miércoles, 23 de diciembre de 2009

Vigencia de Etienne de la Boétie y el tiempo cíclico de la historia.

Servidumbre voluntaria

César Hildebrandt (Periodista)

Una manera de no desesperar, un modo de saber que lo que a nosotros nos perturba como fenómeno social es algo viejo que a muchos otros ha perturbado por igual, una vía infalible para no tomar demasiado en serio ni al hombre ni a la historia, es leer textos antiguos.

Leyendo esos textos uno comprueba que la naturaleza del hombre es una e inamovible y que los vicios que emanan de esa naturaleza no han cambiado –ni cambiarán- a lo largo de los siglos.

Leer, por ejemplo, a Etienne de la Boétie (nacido en 1530 y muerto en 1563) es una delicia.

Porque uno cree estar leyendo a un crítico social del siglo XX, a un cronista del XXI y a un futurólogo sin fecha de caducidad.

Y, sin embargo, su libro “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” fue escrito alrededor deI año 1553, cuando el autor tenía 23 años y aun era estudiante de abogacía en Orleáns.

De la Boétie había sido testigo del ajusticiamiento, ordenado por el rey Francisco I, de ciento cuarenta habitantes de Bordeaux, todos implicados en la llamada Sublevación de la Gavela.

La gavela era un impuesto abusivo por el uso de la sal. En Bordeaux hubo una insurrección en contra de tal exacción y, como consecuencia de ello, las masas exaltadas mataron al recaudador real y a dos de sus ayudantes.

La represalia fue inmediata: 140 condenados a muerte, multas feroces, azotes para otros cientos, humillación colectiva.

De la Boétie se dedicó entonces a pensar por qué resultaba tan fácil para las tiranías gobernar a gente que, de haber reunido fuerzas y propósitos, habría podido recuperar su dignidad apelando al derecho a la rebelión.

Era –y es- la pregunta clave de la historia, la pregunta que la Caverna de todos los siglos siempre ha temido más. De la Boétie, precisamente, recurre a la historia como fuente de innumerables ejemplos de tiranías impunes y pasmos inexplicables.

Su conclusión básica es que la perversión de la educación (y muchas veces el predominio abierto de la ignorancia) resulta el arma decisiva de las tiranías.

Gracias a una educación degenerada (o negada para las masas) es posible, dice Etienne de la Boétie, que el don de la libertad no sea amado ni extrañado y ni siquiera deseado. Sólo en las sombras de la ignorancia es posible resignarse a la indignidad de servir por la fuerza a un amo absolutista (individual o colectivo).

Decir esto en 1553 era toda una hazaña de precocidad y es por eso que De la Boétie es considerado un raro precursor de ese discurso libertario que en nuestros días pudo resultar tan común.

De la Boétie añade que a ningún tirano podrá considerársele bueno, porque “siempre le será posible hacer el mal”. Y dice que la verdadera batalla no se libra en un campo ni entre ríos o montañas sino en la mentalidad de las gentes. Un hombre capturado no es un súbdito: un corazón marchito por la costumbre de servir a la estupidez y a la arbitrariedad sí hace a un “siervo ejemplar”.

Para que los lectores de esta columna tengan una idea más clara del pensamiento de Etienne de la Boétie citaré estas líneas de su “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”, también conocido como “Contra uno”:

“Pero la astucia de los tiranos, que consiste en embrutecer a sus súbditos, jamás quedó tan evidente como en lo que Ciro hizo a los lidios, tras apoderarse de Sardes, capital de Lidia, y al apresar a Creso, el rico monarca, y hacerlo prisionero. Le llevaron a Ciro la noticia de que los habitantes de Sardes se habían sublevado. Los habría aplastado sin dificultad inmediatamente; sin embargo, al no querer saquear tan bella ciudad, ni verse obligado a mantener un ejército para imponer el orden, se le ocurrió una gran idea para apoderarse de ella: montó burdeles, tabernas y juegos públicos, y autorizó que los ciudadanos de Sardes hicieran uso libre de ellos. Esta iniciativa dio tan buen resultado que jamás hubo ya que atacar a los lidios por la fuerza de la espada. Estas pobres y miserables gentes se distrajeron de su objetivo, entregándose a todo tipo de juegos; tanto es así que de ahí, de ese topónimo llamado Lidia, proviene la palabra latina “ludi”, raíz de “lúdico”. No todos los tiranos han expresado con tal énfasis su deseo de corromper a sus súbditos. Pero lo cierto es que lo que Ciro ordenó tan formalmente, la mayoría de los otros lo ha hecho ocultamente. Y hay que reconocer que esta es la tendencia natural del pueblo, que suele ser más numeroso en las ciudades; desconfía de quien le ama y confía en quien lo engaña. Los tragos, los juegos, las farsas, los espectáculos, los gladiadores, los animales exóticos, las medallas, las grandes exhibiciones y otras drogas eran para los pueblos antiguos los cebos de la servidumbre, el precio de su libertad, los instrumentos de la tiranía”.

¿Suena a algo actual y conocido? ¿Suena a humillada cerviz? ¿Suena a cumplida profecía occidental? ¿Suena a Latinoamérica, en general, y al Perú fujimorista, en particular? ¿Es un ensayo sobre el papel idiotizante de la TV en la aldea global?

Suena a todo eso y a más. Suena a la vieja trampa en la que todavía estamos. Sólo que ahora Ciro no es Ciro y ha sido reemplazado por una falange mundial de fascistas avariciosos, mercaderes que hablan de principios y políticos que el hampa le ha prestado a la impostura.

Todo eso hace tan perturbadoramente vigente a Etienne de la Boétie.

Fuente: Diario La Primera. Jueves 10 de diciembre del 2009.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Copenhague: "Declaración política y no tratado legalmente vinculante"

Copenhague: mataron a Kyoto

Por Humberto Campodónico (Economista)

Lo que ha sucedido en Copenhague no es producto de la improvisación sino de una política deliberada por parte de EEUU y China para matar al Protocolo de Kyoto, que ninguno de los dos quiso firmar en 1997. Sucede que Kyoto es un instrumento internacional con rango de ley, donde se adoptan decisiones vinculantes, es decir, que tienen que ser acatadas por los Estados.

No solo eso. El PK establece con claridad que existen diferencias entre los países industrializados y los países en desarrollo, motivo por el cual los primeros tienen que tomar, de un lado, las medidas más drásticas para reducir las emisiones contaminantes y, de otro, se comprometen a financiar el llamado “costo de adaptación” que tienen que sufragar los países más pobres para enfrentar los efectos económicos del cambio climático.

Y ahora lo esencial: el PK forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático adoptada en Nueva York en mayo de 1992. Esta Convención Marco constituye el soporte internacional de la lucha global contra el Cambio Climático y ha sido adoptada por todos los países, incluyendo a EEUU y China (los que, sin embargo, no adhirieron al PK).

