sábado, 19 de febrero de 2011

Historia del encuentro entre Don José de San Martín y Domingo Faustino Sarmiento. El Libertador y el Estadista.

Su encuentro con San Martín

Por: Miguel Angel de Marco. Director del Departamento de Historia de la UCA y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia.

Cuando el transporte de guerra Villarino atracó el 28 de mayo de 1880 en el muelle porteño de las Catalinas trayendo desde Francia los restos mortales de José de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento, ataviado con su uniforme de general de brigada, recibió en nombre del Ejército a quien había sido su jefe más insigne.

En aquella ocasión, el viejo luchador subrayó una amarga costumbre argentina: la de proscribir al adversario en los hechos o en la memoria colectiva: "A nombre de la presente generación, recibimos estas cenizas del hombre ilustre, como expiación que la historia nos impone de los errores de la que nos precedió [...] Que otra generación que en pos de nosotros venga no se reúna un día en este mismo muelle a recibir los restos de los profetas, de los salvadores que nos fueron preparados por el genio de la Patria y habremos enviado al ostracismo, al destierro, al desaliento y a la desesperación". Tales palabras resultaban más dramáticas en aquellos días, en que estaba por estallar un nuevo enfrentamiento fratricida para poner fin a la antigua Cuestión Capital de la República.

Sarmiento pertenecía al reducido núcleo de ciudadanos eminentes que habían conocido y dialogado con quien, luego de dar libertad a la Argentina, Chile y Perú, había decidido expatriarse para no desenvainar su sable en las luchas entre hermanos.

Aquel féretro contenía los despojos del anciano que en 1846 lo había recibido repetidas veces en su casa de Grand Bourg. En sus diálogos con el Gran Capitán, el entonces reciente autor del Facundo , enviado a Europa y Estados Unidos por el gobierno de Chile, calibró la grandeza moral de quien había sabido renunciar al poder y la gloria para garantizar el éxito de la independencia americana.

El publicista le hizo saber que un lustro antes había publicado en El Mercurio, de Valparaíso, un artículo sobre el triunfo de Chacabuco con el seudónimo de "Un teniente de Artillería". El vívido relato había obtenido un juicio favorable de uno de los árbitros de las letras de su tiempo: el venezolano Andrés Bello, amigo de Bolívar y afincado definitivamente en Chile.

También hablaron acerca de la participación de los sanjuaninos en esa batalla, entre los que había estado el padre de Sarmiento, don José Clemente, y sobre el segundo jefe del Ejército Argentino-Chileno, Juan Gregorio de las Heras, su antiguo y fiel amigo, que residía en Santiago desde tiempo atrás. Este le había enviado a San Martín por su intermedio un retrato y una carta que contribuyeron a romper el hermetismo del general acerca de episodios de los que había sido el principal protagonista. Por otra parte, el Libertador estaba al tanto de los esfuerzos realizados por su visitante para que el gobierno chileno le devolviera su lugar y sueldo en la lista militar.

La impresión que le causó a don Domingo el viejo soldado se advierte en una carta a su íntimo amigo Antonino Aberastain: "No lejos de la margen del Sena, vive olvidado don José de San Martín, el primero y el más noble de los emigrados [...] Me recibió el buen viejo sin aquella reserva que pone de ordinario para con los americanos en sus palabras, cuando se trata de América. Hay en el corazón de este hombre una llaga profunda que oculta a las miradas extrañas [...] Ha esperado sin murmurar cerca de treinta años la justicia de aquella posteridad a quien apelaba en sus últimos momentos de vida política [...] He pasado con él momentos sublimes que quedarán grabados en el espíritu. Solos, un día entero, tocándole con maña ciertas cuerdas, reminiscencias suscitadas a la ventura, un retrato de Bolívar que veía por acaso; entonces, animándose la conversación, lo he visto transfigurarse".

Sarmiento siguió su recorrida por otros países de Europa para volver nuevamente a Francia en junio de 1847. Escritor compulsivo e incansable, no sólo registraba puntualmente sus impresiones, gastos y aventuras en su Diario de Viaje , sino que por entonces borroneaba su discurso para incorporarse como miembro correspondiente al Instituto Histórico de Francia. Su disertación se refirió a los vínculos entre San Martín y Bolívar, y al renunciamiento del primero luego de la entrevista de Guayaquil.

Entre los asistentes a la solemne sesión se hallaba el propio Libertador, quien escuchó las expresiones de Sarmiento cuando se ocupó del célebre encuentro. Con vigorosa elocuencia trazó un paralelo entre el argentino y el venezolano. Mientras, según el nuevo académico, el primero era el paradigma del patriota grande y desinteresado que había sacrificado sus ambiciones personales en pos de cerrar el ciclo de la independencia, el segundo representaba el egoísmo y la obsesión por el poder sin límites.

La presencia de San Martín constituía un aval tácito a las manifestaciones de Sarmiento, por lo que no pocos historiadores consideraron el discurso de París como una de las piezas fundamentales para sostener la teoría del renunciamiento.

Don Domingo volvió a Grand Bourg el 18 de julio de 1847, antes de continuar su camino, angustiado por el modo con que se le escurría de las manos el escaso dinero de que disponía.

El Libertador lo recibió en compañía de su hija Mercedes, de su yerno, Mariano Balcarce, y de sus nietas, y le obsequió, como recuerdo, una hoja con su autógrafo y el de los demás miembros de su familia. En ella San Martín escribió un adagio de De Weiss: "Un prejuicio útil es más razonable que la verdad que lo destruye".

Cuando don Domingo volvió a Chile, manifestó de distintos modos su fervor hacia la figura del héroe, y al regresar a la patria, tras la caída de Rosas, promovió desde la función pública la valoración del prócer de dimensión americana.

En el bicentenario del nacimiento del gran hacedor de la nación organizada es justo vincular su recuerdo con el del hombre que tanto admiró. Sobre todo porque la memoria de Sarmiento sufre hoy esa especie de ostracismo al que aludió en su discurso, y que se refleja en la casi nula repercusión en estos días del singular acontecimiento que significó para la Argentina el que hubiera visto la luz un hombre de su talla.

Fuente: Diario La Nación (Argentina). Martes 15 de febrero de 2011.

Recomendados:

Domingo Faustino Sarmiento: Gran ferrocarril del interior Rosario-Córdoba, Banco Nacional, Primer Censo Nacional (1869) y Educación para todos.
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jueves, 17 de febrero de 2011

Historia del Ejército egipcio. Guerras y control del poder político.

Mubarak y Sadat, antes del asesinato de este.


Egipto: FF.AA. siguen en el poder

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

En Egipto se fue el dictador, pero se han mantenido en el poder las mismas FF.AA. que desde 1952 gobiernan a ese país. Son éstas las que hoy son animadas por occidente a "democratizar" a su nación.

Las FF.AA. egipcias se encuentran en la lista de las 10 mayores del mundo, pero de todas estas diez son las que más su casta militar ha dominado el poder político.

Si bien su presupuesto militar es inferior al de Brasil, España, México, Chile, Venezuela y Argentina, y es similar al de Colombia, aventaja a todos éstos en número de soldados, tanques y aviones de guerra.

Egipto se ubica en el puesto 8 del mundo en cuanto a la cantidad de aviones militares y tanques que tienen. Posee 4,240 tanques (tres veces más que los 1,680 de Israel) y 567 aviones de combate. Esto representa, respectivamente, un 5% de los 86,681 tanques y un 4% de los 28,382 aviones de combate del mundo. En ambos rubros Egipto tiene 3 veces más que cualquier país iberoamericano (incluyendo Cuba, que es el que más tanques tiene en dicho bloque, y España y Brasil, quienes lideran a ese conjunto en cuanto a cazas).

Egipto consta de 468,500 soldados y 479,000 reservistas; una proporción en relación al número de sus habitantes superior a la de las 3 mayores FF.AA. del planeta (China, EE.UU. e India). Si se le adicionan 390,000 paramilitares se llega a un total de 1'344,500 efectivos (1.7% de sus habitantes).

Esas FF.AA. se diferencian de todas las que tiene Iberoamérica en dos aspectos claves: en que son éstas quienes detentan una longeva dictadura militar y en que se han fogueado en varias guerras externas (un promedio de una en cada década desde los años cuarenta).

Estas fueron 5 guerras contra Israel. En la primera de 1948 Egipto se anexó Gaza. En la segunda de 1956 la alianza franco-británica-israelí quiso revertir la nacionalización del canal de Suez. En la tercera de 1967 Egipto perdió Gaza y Sinaí. En la cuarta (1967-70) fueron 3 años de bombardeos entre ambas márgenes del canal de Suez. En la quinta (la de Yom Kipur de 1973), Egipto logró "empatar" a Israel tras lo cual le obligó a su vecino a entablar un acuerdo de paz donde le devolvió el Sinaí.

Los muertos en todos esos conflictos fueron, respectivamente, 20 mil, 3 mil, 14 a 25 mil, 3 a 10 mil y 10 a 20 mil personas. La gran mayoría de ellos fueron egipcios.

Además, más de 50,000 tropas egipcias participaron en la guerra civil del Yemen (1962-67) y en julio 1977 Egipto libró una breve guerra con Libia cuando Khaddafi llamó a vetar la paz con Tel-Aviv.

Este ejército, además, tiene un historial de haber realizado masacres contra su propia población cuando, por ejemplo, se dieron protestas antidictatoriales en 1977 y 1986, mientras que el número de muertos en los 18 días que duraron las marchas antiMubarak se cuenta por cientos.

Mientras tanto, miles siguen en las calles demandando que se elimine el estado de emergencia y que se abra paso a un gobierno civil.

Fuente: Diario Correo (Perú). 16 de Febrero del 2011.
Recomendado:

Situación de la Junta Militar de Gobierno en Egipto. Perspectiva del Ejército y el golpe de estado en Egipto.

Domingo Faustino Sarmiento: Gran ferrocarril del interior Rosario-Córdoba, Banco Nacional, Primer Censo Nacional (1869) y Educación para todos.

