Balacera Carnavalera
En una actuación de 1938, de izquierda a derecha: golpista Antonio Rodríguez, general Ernesto Montagne, personaje no identificado y general Oscar R. Benavides.
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Se celebraban los carnavales de 1939. Era un día domingo del verano de ese año y, en plena algarabía de las fiestas y juegos con agua, la gente se preparaba para los bailes tradicionales de ocasión.
El presidente general Oscar R. Benavides había salido a bordo del BAP Callao hacía Pisco, en un paseo oficial. Mientras tanto Palacio de Gobierno fue tomado por el ministro de Gobierno y hombre de confianza de Benavides, el general Antonio Rodríguez.
Era sabido que dicho alto oficial del entorno presidencial se dedicaba al espiritismo. Según se dijo en aquella época, él se había rebelado “por mandato de los espíritus”. Posteriormente, una edición extraordinaria de La Crónica señaló al general Cirilo Ortega como el socio de Rodríguez en aquel conato de golpe.
Benavides viajó con una numerosa comitiva que incluía al general Ernesto Montagne Markoz, a quien años después Manuel A. Odría le anularía la candidatura presidencial, en el colmo del cinismo, afirmando que era “francés”. También viajaban con Benavides el alcalde de Lima de entonces, Eduardo Dibós Dammert (pariente de la hoy célebre Claudia Dammert) y su jefe de Edecanes el Capitán de Navio AP Juan Francisco Torres Mattos (quien en 1962, al ser derrocado Prado, asumió el cargo de copresidente de la Junta Militar).
El golpe de Antonio Rodríguez duró pocas horas. Estando en el patio principal de Palacio de Gobierno un oficial de la policía –el mayor Luis Rizo Patrón– se acercó al general Rodríguez, ametralladora en mano. Lo cosió a balazos.
Luego de ese hecho Benavides, viejo zorro político, comprendió que era hora de convocar a elecciones. Para ello convenía dejar a un amigo en el sillón presidencial. Dos fueron los candidatos que se presentaron a las elecciones. Por un lado, Manuel Prado Ugarteche, quien junto con su hermano Jorge había ayudado a Benavides en el golpe de 1914 contra el entonces presidente Don Guillermo Billinghurst. Su rival fue el dueño de La Prensa y uno de los abogados más notables de Lima: el doctor José Quesada Larrea. Las elecciones fueron amañadas y Prado reivindicó a su padre. Treinta años después, se hallaron en una finca limeña las ánforas repletas con votos para Quesada Larrea.
Por esos absurdos nacionales, diecisiete años más tarde, en 1956, y con el apoyo del Apra (a cuyos dirigentes persiguió, encarceló y desterró), Prado llegó nuevamente a Palacio. Lo logró de la mano de Haya de la Torre y gracias al lema: “Tú lo conoces vota por él”. Así se instauró la “Convivencia”, gobierno donde se repartieron con el Apra tanto el Parlamento como los cargos públicos. Pero esa es ya otra historia. (Mario Saavedra-Pinón Castillo)
Fuente: Revista Caretas n° 2270. 14 de febrero del 2012.
Recomendado: Domingo de Carnaval. Antonio Zapata.
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2 comentarios:
No es cierto que mi abuelo el Gral. Ernesto Montagne M. acompañara al presidente Benavides en el BAP Callao a Pisco. Al contrario, alertado en su casa a altas horas de la noche por el mayor Landauro, fue a la comandancia general de la 2ª región militar entonces ubicada en la Av. Floral en Breña y desde allí con el Gral. Hurtado dieron las órdenes a las guarniciones para contrarrestar el intento de golpe. Luego fue a Palacio de gobierno, esta vez acompañado del Gral. Iglesias apodado "el chino". En Palacio estaba apresado el Gral. Ortega y sobre un escritorio yacía el cuerpo ametrallado por Rizo Patrón de la GC del golpista Rodríguez.
El buque que llevaba a Benavides del Callao a Pisco además no era el "Callao" sino el BAP Rímac.
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