domingo, 6 de febrero de 2011

Julio Verne y Pedro Paulet: Genio creador y travesia de la Tierra a la Luna.


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PEDRO PAULET: Los viajes extraordinarios

Julio Verne dio sustento científico a varias antiguas fantasías humanas, como la de viajar al espacio. Muchos científicos definieron su vocación al leer sus relatos, uno de ellos fue Paulet (1874-1945)

Por: Álvaro Mejía*

Todo empezó con un cañón.

1883, Arequipa. Un niño observa la retirada de las tropas chilenas llevando sus cañones. Tiene en la mano un libro, “De la Tierra a la Luna”, en el que un grupo de artilleros, inactivos tras la Guerra de Secesión norteamericana, fabrican un cañón gigante, el Columbiad, para enviar a tres hombres, en una bala enorme, hacia la Luna.

Desde ese momento, los espíritus del escritor y el niño confluyen en un mismo sueño, hacer realidad los “Viajes extraordinarios”, en especial navegar por el espacio.

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Verne pronostica en su relato que la travesía interplanetaria se realizará desde los Estados Unidos, el país de los ingenieros. Al Perú le toca contribuir con una cuota en dinero para financiar la proeza. El niño, Pedro Paulet, quiere torcer la historia.

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El Perú de entonces no tiene los artilleros. Menos, una Sociedad del Cañón (Gun-Club). Y un lanzamiento así sería imposible: los tripulantes morirían achicharrados tras el disparo. El niño imagina entonces otra manera.

“En mi ciudad natal, edificada con lava de un antiguo volcán vecino, no hay miedo a mayores incendios, por lo que los cohetes son la obligada diversión en todas las fiestas. Desde pequeño aprendí a confeccionarlos, ataba algunas veces a sus ‘guías’ redecillas con objetos”, diría después, al evocar al volcán Misti, ligado también en sus recuerdos al mundo de Verne.

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A fines del siglo XIX, el joven Paulet va a estudiar Ingeniería a París. Verne, en el ocaso de su vida, vive en Amiens, a pocas horas en tren de la Ciudad Luz. No se sabe si llegaron a conocerse, pero en esos años el joven se convierte en depositario del legado del escritor.

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Entre 1895 y 1897, Paulet fabrica el primer motor-cohete de la historia. Aplica un combustible creado con melinita, un poderoso explosivo al cual Verne se refirió en “Ante la bandera” (1896). En 1902, como el pez-pájaro, que Verne idea en “Dueño del mundo”, Paulet firma los planos del avión torpedo, diseñado para navegar en el espacio y en las profundidades marinas.

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Hay extrañas coincidencias entre la vida de ambos genios. En 1895, mientras Paulet convierte su sueño en máquina, nace en París el cine. En 1902, cuando concibe el avión torpedo, Georges Méliès estrena “Viaje a la Luna”, el primer filme de ciencia ficción, una adaptación de la novela “De la Tierra a la Luna”.

Verne muere en 1905, y Paulet ya en Lima se inscribe en la Sociedad de Ingenieros del Perú,

dispuesto a poner sus inventos al servicio del país. Son tiempos de la Revolución Industrial y la humanidad tiene fe en los avances tecnológicos.

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Paulet intenta convencer al Perú de conquistar la Luna, pero no consigue apoyo para fabricar su nave. Demasiado adelantado a su época, busca ser respetado como científico. Quizá por eso, en su artículo “La guerra y la navegación aérea” (1909), toma distancia de “los escritores de fantasía quienes, siguiendo a Julio Verne, lanzaban en pleno cielo, sobre absurdas máquinas, a héroes de novela”.En 1910, cansado del rechazo, encarpeta su proyecto y vuelve a Europa. En 1927, en otro intento de convencer al Perú para fabricar el avión torpedo, publica sus creaciones en El Comercio, y recibe los reconocimientos de la Sociedad Astronáutica Alemana. De ese grupo, emerge el joven Werner von Braun que recoge el legado del ya anciano Paulet y envía al hombre a la Luna en el Apolo XI (1969), desde los Estados Unidos, cumpliendo la profecía de Verne.

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Si algo no anticipó Verne fue que el aporte peruano a la conquista espacial no sería con dinero, sino con el talento del genial Paulet.

El mar y más


En carta, de 1909, al ingeniero Teodoro Elmore, Paulet revela sus planes de construir un submarino. Antes que Bustamante y Rivero, propone que nuestro país reivindique una extensión de 200 millas marítimas.

Estableció que el Perú se divide en cinco regiones geográficas, una de ellas, el mar. Tesis superada por su alumno y amigo Javier Pulgar Vidal, autor de “Las ocho regiones naturales del Perú”.

(*) Vicepresidente de la ONG Círculo de Arena
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Fuente: Diario El Comercio, Suplemento "El Dominical". 6 de Febrero del 2011.
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