Un legado para rescatar

Por: Ernesto Sanz. Senador nacional de la UCR y precandidato presidencial.

El pasado es uno de los campos en los que la Argentina dirime agudas batallas consigo misma. A 200 años del nacimiento de Sarmiento, me aparto de ese uso del pasado como un campo de batalla del presente -legítimo, aunque agobiado por el abuso- y elijo mirar la historia con optimismo: ¿qué hubo de bueno que podamos rescatar para hoy?

Quiero recordar cuatro momentos sarmientinos de los que podemos aprender mucho. El primero es la relevancia que Sarmiento otorgaba al desarrollo económico. En el Facundo, detalla con impotencia el estado de postración de las economías de las provincias interiores, asoladas por los conflictos civiles. Decía que el federalismo exigía un previo equilibrio regional en el que cada provincia fuera capaz de producir lo suficiente para sí misma y para el tesoro común. Como presidente, sus obras fueron contundentes: el primer gran ferrocarril del interior, Rosario-Córdoba, y la fundación del Banco Nacional, precursor del Banco de la Nación. Infraestructura y crédito fueron dos de las palancas con las que buscó activar las economías del interior. Lo siguen siendo hoy; sin ese desarrollo seguiremos con la cabeza hinchada y el cuerpo débil, perdiendo el equilibrio.

Otro logro de Sarmiento fue el Primer Censo Nacional en 1869. La abundancia de las estadísticas en ese registro conmueve. No sólo se entera uno en esas páginas de que el país tenía 1.800.000 habitantes, sino que, además, encuentra un cuadro detallado del país, desde lo preocupante (un millón de adultos no sabían leer) hasta lo pintoresco (había en Buenos Aires 4400 mozos de café, 3258 albañiles y dos cuchilleros). ¿Qué diría él de la burla de un gobierno que falsifica índices?

Sarmiento tuvo tal aprecio por la educación como columna del progreso que, como gobernador de San Juan, había contribuido a que en aquel censo su provincia figurara como la única del país con más de la mitad de sus niños de edad escolar recibiendo instrucción. Su obsesión educativa fue providencial: logró que la oportunidad que brindaban a la Argentina los mercados internacionales -comparable a la de hoy- se convirtiera no en una bonanza fugaz, sino en el cimiento de ese país de movilidad social que durante varias generaciones supimos ser.

Rescato también de Sarmiento su admiración por las ciudades que empezaban a germinar. Antes de asumir la presidencia decía que su programa de gobierno era que florecieran "cien Chivilcoy". Esa comunidad a la que acababa de llegarle el ferrocarril sumaba a su riqueza natural y el esfuerzo de su gente el rol facilitador del Estado. He ahí otro mensaje directo a estos días en los que exportar trigo es una odisea: el Estado no tiene que quedarse al margen de lo productivo, pero cuando se involucra, debe ser para facilitar la generación de riqueza, no para asfixiarla.

Sarmiento cumpliría 200 años. Gloria y loor, como decíamos en la escuela, a estas ideas del único cuyano -hasta el momento- elegido presidente de la Nación. Ojalá que su país le regale para su bicentenario algo parecido a esos sueños, que muchos compartimos, de equidad, honestidad, educación y progreso.

Fuente: Diario La Nación (Argentina). Martes 15 de febrero de 2011.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Historia de María Elena Moyano. Sendero Luminoso frente a los dirigentes de organizaciones sociales en Lima.

El asesinato de Malena Moyano

Por: Antonio Zapata (Historiador)

Hace diecinueve años, María Elena Moyano fue asesinada a balazos por un comando senderista, que inmediatamente después dinamitó su cadáver. Siempre me intrigó por qué tanta crueldad. Últimamente, al pensar en la situación, he sumado una nueva inquietud, ¿qué anunciaba este crimen? ¿qué traía de nuevo?

La mejor biografía de María Elena se debe a Diana Miloslavich y en ella se halla buena parte de la respuesta. Diana era una amiga cercana y compartió bastante su última temporada. En su texto, enfoca la clave del asesinato al contar qué pensaba y cómo vivía María Elena, que era limeña, nacida en Barranco en una familia afroperuana, de la que estaba orgullosa, porque se sentía negra muy a gusto. Sostenía haber heredado una tradición de liderazgo que siempre la impulsó en Villa El Salvador, donde se trasladaron desde la fundación.

Era una persona anónima hasta mediados de los años ochenta, cuando el Perú se sumergió en una crisis económica muy honda, que licuó los ingresos de la población. Además, fue un empobrecimiento súbito que se profundizó durante toda esa década. En ese contexto, las mujeres de los barrios populares se cargaron al hombro la responsabilidad de salvar a sus familias de la hambruna.

Ellas se organizaron para resolver juntas el drama. Era la primera vez que las mujeres de los Conos salían de sus hogares para asumir funciones sociales. Ellas participaron en dos programas masivos: los comedores populares y el vaso de leche. Este segundo, fruto de una iniciativa de la Municipalidad de Lima, dirigida por Alfonso Barrantes.

En los comedores también hubo colaboración externa, pero en ambos casos, las mujeres se organizaron y realizaron compras masivas, para cocinar y preparar la leche por turnos, ahorrando y canalizando colaboraciones institucionales. No hubo clientelismo, porque estas mujeres crearon nuevas instituciones y se sintieron dueñas del mundo como nunca antes lo habían sido.

La lideresa del proceso fue María Elena Moyano. Era carismática y sabía comunicar, con inteligencia y entusiasmo. Con ella apareció un liderazgo femenino popular que apostaba por Izquierda Unida. Era partidaria de la justicia social y creía en las elecciones como canal para lograrlo. Esa convicción resume su trayectoria y le fue fatal.

Paralelamente, Sendero Luminoso había concluido su primer Congreso y en una sesión de su nuevo Comité Central tomaron la decisión del “equilibrio estratégico”. Esa medida implicaba trasladar cuadros y recursos a Lima, para librar una batalla decisiva, que los proyectara hacia el poder, único objetivo según declaración propia. Querían tomar control de los barrios populares para cercar la ciudad desde dentro. Su obstáculo era la dirigencia popular independiente, mayoritariamente simpatizante de IU.

María Elena estuvo en el centro de la contradicción. Sendero tenía que quebrar IU y la eligió como símbolo. Como siempre habían hecho, se abrieron paso a balazos. No dialogaban ni conversaban, más bien amenazaban y mataban. Al tomarla como paradigma a destruir, quienes la asesinaron quisieron que desaparezca tanto ella como su espíritu, por eso destrozaron el cuerpo. Pero, ahí mismo empezó su declive, porque pocos meses después cayó Abimael Guzmán en manos de la policía.

El senderismo como amenaza al Estado ha desaparecido, pero esos años trajeron una violencia que ha continuado, ahora como delincuencial. La inseguridad que se vive hoy se debe al narcotráfico y al crimen, pero comenzó en los años ochenta, cuando se hizo sentido común que la vida vale poco y que se puede matar para realizar nuestra voluntad. Por ello tenemos hasta niños sicarios, como ese chico trujillano que ha matado tres personas al hilo hace pocos días.

Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 16/02/2011.
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Recomendado:
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lunes, 14 de febrero de 2011

Situación de la Junta Militar de Gobierno en Egipto. Perspectiva del Ejército y el golpe de estado en Egipto.

Un golpe ovacionado por las democracias

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

El viernes 11 de febrero, el Ejército egipcio depuso a Hosni Mubarak. Ningún artículo de la Constitución le facultaba a hacer ello. El derrocado presidente, además, podía reclamar que él era el mandatario constitucional electo cinco veces consecutivas, y que era el garante para que en setiembre fuese reemplazado en el cargo mediante elecciones multipartidarias.

Sin embargo, ese golpe fue saludado por todos los líderes occidentales y hasta por El-Baradei, el premio Nobel de la Paz egipcio, quien aspira a ser el primer demócrata en llegar a gobernar su país, pues para él sólo las FF.AA. pudieron haber evitado un caos y una carnicería.

Lo paradójico es que desde hace dos décadas EE.UU. y la Unión Europea vienen demandando que en todo el resto del globo las FF.AA. se sujeten al orden constitucional y se condene todo golpe. Como fruto de ello, casi todos los países de Europa y de las Américas eligen a sus gobiernos mediante votos y no botas.

Para Israel, el mejor escenario hubiese podido ser el que el jefe de la Inteligencia, Omar Suleiman, quien el 29 de enero fue nombrado como el primer vicepresidente que haya tenido Mubarak, le sustituyese. Él hubiese asegurado la continuidad del régimen, de los acuerdos de paz y del proceso electoral.

Empero, Mubarak se empecinó en mantenerse en el cargo, con lo cual se provocaba una reacción popular. Ésta bien pudo acabar tomando palacio y linchando al presidente (como lo hicieron los rumanos en 1989, los bolivianos en 1946 y los italianos en 1943) u obligando al Ejército a cerrar filas con la dictadura y reprimir a bala, pudiendo generar una guerra civil.

Hoy el Ejército egipcio es bendecido por muchos dentro de su propio pueblo y de los gobernantes del mundo. Lo increíble es que ésta es la misma institución que viene gobernando ininterrumpidamente al país desde el golpe de 1952.

Es éste quien ha regido con mano dura a Egipto bajo la tutela de los "oficiales libres" de Nasser (desde 1952/54 hasta su muerte en 1970), luego bajo el general Sadat (desde 1970 hasta su asesinato en 1981) y después bajo el general Mubarak, cuyo último gabinete tenía a generales como vicepresidente, primer ministro y vicepremier, ministro del Interior y ministro de Defensa. Este último, el mariscal Mohamed Hussein Tantawi (comandante en jefe de las FF.AA.), es el jefe de la nueva junta de gobierno.

