WikiLeaks: el poder tras las sombras
Por: Isaac Bigio (Internacionalista)
WikiLeaks ha revelado una serie de reportes secretos de los servicios diplomáticos de EE.UU. Estos evidencian 3 cosas con relación a la mayor potencia de todos los tiempos: 1) la impotencia ante filtraciones importantes; 2) la fragilidad de su confiabilidad; y 3) las intrigas del poder detrás de la retórica.
La candidata vicepresidencial derrotada (Sarah Palin) sostiene que se debería cazar al creador de los WikiLeaks (Julian Assange) como si fuera un terrorista talibán. Empero, él proclama que tiene el derecho constitucional y la obligación de destapar democráticamente lo que él considera que es el juego sucio de sus gobernantes.
A pesar de que los WikiLeaks han sufrido dos embestidas cibernéticas para tumbar sus servicios, ésta ha logrado mantenerse en vivo. Los EE.UU. no pueden proscribir sus servicios, pues eso dañaría aún más su reputación pues les presentaría como autoritarios.
Las nuevas tecnologías no sólo ayudan a mejorar los mecanismos de espionaje sino, también, de poder sufrir serios drenajes de información.
Con los documentos expuestos por los WikiLeaks se puede ver cómo operan bajo los telones los que inciden en la política exterior de la megapotencia. En el caso de América Latina se ve cómo EE.UU. quiere presionar a Brasil (quien, aunque tenga a Lula como presidente, fue un aliado tradicional suyo) para que se distancie del eje Chávez-Morales, y antes aún de la elección del actual presidente boliviano para ver cómo evitar que éste llegue a Palacio o se disminuya el apoyo venezolano a éste. En cuanto a Argentina, se nota cómo los diplomáticos estadounidenses ven con resentimiento a Kirchner, quien hizo que el peronismo virara desde tener una posición tan afín al TLC y a los EE.UU. (como la que tuvo Menem) a una cercana a la de Caracas.
La propia Hillary Clinton pide un informe del estado mental de la nueva presidenta Cristina a manera de ver cómo poder influir en la política argentina y suramericana.
Con respecto al Medio Oriente, se ve la crudeza de las casas reales árabes, quienes presionan para que EE.UU. ataque a Irán afirmando que hay que cortar la cabeza de la serpiente o que hacer ello, si bien es un riesgo, implica un riesgo menor al de hoy que permitir que Teherán se dote de armas nucleares. Esto, al mismo tiempo, muestra la doble política de los petro-monarcas quienes hablan de defender los derechos palestinos, pero sus preocupaciones no son tanto en apoyar las denuncias que éstos hacen de las incursiones bélicas hebreas sino en cómo doblegar a sus "hermanos" musulmanes persas. Son estas mismas familias árabes quienes lograron empujar a que EE.UU. haga la guerra contra Iraq en 1991 y 2003 y quienes hacen hoy un lobby para ir a una empresa militar mucho más arriesgada: atacar a Irán (un país con una población, armamento, relaciones diplomáticas y legitimidad constitucional más fuertes que el Iraq de Hussein que debía hacer frente a fuertes resistencias internas).
Fuente: Diario Correo (Perú). 03 de Diciembre del 2010.
Por: Isaac Bigio (Internacionalista)
WikiLeaks ha revelado una serie de reportes secretos de los servicios diplomáticos de EE.UU. Estos evidencian 3 cosas con relación a la mayor potencia de todos los tiempos: 1) la impotencia ante filtraciones importantes; 2) la fragilidad de su confiabilidad; y 3) las intrigas del poder detrás de la retórica.
La candidata vicepresidencial derrotada (Sarah Palin) sostiene que se debería cazar al creador de los WikiLeaks (Julian Assange) como si fuera un terrorista talibán. Empero, él proclama que tiene el derecho constitucional y la obligación de destapar democráticamente lo que él considera que es el juego sucio de sus gobernantes.
A pesar de que los WikiLeaks han sufrido dos embestidas cibernéticas para tumbar sus servicios, ésta ha logrado mantenerse en vivo. Los EE.UU. no pueden proscribir sus servicios, pues eso dañaría aún más su reputación pues les presentaría como autoritarios.
Las nuevas tecnologías no sólo ayudan a mejorar los mecanismos de espionaje sino, también, de poder sufrir serios drenajes de información.
Con los documentos expuestos por los WikiLeaks se puede ver cómo operan bajo los telones los que inciden en la política exterior de la megapotencia. En el caso de América Latina se ve cómo EE.UU. quiere presionar a Brasil (quien, aunque tenga a Lula como presidente, fue un aliado tradicional suyo) para que se distancie del eje Chávez-Morales, y antes aún de la elección del actual presidente boliviano para ver cómo evitar que éste llegue a Palacio o se disminuya el apoyo venezolano a éste. En cuanto a Argentina, se nota cómo los diplomáticos estadounidenses ven con resentimiento a Kirchner, quien hizo que el peronismo virara desde tener una posición tan afín al TLC y a los EE.UU. (como la que tuvo Menem) a una cercana a la de Caracas.
La propia Hillary Clinton pide un informe del estado mental de la nueva presidenta Cristina a manera de ver cómo poder influir en la política argentina y suramericana.
Con respecto al Medio Oriente, se ve la crudeza de las casas reales árabes, quienes presionan para que EE.UU. ataque a Irán afirmando que hay que cortar la cabeza de la serpiente o que hacer ello, si bien es un riesgo, implica un riesgo menor al de hoy que permitir que Teherán se dote de armas nucleares. Esto, al mismo tiempo, muestra la doble política de los petro-monarcas quienes hablan de defender los derechos palestinos, pero sus preocupaciones no son tanto en apoyar las denuncias que éstos hacen de las incursiones bélicas hebreas sino en cómo doblegar a sus "hermanos" musulmanes persas. Son estas mismas familias árabes quienes lograron empujar a que EE.UU. haga la guerra contra Iraq en 1991 y 2003 y quienes hacen hoy un lobby para ir a una empresa militar mucho más arriesgada: atacar a Irán (un país con una población, armamento, relaciones diplomáticas y legitimidad constitucional más fuertes que el Iraq de Hussein que debía hacer frente a fuertes resistencias internas).
Fuente: Diario Correo (Perú). 03 de Diciembre del 2010.
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