Por tanto, cuando EEUU, Brasil, China, India y Sudáfrica redactan un “entendimiento” discutido solo entre ellos, lo que están haciendo es salirse de la Convención Marco. Barack Obama lo dijo muy claro: “Este acuerdo es meramente una declaración política y no un tratado legalmente vinculante, por lo cual no necesita ratificación por todos los asistentes a la Conferencia” (“Cinco países logran un acuerdo”, por John Broder, New York Times, 18/12/2009).

Dice Martin Khor, presidente del South Centre de Ginebra, que los países industrializados quieren cambiar el método para cuantificar las emisiones. Actualmente, con el PK, rige el sistema “de arriba hacia abajo”, donde se determina cuál es la reducción total que se necesita y, luego, se negocia lo que cada país tiene que hacer, con mecanismos vinculantes. Con el nuevo sistema “de abajo hacia arriba”, cada país decide cuánto quiere reducir sus emisiones, sin mecanismo para verificar su cumplimiento.

Añade Broder: “El acuerdo no fija ninguna meta para concluir un tratado internacional vinculante, lo que hace incierta la implementación de su contenido. Seguramente pasarán muchos meses de negociaciones adicionales, tal vez años, antes que pueda tomar una forma que pueda ser monitoreada internacionalmente” (ídem).

Es fácil, ahora sí, entender por qué, después de más de 4 años de negociaciones y varias conferencias ministeriales previas a la Cumbre de Copenhague, no pudo llegarse a ningún acuerdo. Han pesado más, de un lado, los intereses económicos que lucran con el “american way of life” y, de otro, la voluntad de los principales países emergentes de que “nadie” les diga que cómo y cuánto tienen que cambiar su modelo de crecimiento (ver “Copenhague: lejos del final del camino”, http://www.cristaldemira.com/, 7/12/09).

Así, el caos (generado ex profeso) de los últimos días en Copenhague se ha convertido en un pretexto más para matar a Kyoto: “es imposible negociar sobre el cambio climático con tantos países juntos”.

Dicho esto, los países firmantes del “acuerdo” –y la Unión Europea– de todas maneras tienen que adoptar algún tipo de medidas (que serán analizadas en un próximo artículo). Y están tratando que otros países en desarrollo se adhieran al “acuerdo” para terminar definitivamente con la Convención Marco y el PK.

¿Y ahora qué viene? Formalmente habrá otra Cumbre –bajo la Convención Marco de Naciones Unidas– en México, en noviembre del 2010. Pero la Convención Marco y la adopción de un nuevo protocolo ya han muerto por la voluntad de un puñado de países de negarse a combatir el cambio climático con un sistema de “gobernanza global”.

A menos que, como en el poema de Vallejo, el planeta, rodeado de todos los hombres y mujeres de la tierra que le piden que no muera, se incorpore y se eche a andar.

Fuente: Diario La República. Lunes 21 de diciembre del 2009.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Educación en el Perú: razones del fracaso.

CADE: Un drama en ocho actos

Leon Trahtemberg (Especialista en educación)

LIMA En mi primera participación en una CADE (1991) expuse "Educación: Un drama en ocho actos", demostrando que Perú hacía un excelente trabajo para educar a una nueva generación de gente antisistema y radicales que aspiren a soluciones mágicas para salir de su pobreza.

Mencioné estos ocho dramas:
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1) El joven que termina su escolaridad no sabe nada, ni sabe hacer nada. Es un perfecto impotente.
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2) La metodología de trabajo autoritaria y dogmática de los profesores transmite el mensaje "ustedes son incapaces de hacer las cosas bien por sí mismos. El único que puede hacerlo es el maestro o el caudillo iluminado".

3) Las evaluaciones de los alumnos y estudiantes universitarios llevan a la conclusión de que los colegios y universidades no forman emprendedores ni ganadores sino acomplejados perdedores.
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4) Denle al gerente general de Yanacocha, LAN o Telefónica las reglas de gestión de la ingobernable escuela pública y quebrarán la empresa en 24 horas.
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5) ¿Quién les va a dar trabajo a los cientos de miles de estudiantes de educación superior en contabilidad, derecho y administración que se acumulan en las aulas de la educación superior?
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6) Al preguntarle a un joven por qué no quiere ser científico, responde: "No quiero morirme de hambre". Otro joven con vocación de abogado postula a Economía. ¿Por qué? Contesta: "Porque no estoy dispuesto a estudiar una profesión que me va a obligar a corromperme y ser corruptor de otros".
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7) 1er grado de primaria ya es tarde. ¿Cómo pueden correr juntos un atleta en la plenitud de sus capacidades y otro que tiene polio? Así es la competencia entre un niño de clase media y alta frente a un niño pobre sin adecuada nutrición, salud y estimulación temprana.
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8) La educación ha dejado de ser la escalera soñada de los pobres para su movilidad social y salir de la pobreza. La escuela pública dejó de ser una esperanza para convertirse en una condena.

La semana pasada, 18 años después, en la CADE volvió a sonar el tema de la Educación con un diagnóstico muy similar al de 1991. Ese es el 9no. drama. Ya estamos en el 2009.

Fuente: Diario Correo. Viernes 27 de noviembre del 2009.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Panorama mundial y horizonte iberoamericano. Reflexiones de Felipe González.

Bicentenarios y crisis global

Por: Felipe González *

Hoy, en medio de la crisis , deberíamos reflexionar más sobre sus riesgos y oportunidades que sobre el pasado al que induce la conmemoración de los bicentenarios. Es cierto que nos une el pasado, con sus rasgos culturales, pero también nos une el presente y, si lo hacemos bien, nos debería unir el futuro. Por eso, prefiero hablar de este cambio civilizatorio que empezó a cuajarse hace 20 años, con la caída del muro de Berlín y la aceleración de la revolución tecnológica, y ha hecho crisis en 2008-2009; de su impacto en el área iberoamericana y de los retos que deberíamos enfrentar.

Ante el carácter global de la crisis podemos observar distintos estados de ánimo frente al futuro. Países como China o la India perciben ese futuro como algo que les pertenece. No pierden el tiempo o esfuerzo recreando el pasado, aunque no lo olviden. Se centran en el presente y el futuro que se les ofrece y están decididos a ganar. Todo el mundo los ve como ganadores.

En Europa se nota desasosiego y una cierta impotencia. El sentimiento de que el pasado fue mejor, pero que no volverá a ser lo que fue, llena el futuro de incertidumbre. Somos más viejos, menos productivos y tenemos dificultades para cambiar el modelo exitoso que ya no está vigente. La UE, más necesaria que nunca, pierde relevancia para sus ciudadanos y para el resto del mundo.

En Estados Unidos, que ha estado a la cabeza del cambio tecnológico, que está en el origen de esta crisis financiera y económica, se percibe el momento como de emergencia nacional y mundial. Están en un proceso de revisión de casi todo: desde el unilateralismo a la posición frente al cambio climático, pasando por el sistema financiero o los fallos de la cohesión social que no cubre la asistencia sanitaria a 47 millones de ciudadanos.

En el sur de esa gran potencia, Iberoamérica afronta la situación con rasgos comunes y también con diferencias notables. Salvo Brasil, que parece haber conseguido enfrentar su futuro como una línea clara e inmediata de continuidad con el presente, que se ocupa más de esta tarea que de discutir sobre responsabilidades pasadas, en los demás países, la dinámica no es semejante.

