Conexión nazi
Por Nelson Manrique (Historiador)
El 25/1/83 Klaus Barbie fue entregado por el gobierno boliviano a las autoridades francesas en la Guyana. El material que incautaron autoridades bolivianas permitía hacerse una idea de la magnitud de la red criminal que Barbie había ayudado a construir en AL, que colaboraba ampliamente con los sanguinarios regímenes militares que estaban en el poder, protegía a muchos nazis encubiertos y combinaba los negocios con múltiples delitos, que iban desde el crimen y la extorsión hasta el tráfico de armas y el narcotráfico. Esta vasta red nazi ya había sido denunciada por el escritor Frederick Forsyth en su novela The Odessa Files. Los materiales incautados a Barbie confirmaban su existencia.
Durante los 30 años que vivió en Bolivia, Barbie (escondido bajo la identidad de “Klaus Altmann” que le otorgaron sus protectores de EEUU, a quienes sirvió) fue asesor de varios dictadores militares, prestó su ‘expertise’ como asesino y torturador en la represión de la izquierda y desarrolló múltiples negocios en asociación con militares y miembros de la burguesía boliviana. El apellido Altmann (que tomó del rabino del barrio donde vivió en su niñez) le abrió las puertas de la colonia judía de La Paz, que lo creía uno de los suyos. Entre otros negocios, Barbie convenció al dictador René Barrientos de la conveniencia de que Bolivia, país sin litoral marítimo, tuviera una marina mercante, creándose así la Transmarítima Boliviana, de la que Barbie fue nombrado gerente general y que sirvió de tapadera para el tráfico de armas y otros negocios.
Fue a raíz de su involucramiento en un golpe militar fracasado que la estrella de Barbie empezó a declinar. Adicionalmente, en 1971 quebró la Transmarítima Boliviana y Barbie se vio obligado a abandonar La Paz, mudándose a Lima. No era nada extraño. Él viajaba continuamente al Perú y en Lima tenía un firme aliado en el también nazi Friedrich Schwend. Federico Schwend (como era conocido, pues ni siquiera necesitó cambiar de apellido) había logrado insertarse bien en la burguesía peruana. Era visto como un nazi del montón, pero no lo era en absoluto. Dirigía la red nazi de AL con Barbie y tenía fama de ser un falsificador eximio.
Durante el III Reich fue el responsable de la “Operación Bernhard”, un proyecto destinado a inundar Inglaterra con libras esterlinas falsas –indistinguibles de las originales– para provocar el colapso económico de GB. En Lima su hija Ingrid se vio involucrada en un triángulo que culminó en un sonado caso policial, cuando su amante, el conde español Sartorius, fue asesinado por el marido.
El 1/1/72 Luis Banchero Rossi fue asesinado en su residencia en Chaclacayo. Pocos días después, Barbie fue desenmascarado en Lima por los cazadores de nazis Serge y Beate Klarsfeld. Esto le obligó a fugar hacia La Paz, el 23 de ese mismo mes, con el apoyo de miembros del “ala dura” del gobierno militar de Velasco. En La Paz, ya reconocida su verdadera identidad, varios regímenes militares lo protegerían durante una década más, llegando hasta a darle el grado de teniente coronel honorario del ejército boliviano, en reconocimiento a sus aportes como instructor y torturador.
En la captura de Barbie y su entrega a las autoridades francesas, el 4/2/83, jugó un importante papel el entonces viceministro del Interior de Hernán Siles Suazo, Gustavo Sánchez Salazar. Fue él quien reveló la conexión de Barbie con el asesinato de Luis Banchero Rossi, a partir de documentos incautados a los cuales tuvo acceso. Mientras en Lyon se juzgaba a Barbie, Gustavo Sánchez publicó su libro, que –hasta donde sé– no ha circulado en el Perú (Criminal hasta el final. Klaus Barbie en Bolivia. Barcelona: Ediciones B., 1987).
Existe una extensa bibliografía sobre Barbie, que puede verse en internet. Sobre la red nazi en AL recomiendo la cinta de K. McDonald My Enemy’s Enemy. Klaus Barbie & the Fascist Conection (2007). Mención aparte merece el film de Marcel Ophuls Hotel Terminus: la vida y el tiempo de Klaus Barbie (1989), sin duda uno de los más grandes documentales políticos de todos los tiempos.
Fuente: Diario La República. Martes 02 de Marzo del 2010.
