Al filo del bicentenario
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Nelson Manrique (Historiador)
En este momento estoy en Cuernavaca participando en el Encuentro Internacional Conmemorativo del Bicentenario de la Independencia Hispanoamericana y el Centenario de la Revolución Mexicana, que organizan la Universidad Nacional Autónoma de México, el Congreso del Estado de Morelos, la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Los peruanos sentimos el bicentenario como algo lejano porque todavía falta más de una década para el 2021, pero Ecuador conmemorará su bicentenario dentro de pocos meses y México lo hará el año próximo. Que ni siquiera tengamos conciencia de esto constituye una cabal ilustración de cuán poco hemos avanzado en el camino de la integración continental con que soñaban Hidalgo y Morelos, Bolívar y San Martín.
Aunque Ecuador alcanzó su independencia recién en 1830, al escindirse de la Gran Colombia, este año se conmemora la formación de la Junta Soberana de Quito, el 9 de agosto de 1809, que presidió Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre, que destituyó al virrey y formó un gobierno independiente, que, aunque luego fue aplastado, abrió el camino a varias conspiraciones y alzamientos que culminaron una década después con la independencia frente a España, con el concurso de las tropas del libertador Bolívar.
La ocupación francesa de la península ibérica en 1808 provocó una guerra de resistencia contra los invasores y la organización de las Cortes de Cádiz. En las colonias españolas de América se formaron juntas. La junta de Nueva España (México) terminó rebasando su propósito inicial de conservar la soberanía en espera del retorno del monarca y destituyó al virrey.
La radicalización de los criollos culminó el 16 de setiembre de 1810 con el alzamiento del cura Miguel Hidalgo y Costilla, bajo una consigna no muy precisa: “¡Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno, abajo los gachupines!”. Como en Ecuador, el logro de la independencia tomaría todavía una década más, pero fue en ese momento cuando se pusieron en marcha los acontecimientos que culminaron con la formación del rosario de naciones que en los próximos años conmemorarán, también, el segundo centenario de sus azarosas existencias.
En este momento estoy en Cuernavaca participando en el Encuentro Internacional Conmemorativo del Bicentenario de la Independencia Hispanoamericana y el Centenario de la Revolución Mexicana, que organizan la Universidad Nacional Autónoma de México, el Congreso del Estado de Morelos, la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Los peruanos sentimos el bicentenario como algo lejano porque todavía falta más de una década para el 2021, pero Ecuador conmemorará su bicentenario dentro de pocos meses y México lo hará el año próximo. Que ni siquiera tengamos conciencia de esto constituye una cabal ilustración de cuán poco hemos avanzado en el camino de la integración continental con que soñaban Hidalgo y Morelos, Bolívar y San Martín.
Aunque Ecuador alcanzó su independencia recién en 1830, al escindirse de la Gran Colombia, este año se conmemora la formación de la Junta Soberana de Quito, el 9 de agosto de 1809, que presidió Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre, que destituyó al virrey y formó un gobierno independiente, que, aunque luego fue aplastado, abrió el camino a varias conspiraciones y alzamientos que culminaron una década después con la independencia frente a España, con el concurso de las tropas del libertador Bolívar.
La ocupación francesa de la península ibérica en 1808 provocó una guerra de resistencia contra los invasores y la organización de las Cortes de Cádiz. En las colonias españolas de América se formaron juntas. La junta de Nueva España (México) terminó rebasando su propósito inicial de conservar la soberanía en espera del retorno del monarca y destituyó al virrey.
La radicalización de los criollos culminó el 16 de setiembre de 1810 con el alzamiento del cura Miguel Hidalgo y Costilla, bajo una consigna no muy precisa: “¡Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno, abajo los gachupines!”. Como en Ecuador, el logro de la independencia tomaría todavía una década más, pero fue en ese momento cuando se pusieron en marcha los acontecimientos que culminaron con la formación del rosario de naciones que en los próximos años conmemorarán, también, el segundo centenario de sus azarosas existencias.
Fuente: Diario La Repùblica. 11/02/09
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