Sin embargo, Iberoamérica en su conjunto ha sufrido menos la crisis financiera, tal vez porque son expertos en ellas y han corregido errores, y se ha notado menos el impacto en la economía real y el empleo. Es cierto que los años de bonanza se han acabado abruptamente y que algunos países como México, muy ligados económicamente a Estados Unidos, han sufrido un fuerte proceso recesivo.

Para Iberoamérica la crisis es también una oportunidad que no puede escaparse de sus manos. Si han soportado relativamente mejor la crisis mundial más grave en 80 años, si sus potencialidades están intactas, nada impide que se haga lo necesario para incorporarse a la sociedad del conocimiento y a la economía global con éxito.

Esto exige que se aclare un horizonte estratégico con objetivos prioritarios —muchos comunes— para los próximos 10 o 20 años. Veamos algunos y consideremos las áreas de cooperación eficiente que tenemos en ese espacio político, económico y cultural que compartimos.

La prioridad número uno es a la vez instrumental y finalista: reformar y modernizar el Estado para hacerlo más eficiente, más transparente y más previsible al servicio de los ciudadanos, inversores y trabajadores, consumidores o investigadores. El viejo debate sobre más o menos Estado renace con esta crisis, y me temo que se formula mal. El Estado fuerte y ágil es imprescindible, sin grasa y sin clientelismo; su poder es regulatorio y, como en el consejo de Don Quijote a Sancho, las normas deben ser pocas y que se cumplan. Un Estado Ipanema, hemos dicho en algunos encuentros: sin grasa pero no débil. Las reformas del Estado están pendientes.

Se debe mejorar el capital humano. La sociedad del presente y del futuro es la del conocimiento. Sin esa variable estratégica que depende de la formación, de la educación, de la capacidad de investigar, desarrollar e innovar, los éxitos no vendrán y el desarrollo se verá lastrado. América Latina tiene un bono demográfico que es vital para su futuro…, si se aprovecha.

Ha de superarse el retraso en el capital físico de la región. Sin más y mejores carreteras, hidrovías, oleoductos, gasoductos, puertos, aeropuertos, etc., no es posible acercarse a un crecimiento potencial y sostenido semejante al asiático. La falta de viviendas es un signo de retraso y su construcción, un motor de empleo y dignificación de las grandes mayorías.

Dentro de esta prioridad deberíamos destacar el desafío energético y ligarlo al cambio climático. En la región hay energía para todos, pero los que la producen la venden fuera y los que no la producen la compran fuera de la región. Hay un potencial incalculable, ¡e integrador!, de energías fósiles y renovables a las que falta inversión y planificación para alcanzar todo su desarrollo.

Hay que avanzar de manera práctica en la integración. No faltan discursos, faltan acciones y sobran gestos de hostilidad y enfrentamiento que nos están llevando —de nuevo— a una carrera armamentista sin sentido. La integración comercial, económica y, solo después, política, es imprescindible para todos.

[*] Ex presidente del Gobierno Español
[*] Felipe González, político español. Fue secretario general de la PSOE,
[*] Diario “El País”, SL/ Felipe González. Prisacom.Glosado del original
[*] Exclusivo para el diario “El Comercio” en el Perú
(Domingo 06 de diciembre del 2009)

domingo, 13 de diciembre de 2009

La derecha chilena y la historia de Chile.

El triunfo de Piñera

César Hildebrandt (Periodista)

Hoy en Chile ganará Sebastián Piñera y como que así las cosas volverán a la normalidad.

O sea que la derecha volverá a gobernar sin necesidad de intermediarios.

Porque esto de la Concertación era como una transición pasmada, un episodio que duró demasiado, un espejismo centrista que parece haber llegado al confín de sus posibilidades.

En algún sentido resulta que la derecha nunca se ausentó del todo. El inquilinato de veinte años de la Concertación jamás la incomodó demasiado. Los sobresaltos vinieron de un poder judicial que sacó la cara por la decencia, no de un poder político que vistió con resignación la camisa de fuerza de la constitución de Pinochet.

Piñera es el resumen de la historia de Chile. Y en esa historia lo que ha prevalecido es un conservadurismo armado y a ratos sanguinario.

Algunos creen que Pinochet fue la excepción que manchó un pasado pulquérrimo de las Fuerzas Armadas.

Eso no es cierto. Pinochet resucitó a la vieja bestia reaccionaria de 1891.

Ese año, una fracción importante del ejército y la marina se sublevó en contra del gobierno de José Manuel Balmaceda, que se había convertido en dictadura a raíz del sabotaje oligárquico planteado por el Congreso, el que se negó a aprobar el presupuesto general de la República.

Hubo excesos por ambas partes en una guerra interna librada alrededor de los intereses del salitre –Balmaceda estaba en contra del enclave británico que reinaba en aquel norte arrebatado al Perú y Bolivia-, pero lo cierto es que los partidarios de Balmaceda fueron masacrados de un modo que es difícil de describir.

Los generales balmacedistas Orozimbo Barbosa y José Miguel Alcérreca fueron descuartizados en público por los triunfantes militares insurrectos.

Chile volvió aquel año a la normalidad que volvería a padecer en 1973.

Pero entre 1891 y 1973 –entre dos de los más honorables suicidios de la política latinoamericana: el de Balmaceda en la embajada argentina, el de Allende en el aerobombardeado palacio presidencial- la política chilena, siempre aliada de los militares, mostró su apego a los intereses más reaccionarios y más abiertamente plutocráticos.

Todos recordamos que en 1907, en Iquique, el general chileno Roberto Silva Renard ordenó abrir fuego sobre miles de obreros salitreros y sus familias, quienes se habían refugiado en la escuela Domingo de Santa María. En la montaña de cadáveres que la matanza produjo hubo también cuerpos de obreros peruanos y bolivianos que pedían salarios justos y pagados con dinero y no con las fichas que la compañía inglesa entregaba para que fueran canjeadas por comida o bienes de sus almacenes.

Como lo ha recordado el escritor chileno Máximo Kisnat en un reciente artículo, en 1925, en la Pampa del Tamarugal, “nuestro glorioso Ejército asesinó a unos dos mil quinientos obreros...que querían cobrar sus salarios con dinero de verdad que les permitiera comprar en cualquier parte y no sólo en las pulperías de la compañía (inglesa, por supuesto)...”

Kisnat también rememora la represalia feroz que, en 1957, ordenó perpetrar en contra de estudiantes y obreros el gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo, apodado “El Caballo”.

“No sabemos el número de muertos, especialmente por los asesinados en el Cerro de Santa Lucía que luego fueron hechos desaparecer”, dice Kisnat. Y añade:

“La batalla de Santiago (la de 1957) fue una de las 55 masacres perpetradas en el siglo XX...sin considerar el genocidio llevado a cabo por la dictadura de Pinochet...”.

La señora Bachelet era en muchos sentidos rehén de los uniformados. La historia de Chile, en general, parece secuestrada por la indestructible alianza de una derecha que no duda en derramar sangre y unos militares que no vacilan en disparar en nombre de los grandes privilegios.

