domingo, 1 de mayo de 2011

Ucronía sobre la Guerra de Secesión (1861-1865). Si el Norte hubiera perdido la guerra, ¿cómo habría sido la historia posterior?.

Los Estados Confederados de América

¿Y si el Norte hubiera perdido la guerra?

Por: Jorge Moreno Matos. Periodista

En febrero del 2005 la revista de historia “Clío” se hacía una pregunta que hoy, seis años después, cuando se acaban de cumplir 150 años del inicio de la Guerra de Secesión (1861-1865), cobra inusitada vigencia: y si el Norte hubiera perdido la guerra, ¿cómo habría sido la historia posterior?

La pregunta no es gratuita con el primer presidente afroamericano en la Casa Blanca y un vendaval de publicaciones y actos conmemorativos en todo el país en recuerdo de este aniversario: ¿Qué habría sucedido con unos Estados Unidos sudistas?

UNA GUERRA INEVITABLE
Cuando el 12 de abril se conmemoraron los 150 años del asedio de Fort Sumter, episodio que marcó el inicio de la Guerra de Secesión; o cuando el próximo 21 de julio diversas comisiones de varios estados de la Unión hagan lo propio con la batalla de Manassas, el primer gran enfrentamiento de la guerra, todos tendrán presente que se trata del acontecimiento histórico que, como dice el historiador español Anaclet Pons, “forjó la identidad americana en todos los sentidos”. Lo que la convirtió en lo que es actualmente.

¿Por qué? Por una sencilla razón: la secesión fue el todo por el todo al que apostó el Sur y en la que perdió irremisiblemente. Esencialmente, su lugar en la historia; aunque este ya estaba en declive debido a una serie de problemas que enfrentaba.

La caída demográfica que experimentaban los estados sudistas, donde, de los 10 millones de personas que vivían en los estados confederados, 3,5 millones eran esclavos, y que, además, se reflejaba en los resultados del Colegio Electoral, y la vastedad de sus enormes territorios frente a los del Norte, donde se había favorecido la inmigración europea (la Constitución de los Estados Confederados desconocía todo tipo de derechos a los inmigrantes, que preferían irse al Norte), les hicieron creer que la separación de la Unión era el único camino posible, sin saber que era el principio de su fin.

Tras la elección de Lincoln en diciembre de 1860, Carolina del Sur fue el primer estado en independizarse de la Unión. Lo siguieron Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas. Tras formar un Congreso, declarar la creación de los Estados Confederados de América y elegir un presidente, Jefferson Davis, el Norte envió su ejército contra el rebelde y secesionista Sur y se desencadenó una guerra que, cuatro años después, lo borró del mapa de la historia.

Pero, contrariamente a lo que la gente piensa, la abolición no fue el objetivo de la Guerra Civil de Estados Unidos, sino todo lo contrario: solo fue su resultado. Lincoln, para quien el tema de la abolición tenía sus matices, siempre creyó que lo importante era preservar la unidad nacional por encima de cualquier otro asunto u objetivo, incluso a costa de la abolición misma, si era necesario.

En una carta al director de un diario, escribe: “Mi objetivo principal en esta lucha es salvar la Unión, no salvar ni destruir la esclavitud. Si yo pudiera salvar la Unión sin liberar a ningún esclavo, lo haría. Si pudiera salvarla liberando a todos los esclavos, lo haría. Y si pudiera salvarla liberando a unos sí y a otros no, también lo haría”.

OTRO DESTINO MANIFIESTO
Hasta aquí la historia real. Sin embargo, un falso documental estrenado en el 2004 (que no llegó al Perú y solo se exhibió en el ámbito estadounidense; pero que actualmente puede verse en You Tube) juega con la hipótesis de cómo habría sido la historia si el destino de la guerra hubiera sido otro, si el Sur hubiese ganado. Y el resultado es escalofriante.

En “C.S.A.: The Confederate States of America”, el Sur, tras vencer en la batalla de Gettysburgo, legaliza la esclavitud en todo el país y la nación confederada se expande hacia el sur, hacia Latinoamérica, donde construye su ‘imperio tropical’. A inicios del siglo XX, Hitler visita América y si bien no logra convertirlo en su aliado, las similitudes ideológicas evitan que los Estados Confederados de América entren en la guerra. Triunfan sí en las guerras de Corea y Vietnam, donde han librado sendas guerras coloniales. Pero por su pensamiento y doctrina, solo la Sudáfrica del apartheid mantiene sólidas relaciones con ellos. En el plano interno, la semilla del abolicionismo ha echado raíces entre muchos intelectuales sudistas y comienza una cacería contra cualquier intento de subversión, hasta que un mayúsculo escándalo político, que entraña un grave secreto sobre la esclavitud, sacude todo el país.

Ciencia ficción o no, el documental se basa en documentos, cartas, declaraciones y escritos de políticos y militares confederados para establecer sus conjeturas. Como esta, del vicepresidente de los Estados Confederados, Alexander Stephens, quien en 1861, un mes antes del inicio de la guerra, escribió: “El negro no es igual al hombre blanco… la esclavitud es su condición natural. Nuestro gobierno es el primero en la historia de la humanidad basado en esta gran verdad”.

Desde esa perspectiva, a veces, la historia no solo es lo que finalmente fue sino también lo que pudo haber sido.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 1 de Mayo del 2011.

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