario Zolezzi y otros más. “Era un equipo de primera”, precisa Henry Pease.
Alfonso Barrantes luego rompería con los partidos y el proyecto unitario que significaba IU se disolvió. Pesaron en ello sus contradicciones y las de otros líderes del frente. “Él creyó que era el dueño de los votos de la izquierda, y no era así. Él y los partidos de izquierda tenían posibilidades de triunfo si iban juntos, pero no separados. Eso se cumplió en las elecciones del 90. Él se inscribió con su propio movimiento y yo encabecé IU. Sacamos porcentajes mínimos”, precisa Pease. Más allá del fracaso en que acabó el proyecto, hay algo en lo que todos coinciden respecto a Barrantes: llegó y se fue del poder y la política como un hombre honesto.
El dato
El jueves pasado, la Municipalidad de Lima rindió homenaje a Alfonso Barrantes al cumplirse diez años de su fallecimiento, con una sesión solemne presidida por el alcalde encargado Marco Parra y la alcaldesa electa Susana Villarán. Por la noche, Villarán organizó un encuentro en el anfiteatro del Parque de la Exposición animado por grupos musicales, además de la presencia de amigos, madres del Vaso de Leche y representantes de partidos políticos.
Fuente: Diario La República, Revista "Domingo". 05 / 12 / 2010.
Recomendado:
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Por Raúl mendoza
Hay consenso en que sin una figura carismática como Alfonso Barrantes la izquierda peruana no se hubiera convertido en la segunda fuerza política del país en la década del 80, no hubiera ganado la alcaldía de Lima y no hubiera estado tan cerca de alcanzar la presidencia por la vía electoral. Barrantes fue el hombre de la unidad y un elegido del destino. Articuló alrededor suyo a diferentes líneas ideológicas en lo que fue la Izquierda Unida (IU), un bloque de fuerzas que ningún otro líder de ese lado del espectro ha logrado aglutinar después.
“Barrantes podía liderar las diferentes corrientes de izquierda, pero también sintonizar con la gente independiente, aquella sin militancia pero que esperaba un cambio”, explica Henry Pease, que fue su teniente alcalde cuando IU logró la alcaldía en 1983. Él recuerda a Barrantes como un líder dialogante. “En la alcaldía había regidores de otros partidos, pero en los tres años de gobierno el 90% de los acuerdos de concejo fueron por consenso”, recuerda. Cuenta también que trabajaron con presupuestos ínfimos y, sin embargo, lograron dar a luz el programa del Vaso de Leche, la obra más recordada.
El joven y combativo Barrantes
El cineasta cusqueño Federico García conoció a Alfonso Barrantes en las aulas universitarias, en la Casona de San Marcos. “Él fue aprista pero se acercó a la izquierda tras el triunfo de la revolución cubana. Era una persona discreta, callada, pero muy inteligente. Por esas épocas vestía siempre de negro y le decíamos ‘El Cuervo’. Guardaba luto por la muerte de su madre desde que era niño y vivía con una tía a quien quería mucho”, recuerda. Desde sus primeros años de Derecho, la palabra de Barrantes se escuchaba con interés en el Patio de Letras sanmarquino.
Con ’Fico’ García, militante del Frente Estudiantil Revolucionario, Barrantes compartió amistad y activismo político. “Fue uno de los líderes en la protesta contra Nixon y lanzó un encendido discurso en el Patio de Letras que desarmó a los dirigentes apristas que pretendían respaldar la presencia del presidente norteamericano”, cuenta el cineasta. Sobre las aficiones intelectuales de Barrantes, ‘Fico’ escribió en una reseña: “Prefería títulos de política y literatura antes que tratados de su especialidad, como Derecho Comparado y Filosofía del Derecho. Era un devorador de poesía”. Años más tarde, cuando ambos vivían una intensa militancia política, se distanciaron. Se amistaron tiempo después a iniciativa de Barrantes.
La izquierda y la alcaldía
Amigos y detractores le reconocen a Alfonso Barrantes haber aligerado el rostro incendiario de la izquierda setentera. “Barrantes apareció y sacó de cuadro a todos; tenía un estilo de tranquilo y cortés profesor provinciano, era católico, tenía chispa, sentido del humor, gran capacidad de comunicación, hablaba sencillo, sin grandes rollos ideológicos, se presentaba como un hombre amable, accesible. Se convirtió en el gran referente político de la izquierda para la gente común, de allí su arrastre electoral y popularidad. Barrantes amplió la convocatoria de la izquierda más allá de sus bases organizadas tradicionales, llegó a otros sectores populares y a sectores medios”, dijo de él, en un artículo, el politólogo Martín Tanaka.
