Villa El Salvador: epopeya y anonimato
Antonio Zapata (Historiador)
Días atrás Villa El Salvador ha cumplido un aniversario más. Se remonta a mayo de 1971, cuando gobernaba el general Juan Velasco y recién comenzaba la revolución de las FFAA. En ese momento, una invasión organizada en Pamplona se desbordó hacia una zona agrícola próxima a ser urbanizada, donde hoy se encuentra la Universidad Ricardo Palma.
Por su parte, el gobierno militar no había permitido invasiones. En el período anterior, el primero del arquitecto Fernando Belaunde, el Ejecutivo había tenido mano blanda y las invasiones fueron pan de todos los días. Pero, Velasco las había prohibido con severidad. Por ello, se había acumulado una gran presión humana en los barrios populares. Muchas familias recibían paisanos que venían de la provincia a la capital. Cada cierto tiempo, esos recién llegados se trasladaban a una nueva barriada para obtener techo propio. Pero, la prohibición de Velasco había evitado ese desfogue; por lo tanto en Pamplona sucedió un estallido en regla y fue como una olla de presión que revienta.
Miles fueron llegando y el gobierno vaciló. En pocos días debía inaugurarse una asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo y Velasco quería poner la mejor de sus caras para romper el aislamiento financiero. Pero, el ministro del Interior decidió actuar. Era el general Armando Artola, quien se caracterizaba por su conducta populista y sus métodos demagógicos; solía repartir panetones y regalos para despertar simpatías.
Artola reprimió y la población supo resistir. A consecuencia de la refriega hubo un muerto y numerosos heridos. A continuación, el entonces obispo de los PPJJ, monseñor Luis Bambarén, se presentó en el lugar de los hechos y realizó una misa que fue seguida con fervor por la población. Artola perdió los papeles y apresó al obispo. Pero, Velasco lo desautorizó.
Estando frente a los banqueros internacionales, el presidente entendió que no podía dar una imagen de dureza, porque quería recibir flexibilidad. Además, Velasco aprovechó para deshacerse de Artola, que lo incomodaba con sus ademanes y pretensiones; se amistó con el obispo, dándole satisfacciones y pidiéndole consejo sobre qué hacer con la invasión.
Velasco trasladó a los invasores al terreno donde actualmente se halla Villa El Salvador; prometiendo construir una ciudad modelo para los más pobres de la urbe. El presidente necesitaba un plan y acudió al Ministerio de Fomento, que pronto se transformaría en de Vivienda. Ahí el encargo presidencial fue transmitido al entonces joven arquitecto Miguel Romero. Trabajando contra el tiempo, ideó un módulo que logró direccionar la marea humana.
Romero creó el Grupo Residencial, un grupo de 12 manzanas de 24 lotes cada una; distribuidas de tal forma que cuentan con un espacio libre para desarrollar áreas comunes. Ese módulo fue fundamental. Preveía la combinación entre dos formas de propiedad: la familiar del lote y la colectiva a través de los Grupos Residenciales. Esa sinergia alentó un gran esfuerzo común. No había ni viviendas ni instalaciones urbanas, los invasores partieron de cero y porque no tenían nada construyeron todo.
Poco después se formó la Comunidad Urbana Autogestionaria, CUAVES. Sus organizadores partieron de los Grupos Residenciales, eligiendo directivas en cada uno de ellos. De este modo, se fusionó la distribución espacial con la organización social. Ahí radicó la fuerza especial de Villa El Salvador. Era una comunidad bien organizada, sus células eran los Grupos Residenciales y, bien plantada, empezó a florecer.
Luego, las viviendas se hicieron sólidas y fueron llegando los servicios urbanos, incluidos educación y salud. En ambas dimensiones, VES dio muestras de su organización. Fue ascendido a distrito y tomó un rostro productivo gracias al Parque Industrial, que fue sacado adelante gracias al empuje del varias veces alcalde Michel Azcueta.
Villa El Salvador se ha dado maña para generar a una heroína del movimiento popular. María Elena Moyano fue asesinada por Sendero Luminoso, simbolizando el martirologio de las dirigencias sociales atrapadas entre dos fuegos durante la guerra interna. Villa El Salvador había sido la joya de la izquierda de aquellos días, la vitrina de su propuesta. Su transformación actual en un distrito idéntico a los demás, coincide con el declive de la opción política de sus forjadores.
Fuente: Diario La Repùblica. Viernes 22 de mayo del 2009.
Antonio Zapata (Historiador)
Días atrás Villa El Salvador ha cumplido un aniversario más. Se remonta a mayo de 1971, cuando gobernaba el general Juan Velasco y recién comenzaba la revolución de las FFAA. En ese momento, una invasión organizada en Pamplona se desbordó hacia una zona agrícola próxima a ser urbanizada, donde hoy se encuentra la Universidad Ricardo Palma.
Por su parte, el gobierno militar no había permitido invasiones. En el período anterior, el primero del arquitecto Fernando Belaunde, el Ejecutivo había tenido mano blanda y las invasiones fueron pan de todos los días. Pero, Velasco las había prohibido con severidad. Por ello, se había acumulado una gran presión humana en los barrios populares. Muchas familias recibían paisanos que venían de la provincia a la capital. Cada cierto tiempo, esos recién llegados se trasladaban a una nueva barriada para obtener techo propio. Pero, la prohibición de Velasco había evitado ese desfogue; por lo tanto en Pamplona sucedió un estallido en regla y fue como una olla de presión que revienta.
Miles fueron llegando y el gobierno vaciló. En pocos días debía inaugurarse una asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo y Velasco quería poner la mejor de sus caras para romper el aislamiento financiero. Pero, el ministro del Interior decidió actuar. Era el general Armando Artola, quien se caracterizaba por su conducta populista y sus métodos demagógicos; solía repartir panetones y regalos para despertar simpatías.