De modo que para qué tanta simulación. Con Piñera al mando –o con un Frei empujado a imitarlo en el caso de ganar- la derecha chilena regresa al poder más insolente, amnésica y amenazante que nunca. Sin interpósita persona.

Que el Perú se cuide más que nunca.

Fuente: Diario La Primera. Domingo 13 de diciembre del 2009.

sábado, 12 de diciembre de 2009

La relación económica Perú-China.




China mirada desde adentro y afuera

Por Humberto Campodónico (Economista)

En los países industrializados, se puede encontrar cualquier cantidad de literatura sobre casi todas las regiones del mundo. Pero lo que casi no se encuentra en los países del Sur –incluyo a América Latina- son estudios de los “nuevos países emergentes” que se perfilan como potencias económicas mundiales en el mediano plazo –si bien el impacto de las relaciones comerciales y de las inversiones ya son una realidad–.

De allí la importancia del reciente libro de Cynthia Sanborn y Víctor Torres La economía china y las industrias extractivas [1]. En una primera parte se analizan las recientes transformaciones económicas que la han convertido en una gran potencia económica industrial (ojo) lo que a su vez motiva la urgente necesidad de contar con materias primas.

Ahora bien, China tiene materias primas pues es el productor mundial # 1 de aluminio, antimonio, hierro, plomo, estaño y zinc ocupando, además, los puestos segundo al cuarto en cobre, oro y plata. Pero consume más de lo que produce y por eso importa cobre, cromo, cobalto, hierro, níquel, potasa y petróleo (el 46% de su consumo).

Por ello, China necesita fuentes estables de aprovisionamiento, lo que persigue con una política de Estado. Por ejemplo, a los países africanos llega no solo la empresa, sino una delegación encabezada por una alta autoridad política y ministros, lo que marca una gran diferencia con la inversión de las multinacionales europeas o “gringas”.

El libro analiza las relaciones entre las empresas públicas, las empresas privadas y el Partido Comunista, algo que aquí no se conoce. Por ejemplo, un típico ejecutivo puede rotar en los cargos en las tres esferas, a la cual se añade el creciente peso de los gobiernos regionales (p. 238).

También nos enteramos que cerca del 60% de las empresas son privadas. Pero las empresas estatales “todavía son más de 135,000, existiendo un pequeño grupo de 12 grandes que generan el 78% del total de ingresos” (p. 236). Dos están en Perú: CNPC en Talara y Chinalco en Toromocho (Minmetals explora Galeno en Cajamarca).

El libro también nos informa sobre el TLC Perú-China y la importancia que China le da a que se le califique como “economía de mercado” (entraron a la OMC en 1991). Nuestra principal preocupación debiera ser evitar la entrada de productos subvaluados que compiten deslealmente (p. 167), lo que ha motivado derechos antidumping en varias oportunidades, pero no en la actual época de crisis, a pesar de las denuncias.

Otro tema es la política ambiental china, que no ha sido su “fuerte”, menos aún con una sociedad civil poco desarrollada, a diferencia de los países industrializados. Aunque, nos dice el libro, esto parece haber cambiado en los últimos años.

En el capítulo final se detalla el comportamiento –en China– de la empresa privada Zijin (que está en Majaz, donde ha habido muertos hace una semana) y de la estatal Chinalco (“prácticamente un brazo del gobierno chino y del Partido Comunista”, p. 357).

Conocer por dentro la estructura de propiedad, las formas de financiamiento y sus relaciones sociales y ambientales es un punto de partida para elaborar políticas propias.

Esa es una de las reflexiones finales: la inversión china, y buena parte de las relaciones comerciales, depende en gran medida de políticas de Estado. Es por eso imprescindible que en el Perú existan metas y orientaciones claras para que, no solamente se busque a como dé lugar entrar a ese mercado sino que, de un lado, que no se perjudique a los productores nacionales y, de otro, que las inversiones chinas cumplan con los estándares económicos y ambientales.

Todo lo cual tiene como condición sine qua non que el Gobierno peruano tenga la voluntad política de hacerlo. Lo que, hoy, no es el caso.

[1] Universidad del Pacífico y Cooperacción, Lima, 2009.

Fuente: Diario La República. Miércoles 09 de diciembre del 2009.

jueves, 10 de diciembre de 2009

“El hombre menos poderoso del mundo: Obama descubrió que no puede cambiar casi nada”.

Lectura para el día de los Derechos Humanos

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

Nuevamente Paul Craig Roberts, ex secretario adjunto del Tesoro de Reagan, nos sorprende con un artículo sobre Obama titulado “El hombre menos poderoso del mundo: Obama descubrió que no puede cambiar casi nada”. Que no puede, por ejemplo, hacer una política para Medio Oriente ajena a la de Israel. El lobby militar y de seguridad tiene en su orden del día la guerra y un Estado policial en el interior, y un simple presidente estadounidense no puede hacer nada al respecto. “Obama puede ordenar el cierre de la cámara de tortura en Guantánamo y que se detengan los secuestros, las entregas y la tortura, pero nadie cumple las órdenes. En lo esencial, Obama es irrelevante”. Hay más: “Obama puede prometer que va a traer a los soldados a casa, y el lobby militar dice: 'No, los va a enviar a Afganistán y, mientras tanto, inicie una guerra en Pakistán y conduzca a Irán a una posición que sirva de excusa para otra guerra. Las guerras son demasiado lucrativas como para que le permitamos que las detenga’. Y el simple presidente tiene que decir: '¡Sí, señor!’”. Craig sostiene que las guerras son necesarias para EE.UU. y que el Gobierno las financia con los excedentes de los impuestos cobrados por la Seguridad Social. Por eso es tan complejo para el actual presidente sacar adelante una ley que integre a 50 millones de estadounidenses al sistema de salud. Y afirma: “El lobby de la guerra dice que sus beneficios con la guerra son más importantes que la atención sanitaria, y que el país no se puede permitir, al mismo tiempo, la 'guerra contra el terror’ y la 'medicina socializada’”. Este lobby y el de los seguros “agitaron sus registros de donaciones para las campañas electorales y convencieron rápidamente al Congreso y a la Casa Blanca de que el verdadero propósito de la ley de atención sanitaria era ahorrar dinero reduciendo las prestaciones de Medicare y de Medicaid”. Más claro, imposible.

“La derecha de EE.UU. no para de hablar sobre la Seguridad Social y Medicare como si fueran dádivas de asistencia social a gente poco diligente que se niega a cuidar de sí misma mientras, en realidad, los ciudadanos pagan de más por las miserables prestaciones, con un impuesto de un 15% sobre sus ingresos”.

Con respecto al monumental presupuesto de defensa, dice Craig que este “es una prerrogativa del complejo militar y de seguridad acerca del cual el presidente Eisenhower nos advirtió hace 50 años. Una persona tiene que ser demente para creer que EE.UU., 'la única superpotencia del mundo’ protegida por océanos al este y al oeste y por estados títeres al norte y al sur, necesita un presupuesto de 'defensa’ mayor que los gastos militares del resto del mundo en su conjunto. El presupuesto militar no es otra cosa que una prerrogativa del complejo militar. Para ocultar este hecho, la prerrogativa se disfraza de protección contra los enemigos”.
Lo dice un hombre de Reagan que no es comunista, ni anarquista, ni terrorista, y que solo cree en la democracia.

