CVR: matanza de Uchuraccay (*)
Por: Carlos Tapia (Senderólogo)
1. “Los periodistas intentaron explicar que no eran terroristas, palabra que los uchuraccaínos habían escuchado solo poco tiempo antes de boca de los sinchis, quienes les habían dicho que ellos vendrían siempre en helicóptero y uniformados, mientras que los extraños que vendrían por tierra eran los terroristas a quienes debían matar. Pero el diálogo fue imposible. Los periodistas buscaron la mediación de un joven de la comunidad, quien vestía ropa de ciudad y hablaba castellano, para que les hiciera comprender a los comuneros el motivo de su visita.
Sin embargo, no fue posible. Al joven, que intentó mediar en el diálogo, una de las autoridades lo sacó a golpes acusándolo de apoyar a los forasteros. Frente a esa incapacidad de diálogo, los periodistas sugirieron a las autoridades los entregaran a la Policía de Tambo. Sin embargo, cuando parecía haberse llegado a ese acuerdo, Silvio Chávez Soto, secretario de la comunidad, ordenó matarlos convencido de haber capturado a terroristas”.
2).- “Habrían participado en la matanza unas cuarenta personas, entre varones y mujeres, jóvenes y adultos, muchos de ellos bajo la presión de las autoridades. A quienes no lo hicieron, los buscaron casa por casa para que explicaran las razones de su ausencia. Por ejemplo, a uno de ellos lo acusaron de seguir colaborando con el PCP Sendero Luminoso, y casi lo matan (s/n). Otro, que se encontraba enfermo, tuvo que pagar su ausencia con alcohol.
Sería esa la bebida que tomarían luego para enterrar los cadáveres y vigilar esa noche frente a cualquier eventualidad de ataque senderista. La matanza fue cruel y no duró más que treinta minutos. Esa misma noche mataron al guía Juan Argumedo y a Severino Huáscar Morales. A este último, por su vínculo con el PCP Sendero Luminoso(s/n), lo responsabilizaron por defender a los periodistas y al guía, acusándolo de haberlos traído en abierto desacato a las decisiones adoptadas por la comunidad (…) También quisieron matar a su esposa, temiendo que pueda delatarlos; sin embargo, Teodora Soto Ticlla, madre de Silvio Chávez Soto, se interpuso sollozando para que la dejaran.”
3).- “Los campesinos estaban Seguros que habían dado muerte a miembros del PCP SL, por eso mismo los sepultaron fuera del cementerio y sin velatorio: «a estos perros ladrones y terrucos no podemos enterrar en nuestro cementerio», diciendo. También los cuerpos de los periodistas fueron depositados muy cerca de la plaza, a solo 200 metros, sin ningún afán de ocultamiento(s/n). Debido a que caía la noche y había que mantener la vigilancia, solo pudieron cavar cuatro fosas no muy profundas, en las cuales fueron colocados los ocho cadáveres (…) No ocurrió lo mismo con los cuerpos de Severino Huáscar Morales y Juan Argumedo. El primero fue enterrado en la parte trasera de su casa, en Huantaqasa, y el segundo al lado de un riachuelo.
La muerte de ambos fue ocultada desde esa misma noche de manera absoluta, porque su descubrimiento delataría frente a los sinchis y militares la presencia que el PCP- Sendero Luminoso había tenido en la comunidad (s/n)”.
(*) Párrafos de las pág. 134-135 del Tomo V del Informe Final de la CVR.
Fuente: Diario La Primera. 28 de enero del 2013.
Recomendado: "Uchuraccay: 30 años después". Rodrigo Montoya.
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