Lo anterior explica el triunfo logrado en las elecciones municipales de Lima en 1983. Henry Pease recuerda una anécdota de entonces: “Me convocaron para ser teniente alcalde el día del cierre de inscripciones. Pero hubo unas discrepancias entre Barrantes y otros dirigentes, así que él se fue y no regresó. Yo, recién llegado a IU, tuve que ir a inscribir la lista”. También recuerda el apoyo imprescindible para el Vaso de Leche de la cooperación holandesa: donaron 3 mil toneladas de leche en polvo y 3 mil de avena. “Eso aseguraba el programa por buen tiempo. Sin las donaciones no se hubiera podido cubrir el millón de vasos de leche”. A partir de aquí Barrantes fue el ‘Tío Frejolito’.
Susana Villarán, actual alcaldesa electa de Lima, trabajó en el programa y recuerda que Barrantes tenía la capacidad de tejer amistades manteniendo su irreductible posición de izquierda. “Él podía apoyar a las madres organizadas en sus marchas y al mismo tiempo conversar con las autoridades para conseguir la ley del Vaso de Leche”, dice. De esas épocas recuerda una anécdota: “Yo había trabajado todo el día en un encuentro con organizaciones y era cumpleaños de mi hija Soledad. Cuando volví a la casa, ella me mostró un ramo de flores que le había enviado Alfonso con una tarjeta que decía: ‘Feliz cumpleaños, Soledad. Gracias por prestarme a tu madre’. Él tenía ese tipo de detalles”.
Más que un vaso de leche
Aunque el programa del Vaso de Leche será recordado como la obra más perdurable –dura hasta hoy– de la gestión de Barrantes, ¿qué otros logros tuvo su gestión? Michel Azcueta, ex alcalde de Villa El Salvador y quien lo conoció en los años 70, señala que además de fomentar la democracia interna en la alcaldía –”algo que no se repitió con los alcaldes posteriores”– Barrantes consiguió recursos para la municipalidad y orientó el presupuesto a obras en zonas marginales. “Muchas de las pistas accesorias a las troncales que existen hasta hoy en zonas periféricas se hicieron en su gestión”, dice Azcueta.
El urbanista Jorge Ruiz de Somocurcio ha señalado que en la gestión de Barrantes también nacieron los Programas Municipales de Vivienda que beneficiaron a miles de familias pobres. Por ejemplo, Huaycán, Pampas de San Juan y varias zonas de la Panamericana Norte. Se empadronaba a los pobladores, se les asignaba terrenos con servicios y así se evitaba la invasión caótica. Solo en el caso de Huaycán se alentó la invasión para formalizarla después. La alcaldesa electa de Lima, Susana Villarán, destaca los profesionales que integraron el equipo de plan de gobierno: Eduardo Figari, Gustavo Riofrío, Mario Zolezzi y otros más. “Era un equipo de primera”, precisa Henry Pease.
Alfonso Barrantes luego rompería con los partidos y el proyecto unitario que significaba IU se disolvió. Pesaron en ello sus contradicciones y las de otros líderes del frente. “Él creyó que era el dueño de los votos de la izquierda, y no era así. Él y los partidos de izquierda tenían posibilidades de triunfo si iban juntos, pero no separados. Eso se cumplió en las elecciones del 90. Él se inscribió con su propio movimiento y yo encabecé IU. Sacamos porcentajes mínimos”, precisa Pease. Más allá del fracaso en que acabó el proyecto, hay algo en lo que todos coinciden respecto a Barrantes: llegó y se fue del poder y la política como un hombre honesto.
El dato
El jueves pasado, la Municipalidad de Lima rindió homenaje a Alfonso Barrantes al cumplirse diez años de su fallecimiento, con una sesión solemne presidida por el alcalde encargado Marco Parra y la alcaldesa electa Susana Villarán. Por la noche, Villarán organizó un encuentro en el anfiteatro del Parque de la Exposición animado por grupos musicales, además de la presencia de amigos, madres del Vaso de Leche y representantes de partidos políticos.
Fuente: Diario La República, Revista "Domingo". 05 / 12 / 2010.
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