Por Nelson Manrique (Historiador)
El 25/1/83 Klaus Barbie fue entregado por el gobierno boliviano a las autoridades francesas en la Guyana. El material que incautaron autoridades bolivianas permitía hacerse una idea de la magnitud de la red criminal que Barbie había ayudado a construir en AL, que colaboraba ampliamente con los sanguinarios regímenes militares que estaban en el poder, protegía a muchos nazis encubiertos y combinaba los negocios con múltiples delitos, que iban desde el crimen y la extorsión hasta el tráfico de armas y el narcotráfico. Esta vasta red nazi ya había sido denunciada por el escritor Frederick Forsyth en su novela The Odessa Files. Los materiales incautados a Barbie confirmaban su existencia.
Durante los 30 años que vivió en Bolivia, Barbie (escondido bajo la identidad de “Klaus Altmann” que le otorgaron sus protectores de EEUU, a quienes sirvió) fue asesor de varios dictadores militares, prestó su ‘expertise’ como asesino y torturador en la represión de la izquierda y desarrolló múltiples negocios en asociación con militares y miembros de la burguesía boliviana. El apellido Altmann (que tomó del rabino del barrio donde vivió en su niñez) le abrió las puertas de la colonia judía de La Paz, que lo creía uno de los suyos. Entre otros negocios, Barbie convenció al dictador René Barrientos de la conveniencia de que Bolivia, país sin litoral marítimo, tuviera una marina mercante, creándose así la Transmarítima Boliviana, de la que Barbie fue nombrado gerente general y que sirvió de tapadera para el tráfico de armas y otros negocios.
Fue a raíz de su involucramiento en un golpe militar fracasado que la estrella de Barbie empezó a declinar. Adicionalmente, en 1971 quebró la Transmarítima Boliviana y Barbie se vio obligado a abandonar La Paz, mudándose a Lima. No era nada extraño. Él viajaba continuamente al Perú y en Lima tenía un firme aliado en el también nazi Friedrich Schwend. Federico Schwend (como era conocido, pues ni siquiera necesitó cambiar de apellido) había logrado insertarse bien en la burguesía peruana. Era visto como un nazi del montón, pero no lo era en absoluto. Dirigía la red nazi de AL con Barbie y tenía fama de ser un falsificador eximio.
Durante el III Reich fue el responsable de la “Operación Bernhard”, un proyecto destinado a inundar Inglaterra con libras esterlinas falsas –indistinguibles de las originales– para provocar el colapso económico de GB. En Lima su hija Ingrid se vio involucrada en un triángulo que culminó en un sonado caso policial, cuando su amante, el conde español Sartorius, fue asesinado por el marido.
El 1/1/72 Luis Banchero Rossi fue asesinado en su residencia en Chaclacayo. Pocos días después, Barbie fue desenmascarado en Lima por los cazadores de nazis Serge y Beate Klarsfeld. Esto le obligó a fugar hacia La Paz, el 23 de ese mismo mes, con el apoyo de miembros del “ala dura” del gobierno militar de Velasco. En La Paz, ya reconocida su verdadera identidad, varios regímenes militares lo protegerían durante una década más, llegando hasta a darle el grado de teniente coronel honorario del ejército boliviano, en reconocimiento a sus aportes como instructor y torturador.
En la captura de Barbie y su entrega a las autoridades francesas, el 4/2/83, jugó un importante papel el entonces viceministro del Interior de Hernán Siles Suazo, Gustavo Sánchez Salazar. Fue él quien reveló la conexión de Barbie con el asesinato de Luis Banchero Rossi, a partir de documentos incautados a los cuales tuvo acceso. Mientras en Lyon se juzgaba a Barbie, Gustavo Sánchez publicó su libro, que –hasta donde sé– no ha circulado en el Perú (Criminal hasta el final. Klaus Barbie en Bolivia. Barcelona: Ediciones B., 1987).
Existe una extensa bibliografía sobre Barbie, que puede verse en internet. Sobre la red nazi en AL recomiendo la cinta de K. McDonald My Enemy’s Enemy. Klaus Barbie & the Fascist Conection (2007). Mención aparte merece el film de Marcel Ophuls Hotel Terminus: la vida y el tiempo de Klaus Barbie (1989), sin duda uno de los más grandes documentales políticos de todos los tiempos.
Fuente: Diario La República. Martes 02 de Marzo del 2010.
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