Cuando de independencia(s) se trata
Acerca de Manuel Chust, Ivana Frasquet, Las independencias en América, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2009, 117 p., e Ivana Frasquet, Andréa Slemian (eds.), De las independencias iberoamericanas a los estados nacionales (1810-1850) 200 años de historia, Madrid, Ahila-Iberoamericana Vervuert, 2009, 337 p.
Por: Frédérique Langue
Dentro de la avalancha de títulos recientes sobre Independencia de América, a la que no poco contribuyeron los autores de Las independencias en América, esta última entrega aporta una visión distinta y por lo tanto saludable, al superar las interpretaciones algo maniqueístas del proceso que tienden a prevalecer en las interpretaciones políticas, sociales, étnicas o ideológicas del mismo (criollos versus españoles, gente de color contra blancos, patriotas contra realistas etc.). Este pequeño volumen se ubica en efecto y de entrada en un contexto no sólo atlántico sino mundial, a través de un estado de la cuestión que inserta el análisis de las independencias dentro de los procesos revolucionarios liberales tanto americanos como europeos, desde el último tercio del siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XIX. Insiste asimismo en la periodización de un proceso complejo que culmina en los años 1820, con la resolución en los campos de batalla de disputas políticas y económicas arraigadas en el tiempo largo, periodización debidamente recordada en los distintos capítulos del libro: de la “monarquía sin Rey, pero con juntas” del período 1808-1810 seguida de las reivindicaciones autonomistas inspiradas de las Cortes de Cádiz en los años 1810-1814 (con un cuadro regional muy diversificado) hasta una segunda fase conformada por el retorno del rey, el “recurso a las armas” y el triunfo de la independencia en los años 1820 y el surgimiento de las Repúblicas. Esta síntesis apretada completada por una cronología, mapas y una sucinta aunque esencial bibliografía rechaza por lo tanto el molde unificador y heroico de una historiografía fundada en las historias patrias. El tema de la emancipación y de la independencia se concibe como un proceso histórico centrado en la lucha por la soberanía, en cuanto lucha por la libertad política y la igualdad entre ciudades, comunidades, razas o pueblos, característica que aparece a todas luces en los estudios de historia regional y en las bases sociales de la insurgencia ejemplificadas en este libro.
El segundo libro, De las independencias iberoamericanas a los estados nacionales, centrado en la temática del Estado-nación, no se exime de abordar el acérrimo debate historiográfico que se vino desarrollando a lo largo de estos doscientos años y con motivo de las conmemoraciones ((bi)centenarios). A través de varios estudios regionales (Nidia Areces para Paraguay, Ana Ribeiro para Uruguay, Andréa Slemian para Brasil, Scarlett O’Phelan Godoy para Perú, Federica Morelli para Ecuador, Marta Irurozqui para Charcas/Bolivia, Isabel C. Bermúdez para Nueva Granada, Edda O. Samudio para Venezuela, Jordana Dym para Guatemala, Ivana Frasquet para México, Encarna García Monerris y Carmen García Monerris para España) y de cierto modo nacionales, insiste en el hecho de que la búsqueda de un nuevo orden desembocó mayoritariamente en gobiernos republicanos (consolidados de forma más o menos temprana, como fue el caso en Venezuela), aunque también se dieron experiencias monárquicas como la mexicana o la brasileña. Las consecuencias de la “crisis imperial” y las independencias en el orden institucional y político cobran aquí mayor sentido al considerar la naturaleza del conflicto y las modalidades de politización del fenómeno guerrero en su vertiente regional y social, y no sólo dentro de la “tradicional” oposición entre las élites locales y la plebe urbana o rural, o también de la gesta heroica propia de la historiografía clásica. Más allá de estos tiempos de liberalismo y de revolución, los análisis regionales aquí reunidos contribuyen en este sentido en precisar no pocas modalidades de las formas de gobernar en los antiguos territorios coloniales y de la construcción de los Estados republicanos y/o federalistas dentro de una dinámica continental, pero también en la misma España, cuya inclusión en este conjunto contribuye en evidenciar tanto las nuevas estructuras de poder que asoman en el mundo ibérico como la permanencia de antiguas jerarquías sociales.
Fuente: http://nuevomundo.revues.org/
Recomendados:
Repensar el Proceso de Independencia Americana.