Ésta la integran sólo militares, quienes siempre han sido pivote de la dictadura y que tienen las manos manchadas con sangre, pues todos ellos han librado batallas o han reprimido y torturado gente. Los EE.UU., no obstante, los ven con simpatía, pues todos esos jefes han pasado por su escuela.

De acuerdo con Al Yazira, el ex vicepresidente Suleiman sigue en esa junta, mientras que Mubarak se encuentra en una casa de playa bien protegido por sus propias FF.AA. en su país. Los otros miembros de ésta son los generales Sami Anan, jefe del Ejército, el mariscal Mohamed, jefe de la Aviación, el vicealmirante Hamish, jefe de la Marina, y el general Self-Eideen, comandante de la Fuerza Aérea.

En sus comunicados, la junta de gobierno ha reconocido los méritos de Mubarak, mientras que no ha revelado ningún plan específico, así como tampoco si convocará a elecciones o a un gobierno amplio.

Fuente: Diario Correo (Perú). 13 de Febrero del 2011.

Recomendado:

Por primera vez en su historia la población de El Cairo ha hecho caer a un presidente. El primer episodio de la Revolución egipcia.
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domingo, 13 de febrero de 2011

Historia de grandes escándalos de infidelidad matrimonial por políticos.

Infidelidad y poder

Por: Bruno Rivas

Los más cínicos suelen señalar que la política no está reñida con el engaño sino todo lo contrario. En su libro “El Príncipe”, Nicolas Maquiavelo señala que los gobernantes deben tener la habilidad de fingir y engañar para mantenerse en el poder. En otras palabras, crear una imagen que no necesariamente concuerde con la real.

“Los presidentes y las altas autoridades del Estado siempre buscan mostrar que cumplen con requisitos como tener buenas relaciones familiares, así no las posean”, afirmó a El Comercio la directora de la encuestadora Imasen, Giovanna Peñaflor. “Así crean una imagen que es la que el elector quisiera tener y que termina encontrando en el político”, acotó.

Sin embargo, a pesar de los intentos por mostrar lo contrario, muchos políticos no solo engañan a sus electores sino al mismo círculo familiar del cual tanto dependen para alcanzar votos.

LA OTRA SEÑORA K

La semana pasada la revista argentina “Noticias” lanzó una sorpresiva revelación. De acuerdo a la publicación, el difunto ex presidente Néstor Kirchner tuvo una amante desde sus épocas de gobernador en la provincia de Santa Cruz. Todo un terremoto político si se toma en cuenta que el ex mandatario y su viuda, la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se mostraron siempre como una pareja sólida. Incluso Fernández acompañó a su esposo durante sus momentos de agonía en la Patagonia (el ex mandatario murió por una afección cardíaca en octubre del año pasado).

Elizabeth Miriam Quiroga ha sido bautizada por la prensa argentina como “la otra viuda de Kirchner” pues, al parecer, tuvo una relación tan cercana como la que tenía el ex mandatario con su esposa. Fue secretaria del ex presidente desde principios de los noventa y una década más tarde, cuando Kirchner llegó al poder, se trasladó con su jefe a Buenos Aires. En una entrevista con “Noticias”, Quiroga describió su relación con el ex presidente usando palabras que parecen sacadas de una novela rosa. “Teníamos una unión muy fuerte. Dejé todo para venirme con él desde el sur, dejé mi familia…”, afirmó.

Esa cercanía con el entonces mandatario habría sido la que le permitió llegar a directora del Centro de Documentación Presidencial del Gobierno Argentino, un cargo que era su gran orgullo. “Lo mío era como un ministerio de los pobres, un lugar desde el que podía ayudar a la gente, como lo hacía Evita”. Una posición que perdió con la partida de su supuesto amante. El 5 de enero le cerraron las puertas de la presidencia.

Las razones de su despido parecen obvias y Quiroga las fundamenta con estas palabras: “Es vox pópuli que era la amante de Kirchner”. La venganza de Fernández de Kirchner habría llegado tras la muerte de su marido.

ESCÁNDALO EN LA SALA OVAL

Otra relación que parecía de las más estables en el mundo de la política era la de Bill y Hillary Clinton. Y, a pesar de la fama de mujeriego que tenía el entonces presidente de EE.UU., nada ensombreció su matrimonio hasta que el 17 de enero de 1998 una página web reveló que el semanario “Newsweek” había vetado un artículo que informaba de una relación íntima entre el mandatario y una pasante de la Casa Blanca.

Días después sería “The Washington Post” el primer medio impreso que se atrevería a publicar la historia y lanzar a la fama a la mujer que sería el gran dolor de cabeza de la administración Clinton: Mónica Lewinsky.

Según relató la ex becaria en su biografía, “Monica’s Story”, la primera vez que vio a Clinton descubrió por qué era tan admirado por las mujeres de la Casa Blanca. “Tenía un aura magnética. Transmitía energía sexual”, contó.

En esos momentos, para la becaria se volvió una obsesión estar cerca del presidente. Situación que se daría en noviembre de 1995, cuando fue destinada a la Sala Oeste de la Casa Blanca. Por esas fechas tendría sus primeros encuentros sexuales con Clinton, los mismos que casi le cuestan a él la presidencia.

El mandatario enfrentó en 1999 un proceso por perjurio y abuso de poder por haber negado su relación con Mónica Lewinsky, siendo declarado inocente por pocos votos.

Pero tras los incidentes todo volvió a la normalidad. Actualmente el ex mandatario es el gran respaldo político de su esposa Hillary, mientras que Lewinsky es una empresaria que ha incursionado con poco éxito en diferentes negocios.

EL PRESIDENTE Y LA DIVA

Si bien John F. Kennedy quedó en la historia por sus luchas sociales y por su trágica muerte, también fueron famosos sus deslices sexuales.

“Es sabido que Kennedy era un mujeriego que incluso llegó a engañar a su esposa Jackie Kennedy cuando ella se encontraba embarazada. Esas relaciones extramatrimoniales eran conocidas por su círculo íntimo, que buscaba que no llegaran a la opinión pública por razones de seguridad”, indicó a El Comercio el magíster en Historia y catedrático de la PUCP Juan Luis Orrego.

Sin embargo, tras su muerte fueron reveladas sus infidelidades y se rompió el mito del matrimonio perfecto que se pensaba tenía con Jackie Kennedy.

Una de las mujeres que tuvo fuera del matrimonio fue una de las actrices más deseadas de Hollywood, Marilyn Monroe. En el libro “Los últimos días de Marilyn Monroe”, Donald H. Wolfe lanza la hipótesis de que la diva fue asesinada por haber mantenido relaciones con JFK y su hermano Robert. En esa publicación queda sentado que el entonces director del FBI, Edgar Hoover, estaba muy molesto por la afición de Kennedy por las mujeres y que Monroe habría resultado un peligro para la seguridad del país.

Es así que la imagen idílica de JFK fue reemplazada por una más terrenal, aunque ello no afectó su legado. “Las buenas acciones que cometió durante su gobierno, tal como ha sucedido con varios políticos, le dieron el respaldo suficiente para que su imagen no se viera perjudicada por esas revelaciones”, indicó Peñaflor.

Solo Bill Clinton se vio afectado

Según el magíster en Historia y catedrático de la PUCP Juan Luis Orrego, la tradición machista de Occidente ha provocado que, a lo largo de la historia, casi ningún mandatario se haya visto muy golpeado políticamente por una relación extramatrimonial.

“La situación ha cambiado en la actualidad, pero hasta no hace mucho, por los patrones patriarcales, había la tendencia a considerar normales las relaciones extramatrimoniales de los mandatarios”, señaló el historiador.

De acuerdo con Orrego, Clinton fue el primero en verse seriamente afectado debido a que se enfrentaba a un nuevo contexto. “Él estuvo a punto de perder el puesto y tuvo suerte de que se descubrió el hecho en su segundo mandato, porque quizás no hubiese sido reelecto”, explicó el catedrático.

Fuente: Diario El Comercio (Perú). Domingo 13 de Febrero del 2011.

La revolución de la información y los levantamientos en Túnez y Egipto. El Occidente liberal y democrático frente la Revolución en Medio Oriente.

La libertad y los árabes

Por: Mario Vargas Llosa*

El movimiento popular que ha sacudido a países como Túnez, Egipto, Yemen y cuyas réplicas han llegado hasta Argelia, Marruecos y Jordania es el más rotundo desmentido a quienes, como Thomas Carlyle, creen que “La historia del mundo es la biografía de los grandes hombres”. Ningún caudillo, grupo o partido político puede atribuirse ese sísmico levantamiento social que ha decapitado ya las satrapías tunecina de Ben Ali y la egipcia de Hosni Mubarak, tiene al borde del desplome a la yemení de Ali Abdalá Saleh y provoca escalofríos en los gobiernos de los países donde la onda convulsiva ha llegado más débilmente como Siria, Jordania, Argelia, Marruecos y Arabia Saudí.

Es obvio que nadie podía prever lo que ha ocurrido en las sociedades autoritarias árabes y que el mundo entero y, en especial, los analistas, la prensa, las cancillerías y ‘think tanks’ políticos occidentales se han visto tan sorprendidos por la explosión sociopolítica árabe como lo estuvieron con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética y sus satélites. No es arbitrario acercar ambos acontecimientos: los dos tienen una trascendencia semejante para las respectivas regiones y lanzan precipitaciones y secuelas políticas para el resto del mundo. ¿Qué mejor prueba que la historia no está escrita y que ella puede tomar de pronto direcciones imprevistas que escapan a todas las teorías que pretenden sujetarla dentro de cauces lógicos?

Dicho esto, no es imposible discernir alguna racionalidad en ese contagioso movimiento de protesta que se inicia, como en una historia fantástica, con la autoinmolación por el fuego de un pobre y desesperado tunecino de provincia llamado Mohamed Bonazizi y, con la rapidez del fuego, se extiende por todo el Medio Oriente. Los países donde ello ha ocurrido padecían dictaduras de decenas de años, corruptas hasta el tuétano, cuyos gobernantes, parientes cercanos y clientelas oligárquicas habían acumulado inmensas fortunas, bien seguras en el extranjero, mientras la pobreza y el desempleo, así como la falta de educación y salud mantenían a enormes sectores de la población en niveles de mera subsistencia y a veces en la hambruna. La corrupción generalizada y un sistema de favoritismo y privilegio cerraban a la mayoría de la población todos los canales de ascenso económico y social.