Fuente: Diario Perú 21. Jueves 10 de diciembre del 2009.

El poeta Heberto Padilla y la Revolución Cubana.

Stalin en Cuba

César Hildebrandt (Periodista)

El mayor poeta cubano de su generación, Heberto Padilla fue obligado por Fidel Castro a balbucear el siguiente monólogo de autoabominación. Era abril de 1971. La Revolución Cubana había adoptado las fórmulas del estalinismo y Padilla, que había obtenido el premio literario más importante de la isla por su libro “Fuera de juego”, era un peligroso ejemplo de independencia de criterio. Días antes de su detención, producida el 14 de marzo de 1971, había leído ante unos escritores fragmentos de un libro que ya no editaría en su país: “Provocaciones”. Castro lo mandó apresar, lo acusó de ser agente de la CIA, logró la retractación que aquí publico e instaló en Cuba, definitivamente, el modelo soviético del Comisariato Cultural. Intelectuales de la talla de Susan Sontag y Jean Paul Sartre protestaron por lo sucedido con Padilla, quien murió en el exilio en el año 2000. Su mujer, Belkis Cuza Malé, dijo que Padilla jamás se repuso de la vergüenza y del deshonor de haber sido empujado a esta “confesión”, tan parecida a la de los juicios de Moscú y a la que describió Arthur London en su “L’Aveu”, libro que Costa-Gravas llevó al cine con enorme éxito. El documento que van a leer es la transcripción taquigráfica de las palabras pronunciadas por Padilla en la Unión Nacional de Escritores de Cuba. El recinto estaba colmado de escritores y policías.

HEBERTO PADILLA: Desde anoche, a las doce y media, la dirección de la Revolución me puso en libertad y me ha dado la oportunidad de dirigirme a mis amigos y compañeros sobre una serie de aspectos... Ustedes saben que, desde el pasado 20 de marzo, yo estaba detenido por la Seguridad del Estado... por contrarrevolucionario... Esa acusación estaba fundamentada por una serie de actitudes, por una serie de críticas... No, no, no. Críticas no es una palabra adecuada a mi actitud, sino por una serie de injurias y difamaciones a la Revolución que constituyen y constituirán siempre mi vergüenza...

Yo, bajo el disfraz de un escritor rebelde, lo único que hacía era ocultar mi desafecto a la Revolución... Se me dirá que eran críticas privadas, que eran críticas personales, que eran opiniones, pero eso para mí no tiene importancia... Porque no podía ser que se mantuviera esa duplicidad, que en público yo me manifestase como un vulgar contrarrevolucionario objetivo... Esos fueron mis errores, de los que yo he hablado durante este mes en la Seguridad del Estado...
Yo asumí posiciones y, además, lo que es peor, llevé esas posiciones al terreno de la poesía… Ustedes saben que me estoy refiriendo a Fuera de juego… ¿Ustedes piensan, si pueden leer este libro, que es un libro revolucionario?... Ese libro está lleno de amargura, está lleno de pesimismo... Ese libro expresa un desencanto... Yo he tenido muchos días para discutir esos temas, y los compañeros de la Seguridad del Estado no son policías elementales, son gente muy inteligente, mucho más inteligente que yo ... Y así me fui separando de mis amigos Fernández Retamar, Lisandro Otero, Edmundo Desnoes, Ambrosio Fornet, para citar sólo algunos....
Después, ¿quiénes fueron mis amigos? Periodistas extranjeros que venían a Cuba, como K. S. Karol. ¿Y qué buscaban esos periodistas? ¿Venían a admirar la grandeza de la Revolución? No. Ellos buscaban al desafecto Heberto Padilla, al resentido marginal. .. Ellos sabían el juego en que yo estaba, me halagaban, me entrevistaban, hacían de mí semblanzas adorables, y yo me beneficiaba con este juego, mi nombre estaba en circulación…

Yo me consideraba un intocable típico, como esos escritores en los países socialistas que escriben libros, los publican clandestinamente fuera de su país y se convierten en intocables, en hombres que el Estado no puede tocar... Y no digamos las veces que he sido injusto e ingrato con Fidel, de lo cual nunca realmente me cansaré de arrepentirme...

Estoy convencido de que muchos de los que yo veo aquí delante de mí, mientras yo he estado hablando, se han sentido consternados de cuánto se parecen sus actitudes a mis actitudes; de cuánto se parece mi vida, la vida que yo he llevado, a la vida que ellos llevan; de cuánto se parecen mis defectos a los suyos, mis opiniones a las suyas... Y estoy seguro de que, al oír estas palabras ahora dichas por mí, pensarán que con igual razón la Revolución no puede seguir tolerando esa situación de conspiración venenosa de todos los grupitos desafectos de las zonas intelectuales y artísticas...

Porque si yo mencionara, por ejemplo, ahora, a mi propia mujer, Belkis, que tanto ha sufrido con todo esto, y le dijese, como le podría decir, cuánto grado de amargura, de desafecto y de resentimiento ella ha acumulado inexplicablemente durante estos años, ella sería incapaz de ponerse de pie y desmentirme. Porque ella sabe que yo estoy diciendo la verdad.

Y lo mismo podría decir de un amigo entrañable, que tantas cosas positivas ha hecho por la Revolución en otros momentos, pero que últimamente se ha mostrado amargado, desafecto y contrarrevolucionario, como es Pablo Armando Fernández. Y yo sé que Pablo Armando, qué está aquí, sería incapaz de levantarse y desmentirme, porque Pablo Armando sabe que muchas veces hemos hablado de estos temas...

Y lo mismo, compañeros, podría decir de otro querido amigo como es César López, a quien yo admiro y respeto. César López ha hecho conmigo análisis derrotistas, análisis negativos de la Revolución. ¡Qué va a pararse César a contradecirme! Se pondría de pie para decirme que tengo la razón. (César López dice algo ininteligible.) Sí, César, ahí está. Y me alegra que lo hayas dicho, César, tú sabes que tengo la razón... Lo mismo que digo de César lo puedo decir de muchos otros amigos en quienes pensaba, porque en Seguridad del Estado tuve muchos días para pensar, porque los, días son largos en un mes...

Por ejemplo, yo pensaba en cuánto se diferencia la poesía de aquel formidable José Yanes de hace dos años, de ese Yanes que reaparece con una poesía indigna de su época, una poesía derrotista, una poesía parecida a la de César, parecida a la mía, por la misma línea enferma... Yo pensaba en Yanes y yo decía: qué lástima no poder ir ahora y decirle: ¿Tú no te das cuenta, Yanes? ¿Tú no comprendes que la Revolución a ti te lo ha dado todo? Y yo decía: Sí, sí, sí, se va a dar cuenta. Y yo pensaba: Si yo dijera esto en público, Yanes diría: ‘Sí, tienes razón, chico...’
Y yo pensaba en otro joven, en un joven de talento excepcional, un joven al que quiero mucho, en Norberto Fuentes, al que acabo de ver hace un momento... Porque yo sentía, allí donde estaba, cuánta diferencia había entre los cuentos apasionados y llenos de cariño de Norberto por los combatientes revolucionarios, y las opiniones que él y yo habíamos compartido. El, que había vivido tan estrechamente unido a la Seguridad del Estado. El, en quien la Seguridad del Estado había depositado una confianza absoluta...