Artola reprimió y la población supo resistir. A consecuencia de la refriega hubo un muerto y numerosos heridos. A continuación, el entonces obispo de los PPJJ, monseñor Luis Bambarén, se presentó en el lugar de los hechos y realizó una misa que fue seguida con fervor por la población. Artola perdió los papeles y apresó al obispo. Pero, Velasco lo desautorizó.
Estando frente a los banqueros internacionales, el presidente entendió que no podía dar una imagen de dureza, porque quería recibir flexibilidad. Además, Velasco aprovechó para deshacerse de Artola, que lo incomodaba con sus ademanes y pretensiones; se amistó con el obispo, dándole satisfacciones y pidiéndole consejo sobre qué hacer con la invasión.
Velasco trasladó a los invasores al terreno donde actualmente se halla Villa El Salvador; prometiendo construir una ciudad modelo para los más pobres de la urbe. El presidente necesitaba un plan y acudió al Ministerio de Fomento, que pronto se transformaría en de Vivienda. Ahí el encargo presidencial fue transmitido al entonces joven arquitecto Miguel Romero. Trabajando contra el tiempo, ideó un módulo que logró direccionar la marea humana.
Romero creó el Grupo Residencial, un grupo de 12 manzanas de 24 lotes cada una; distribuidas de tal forma que cuentan con un espacio libre para desarrollar áreas comunes. Ese módulo fue fundamental. Preveía la combinación entre dos formas de propiedad: la familiar del lote y la colectiva a través de los Grupos Residenciales. Esa sinergia alentó un gran esfuerzo común. No había ni viviendas ni instalaciones urbanas, los invasores partieron de cero y porque no tenían nada construyeron todo.
Poco después se formó la Comunidad Urbana Autogestionaria, CUAVES. Sus organizadores partieron de los Grupos Residenciales, eligiendo directivas en cada uno de ellos. De este modo, se fusionó la distribución espacial con la organización social. Ahí radicó la fuerza especial de Villa El Salvador. Era una comunidad bien organizada, sus células eran los Grupos Residenciales y, bien plantada, empezó a florecer.
Luego, las viviendas se hicieron sólidas y fueron llegando los servicios urbanos, incluidos educación y salud. En ambas dimensiones, VES dio muestras de su organización. Fue ascendido a distrito y tomó un rostro productivo gracias al Parque Industrial, que fue sacado adelante gracias al empuje del varias veces alcalde Michel Azcueta.
Villa El Salvador se ha dado maña para generar a una heroína del movimiento popular. María Elena Moyano fue asesinada por Sendero Luminoso, simbolizando el martirologio de las dirigencias sociales atrapadas entre dos fuegos durante la guerra interna. Villa El Salvador había sido la joya de la izquierda de aquellos días, la vitrina de su propuesta. Su transformación actual en un distrito idéntico a los demás, coincide con el declive de la opción política de sus forjadores.
Fuente: Diario La Repùblica. Viernes 22 de mayo del 2009.
3 comentarios:
Hace unos meses, navegando por Internet, descubrí esa pagina de Amigos de Villa y me impresionó esa historia de pundonor. Leyendo sus páginas y canciones descubrí que tienen grupo de viaje por el país. Es posible que si vuelvo al Perú lo haga a través de ellos, y así, de paso, visito ese distrito interesante.
Saludos.
Historia de Villa El Salvador
Otros datos interesantes sobre Villa El Salvador son los que siguen:
1.En 1983 se convierte oficialmente en distrito, siendo su primer alcalde Michel Azcueta (quien era de origen español, y logro en su gestión importante cooperación internacional de este país).
2.En Febrero de 1985, El Papa Juan Pablo II visita Villa El Salvador, miles de pobladores de los distritos vecinos lo esperan desde la noche anterior para darle la bienvenida. "Hambre de Dios sí, hambre de pan no", pronunció el papa en su mensaje. Esta visita congregó cerca de un millón personas.
3.Hacia 1986 el distrito de Villa El Salvador, es nombrado “Personaje del Año”, por el importante diario nacional, “La República”.
4.En mayo de 1987 en Oviedo, España, se otorga a la ciudad de Villa El Salvador el prestigioso premio “Príncipe de Asturias a la Concordia”.
5.El 15 de Mayo de 1987 la Asamblea General de las Naciones Unidas, designa a la Ciudad de Villa El Salvador, "CIUDAD MENSAJERA DE LA PAZ".
Como se puede observar se trata de una ciudad heroica desde su origen y formación. Sus pobladores han recibido el reconocimiento (nacional e internacional) a su esfuerzo, en varios momentos. Destaca también, el agradecimiento de este distrito, hacia la Cooperación española, fundamental en numerosos proyectos de desarrollo social.
Para la anécdota, les cuento que yo nací en Villa El Salvador en 1983, y soy uno de sus orgullosos habitantes hasta el día de hoy. Como diría el poeta Eielson “Madre nuestra que estas en la arena …”
Saludos desde Villa El Salvador, amigo Juan.
Ya me había llamado la atención el descubrir hace pocos meses ese distrito. Poco a poco lo fuí leyendo cada vez más. Ahora me dices que eres nacido en él, que tuvo el Premio Príncipe de Asturias y que la coopeaciín española ha dejado su huella. Desde luego que no paro de llevarme sopresas agradables y de aprender cada vez algo más. Lo que siento es el tiempo que estuve sin informarme bien sobre Latinoamérica.
Saludos Eddy, tienes un futuro inmenso como persona, pues a tus 26años tienes una cabeza muy madura.
Publicar un comentario