Ahora bien, este estado de cosas, que ha sido el de innumerables países a lo largo de la historia, jamás hubiera provocado el alzamiento sin un hecho determinante de los tiempos modernos: la globalización. La revolución de la información ha ido agujereando por doquier los rígidos sistemas de censura que las satrapías árabes habían instalado a fin de tener a los pueblos que explotaban y saqueaban en la ignorancia y el oscurantismo tradicionales. Pero ahora es muy difícil, casi imposible, para un gobierno someter a la sociedad entera a las tinieblas mediáticas a fin de manipularla y engañarla como antaño. La telefonía móvil, la Internet, los blogs, el Facebook, el Twitter, las cadenas internacionales de televisión y demás resortes de la tecnología audiovisual han llevado a todos los rincones del mundo la realidad de nuestro tiempo y forzado unas comparaciones que, por supuesto, han mostrado a las masas árabes el anacronismo y barbarie de los regímenes que padecían y la distancia que los separa de los países modernos. Y esos mismos instrumentos de la nueva tecnología han permitido que los manifestantes coordinaran acciones y pudieran introducir cierto orden en lo que en un primer momento pudo parecer una caótica explosión de descontento anárquico. No ha sido así. Uno de los rasgos más sorprendentes de la rebeldía árabe han sido los esfuerzos de los manifestantes por atajar el vandalismo y salir al frente, como en Egipto, de los matones enviados por el régimen a cometer tropelías para desprestigiar el alzamiento e intimidar a la prensa.

La lentitud (para no decir la cobardía) con que los países occidentales –sobre todo los de Europa- han reaccionado, vacilando primero ante lo que ocurría y luego con vacuas declaraciones de buenas intenciones a favor de una solución negociada del conflicto, en vez de apoyar a los rebeldes, tiene que haber causado terrible decepción a los millones de manifestantes que se lanzaron a las calles en los países árabes pidiendo “libertad” y “democracia” y descubrieron que los países libres los miraban con recelo y, a veces, pánico. Y comprobar, entre otras cosas, que los partidos políticos de Mubarak y Ben Ali ¡eran miembros activos de la Internacional Socialista! Vaya manera de promocionar la social democracia y los derechos humanos en el Medio Oriente.

La equivocación garrafal de Occidente ha sido ver en el movimiento emancipador de los árabes un caballo de Troya gracias al cual el integrismo islámico podía apoderarse de toda la región y el modelo iraní –una satrapía de fanáticos religiosos– se extendería por todo el Medio Oriente. La verdad es que el estallido popular no estuvo dirigido por los integristas y que, hasta ahora, al menos, estos no lideran el movimiento emancipador ni pretenden hacerlo.

Ellos parecen mucho más conscientes que las cancillerías occidentales de que lo que moviliza a los jóvenes de ambos sexos tunecinos, egipcios, yemeníes y los demás no son la sharia y el deseo de que unos clérigos fanáticos vengan a reemplazar a los dictadorzuelos cleptómanos de los que quieren sacudirse. Habría que ser ciegos o muy prejuiciados para no advertir que el motor secreto de este movimiento es un instinto de libertad y de modernización.

Desde luego que no sabemos aún la deriva que tomará esta rebelión y, por supuesto, no se puede descartar que, en la confusión que todavía prevalece, el integrismo o el Ejército traten de sacar partido. Pero, lo que sí sabemos es que, en su origen y primer desarrollo, este movimiento ha sido civil, no religioso, y claramente inspirado en ideales democráticos de libertad política, libertad de prensa, elecciones libres, lucha contra la corrupción, justicia social, oportunidades para trabajar y mejorar. El Occidente liberal y democrático debería celebrar este hecho como una extraordinaria confirmación de la vigencia universal de los valores que representa la cultura de la libertad y volcar todo su apoyo hacia los pueblos árabes en este momento de su lucha contra los tiranos. No solo sería un acto de justicia sino también una manera de asegurar la amistad y la colaboración con un futuro Medio Oriente libre y democrático.

Porque esta es ahora una posibilidad real. Hasta antes de esta rebelión popular, a muchos nos parecía difícil. Lo ocurrido en Irán, y, en cierta forma, en Iraq, justificaba cierto pesimismo respecto de la opción democrática en el mundo árabe. Pero lo ocurrido estas últimas semanas debería haber barrido esas reticencias y temores, inspirados en prejuicios culturales y racistas. La libertad no es un valor que solo los países cultos y evolucionados aprecian en todo lo que significa. Masas desinformadas, discriminadas y explotadas pueden también, por caminos tortuosos a menudo, descubrir que la libertad no es un ente retórico desprovisto de sustancia, sino una llave maestra muy concreta para salir del horror, un instrumento para construir una sociedad donde hombres y mujeres puedan vivir sin miedo, dentro de la legalidad y con oportunidades de progreso. Ha ocurrido en el Asia, en América Latina, en los países que vivieron sometidos a la férula de la Unión Soviética. Y ahora –por fin– está empezando a ocurrir también en los países árabes con una fuerza y heroísmo extraordinarios. Nuestra obligación es mostrarles nuestra solidaridad activa, porque la transformación del Medio Oriente en una tierra de libertad no solo beneficiará a millones de árabes sino al mundo entero en general (incluido, por supuesto, Israel, aunque el gobierno extremista de Netanyahu sea incapaz de entenderlo).

(*) Escritor Premio Nobel 2010

Fuente: Diario El Comercio (Perú). Domingo 13 de Febrero del 2011.
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sábado, 12 de febrero de 2011

Por primera vez en su historia la población de El Cairo ha hecho caer a un presidente. El primer episodio de la Revolución egipcia.

Caída en El Cairo

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Por primera vez en su historia la población de El Cairo ha hecho caer a un presidente.

Desde la revolución de julio de 1952 que depuso al rey Faruk, Egipto había tenido tres hombres fuertes: Abdel Nasser (1952-70), Anwar Sadat (1970-81) y Hosni Mubarak (1981-2011).

Los dos primeros duraron mucho en el cargo, el cual sólo dejaron muertos. Nasser, quien fue el líder de la revolución, inicialmente colocó a Naguib como presidente, pero luego de su primer año en palacio lo removió para hacerse del poder total. Entre Sadat y Mubarak hubo un presidente interino que duró una semana (Taleb).

Esta vez, sin embargo, el presidente más longevo que ha tenido el país árabe más poblado ha sido echado por una descomunal protesta social.

Los EE.UU., las FF.AA. y el pueblo egipcio esperaban su renuncia. Él, no obstante, ratificó que se quedaría en el cargo hasta las elecciones de setiembre.

Debido a que ello no hizo más que enfurecer a la población, que marchaba a palacio, las FF.AA. debían escoger entre tres salidas: 1) permitir que la revolución las desborde y que la protesta imponga un nuevo gobierno (sacando así a las FF.AA. del poder, que ocupan desde 1952); 2) reprimir a las marchas (lo que hubiese dado paso a que el Ejército pierda imagen, respaldo social y unidad); 3) dar un golpe.

Como Mubarak y Suleiman no quisieron renunciar, las FF.AA. egipcias (milicia que con casi 500,000 efectivos es la décima mayor del globo) los sacaron del poder y han establecido una junta militar bajo la cabeza del ministro de Defensa y comandante en jefe de las FF.AA., Hussein Tantawi.

EE.UU., sus aliados y la oposición han saludado dicho golpe. Tantawi va a tratar de mantener lo más que pueda del antiguo régimen y sus compromisos internacionales (incluyendo las buenas relaciones con Washington y Tel-Aviv), aunque está a merced de muchas demandas sociales.

Egipto no ha tomado una salida radical, pues las mismas FF.AA. siguen siendo las dueñas del poder.

Sin embargo, este golpe es diferente al que hace 59 años llevó a que el Ejército depusiese al rey. Esta vez es la movilización popular la que ha producido la caída de Mubarak y la que puede tener prisionero al nuevo gobierno, el cual puede que sólo dure poco tiempo, pues estará bajo la presión interna e internacional de entregar el poder en elecciones que deben darse este año.

A pesar de que Mubarak cayó el mismo día en que Irán recuerda el 32 aniversario de su revolución, el levantamiento egipcio no está liderado por el clero.

A diferencia de Irán en 1979, el mundo no vive en la bipolaridad, Egipto tiene a la mayor minoría cristiana del Medio Oriente y cuenta con una sociedad más moderna y con más corrientes liberales y sindicales, y no hay un clero sunita bajo una estructura vertical como la de los ayatolas chiitas.

La revolución egipcia no ha terminado. Apenas acaba de comenzar y ha pasado su primer episodio. Ahora la nueva cuestión a darse es qué fuerzas configurarán el nuevo gobierno y cómo éste dará paso a uno nuevo.

Fuente: Diario Correo (Perú). 12 de Febrero del 2011.
Recomendado:

La Revolución de Egipto y el cuestionamiento al "determinismo cultural" de los teóricos occidentales sobre la libertad-democracia en los países árabes

Acertar con los pasos siguientes en Egipto

Por: Timothy Garton Ash. Catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford.

Las multitudes que han conseguido la dimisión de Mubarak prueban que Huntington se equivocó sobre el choque de civilizaciones. Los árabes y los musulmanes luchan con valentía en defensa de la dignidad humana.

Nadie predijo aquello, pero todo el mundo podía explicarlo después". Se dijo de otra revolución, pero vale para esta.