Pensaba, sin embargo, que, no sé, la Revolución había construido una especie de maquinaria contra él, contra nosotros, para devorarnos. Y yo recuerdo que justamente estuvimos un día antes de mi detención juntos, hablando siempre sobre temas en que la Seguridad aparecía como la gente que nos iba a devorar...
Compañeros, la Revolución no podía tolerar esta situación, yo lo comprendo. Yo, por ejemplo, pensaba, recordaba a Manuel Díaz Martínez, y yo decía: ¿Cómo es posible que Manuel, a quien tanto admiro, se dé a este tipo de actitud desafecta, triste, amargada? Yo sé, yo estoy convencido de que tampoco Manolo sería capaz de contradecirme. Yo sé que puedo mencionar a José Lezama Lima. Los juicios de Lezama Lima no han sido siempre justos con la Revolución. Y todos estos juicios, compañeros, todas estas actitudes y estas actividades a que yo me refiero, son muy conocidas, y además muy conocidas en Seguridad del Estado. Yo no estoy dando noticias aquí a nadie, y mucho menos a Seguridad del Estado. Yo pensaba en todos estos compañeros en esa celda, que no era una celda precisamente sombría... como me había dicho el compañero Buzzi, a quien no veo por aquí. ¿Está aquí? Ah, sí. Allí está el compañero Buzzi. Yo no vi aquella atmósfera que él me decía...
Compañeros, yo tengo que ser sincero para terminar eso. Yo tengo que decirles que llegué a la conclusión, pensando en el sector de nuestra cultura, que si hay un sector políticamente a la zaga de la Revolución, es el sector de la cultura y del arte. Nosotros no hemos estado a la altura de esta Revolución...

Es increíble los diálogos que yo he tenido con los compañeros de Seguridad del Estado... quienes ni siquiera me han interrogado, porque ésa ha sido una larga e inteligente y brillante y fabulosa forma de persuasión conmigo. Me han hecho ver claramente cada uno de mis errores. Y por eso yo he visto cómo la Seguridad no era el organismo férreo; el organismo cerrado que mi febril imaginación muchas veces imaginó y muchísimas veces infamó, sino un grupo de compañeros esforzadísimos que trabajan día y noche para asegurar momentos como éste, para asegurar generosidades como éstas, comprensiones casi injustificables como ésta: que a un hombre como yo se le dé la oportunidad de que rectifique radicalmente su vida, como quiere rectificarla...

Fuente: Diario La Primera. Sábado 05 de diciembre del 2009.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Visión historiográfica de la Independencia en el Perú.

Cien flores

Por Antonio Zapata (Historiador)

Un nueve de diciembre, la batalla de Ayacucho selló la independencia de América, culminando guerras y revoluciones que venían durando largos años. El aniversario que se cumple el día de hoy se inscribe en la dinámica del bicentenario. Varios países latinoamericanos ya han iniciado sus celebraciones y nosotros en el Perú nos hallamos en el partidor. Pero, la independencia es problemática en la tradición peruana porque, como es largamente sabido, somos el último país en liberarse y, peor aún, carecemos de héroes propios.

Así, con respecto a la emancipación, la cuestión en el Perú siempre ha sido encontrar un motivo para celebrar. Con esta inquietud, la generación del centenario descubrió a los próceres. De acuerdo a Porras, Basadre y Sánchez, el Perú carecía de líderes políticos y militares de la era independentista, pero era el país clave de los antecedentes. Ahí estaba Vizcardo y Guzmán, que había sido el primero en plantear explícitamente el tema de una patria propia de los americanos, como entidad distinta y opuesta a España. La célebre Carta a los Españoles Americanos escrita por el jesuita arequipeño abrió la lucha independiente en todo el continente. Por ello, en el curso de la primera expedición patriota, dirigida por Francisco de Miranda en Venezuela, el folleto que se repartió como propaganda era la famosa Carta de Vizcardo.

Años después, la generación del cincuenta, a la que pertenece Pablo Macera entre otros, rescató a Túpac Amaru. No éramos el último, sino el primero. Bastaba olvidar a San Martín y recuperar la autoestima, porque el Perú era la cuna del primer grito de independencia en Latinoamérica. Esa idea estaba clara en la historiografía nacional años antes de Juan Velasco. Pero, recién con el gobierno revolucionario de las FFAA, Túpac Amaru fue elevado a la categoría de padre de la patria, verdadero fundador de la emancipación americana. Además, la gesta del cacique de Tinta venía acompañada por un relevante papel de su esposa, Micaela Bastidas. Por ello, el verdadero héroe de la rebelión de 1780 era una pareja, evocando la creación del Tawantinsuyu. Manco Cápac y Mama Ocllo asomaban detrás de Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Los primeros fundaron un imperio, los segundos consagrarían la libertad del Perú independiente.

Pero, luego cayó Velasco y se derrumbó el edificio del nacionalismo militar. Sus principales proyectos y mensajes se desacreditaron. Túpac Amaru fue relegado. Los historiadores resaltaron que su movimiento corresponde a la coyuntura de las reformas borbónicas y que la independencia no había aparecido aún. A esta misma época corresponde la visión descreída de Heraclio Bonilla y su famosa tesis de la independencia concedida.

Los criollos peruanos no habrían estado interesados en la emancipación y ésta habría venido de fuera, impuesta por ejércitos extranjeros, conducidos por San Martín y Bolívar, obligando a nuestros criollos, que deseaban seguir siendo españoles. Esa fue la opinión de Bonilla, fuente de una enorme polémica en los años setenta.

Todas estas interpretaciones siguen vivas. Ninguna ha cancelado completamente las anteriores, más bien se han combinado libremente. Ante esa materia prima, la generación actual de estudiosos ha de plantear un enfoque nuevo, que sintetice el parecer del presente frente a la independencia nacional. De acuerdo a cómo marcha el país, posiblemente será la explosión de lo local.

Acorde con la descentralización, el próximo estudio colectivo de la emancipación ha de subrayar la participación de las diversas regiones en el proceso. Surgirán cien héroes y a ellos se deberán los pueblos, como las cien flores de Mao.

Fuente: Diario La República. 09 de diciembre del 2009.

martes, 8 de diciembre de 2009

Bombas de uranio y la multiplicación del cáncer y las malformaciones genéticas en Irak.

