El explorador que hemos olvidado
E. G. Squier. Periodista, investigador y diplomático estadounidense, abrió el camino a posteriores exploradores de la cultura inca. Squier estuvo en el Cusco, en el siglo XIX, y encontró, entre otras reliquias, un cráneo trepanado que causó sensación en su tiempo.
En 1862 arribó al Perú Ephraim George Squier (1821-1888) como Comisionado de los Estados Unidos, nombrado por el presidente Abraham Lincoln. El interés de Squier por los temas arqueológicos lo llevaron a escribir “Un viaje por tierras incaicas. Crónica de una expedición arqueológica” (1863-1865). “La primera edición en castellano de este libro sobre los incidentes de exploración —explica la historiadora Mariana Mould de Pease— se publicó en 1974; es decir, más de un siglo después de su impresión original en inglés”. La doctora Mould de Pease recuerda que “en julio de 1976 la Embajada de los Estados Unidos en Lima distribuyó quinientos ejemplares con motivo del bicentenario de la independencia de ese país”. Fue entonces que ella se interesó por la figura de Squier, realizando su tesis sobre él.
Pasión por el ayer
E. G. Squier. Periodista, investigador y diplomático estadounidense, abrió el camino a posteriores exploradores de la cultura inca. Squier estuvo en el Cusco, en el siglo XIX, y encontró, entre otras reliquias, un cráneo trepanado que causó sensación en su tiempo.
En 1862 arribó al Perú Ephraim George Squier (1821-1888) como Comisionado de los Estados Unidos, nombrado por el presidente Abraham Lincoln. El interés de Squier por los temas arqueológicos lo llevaron a escribir “Un viaje por tierras incaicas. Crónica de una expedición arqueológica” (1863-1865). “La primera edición en castellano de este libro sobre los incidentes de exploración —explica la historiadora Mariana Mould de Pease— se publicó en 1974; es decir, más de un siglo después de su impresión original en inglés”. La doctora Mould de Pease recuerda que “en julio de 1976 la Embajada de los Estados Unidos en Lima distribuyó quinientos ejemplares con motivo del bicentenario de la independencia de ese país”. Fue entonces que ella se interesó por la figura de Squier, realizando su tesis sobre él.
Pasión por el ayer
Ephraim George Squier nació en 1821, en Bethlehem, Nueva York. Le fue muy mal en los estudios escolares aunque terminó como escritor, periodista, editor y diplomático. Entre trabajo y trabajo encontraba tiempo para dedicarse a su pasión: la investigación de los entierros indígenas. Eso lo llevó a publicar su muy influyente “Antiguos monumentos del valle de Mississippi”. Su interés por la arqueología fue creciendo y la volcó a los restos de las civilizaciones de América Central. En 1849, para poder estudiar las construcciones originarias de esa región, se convirtió en Encargado de Negocios de Estados Unidos para América Central. De regreso a su país plasmó sus investigaciones y experiencias de viaje en una copiosa obra compuesta por varios libros sobre Honduras, San Salvador y Nicaragua (en este último país se le considera una figura principal para el mejor conocimiento de su historia nacional). Volvió a Nueva York en 1868 como cónsul de Honduras. En 1871 fue elegido el primer presidente del Instituto Antropológico de Nueva York.
Testimonio
“Dada la virtual ausencia de todo documento escrito, el estudio de los monumentos arquitecturales de los peruanos adquiere la mayor importancia para la investigación de su historia y civilización. Tienen, en verdad enorme valor. Demuestran claramente el estado de sus artes en todos los ramos. Tenemos restos fehacientes de lo que podían hacer en arquitectura. Sus depósitos y acueductos nos dan una clara visión de su sistema agrícola. Sus puentes, caminos y tambos nos hablan de sus medios de intercomunicación. Sus grandes fortalezas y otras obras públicas demuestran que los gobernantes tenían a su disposición la mano de obra de una población numerosa e industriosa”. [E. G. Squier]
El cráneo
En los alrededores de Cusco a Squier le fue entregado un cráneo trepanado y fue él, en 1865, el primero en anotar la práctica de las trepanaciones craneanas en épocas prehispánicas. Su cráneo inca causó revuelo en la comunidad científica y académica. Y su descubrimiento es considerado un hito en la historia de la cirugía en la medicina antigua. El cráneo en cuestión es albergado hoy en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
Fuente: Diario El Comercio. Domingo 4 de Julio del 2010.
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