"Para ser sinceros, pensábamos que íbamos a durar unos cinco minutos", recuerda uno de los organizadores de la manifestación original del 25 de enero con la que comenzó esta revolución egipcia. "Pensamos que nos detendrían enseguida". Si hubiera sido así, si las fuerzas de seguridad de Mubarak hubieran vuelto a matar al feto en el vientre, Internet estaría ahora lleno de artículos de expertos que tratarían de explicar por qué "Egipto no es Túnez". Por el contrario, la Red está llena de explicaciones improvisadas pero de una certeza aplastante sobre lo que nadie había previsto. Son las falsas ilusiones del determinismo retrospectivo.

Por consiguiente, antes de seguir, hagamos dos profundas reverencias. La primera, y más profunda, a los que iniciaron esto, corriendo un gran peligro personal, sin ningún apoyo de un Occidente teóricamente defensor de las libertades y contra un régimen que recurre de forma habitual a la tortura. A ellos van toda mi admiración y todo mi respeto. Y en segundo lugar, hay que inclinarse ante la diosa Fortuna, lo imprevisto, que, como observó Maquiavelo, explica la mitad de todo lo que ocurre en la vida de los seres humanos. Ninguna revolución ha conseguido avanzar jamás si no cuenta con unos individuos valientes y buena suerte.

Una correosa víctima de esta revolución, de cuya muerte deberíamos alegrarnos, es la falacia del determinismo cultural, y en concreto la noción de que los árabes y los musulmanes no están preparados para las libertades, la dignidad y los derechos humanos. Su "cultura", nos aseguraban Samuel Huntington y otros, les programaba para otra cosa. Que se lo digan a la gente que baila en la plaza de Tahrir. Eso no quiere decir que los modelos religioso-políticos del islam, tanto radical como conservador, y los legados específicos de la historia árabe moderna, no vayan a hacer que la transición a una democracia liberal consolidada sea más difícil de lo que fue, por ejemplo, en la República Checa. Claro que sí. Todavía es posible que, al final, las cosas salgan terriblemente mal. Pero la idea tan condescendiente de que "eso nunca podría ocurrir allí" ha quedado refutada en las calles de Túnez y El Cairo.

Y, ya que hablamos de determinismos, deshagámonos de otro. En las etiquetas como "La revolución de Facebook", "La revolución de Twitter" y "La revolución de Al Yazira", volvemos a encontrarnos con el espectro del determinismo tecnológico. Después de hablar con algunos amigos en El Cairo, no me cabe la menor duda de que todos estos medios han desempeñado un papel muy importante en la organización y la multiplicación de las protestas populares que comenzaron el 25 de enero. Mientras escribo este artículo, he ido observando el crecimiento de la página de Facebook creada por los egipcios para "autorizar" a Wael Ghonim -el directivo de Google liberado hace unos días de la cárcel y recién designado héroe de la revolución- a hablar en su nombre. La primera vez que la visité, a las 8.51 de la mañana del miércoles, tenía 213.376 seguidores; dos días después, tenía 285.570. Antes, Ghonim había organizado, con seudónimo, otra página en Facebook que contribuyó a las protestas y cuenta ya con más de 600.000 seguidores.

Como sucedió en Túnez, lo que crea el efecto catalítico es la combinación de las redes sociales de Internet y telefonía móvil con el viejo superpoder de la televisión. La cadena de televisión Al Yazira ha ofrecido un relato fascinante de una lucha de liberación con material sacado de blogs e imágenes borrosas tomadas con teléfonos móviles. Ghonim se convirtió en un héroe popular porque poco después de salir de prisión apareció en un programa de la televisión egipcia que le permitió llegar por primera vez a un público de masas. Es decir, las tecnologías de la comunicación, viejas y nuevas, son muy importantes; pero ni impiden que los movimientos populares de protesta acaben aplastados, como se vio en Bielorrusia e Irán, ni deciden el resultado; y el medio no es el mensaje.

Luego están las analogías históricas. He perdido ya la cuenta de cuántos artículos he visto (incluido uno mío, me apresuro a añadir) que se preguntan si este es, o no, el 1989 árabe. "La caída del muro de Berlín del mundo árabe", grita un titular. "Esto no es 1989", clama otro. A la hora de la verdad, la comparación quizá no nos explique gran cosa de lo que ocurre en Egipto, Túnez y Jordania, pero desde luego nos dice algo sobre 1989. Es indudable que 1989 ha pasado a ser el modelo por antonomasia de cualquier revolución de principios del siglo XXI. Lejos están ya 1789, 1917, y 1848.

Por el contrario, otra analogía que sí se utiliza casi tanto como la de 1989 es el Irán de 1979, que incluye la posibilidad de que los islamistas radicales y violentos salgan vencedores. En The New York Times, Roger Cohen, que ha escrito crónicas espléndidas desde Túnez y Egipto, sigue la primera ley del periodismo ("primero simplificar, luego exagerar") cuando dice que "la cuestión fundamental" en Egipto es: "¿estamos presenciando el Teherán de 1979 o el Berlín de 1989?". Una posible respuesta es: lo que estamos presenciando en El Cairo en 2011 es El Cairo de 2011. No lo digo en el sentido obvio de que cada acontecimiento es único, sino en otro sentido más profundo. Porque lo que caracteriza a una verdadera revolución es la aparición de algo auténticamente nuevo, por un lado, y, por otro, el regreso de un principio humano universal que había estado reprimido.

Es nuevo, en El Cairo en 2011, que los árabes y los musulmanes se manifiesten en masa, con valentía y (en general) disciplina pacífica, en defensa de la dignidad humana y contra los gobernantes corruptos y represores. Son nuevos en 2011 el grado de descentralización y las redes organizativas que están detrás de las manifestaciones, de forma que hasta a los observadores más enterados les cuesta responder a la pregunta: "¿quién organiza esto?". Es nueva en 2011 la extraordinaria presión demográfica, porque la mitad de la población en casi todos estos países es menor de 25 años.

Lo viejo, en este Cairo de 2011 -tan viejo como las pirámides, tan viejo como la civilización humana-, es el grito de los hombres y mujeres oprimidos, que vencen la barrera del miedo y viven, aunque sea de forma pasajera, la sensación de libertad y dignidad. Mi corazón daba saltos de alegría cuando vi las imágenes de las inmensas muchedumbres que se concentraban pacíficamente en el centro de la ciudad celebrando la caída del rais. Sin embargo, cuando acabemos de tararear el coro de los prisioneros compuesto por Beethoven para Fidelio, no olvidemos que estos momentos son siempre efímeros. Queda por delante la dura tarea de consolidar la libertad.

Aquí es donde adquieren importancia las comparaciones históricas, que no pueden sustituir al análisis informado y de primera mano de la situación concreta, pero sí ofrecen una amplia variedad de experiencias que muestran de cuántas formas puede salir mal una revolución y la delicada combinación de factores que hace falta para que salga bien.

Ni en la oposición ni en el sector oficial he visto todavía un ingrediente vital para que salga bien: unos interlocutores organizados y creíbles para negociar la transición. Es cierto que en la plaza de Tahrir ha surgido un embrión de organización. Con Ghonim, los manifestantes tienen a un personaje que es un símbolo y podría llegar a ser un líder. Pero da la impresión de que todavía falta mucho para una alianza de las fuerzas opositoras capaz de canalizar la presión popular hacia la mesa de negociación. En el bando oficial, habría que dejar paso a un gobierno provisional encabezado por alguien que sea aceptable para todos (o al menos casi todos) los bandos, alguien como el viejo y astuto Amr Moussa, secretario general de la Liga Árabe. Solo cuando coincidan esos dos elementos podremos empezar a confiar en que la revolución egipcia está en el buen camino.

Timothy Garton Ash es catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Fuente: Diario El País (España). 12/02/2011.

jueves, 10 de febrero de 2011

Los Hermanos Musulmanes (1930) movimiento no violento, legalista y anticolonialista. Egipto y el proceso de liberalización en la región árabe.

La Turquía democrática es el modelo

Por: Tariq Ramadan. Profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en Oxford.

Los sectores jóvenes de los Hermanos Musulmanes están fascinados con la experiencia turca. Conectan así con el fundador de la cofradía, Al Bana, que rechazaba la violencia y admiraba el parlamentarismo británico.

Cuando las manifestaciones masivas se iniciaron en Túnez, ¿quién iba a pensar que el régimen de Ben Ali se vendría abajo tan rápido? ¿Quién podía prever que Egipto no tardaría en asistir a una protesta popular tan inaudita? Se ha derribado una barrera y nada volverá a ser lo mismo. Es bastante probable que, dada la centralidad de Egipto y su importancia simbólica, otros países sigan la senda. ¿Pero cuál será el papel de los islamistas después del derrumbe de las dictaduras?

Durante décadas, la presencia de los islamistas ha justificado la aceptación por Occidente de las peores dictaduras en el mundo árabe. Y fueron estos mismos regímenes los que demonizaron a sus oponentes islamistas, sobre todo a los Hermanos Musulmanes egipcios, que históricamente representan el primer movimiento de masas bien organizado y con influencia política del país. Durante más de 60 años, los Hermanos, ilegales pero tolerados, han demostrado una gran capacidad de movilización popular en las elecciones relativamente democráticas en las que ha participado, aquellas que han elegido, entre otros, a representantes sindicales o profesionales, concejales o parlamentarios. ¿Son los Hermanos Musulmanes el poder emergente en Egipto y, de ser así, qué podemos prever de una organización como la suya?

De Occidente hemos acabado por esperar análisis superficiales del islam político y, en concreto, de los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, no solo el islamismo es un mosaico de tendencias y facciones divergentes, sino que sus múltiples y diversas facetas han ido surgiendo a lo largo del tiempo para responder a cambios históricos. Los Hermanos Musulmanes, que comenzaron su andadura en la década de 1930 en forma de movimiento no violento, legalista y anticolonialista, proclamaron la legitimidad de la resistencia armada contra el expansionismo sionista que se estaba produciendo en Palestina durante el periodo anterior a la II Guerra Mundial.