Entre la estupidez y el espanto

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

No hay calentamiento global. Circulan algunos correos en los que supuestos científicos sostienen que el calentamiento global es pura invención de grupos interesados en beneficiarse con esta información. Lógicamente, quienes afirman esto olvidan decir que en los últimos veinte años se duplicó la cantidad de desastres naturales y de las personas que lo perdieron todo a consecuencia de ello, y que muchas islas, como Tuvalu, por ejemplo, ya han comenzado a ser evacuadas porque las aguas comienzan a cubrir su territorio. Argentina, por citar un ejemplo de tierras y no solo de aguas sobre los efectos del calentamiento global, sufrió una pérdida económica de 20,000 millones de dólares. Según el Banco Mundial, un tercio de las catástrofes naturales tiene lugar en América Latina y cada año dejan no menos de 150 mil muertos.

La herencia de la guerra. Ya hemos contado antes que, en Irak, a causa de las bombas de uranio empobrecido, se han multiplicado distintos tipos de cáncer y malformaciones genéticas. Una información reciente relata que en la ciudad de Faluya (Irak) hay una nueva ola de recién nacidos con dolencias y malformaciones. El diario británico The Guardian informa que los médicos en Faluya “están tratando hasta quince veces la cantidad normal de deformidades crónicas que pueden relacionarse con materiales tóxicos abandonados en los combates: de dos admisiones (al hospital) por quincena hace un año, a dos diarias en la actualidad”. La mayoría de las deformidades son en la cabeza y en la columna vertebral, y “también hay un aumento muy pronunciado en la cantidad de casos de niños menores de dos años con tumores cerebrales”. Agrega otra información: “La pediatra Samira Abdul Ghani mantuvo registros detallados durante un periodo de tres semanas y reveló que 37 bebés nacieron con anomalías, muchos con defectos del tubo neural que lleva a que se encuentre masa encefálica en la columna y en extremidades inferiores disfuncionales”. También se han citado grupos anormales de tumores infantiles en Basora y en Najaf –áreas que en el pasado también fueron zonas de combates en los que se utilizaron municiones modernas–. En Bagdad hay niños con cánceres fuera de lo común. Un testigo occidental dice: “Las madres amamantaban a niños con leucemias, neublastomas, linfoma de Hodgkin y otros cánceres pocas veces vistos en niños pequeños. Padres iraquíes vendían sus coches, sus casas y otras posesiones para pagar la quimioterapia, cuyos componentes se negaba a suministrar EE.UU. porque, afirmaba, eran ingredientes potenciales para la fabricación de armas de destrucción masiva”. ¿Podría agregar este cronista algo que usted, espero, no haya sentido aún?

Desastre de Bhopal (India). Ocurrió el 3 de diciembre de 1984, hace 25 años. Hubo un escape tóxico y la primera semana murieron entre 6,000 y 8,000 personas, y otras 12,000 posteriormente. Su responsable, la compañía Unión Carbide, nunca respondió por los daños causados.

Fuente: Diario Perú 21. Martes 08 de diciembre del 2009.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Del “Terrorismo de alcance global” en Afganistán a la “Guerra preventiva” en Iraq.

¿De Afganistán a la eternidad?

Por: Farid Kahhat Internacionalista *

El debate en torno a Afganistán en EE.UU. giró en torno a dos posiciones: la de quienes creen que el eje de la estrategia debe ser la lucha contra Al Qaeda, frente a la de quienes creen que se debería priorizar una estrategia contra-insurgente de mayor alcan- ce. El primer grupo tendía a considerar que si bien el gobierno de Bush definió de manera adecuada al enemigo principal (Vg., el “terrorismo de alcance global”), equivocó la estrategia para combatirlo (Vg., la “guerra preventiva” en Iraq). Creen, además, que la estrategia debe diferenciar entre el islamismo militante que tiene una agenda nacional (los talibanes), y aquel que tiene una agenda global. Creen también que la creciente resistencia armada es producto del incremento de tropas de la OTAN, y no al revés. Creen, por último, que si el enemigo se define por su alcance global, destinar ingentes recursos para combatirlo en un solo país carece de toda lógica.

Quienes plantean la necesidad de una estrategia contra- insurgente sostienen que el liderazgo de Al Qaeda sigue operando desde la frontera entre Afganistán y Pakistán, como probaría la detención en EE.UU. de presuntos terroristas procedentes de esa región. Creen, además, que los “Estados Fallidos” son un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de Al Qaeda y grupos afines, por lo que abandonar Afganistán sin construir un mínimo de institucionalidad que preserve alguna semblanza de orden no resolvería el problema. Creen, por último, que un retiro de Afganistán sin haber propinado una derrota militar al movimiento Talibán podría devolver todo el proceso a fojas cero.

Consecuente con esas premisas, el primer grupo considera que, en general, hay que mantener el menor número posible de soldados durante el menor tiempo posible. El segundo grupo cree, por el contrario, que EE.UU. (y la OTAN), deberían tener una presencia militar lo suficientemente grande (y por tanto tiempo como sea necesario), para cumplir con los objetivos planteados.

Pero este no es un debate académico sino político, y en ese frente el segundo grupo descrito tiene una enorme desventaja: ni la opinión pública de su país, ni la de los países miembros de la OTAN, ni la gran mayoría de los gobiernos aliados de EE.UU. la respaldan. Cuenta, sin embargo, con el respaldo de actores que, aunque minoritarios, no son por ello menos poderosos: el Partido Republicano, los demócratas conservadores y el complejo militar-industrial.

Puesto en una encrucijada, Obama decidió transar, pero no partió las diferencias por la mitad: si bien decidió incrementar el número de soldados en una cifra cercana a la solicitada por el general Mc Chrystal, su definición de la misión y de los plazos está bastante más cerca de lo propuesto por el primero de los grupos descritos. Pero de ser así, ¿cómo encaja el incremento de tropas dentro de esa propuesta?

Presumo que la lógica que opera aquí es la siguiente: de un lado, se busca una solución negociada que involucre a un segmento significativo de la insurgencia talibán. De otro lado, es improbable que los talibanes encuentren tentadora una solución negociada mientras se mantengan a la ofensiva en el plano militar. Luego, entonces, si las fuerzas de la OTAN logran recuperar la iniciativa militar, sectores de la insurgencia tendrían los incentivos necesarios para buscar una solución negociada.

CATEDRÁTICO DE LA PUCP

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 06 de diciembre del 2009.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El APRA: Del Antiimperialismo al conservadurismo político.

Historia de una involución

Por Sinesio López Jiménez (Sociólogo)

En la vida larga y compleja del Apra, el libro de Nelson Manrique (¡Ud. fue aprista! Bases para una historia crítica del Apra, Fondo Editorial de la PUCP, 2009) llena un vacío en el campo del conocimiento histórico y político. Se han escrito muchos libros sobre diversos aspectos del Apra, pero faltaba uno sobre su trayectoria (1930-1979). Para analizarla Manrique se mueve entre la historia y la sociología histórica comparada, combinación que le permite vincular los actores y los acontecimientos con las clases sociales y con los procesos y las estructuras de mediana duración en diversas etapas de la historia peruana. El libro presenta un análisis muy fino de las complicadas y a veces conflictivas relaciones de Haya con el estado mayor del Apra (especialmente con Sánchez y Seoane) y con los militantes en lucha política abierta con la oligarquía y el Ejército (aliados del imperialismo en la primera etapa).

