Generaciones
Por: Eduardo Dargent (Politólogo)
En días pasados se ha discutido sobre la aparición de una nueva generación de politólogos en el Perú. Martín Tanaka le da un marco más amplio a la discusión y se pregunta si en las Ciencias Sociales se está formando una generación distinta a la del 68. Como ejemplo de una disciplina en la que ya existirían divisiones generacionales significativas, Martín, siguiendo a Paulo Drinot, señala a los historiadores.
Uso el caso de los historiadores para resaltar por qué, en mi opinión, es prematuro hablar de una generación académica de politólogos. Al hablar de “generación” no me refiero a un grupo de intelectuales públicos que siguen banderas similares, uso común del término en la historia de los movimientos intelectuales. Me refiero a algo más simple, aunque puede coincidir con lo anterior: académicos que, además de edad similar y nacionalidad común, tienen aproximaciones parecidas a su objeto de estudio.
Simplificando, podemos distinguir tres generaciones académicas de historiadores peruanos. Los historiadores hispanistas, generalmente de talante más conservador y concentrados en el estudio de las élites, marcaron el tono antes de los setenta. La “nueva historia” surge en parte en reacción a esa corriente y ofrece una lectura histórica mucho menos armoniosa del país y más enfocada en “los de abajo”. Sigue luego una tercera hornada que tiene en común una posición crítica (en mayor o menor medida) de ambos enfoques. Hoy este grupo, vinculado en su mayoría a la academia anglosajona, publica en las mejores revistas y editoriales de la disciplina. Sus trabajos, además, suelen trascender el caso peruano, que es una excusa para discutir temas más amplios.
Pues bien, creo que en ciencia política estamos todavía lejos de poder hablar de una “nueva” generación. Primero, porque carecemos de una generación previa de la cual distinguirnos. La obra de Julio Cotler, los momentos que le robamos a Carlos Franco, y los sociólogos e historiadores que han escrito sobre política no me parecen suficientes individuos como para hablar de una generación de politólogos que comparta cierto enfoque. Otros autores cercanos a esa edad privilegian otros enfoques, haciendo más difícil encontrar diferencias claras entre lo viejo y lo nuevo.
Más importante, mi supuesta generación recién empieza su carrera académica. Somos pocos y no tenemos suficientes trabajos publicados como para hablar de un aporte significativo a la disciplina. Hay productos interesantes, pero es prematuro para saber hasta dónde llegaremos. Me parece que algunos medios confunden caras nuevas hablando y escribiendo de política (que las hay) con producción académica generacional (que todavía no alcanza).
Pero, además, incluso si llegamos a tener esa obra, dudo que haya rasgos comunes que permitan agruparnos, más allá de la edad. El libro de Alberto Vergara sobre las elecciones de 2006 en el Perú (‘Ni Amnésicos Ni Irracionales’), por ejemplo, está más cerca del Cotler de los setenta que del Tanaka de los noventa. Por todo ello, creo que es mejor esperar varios años antes de hablar de generaciones.
Recomendados:
¿Generaciones? (I). Martin Tanaka.
¿Generaciones? (II). Martin Tanaka.
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