Entre 1930 y 1945, los textos de Hasan al Bana, fundador de la hermandad, demuestran que se oponía al colonialismo y que criticaba enérgicamente a los gobiernos fascistas de Alemania e Italia. Al Bana, que rechazaba el uso de la violencia en Egipto, aunque la consideraba legítima en Palestina como modo resistencia frente a las actividades terroristas de los grupos Stern e Irgún, creía que el parlamentarismo británico representaba el modelo más cercano a los principios islámicos. Su objetivo era la creación de un "Estado islámico" basado en una reforma gradual que se iniciaría con un plan de educación popular y con programas sociales de amplio alcance. Fue asesinado en 1949 por el Gobierno egipcio, por orden del ocupante británico.

Tras la revolución de Gamal Abdel Nasser de 1952, el movimiento sufrió una violenta represión y varias tendencias distintas surgieron en su seno. Radicalizados por la experiencia de la cárcel y la tortura, algunos de sus miembros (que acabarían por abandonar la organización) llegaron a la conclusión de que había que derribar el Estado a toda costa, aunque fuera violentamente. Otros siguieron ateniéndose al reformismo gradual de los inicios.

Muchos de los integrantes de la hermandad se vieron obligados a exiliarse: algunos en Arabia Saudí, donde recibieron la influencia de la ideología literalista saudí; otros, en lugares como Turquía e Indonesia, países mayoritariamente musulmanes en los que coexistían comunidades muy distintas. Por otra parte, otros se asentaron en Occidente, donde entraron directamente en contacto con la tradición europea de las libertades democráticas.

Hoy en día los Hermanos Musulmanes beben de todas esas visiones. Pero los líderes del movimiento ya no representan las aspiraciones de los más jóvenes que, mucho más abiertos al mundo y deseosos de promover reformas internas, están fascinados con el ejemplo turco. Detrás de la fachada de unidad y jerarquía, operan influencias contradictorias. Nadie puede decir en qué dirección irá el movimiento.

Los Hermanos Musulmanes no lideran la efusión que está derribando a Hosni Mubarak. Los Hermanos Musulmanes y el conjunto de los islamistas no representan a la mayoría. No cabe duda de que esperan participar en la transición democrática cuando Mubarak haya partido, pero nadie puede decir qué facción acabará imponiéndose. Entre los literalistas y los partidarios de la vía turca todo es posible, ya que la hermandad ha evolucionado de forma considerable durante los últimos 20 años.

Ni Estados Unidos ni Europa, por no hablar de Israel, permitirán fácilmente que el pueblo egipcio haga realidad su sueño de alcanzar la democracia y la libertad. Las consideraciones estratégicas y geopolíticas tienen tal peso que el movimiento reformista será objeto, y ya lo está siendo, de un minucioso seguimiento por parte de organismos estadounidenses, en colaboración con el Ejército egipcio, que, sirviéndose de prácticas dilatorias, ha asumido el crucial papel de mediador.

Al optar por colocarse detrás de Mohamed el Baradei, cabeza visible de quienes se manifiestan contra Mubarak, los líderes de los Hermanos Musulmanes han hecho ver que no es momento de destacarse y plantear exigencias políticas que pudieran asustar a Occidente, e incluso al propio pueblo egipcio. El lema es: prudencia. El respeto a los principios democráticos exige que todas las fuerzas que rechacen la violencia y acaten el Estado de derecho participen en igualdad de condiciones en el proceso político. Los Hermanos Musulmanes deben integrarse en el proceso de cambio, y así lo harán si llegara a establecerse un Estado mínimamente democrático.

Ni la represión ni la tortura han logrado eliminar a la hermandad, más bien al contrario. El debate democrático y el intercambio de ideas han sido los únicos factores que han influido en la evolución de gran parte de las tesis islamistas más problemáticas, que van desde la interpretación de la sharía hasta el respeto a la libertad y la defensa de la igualdad. Solo mediante el intercambio de ideas, no mediante la tortura y la dictadura, podremos encontrar soluciones que respeten la voluntad popular. El ejemplo de Turquía debería ser motivo de inspiración.

Occidente continúa utilizando la "amenaza islamista" para justificar su pasividad y el apoyo descarado a las dictaduras. Cuando la resistencia contra Mubarak subió de tono, el Gobierno israelí pidió repetidamente a Washington que respaldara a la junta militar egipcia. Mientras, Europa optó por sentarse a esperar.

Ambas actitudes son reveladoras: al fin y al cabo, frente a la defensa de los intereses políticos y económicos, poco peso tiene apoyar de boquilla los principios democráticos. Estados Unidos prefiere dictaduras que garanticen acceso al petróleo y dejen a los israelíes continuar su lenta colonización, antes que representantes populares creíbles que quizá no permitan el mantenimiento de esas situaciones.

Citar las voces de peligrosos islamistas para justificar que no se preste atención a las voces del pueblo es una actitud tan corta de miras como ilógica. Durante las Administraciones de Bush y de Obama, EE UU ha sufrido una gran pérdida de credibilidad en Oriente Próximo, y lo mismo puede decirse de Europa. Si los estadounidenses y los europeos no reevalúan sus políticas, puede que otras potencias de Asia y Sudamérica se inmiscuyan en su compleja estructura de alianzas estratégicas. En cuanto a Israel, que ahora se ha situado como amigo y protector de las dictaduras árabes, su Gobierno podría llegar a darse cuenta de que éstas solo están comprometidas con su política de ciega colonización.

El impacto regional de la retirada de Mubarak será enorme, pero es imposible predecir cuáles serán sus consecuencias. Después de las revoluciones tunecina y egipcia, el mensaje político está claro: con protestas masivas no violentas, cualquier cosa es posible y ya ningún Gobierno autocrático está del todo seguro.

Presidentes y reyes sienten la presión de este histórico punto de inflexión. El malestar ha llegado a Argelia, Yemen y Mauritania. También deberíamos fijarnos en Jordania, Siria e incluso Arabia Saudí. Esta preocupante situación de inestabilidad es al mismo tiempo muy prometedora. El mundo árabe está despertando con dignidad y esperanza. Los cambios auguran tiempos de esperanza para los auténticos demócratas y problemas para quienes sacrificarían los principios democráticos por mor de sus cálculos económicos y geoestratégicos. La liberación de Egipto parece solo el principio. ¿Quién será el siguiente?

Entre los musulmanes hay una masa crítica que apoyaría esa necesaria revolución surgida en el centro. Al final, únicamente las democracias que incorporen a todas las fuerzas políticas no violentas podrán llevar la paz a Oriente Próximo; una paz que también deberá respetar la dignidad de los palestinos.


Tariq Ramadan es profesor de Estudios Islámicos Contemporáneos en Oxford. Ramadan es nieto de Hasan al Bana, que en 1928 fundó los Hermanos Musulmanes. © 2011 Global Viewpoint Network; dist. by Tribune Media Services. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.

Fuente: Diario El País (España). 10/02/2011.
Recomendado:

miércoles, 9 de febrero de 2011

Historia de la influencia árabe en el idioma castellano o "español".

Nuestras raíces árabes

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Hoy, cuando el mundo vive pendiente de los sucesos en los países árabes, es bueno recordar la gran herencia que estos pueblos han dejado sobre los hispanos.

Si bien el español y el portugués son las lenguas más habladas derivadas del latín, el idioma vivo que más ha influido en ambos ha sido el árabe. El latín, que hoy carece de hablantes nativos, fue hablado en Iberia desde alrededor de 200 a.C. hasta 400 años d.C.

Sin embargo, antes y después de la conquista romana, en esa península se asentaron varios pueblos de lenguas semitas emparentadas o afluentes del árabe. Antes de Roma estuvieron fenicios y cartaginenses y después de 2 a 3 siglos de que los godos germánicos echaran a los romanos de Iberia, esta península pasó a conocer 8 siglos de reinos árabes.

Los moros crearon la primera gran civilización nativa de España. Los cristianos que eran tolerados por el Islam se arabizaron haciendo que ellos hayan sido el único pueblo de lengua latina que haya escrito su idioma en alfabeto árabe y no latino (y, además, con un 40% de sus palabras importadas del oriente).

Si bien la reconquista católica proscribió al árabe y extirpó a todos los musulmanes y judíos, el árabe ha impregnado al español y al portugués mucho más que otras lenguas nativas de Iberia (como celtas o vascos), que las que trajeron los germánicos, que las que se interrelacionaron con ésta (como las de los incas, aztecas, africanos o asiáticos) o que el inglés (que hoy se escucha en gran parte de los colegios, películas y series de Tv.).

Es más, el castellano del sur de España se diferencia del norte, así como el portugués del gallego y el valenciano del catalán, en parte debido a que los dialectos meridionales mantuvieron una mayor influencia mora.

Hoy hay más de un millar de palabras claves del español que son de raíz árabe, las mismas que hablamos u oímos cientos de veces al día.

Colocaremos una selección de éstas empezando con palabras que nunca faltan en una conversación como "hasta" o "he", (aunque algunos creen que también deberían incluir a "usted" o "el"). Cientos de vocablos castellanos que empiezan con "al" ("él" o "la" en árabe) comparten ese mismo origen.

Palabras de raíz árabe son lugares donde vivimos como "aldeas" o "barrios"; de quienes han construido nuestras viviendas ("albañiles") o varios de sus utensilios de "adobe" ("alfareros"); de varias de las cosas o materiales que componen éstas como "alacena", "alcantarilla", "alfombra", "azotea", "alambique", "alcoba", "almohada", "alquitrán", "adoquines", "banca", "baño", "diván", "laca", "latón", "tabique", "enchufes" o "zaguán", o diversos implementos que usamos en ésta como "baldes", "jarras" o "tazas".

Cuando todos los días "almorzamos" debemos recordar que ese vocablo, al igual que el del "aceite" con el que se cocina y de otras cosas que comemos, son de raíz árabe: "aceituna", "acelga", "ajonjolí", "albóndiga", "alcahuete", "alcachofa", "alfajor", "alfalfa", "algarrobo", "azafrán", "bellota", "espinaca", "gazpacho", "sandía" o "zanahoria". Lo mismo acontece con 3 acompañantes de numerosos platos: "arroz", "fideo" y "mazorca".

