Guerra Filipinas-EE.UU.: 100 años
Por: Isaac Bigio (Internacionalista)
Para la mayoría de los latinoamericanos, Filipinas parece ser algo remoto en el sureste asiático. Sin embargo, muchos hispanos se sorprenden cuando comprueban que la mayoría de los nombres y apellidos de los filipinos son como los de ellos (como Juan, Carlos, José, Pérez, López, etc.) o cuando ven que las procesiones religiosas de esas islas son tan similares a las suyas.
El cristianismo surgió en los 3 continentes de Asia, Europa y África, pero el país que tiene más católicos en todo el Viejo Mundo fue las Filipinas, que fue evangelizada y gobernada desde México.
Hoy puede haber una treintena de países donde el español o el portugués sean los idiomas oficiales, pero ninguna de esas naciones ha sido bautizada en honor a un rey ibérico. La única república del mundo que lleva en su nombre el de un monarca que fue tanto de España como de Portugal es Filipinas.
A este archipiélago se le denominó así para reverenciar a Felipe II, quien llegó a ser el monarca español y europeo más poderoso. El y su hijo Felipe III lograron la unificación de los imperios español y portugués en 1580-1640, quienes entonces detentaban la mayoría de las colonias europeas en las Américas, Asia y África, además de poseer varios territorios en Alemania, Italia y Francia y en los Países Bajos.
La conquista ibérica de Filipinas se inició antes de que los castellanos derrotasen a los imperios azteca e inca. Filipinas luego llegó a ser una capitanía supeditada al virreinato de Nueva España (cuya capital era la ciudad de México), la cual abarcó a las �Indias españolas orientales� (las islas Marianas y Carolinas, Guam, Palaos, Sabah �que hoy es parte de Malasia- y territorios de Taiwán y Japón).
Filipinas, al igual que Cuba y Puerto Rico, se mantuvo en manos españolas 8 a 9 décadas después de la independencia de los 4 virreinatos hispanoamericanos. En 1898 Filipinas declaró su independencia, aunque los EE.UU. inmediatamente procedieron a invadirles. Washington, tras derrotar a Madrid en una guerra, reclamó a todas sus últimas colonias en América y Asia.
Las proclamas independentistas y la primera Constitución de los filipinos fueron redactadas en castellano. No obstante, los EE.UU. decidieron ocupar ese archipiélago, al que sólo perdieron ocasionalmente ante los japoneses en la II Guerra Mundial, para luego, al recuperarlo, otorgar una independencia donde éstos siempre se mantuvieron como el poder dominante. Guam y las Marianas aún siguen siendo territorios de EE.UU.
La resistencia contra la ocupación norteamericana duró hasta 1911. Dicha guerra produjo la muerte de un millón de filipinos (más del 10% de habitantes de entonces).
EE.UU. se propuso des-hispanizar a Filipinas. Hoy, allí el castellano ya no es idioma oficial (rango que sí lo tienen el inglés y el filipino (tagalog)), aunque sectores de las clases medias siguen reivindicando dicha herencia, las lenguas filipinas están llenas de vocablos hispánicos y hay una lengua castellana criolla local (el chabacano).
La hoy olvidada guerra de Filipinas fue uno de los primeros pasos que daría EE.UU. en un futuro historial de ocupaciones al Caribe, Indochina y el Asia occidental. Los resultados de esta ocupación serían lo opuesto de lo que luego pasó en Vietnam. Prueba de ello es que en América Latina pocos se acuerdan del país más culturalmente afín que tienen al otro lado del Pacífico.
Fuente: Diario Correo (Perú). 07 de Enero del 2011.
Por: Isaac Bigio (Internacionalista)
Para la mayoría de los latinoamericanos, Filipinas parece ser algo remoto en el sureste asiático. Sin embargo, muchos hispanos se sorprenden cuando comprueban que la mayoría de los nombres y apellidos de los filipinos son como los de ellos (como Juan, Carlos, José, Pérez, López, etc.) o cuando ven que las procesiones religiosas de esas islas son tan similares a las suyas.
El cristianismo surgió en los 3 continentes de Asia, Europa y África, pero el país que tiene más católicos en todo el Viejo Mundo fue las Filipinas, que fue evangelizada y gobernada desde México.
Hoy puede haber una treintena de países donde el español o el portugués sean los idiomas oficiales, pero ninguna de esas naciones ha sido bautizada en honor a un rey ibérico. La única república del mundo que lleva en su nombre el de un monarca que fue tanto de España como de Portugal es Filipinas.
A este archipiélago se le denominó así para reverenciar a Felipe II, quien llegó a ser el monarca español y europeo más poderoso. El y su hijo Felipe III lograron la unificación de los imperios español y portugués en 1580-1640, quienes entonces detentaban la mayoría de las colonias europeas en las Américas, Asia y África, además de poseer varios territorios en Alemania, Italia y Francia y en los Países Bajos.
La conquista ibérica de Filipinas se inició antes de que los castellanos derrotasen a los imperios azteca e inca. Filipinas luego llegó a ser una capitanía supeditada al virreinato de Nueva España (cuya capital era la ciudad de México), la cual abarcó a las �Indias españolas orientales� (las islas Marianas y Carolinas, Guam, Palaos, Sabah �que hoy es parte de Malasia- y territorios de Taiwán y Japón).
Filipinas, al igual que Cuba y Puerto Rico, se mantuvo en manos españolas 8 a 9 décadas después de la independencia de los 4 virreinatos hispanoamericanos. En 1898 Filipinas declaró su independencia, aunque los EE.UU. inmediatamente procedieron a invadirles. Washington, tras derrotar a Madrid en una guerra, reclamó a todas sus últimas colonias en América y Asia.
Las proclamas independentistas y la primera Constitución de los filipinos fueron redactadas en castellano. No obstante, los EE.UU. decidieron ocupar ese archipiélago, al que sólo perdieron ocasionalmente ante los japoneses en la II Guerra Mundial, para luego, al recuperarlo, otorgar una independencia donde éstos siempre se mantuvieron como el poder dominante. Guam y las Marianas aún siguen siendo territorios de EE.UU.
La resistencia contra la ocupación norteamericana duró hasta 1911. Dicha guerra produjo la muerte de un millón de filipinos (más del 10% de habitantes de entonces).
EE.UU. se propuso des-hispanizar a Filipinas. Hoy, allí el castellano ya no es idioma oficial (rango que sí lo tienen el inglés y el filipino (tagalog)), aunque sectores de las clases medias siguen reivindicando dicha herencia, las lenguas filipinas están llenas de vocablos hispánicos y hay una lengua castellana criolla local (el chabacano).
La hoy olvidada guerra de Filipinas fue uno de los primeros pasos que daría EE.UU. en un futuro historial de ocupaciones al Caribe, Indochina y el Asia occidental. Los resultados de esta ocupación serían lo opuesto de lo que luego pasó en Vietnam. Prueba de ello es que en América Latina pocos se acuerdan del país más culturalmente afín que tienen al otro lado del Pacífico.
Fuente: Diario Correo (Perú). 07 de Enero del 2011.
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