Bicentenario peruano: Visión heroica, episódica, maniquea y elitista de la historia.
Acerca de Manuel Chust, Ivana Frasquet, Las independencias en América, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2009, 117 p., e Ivana Frasquet, Andréa Slemian (eds.), De las independencias iberoamericanas a los estados nacionales (1810-1850) 200 años de historia, Madrid, Ahila-Iberoamericana Vervuert, 2009, 337 p.
Por: Frédérique Langue
Dentro de la avalancha de títulos recientes sobre Independencia de América, a la que no poco contribuyeron los autores de Las independencias en América, esta última entrega aporta una visión distinta y por lo tanto saludable, al superar las interpretaciones algo maniqueístas del proceso que tienden a prevalecer en las interpretaciones políticas, sociales, étnicas o ideológicas del mismo (criollos versus españoles, gente de color contra blancos, patriotas contra realistas etc.). Este pequeño volumen se ubica en efecto y de entrada en un contexto no sólo atlántico sino mundial, a través de un estado de la cuestión que inserta el análisis de las independencias dentro de los procesos revolucionarios liberales tanto americanos como europeos, desde el último tercio del siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XIX. Insiste asimismo en la periodización de un proceso complejo que culmina en los años 1820, con la resolución en los campos de batalla de disputas políticas y económicas arraigadas en el tiempo largo, periodización debidamente recordada en los distintos capítulos del libro: de la “monarquía sin Rey, pero con juntas” del período 1808-1810 seguida de las reivindicaciones autonomistas inspiradas de las Cortes de Cádiz en los años 1810-1814 (con un cuadro regional muy diversificado) hasta una segunda fase conformada por el retorno del rey, el “recurso a las armas” y el triunfo de la independencia en los años 1820 y el surgimiento de las Repúblicas. Esta síntesis apretada completada por una cronología, mapas y una sucinta aunque esencial bibliografía rechaza por lo tanto el molde unificador y heroico de una historiografía fundada en las historias patrias. El tema de la emancipación y de la independencia se concibe como un proceso histórico centrado en la lucha por la soberanía, en cuanto lucha por la libertad política y la igualdad entre ciudades, comunidades, razas o pueblos, característica que aparece a todas luces en los estudios de historia regional y en las bases sociales de la insurgencia ejemplificadas en este libro.
El segundo libro, De las independencias iberoamericanas a los estados nacionales, centrado en la temática del Estado-nación, no se exime de abordar el acérrimo debate historiográfico que se vino desarrollando a lo largo de estos doscientos años y con motivo de las conmemoraciones ((bi)centenarios). A través de varios estudios regionales (Nidia Areces para Paraguay, Ana Ribeiro para Uruguay, Andréa Slemian para Brasil, Scarlett O’Phelan Godoy para Perú, Federica Morelli para Ecuador, Marta Irurozqui para Charcas/Bolivia, Isabel C. Bermúdez para Nueva Granada, Edda O. Samudio para Venezuela, Jordana Dym para Guatemala, Ivana Frasquet para México, Encarna García Monerris y Carmen García Monerris para España) y de cierto modo nacionales, insiste en el hecho de que la búsqueda de un nuevo orden desembocó mayoritariamente en gobiernos republicanos (consolidados de forma más o menos temprana, como fue el caso en Venezuela), aunque también se dieron experiencias monárquicas como la mexicana o la brasileña. Las consecuencias de la “crisis imperial” y las independencias en el orden institucional y político cobran aquí mayor sentido al considerar la naturaleza del conflicto y las modalidades de politización del fenómeno guerrero en su vertiente regional y social, y no sólo dentro de la “tradicional” oposición entre las élites locales y la plebe urbana o rural, o también de la gesta heroica propia de la historiografía clásica. Más allá de estos tiempos de liberalismo y de revolución, los análisis regionales aquí reunidos contribuyen en este sentido en precisar no pocas modalidades de las formas de gobernar en los antiguos territorios coloniales y de la construcción de los Estados republicanos y/o federalistas dentro de una dinámica continental, pero también en la misma España, cuya inclusión en este conjunto contribuye en evidenciar tanto las nuevas estructuras de poder que asoman en el mundo ibérico como la permanencia de antiguas jerarquías sociales.
Fuente: http://nuevomundo.revues.org/
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