Este último es un producto mesoamericano que llegó a España después de que de allí habían sido expulsados los moros. No obstante, se le bautizó con un vocablo de dicha raíz al igual que otras cosas típicas de las Américas como "guacamayo", "cerbatana" o "calabaza".

Fuente: Diario Correo (Perú). 08 de Febrero del 2011.

Recomendados:

Historia de la presencia e influencia Árabe en el Perú.

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Egipto y Jordania y los cambios que podrían alterar los equilibrios existentes en Medio Oriente. Entrevista a Noam Chomsky.

Opina Chomsky sobre Egipto y Jordania

Por: Guillermo Giacosa (Periodista)

La periodista Amy Goodman entrevistó a Noam Chomsky sobre Egipto y Jordania, países donde están ocurriendo cambios que podrían alterar los equilibrios existentes en Medio Oriente. Dice Chomsky: “lo que está pasando es espectacular. El coraje y el compromiso de los manifestantes no se olvidarán y tendrán consecuencias: abrumaron a la Policía, tomaron la plaza Tahrir y siguen allí pese a los grupos mafiosos de Mubarak. El Gobierno organizó esas bandas para tratar de expulsar a los manifestantes o para generar una situación en la que el ejército pueda decir que tuvo que intervenir para restaurar el orden e instalar algún gobierno militar. Es difícil predecir qué va a pasar. EE.UU. sigue su libreto habitual. Ha habido muchas veces en las que un dictador 'cercano’ perdió el control o estuvo en peligro de hacerlo. Hay una rutina estándar: seguir apoyándolo tanto tiempo como se pueda; cuando se vuelva insostenible –especialmente, si el ejército se cambia de bando–, dar un giro de 180 grados y decir que siempre estuvieron del lado de la gente, borrar el pasado y después hacer todas las maniobras necesarias para restaurar el viejo sistema pero con un nuevo nombre. Presumo que eso es lo que está pasando ahora. Están viendo si Mubarak se puede quedar. Si no aguanta, pondrán en práctica el libreto”.

Sobre la reacción de Obama expresó: “Cuidadosamente, Obama no dijo nada. Mubarak también estaría de acuerdo con que debe haber una transición ordenada. Nuevo gabinete, arreglos menores en el orden constitucional. Está haciendo lo que los líderes norteamericanos generalmente hacen. EE.UU. tiene un poder abrumador allí. Egipto es el segundo país que más ayuda militar y económica recibe de Washington. Israel está en primer lugar. El mismo Obama se mostró muy a favor de Mubarak. En el famoso discurso en El Cairo, el presidente estadounidense dijo: “Mubarak es un buen hombre. Ha hecho cosas buenas. Mantuvo la estabilidad. Seguiremos apoyándolo porque es un amigo”.

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Amy Goodman entrevistó a Chomsky sobre Egipto y Jordania, países donde están ocurriendo cambios que podrían alterar los equilibrios existentes en Medio Oriente. Dice Chomsky, luego de recordar que Obama afirmó que Mubarak era un amigo: “Mubarak es uno de los dictadores más brutales del mundo. No sé cómo después de esto alguien pudo haber tomado en serio los comentarios de Obama sobre derechos humanos. Pero el apoyo ha sido muy grande. Los aviones que están sobrevolando la plaza Tahrir son, por supuesto, estadounidenses. EE.UU. es el principal sostén del régimen egipcio. No es como en Túnez, donde el principal apoyo era Francia. EE.UU. es el principal culpable en Egipto y también Israel, que junto con Arabia Saudita fueron los que prestaron apoyo al régimen cairota. Los israelíes estaban furiosos porque Obama no sostuvo más firmemente a Mubarak”. “Este es el levantamiento regional más sorprendente que puedo recordar. A veces lo comparan con Europa del Este, pero no es contrastable. Nadie sabe a lo que llevarán estos levantamientos. Los problemas por los que protestan son antiguos y no se resuelven fácilmente. Hay una pobreza tremenda, represión, falta de democracia y de desarrollo. Egipto y otros países de la región recién pasaron por el período neoliberal, que trajo crecimiento en los papeles junto con las consecuencias habituales: una alta concentración de la riqueza y de los privilegios, un empobrecimiento y una parálisis de la mayoría de la población. Y eso no se cambia fácilmente”. Y agregó a una pregunta que las revelaciones de Wikileaks solo confirmaron lo que ya se sabía.

Amy Godman le inquirió sobre Jordania: “En Jordania recién cambiaron al primer ministro. Fue reemplazado por un exgeneral que parece ser moderadamente popular o, al menos, no es tan odiado por la población. Pero esencialmente no cambió nada.”

En ambos casos 'gatopardismo’ puro: cambiar algo para que nada cambie. No siempre resulta. Ojalá esta sea una oportunidad para demostrarlo.

Fuente: Diario Perú 21. Lun. 07 feb '11 y Mar. 08 feb '11.

Recomendados:

Egipto, historia y geopolítica. Contexto y crisis del régimen político egipcio; efecto dominó en el mundo árabe.
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lunes, 7 de febrero de 2011

Elección de las diez mejores películas latinoamericanas de la década.




Dos filmes peruanos figuran entre las 10 mejores de América Latina

Consagración. Las películas peruanas Madeinusa (2005), de Claudia Llosa, y Contracorriente (2010), de Javier Fuentes-León, fueron elegidas entre las diez mejores películas latinoamericanas de la década, en base a una encuesta realizada en las últimas semanas entre internautas del portal El Latino de Estados Unidos, en el que también participaron críticos de cine de la región.

Otras de las películas latinoamericanas favoritas del público son la mexicana Amores perros (2000) de Alejandro González Iñarritu; la brasilera Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles, la chilena Machuca (2004), la ecuatoriana Crónicas (2004), la uruguaya El baño del Papa (2007), la colombiana Paraíso Travel (2008), la argentina El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, ganadora del premio Oscar 2010 a la mejor película extrajera.

El último lugar lo ocupa la cinta Diarios de motocicleta (Argentina, Chile, Perú, 2004), ganadora del Oscar a la Mejor Canción Original con Al otro lado del río y de varios premios internacionales en diferentes festivales. Esta cinta explora la juventud del fallecido líder Ernesto ‘Che Guevara’.

Fuente: Diario La República (Perú). Lun, 07/02/2011.

domingo, 6 de febrero de 2011

Julio Verne y Pedro Paulet: Genio creador y travesia de la Tierra a la Luna.


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PEDRO PAULET: Los viajes extraordinarios

Julio Verne dio sustento científico a varias antiguas fantasías humanas, como la de viajar al espacio. Muchos científicos definieron su vocación al leer sus relatos, uno de ellos fue Paulet (1874-1945)

Por: Álvaro Mejía*

Todo empezó con un cañón.

1883, Arequipa. Un niño observa la retirada de las tropas chilenas llevando sus cañones. Tiene en la mano un libro, “De la Tierra a la Luna”, en el que un grupo de artilleros, inactivos tras la Guerra de Secesión norteamericana, fabrican un cañón gigante, el Columbiad, para enviar a tres hombres, en una bala enorme, hacia la Luna.

Desde ese momento, los espíritus del escritor y el niño confluyen en un mismo sueño, hacer realidad los “Viajes extraordinarios”, en especial navegar por el espacio.

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Verne pronostica en su relato que la travesía interplanetaria se realizará desde los Estados Unidos, el país de los ingenieros. Al Perú le toca contribuir con una cuota en dinero para financiar la proeza. El niño, Pedro Paulet, quiere torcer la historia.

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El Perú de entonces no tiene los artilleros. Menos, una Sociedad del Cañón (Gun-Club). Y un lanzamiento así sería imposible: los tripulantes morirían achicharrados tras el disparo. El niño imagina entonces otra manera.

“En mi ciudad natal, edificada con lava de un antiguo volcán vecino, no hay miedo a mayores incendios, por lo que los cohetes son la obligada diversión en todas las fiestas. Desde pequeño aprendí a confeccionarlos, ataba algunas veces a sus ‘guías’ redecillas con objetos”, diría después, al evocar al volcán Misti, ligado también en sus recuerdos al mundo de Verne.

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A fines del siglo XIX, el joven Paulet va a estudiar Ingeniería a París. Verne, en el ocaso de su vida, vive en Amiens, a pocas horas en tren de la Ciudad Luz. No se sabe si llegaron a conocerse, pero en esos años el joven se convierte en depositario del legado del escritor.

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Entre 1895 y 1897, Paulet fabrica el primer motor-cohete de la historia. Aplica un combustible creado con melinita, un poderoso explosivo al cual Verne se refirió en “Ante la bandera” (1896). En 1902, como el pez-pájaro, que Verne idea en “Dueño del mundo”, Paulet firma los planos del avión torpedo, diseñado para navegar en el espacio y en las profundidades marinas.

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Hay extrañas coincidencias entre la vida de ambos genios. En 1895, mientras Paulet convierte su sueño en máquina, nace en París el cine. En 1902, cuando concibe el avión torpedo, Georges Méliès estrena “Viaje a la Luna”, el primer filme de ciencia ficción, una adaptación de la novela “De la Tierra a la Luna”.

Verne muere en 1905, y Paulet ya en Lima se inscribe en la Sociedad de Ingenieros del Perú,

dispuesto a poner sus inventos al servicio del país. Son tiempos de la Revolución Industrial y la humanidad tiene fe en los avances tecnológicos.

