El daño colateral
Farid Kahhat (Internacionalista)
Entre el 2000 y el 2005 (con sus tropas aún afincadas en Gaza), Israel intentó destruir a Hamas por medios militares. Al fracasar en ese intento, el Estado Israelí optó por una alternativa intermedia entre la victoria militar y la negociación política: el retiro unilateral de sus tropas y colonos de Gaza en el 2005, pero preservando el control sobre su espacio aéreo y sus fronteras terrestres y marítimas. Entre tanto, proseguía con la construcción de asentamientos judíos y del muro declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en el resto de los territorios palestinos bajo su ocupación.
Desde entonces, las Fuerzas Armadas de Israel causaron la muerte de unos 40 palestinos por cada israelí fallecido por los cohetes lanzados por Hamas desde la franja de Gaza, además de someter a ese territorio a un embargo económico que, según la ONU y el Banco Mundial, ha causado una crisis humanitaria. Unos seis meses atrás, Israel negoció a través de la mediación egipcia un cese al fuego con Hamas. Al no ser este producto de una negociación directa ni constar en un documento escrito, surgieron diferencias sobre sus implicancias: Hamas exigía que el cese al fuego incluyera todos los territorios ocupados y no solo la franja de Gaza, y que Israel permitiera el acceso irrestricto de los contingentes de ayuda humanitaria. Israel, por su parte, asumía que el cese al fuego no comprendía los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental, y que los suministros de ayuda humanitaria no volverían a los niveles del 2005 mientras se produjesen violaciones al cese al fuego desde Gaza.
Si bien el número de cohetes que caían sobre territorio israelí se redujo de más de 300 en mayo del 2008 a entre 10 y 20 en julio del mismo año (dependiendo de la fuente), es cierto que jamás se detuvieron por completo. También es cierto que en más de seis meses (incluyendo la semana que medió entre la finalización del acuerdo y el inicio de los bombardeos israelíes), esos cohetes no causaron ninguna muerte en Israel. Y es cierto, además, que las violaciones al acuerdo de cese al fuego se produjeron por ambas partes (por ejemplo, una acción militar israelí causó a inicios de noviembre pasado la muerte de seis integrantes de Hamas). Los bombardeos israelíes, en cambio, ocasionaron 230 muertes tan solo en las primeras horas. Y, según fuentes médicas de Gaza, un tercio de esas bajas eran civiles.
Este último dato es importante porque Israel siempre alegó que, mientras las acciones de Hamas son absolutamente indiscriminadas, las suyas intentan evitar el daño a civiles. Sin embargo, cuando se analizan las circunstancias previas al inicio de los bombardeos, ese alegato se torna inverosímil. Por ejemplo, "The New York Times" sostiene que, pese a las advertencias israelíes, "los ataques del sábado causaron una gran conmoción, pues se iniciaron a plena luz del día, mientras los cadetes de la policía se graduaban, las mujeres hacían compras en mercados al aire libre y los niños salían del colegio".
La razón por la que el inicio de los bombardeos habría tomado por sorpresa a la mayoría de palestinos es, según la revista "The Economist", que el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, "había anunciado antes del fin de semana que se reabrirían los pasos fronterizos para permitir el ingreso a Gaza de alimentos, entre otros bienes. A los soldados afincados en la frontera se les permitió ir a casa por el fin de semana. Y los ministros hicieron pública su decisión de fijar una reunión para el domingo en la cual discutirían el tema". Según las agencias de noticias, ese anuncio realizado el viernes 26 incluyó un ultimátum de 48 horas para que Hamas suspendiera el lanzamiento de cohetes sobre territorio de Israel: menos de 24 horas después se iniciaban los bombardeos.
Lo insinuado hasta aquí fue confirmado luego por el diario israelí "Yediot Ahronot": permitir el ingreso de ayuda humanitaria era una medida, entre otras, destinada a proveer a Hamas de un "falso sentido de seguridad". Esa información fue a su vez corroborada por un alto funcionario de seguridad de Israel citado por "The New York Times": "Queríamos atacar blancos militares mientras los terroristas se encontraban dentro de las instalaciones y antes de que Hamas tuviese la oportunidad de remover sus cohetes almacenados en algunos blancos". La mayoría de esos blancos, sin embargo, eran estaciones de policía, las que, como en todas partes del mundo, se ubican dentro de zonas urbanas.
La contraparte de la negligencia con la que actúan las fuerzas israelíes es la impunidad: un mes antes de estos ataques, Yesh Din, una organización israelí defensora de los derechos humanos, publicó un informe sobre la materia. Según este, entre el 2001 y el 2007 unos dos mil civiles palestinos murieron a manos del Ejército de Israel. Sin embargo, esas dos mil muertes produjeron únicamente 78 cargos contra soldados israelíes, y solo cinco de ellos fueron condenados. Aun en esos casos, las penas fueron sensiblemente menores a aquellas que permitía la legislación israelí.