Esta lucha se libró en tres etapas claramente diferenciadas: la gran confrontación (1930-1956), la alianza con la oligarquía (1956-1968) y la revolución militar de Velasco (1968-1979). En las tres etapas Haya y el Apra utilizaron programas y estrategias políticas relativamente diferenciadas. En la primera etapa, Haya desplegó un programa revolucionario antiimperialista y una estrategia que se movía entre el juego electoral, la insurrección y el golpe y en algunas coyunturas apeló a las tres cosas al mismo tiempo. La oligarquía y el Ejército, en cambio, jugaron siempre al golpe y, cuando se abrieron a los procesos electorales, excluyeron a la mayoría de la población, al Apra y al comunismo. Esta es la etapa de las involuciones precoces y de las ambigüedades tempranas de Haya. Sin cambios profundos en la situación, pasó de la revolución a la involución.

En la segunda etapa, Haya pudo replantear las reformas antioligárquicas dentro de cauces democráticos, pero se asustó ante el desafío, retrocedió y se comprometió con la oligarquía dando lugar a la Convivencia (1956) y a la Coalición con Odría (1963). El clima político era, sin embargo, propicio para realizar profundos cambios antioligárquicos: el gamonalismo estaba al borde del colapso, la oligarquía estaba aislada, el Ejército y la Iglesia apostaron a las reformas antioligárquicas, los nuevos partidos (AP, DC y MSP) planteaban cambios profundos y los movimientos campesinos, proletarios y de clases medias presionaban en la misma dirección.

En la tercera etapa, los militares hicieron lo que el Apra pensó y fue incapaz de realizar. Los apristas se limitaron a reivindicar la autoría programática de las reformas y a exigir una salida democrática. Las reformas radicales del velasquismo acabaron con la oligarquía y el gamonalismo pero dejaron intacto “el terreno de las subjetividades”: la cultura (el racismo, pese al bilingüismo que postuló), la política (hibernación de los partidos, desmovilización social, inefectividad legal e ineficacia burocrática del Estado). Sólo un movimiento catártico de masas hubiera resuelto este problema.

A cada una de estas etapas corresponden contextos estructurales específicos. La primera se encuadró en un país agrominero exportador (rural, incomunicado, con limitada movilización mesocrática y proletaria, sin ciudadanía, sin sociedad civil y con un Estado meramente coercitivo); la segunda, en un país en proceso de industrialización, con crecientes protestas sociales y con una vasta movilización social (urbanización, boom educativo, difusión creciente de los medios, migraciones intensas, extensión de la ciudadanía, etc.); la tercera, de emergencia de los primeros desequilibrios de la ISI, de crisis y fragmentación de los partidos, etc. El libro de Manrique es la historia de una involución que los apristas niegan, los izquierdistas critican y los derechistas celebran. Es un libro polémico que será valorado de diversa manera.

Fuente: Diario La República. Viernes 04 de diciembre del 2009.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Análisis de la economía peruana por Michael Porter (Harvard Business School).

Estupefactos

César Hildebrandt (Periodista)

El evento lo organizaron la Universidad del Pacífico e Interbank y concluyó el pasado lunes.

Se llamó “Seminario Internacional: Claves de una Estrategia Competitiva”.

Concurrieron todos los capitanes de empresa, los almirantes de las finanzas, los cabos sueltos del comercio y los funcionarios públicos con algo que decir en este país que administra Alan García.

La estrella indiscutida fue Michael Porter, considerado por un amplio sector de la prensa internacional como el más reconocido especialista en competitividad de las economías globalizadas.

El diario “Gestión”, por ejemplo, lo presentó así: “el gurú mundial sobre estrategia y competitividad”.

Porter, profesor fulgurante del Harvard Business School y autor de 16 libros, vino a ponerle nota al modelo Fujimori-Toledo-García.

Las llamadas “fuerzas vivas” fueron a escuchar a esta mente brillante, que ha asesorado a empresas como Dupont y Procter and Gamble y cuyo libro “The Competitive Advantage of Nations”, publicado en 1990, se convirtió en referente de todo análisis serio que se hiciera en torno a lo que puede hacer fuerte a un país en una economía sin fronteras aparentes como la actual.

¿Y qué le dijo al empresariado peruano Michael Porter?

Pues le dijo varias cosas (y acudo a la crónica que sobre esa noche memorable hiciera para “Gestión” Alfredo Prado):

La primera es que el Perú carece de una política de largo plazo en materia de competitividad.

La segunda es que la economía peruana no tiene un rumbo definido.

La tercera es que el crecimiento económico del Perú –hecho que la estadística confirma- no se ha reflejado en beneficio de la mayoría de la población.

La cuarta es que el Perú ha vivido estos años “una ilusión exportadora” porque las cifras en azul proceden del alza de las materias primas, mientras que nuestra exportación de productos con valor agregado permanece inmóvil.

La quinta es que el Perú padece de un atraso dramático en relación a la invención y la tecnología. “El Perú -apuntó- no sólo no ha avanzado en este rubro: parece haber retrocedido”.

La sexta es que la mayor parte de la inversión extranjera “no viene a crear nuevas empresas sino para comprar negocios ya existentes”. Y añadió, con espantosa exactitud, lo siguiente: “Cuando un inversionista piensa en una nueva fábrica no piensa en el Perú”.

La séptima es que, a largo plazo, las dificultades del Perú tendrán que ver con la baja productividad, la pésima educación, el deficiente sistema de salud, las debilidades en infraestructura física, la desigualdad social, la aplastante corrupción y el alto nivel de informalidad.

La octava es que los éxitos peruanos de los últimos años pueden irse al demonio sino limpiamos el sistema judicial, sino defendemos los derechos de propiedad y si no fumigamos y reordenamos la disuasiva burocracia creada para entorpecer.

¿Dijo algo más el señor Michael Porter?

Sí. Dijo también que el TLC con China tiene tal grado de asimetría que corremos el riesgo de quedarnos congelados como abastecedores de materias primas, que es como los chinos nos ven también en el futuro.

Dijo todo eso y a las pocas horas regresó a su cátedra de Administración de Negocios en Harvard.

Los empresarios peruanos quedaron estupefactos.

Esta vez la verdad no venía de un ideólogo adversario ni de un Premio Nobel que juega al caviaraje para lavar culpas. Venía de aquella lumbrera internacional que alguna vez escribió “Técnicas para analizar industrias y competidores”, un libro que ha sido 53 veces reeditado y que está traducido a 17 idiomas.

Estupefactos. Esa es la palabra. La farsa la había descubierto, sin dificultad, un especialista de los Estados Unidos.

¿Se atreverá la Caverna a refutarlo?

Por lo pronto, ha guardado un delicioso silencio.

Mercedes Aráoz, azafata de LAN Chile en sus sueños más dorados, no ha dicho una palabra. Los columnistas políglotas del borbonismo limeño se han callado en todos los idiomas que dominan.

No atinan a nada. Se están recuperando del sopapo.

Fuente: Diario La Primera. Jueves 03 de diciembre del 2009.