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Paulet intenta convencer al Perú de conquistar la Luna, pero no consigue apoyo para fabricar su nave. Demasiado adelantado a su época, busca ser respetado como científico. Quizá por eso, en su artículo “La guerra y la navegación aérea” (1909), toma distancia de “los escritores de fantasía quienes, siguiendo a Julio Verne, lanzaban en pleno cielo, sobre absurdas máquinas, a héroes de novela”.En 1910, cansado del rechazo, encarpeta su proyecto y vuelve a Europa. En 1927, en otro intento de convencer al Perú para fabricar el avión torpedo, publica sus creaciones en El Comercio, y recibe los reconocimientos de la Sociedad Astronáutica Alemana. De ese grupo, emerge el joven Werner von Braun que recoge el legado del ya anciano Paulet y envía al hombre a la Luna en el Apolo XI (1969), desde los Estados Unidos, cumpliendo la profecía de Verne.

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Si algo no anticipó Verne fue que el aporte peruano a la conquista espacial no sería con dinero, sino con el talento del genial Paulet.

El mar y más


En carta, de 1909, al ingeniero Teodoro Elmore, Paulet revela sus planes de construir un submarino. Antes que Bustamante y Rivero, propone que nuestro país reivindique una extensión de 200 millas marítimas.

Estableció que el Perú se divide en cinco regiones geográficas, una de ellas, el mar. Tesis superada por su alumno y amigo Javier Pulgar Vidal, autor de “Las ocho regiones naturales del Perú”.

(*) Vicepresidente de la ONG Círculo de Arena
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Fuente: Diario El Comercio, Suplemento "El Dominical". 6 de Febrero del 2011.
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sábado, 5 de febrero de 2011

Egipto, historia y geopolítica. Contexto y crisis del régimen político egipcio; efecto dominó en el mundo árabe.

Egipto: a mudar a Mubarak

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Desde hace una semana cientos de miles de egipcios vienen saliendo a las calles pidiendo la dimisión del presidente Hosni Mubarak, en tanto que más de cien manifestantes han muerto.

Egipto es uno de los países más estratégicos del mundo. La cuna de una de las primeras civilizaciones humanas fue siempre el botín de todos los imperios del Medio Oriente y el Mediterráneo. Hoy es el centro de gravedad del mundo árabe, donde es tanto la nación más poblada como la más armada (y por EE.UU.).

Cuando en 1952 el coronel Nasser derrocó a la monarquía, él sentó uno de los pilares del nuevo nacionalismo tercermundista (cuyos herederos en América Latina fueron desde los socialistas militares tipo Velasco en Perú hasta los bolivarianos de Chávez).

Egipto se convirtió en el principal aliado soviético en el Medio Oriente e intentó unificarse con Siria y Libia, así como destruir a Israel. Tras el empate de la guerra árabe-hebrea de 1973, EE.UU. logra que Israel le devuelva territorios a Egipto a cambio de que este último le reconozca y vaya cambiando de ser pro Kremlin a convertirse en el mayor aliado occidental en el mundo árabe.

Sadat y luego Mubarak heredaron el sistema autoritario de gobierno basado en las FF.AA. de Nasser, pero haciendo que el régimen se reciclase de su inicial �antiimperialismo� a un cada vez mayor pro �americanismo�.

Gracias a este giro, Israel empezó a ser reconocido en la región mientras que EE.UU. pudo avanzar en el Medio Oriente para invadir Afganistán, derrocar a Hussein y querer aislar a Irán.

Hoy Egipto se encuentra en un dilema. Tras 3 décadas en el poder, el octogenario Mubarak parece tener los días contados. La posibilidad de ser reemplazado por su hijo Gamel se hacen agua. La población envalentonada por la caída de la dictadura tunecina, por las protestas antidictatoriales en Yemen, por los sucesos del vecino Sudán y por la ola de protestas en el mundo árabe, pareciera que no quiere retroceder hasta sacar a Mubarak.

Estos sucesos, que para muchos recuerdan la marea de movilizaciones que condujo a una caída de dominó de los partidos comunistas del este europeo en 1989, crea en Occidente una incertidumbre. Mientras hace 22 años la oposición euro-oriental pedía una democracia liberal pro occidental, en el mundo árabe ésta debe competir con el radicalismo islámico anti-EE.UU.

De allí que Washington pida una "transición gradual". Mubarak, mientras tanto, ha designado un nuevo primer ministro y su primer vicepresidente. De allí puede emerger un posible sucesor suyo que continúe con una forma del actual régimen.

El Premio Nobel El Baradei quiere lograr que el movimiento social genere un movimiento demo-liberal, pero Egipto es la patria de la "Hermandad Musulmana", el movimiento que ha influido en el Hamas palestino y en otros radicales mahometanos. Si Egipto cae en manos de estos sectores, ello le daría más fuerza al Hamas (que viene recobrando fuerza tras las revelaciones de que Al Fatah quería reducir aún más el futuro estado palestino), del Hizbola (quien acaba de imponer su propio gobierno en Líbano), y de Irán.

Fuente: Diario Correo (Perú). 01 de Febrero del 2011.

jueves, 3 de febrero de 2011

Las movilizaciones en Túnez y Egipto y el reconocimiento de las libertades políticas en el mundo árabe.

La nueva legitimidad árabe

Por: José María Ridao

Las revueltas populares que comenzaron con el gesto desesperado de Mohamed Buazizi, el humilde vendedor de fruta tunecino que se inmoló en protesta por la brutalidad de la policía, han logrado en breves semanas lo que las bombas y los atentados de los yihadistas no consiguieron en largos años de barbarie: un cambio radical en el panorama político árabe, con el dictador de Túnez derribado, el de Egipto convertido en un cadáver político y unas apresuradas reformas democráticas emprendidas por Gobiernos que, hasta la víspera, se declaraban cínicamente comprometidos en transiciones que, sin embargo, no avanzaban jamás en el reconocimiento de las libertades.

Esta formidable sacudida política llevada a cabo sin un solo disparo por parte de los manifestantes, sin una sola acción que pudiera empañar su causa, exige corregir la diplomacia hacia la región de las principales potencias mundiales, incluido Israel. Como también exige mandar al lugar que merece esa infame literatura de expertos y seudoexpertos que, tras los atentados del 11 de septiembre, colocaron bajo sospecha a millones de personas con el razonamiento, a la vez siniestro y estúpido, de que, por ser árabes, tenían que ser musulmanes; y de que, por ser musulmanes, tenían que ser islamistas; y de que, por ser islamistas, tenían que ser, cómo no, terroristas. ¡Tanta perspicacia intelectual para descubrir enemigos emboscados de Occidente entre hombres y mujeres que solo aspiraban a lo mismo que aspiran los hombres y mujeres de cualquier parte del mundo, al pan y a la libertad, y tanta ceguera para no ver que, en realidad, se trataba de víctimas de unos dictadores con los que Occidente había concluido el negocio de sostenerlos a cambio de protección contra un enemigo que esa literatura agigantaba!

Cuando, tras la huida del tunecino Ben Ali y de la defenestración de Mubarak, que caerá o no como caen de la higuera los higos secos, se vuelve a agitar el fantasma de los islamistas y de su posible ganancia en el río de la revuelta, lo único que se está haciendo es salvar la cara de aquel repulsivo negocio, cuando no prorrogar por miedo o por interés la vigencia de su cláusula principal. Pero no solo porque si, llegado el caso, los islamistas triunfasen en unas elecciones democráticas no se podría cuestionar su triunfo sin cuestionar al mismo tiempo la democracia, sino porque la hipótesis misma de la victoria de los islamistas es, sin duda, prematura, y, tal vez, equivocada. Si los islamistas hubieran tenido capacidad para sacar tantos hombres y mujeres a las calles como las protestas de Túnez y Egipto -que podrían repetirse contra otras dictaduras de la región-, no habrían esperado a la inmolación del humilde vendedor de fruta Mohamed Bouazizi para convocarlas. Como tampoco los yihadistas hubieran construido el núcleo de su estrategia en torno a las bombas y los asesinatos; si lo han hecho es porque saben que forman una exigua minoría fanática, y que ni en sus más aventurados sueños serían capaces de movilizar a las multitudes que han derrocado a Ben Ali, y que amenazan con hacerlo con Mubarak, al grito de libertad y elecciones libres.

El bochornoso titubeo de la Unión Europea ante las revueltas, así como la impúdica posición de Israel, que no ha dudado en considerar sinónimos la estabilidad y la seguridad de la región con el mantenimiento de sus feroces dictaduras, demuestran que, ni en un caso ni en otro, han comprendido la auténtica dimensión de lo que está sucediendo. Sí la han comprendido, en cambio, las dictaduras vecinas de Túnez y Egipto que se sienten amenazadas, y que por eso se aferran al mantenimiento del statu quo, que por eso invocan el repulsivo negocio que concluyeron con Occidente, llegando así, por el camino opuesto, a la misma conclusión que Israel y a las mismas razones por las que la Unión Europea ha titubeado. Porque lo que está sucediendo es que las revueltas están colocando, por fin, en manos de los ciudadanos árabes la soberanía que les usurparon las élites del anticolonialismo, después de haberlo hecho las del colonialismo. Aquellas se limitaron a copiar los métodos de gobierno que estas aplicaban en los territorios sometidos, y que nada tenían que ver con los vigentes en las metrópolis. Con la independencia, las poblaciones que ahora se han levantado cambiaron de tiranos pero no se libraron de la tiranía, con el agravante de que la guerra fría, primero, y la guerra contra el terror, a continuación, establecieron el juego maniqueo en el que ha fraguado, hasta esclerotizarse, la situación política que está saltando por los aires.

Una nueva legitimidad está surgiendo en la región, una legitimidad que solo cabe calificar de revolucionaria. El momento crítico de traducirla en medidas políticas ha sonado en Túnez y Egipto, y puede que siga sonado en la región a lo largo de los próximos días y semanas. En estos dos países se ha empezado a abrir paso, poco a poco, un proceso constituyente que las principales potencias mundiales, incluido Israel, no pueden ignorar, y menos entorpecer, sin arruinar la primera gran esperanza que ha ofrecido el siglo XXI, iniciado bajo el signo de funestos presagios.

Fuente: Diario El País (España). 03/02/2011.
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