Farid Kahhat (Internacionalista)
Entre el 2000 y el 2005 (con sus tropas aún afincadas en Gaza), Israel intentó destruir a Hamas por medios militares. Al fracasar en ese intento, el Estado Israelí optó por una alternativa intermedia entre la victoria militar y la negociación política: el retiro unilateral de sus tropas y colonos de Gaza en el 2005, pero preservando el control sobre su espacio aéreo y sus fronteras terrestres y marítimas. Entre tanto, proseguía con la construcción de asentamientos judíos y del muro declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en el resto de los territorios palestinos bajo su ocupación.
Desde entonces, las Fuerzas Armadas de Israel causaron la muerte de unos 40 palestinos por cada israelí fallecido por los cohetes lanzados por Hamas desde la franja de Gaza, además de someter a ese territorio a un embargo económico que, según la ONU y el Banco Mundial, ha causado una crisis humanitaria. Unos seis meses atrás, Israel negoció a través de la mediación egipcia un cese al fuego con Hamas. Al no ser este producto de una negociación directa ni constar en un documento escrito, surgieron diferencias sobre sus implicancias: Hamas exigía que el cese al fuego incluyera todos los territorios ocupados y no solo la franja de Gaza, y que Israel permitiera el acceso irrestricto de los contingentes de ayuda humanitaria. Israel, por su parte, asumía que el cese al fuego no comprendía los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental, y que los suministros de ayuda humanitaria no volverían a los niveles del 2005 mientras se produjesen violaciones al cese al fuego desde Gaza.
Si bien el número de cohetes que caían sobre territorio israelí se redujo de más de 300 en mayo del 2008 a entre 10 y 20 en julio del mismo año (dependiendo de la fuente), es cierto que jamás se detuvieron por completo. También es cierto que en más de seis meses (incluyendo la semana que medió entre la finalización del acuerdo y el inicio de los bombardeos israelíes), esos cohetes no causaron ninguna muerte en Israel. Y es cierto, además, que las violaciones al acuerdo de cese al fuego se produjeron por ambas partes (por ejemplo, una acción militar israelí causó a inicios de noviembre pasado la muerte de seis integrantes de Hamas). Los bombardeos israelíes, en cambio, ocasionaron 230 muertes tan solo en las primeras horas. Y, según fuentes médicas de Gaza, un tercio de esas bajas eran civiles.
Este último dato es importante porque Israel siempre alegó que, mientras las acciones de Hamas son absolutamente indiscriminadas, las suyas intentan evitar el daño a civiles. Sin embargo, cuando se analizan las circunstancias previas al inicio de los bombardeos, ese alegato se torna inverosímil. Por ejemplo, "The New York Times" sostiene que, pese a las advertencias israelíes, "los ataques del sábado causaron una gran conmoción, pues se iniciaron a plena luz del día, mientras los cadetes de la policía se graduaban, las mujeres hacían compras en mercados al aire libre y los niños salían del colegio".
La razón por la que el inicio de los bombardeos habría tomado por sorpresa a la mayoría de palestinos es, según la revista "The Economist", que el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, "había anunciado antes del fin de semana que se reabrirían los pasos fronterizos para permitir el ingreso a Gaza de alimentos, entre otros bienes. A los soldados afincados en la frontera se les permitió ir a casa por el fin de semana. Y los ministros hicieron pública su decisión de fijar una reunión para el domingo en la cual discutirían el tema". Según las agencias de noticias, ese anuncio realizado el viernes 26 incluyó un ultimátum de 48 horas para que Hamas suspendiera el lanzamiento de cohetes sobre territorio de Israel: menos de 24 horas después se iniciaban los bombardeos.
Lo insinuado hasta aquí fue confirmado luego por el diario israelí "Yediot Ahronot": permitir el ingreso de ayuda humanitaria era una medida, entre otras, destinada a proveer a Hamas de un "falso sentido de seguridad". Esa información fue a su vez corroborada por un alto funcionario de seguridad de Israel citado por "The New York Times": "Queríamos atacar blancos militares mientras los terroristas se encontraban dentro de las instalaciones y antes de que Hamas tuviese la oportunidad de remover sus cohetes almacenados en algunos blancos". La mayoría de esos blancos, sin embargo, eran estaciones de policía, las que, como en todas partes del mundo, se ubican dentro de zonas urbanas.
La contraparte de la negligencia con la que actúan las fuerzas israelíes es la impunidad: un mes antes de estos ataques, Yesh Din, una organización israelí defensora de los derechos humanos, publicó un informe sobre la materia. Según este, entre el 2001 y el 2007 unos dos mil civiles palestinos murieron a manos del Ejército de Israel. Sin embargo, esas dos mil muertes produjeron únicamente 78 cargos contra soldados israelíes, y solo cinco de ellos fueron condenados. Aun en esos casos, las penas fueron sensiblemente menores a aquellas que permitía la legislación israelí.
Fuente: Diario El Comercio. 04/01/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario