domingo, 29 de noviembre de 2009

De la Declaración de Paz de Itamaraty al Acta de Brasilia. Guerra de Perú y Ecuador (1995).

Del conflicto a la cooperación

Por: Rosa Garibaldi *

Pocos años después de su independencia —que en realidad fue en 1830— las relaciones del Perú con Ecuador se tornaron complicadas por la demarcación fronteriza que no se resolvió con el Tratado de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942.

Un problema técnico
Por problemas técnicos —ligados al reconocimiento aéreo de la cordillera del Cóndor— Ecuador cuestionó el acuerdo entero y la frontera quedó sin hitos de demarcación en 78 kilómetros, en una zona que llegaba hasta el río Marañón (alto río Amazonas). Los enfrentamientos diplomáticos y bélicos continuaron por más de 50 años. Ecuador insistía en un acceso directo al río Amazonas vía el Marañón, y el Perú esgrimía argumentos históricos y jurídicos para impedirlo.

La fórmula mágica
Súbitamente, en 1998, surgió una sabia fórmula que resolvió el problema. La historia que conduciría a la solución del litigio fronterizo se inició el 17 de febrero de 1995, con la Declaración de Paz de Itamaraty. El Perú y Ecuador acordaron un cese de fuego, el retiro de tropas ecuatorianas de territorio peruano, el establecimiento de una misión de observadores y el compromiso de continuar las negociaciones para llegar a la solución definitiva. Pero no por ello cesaron los enfrentamientos bélicos.

*Confianza para la paz*
Finalmente, los presidentes Alberto Fujimori y Jamil Mahuad dirigieron el 8 de octubre de 1998, cada uno independientemente, una carta al presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso. Hacían referencia a la Declaración de Paz de Itamaraty de 1995 y a los acuerdos alcanzados en base a la Declaración de Brasilia de 1997, señalando que a pesar de todo ello, no habían podido encontrar una fórmula aceptable para fijar la frontera, de acuerdo con el Tratado de Paz de 1942, por lo que solicitaban a los países garantes una propuesta.

Propuestas de los garantes
A los dos días, el 10 de octubre, el presidente Cardoso respondió: los garantes emitirían una propuesta para finalizar el problema fronterizo pero antes —y sin conocerla— los congresos de ambos países tendrían que aprobar que fuera vinculante. El paso definitivo lo dieron los congresos del Perú y Ecuador —con Resolución Legislativa del 16 de octubre de 1998— aprobando el procedimiento planteado.

La carta de los cuatro
El 23 de octubre de 1998 llegó a Lima y a Quito una carta de los cuatro garantes: Carlos Menem, Argentina; Fernando Cardoso, Brasil; Eduardo Frei, Chile, y Bill Clinton, Estados Unidos. En ella formulaban la propuesta a la que los congresos del Perú y Ecuador ya habían otorgado carácter vinculante. La demarcación fronteriza se ejecutaría de acuerdo con las opiniones de los expertos designados por los garantes, en cumplimiento de la Declaración de Brasilia del 26 de noviembre de 1997.

Llamado Tiwinza
El Perú daría en propiedad privada al Ecuador un área de un kilómetro cuadrado. En su centro se encontraba el territorio peruano denominado Tiwinza. Un lugar de intensas luchas entre ambos países en 1995. Los ecuatorianos podrían transitar libremente por una única vía pública, carrozable, de hasta 5 metros de ancho, que conectaría el kilómetro cuadrado de Tiwinza con el territorio ecuatoriano. El Perú y Ecuador formalizarían los acuerdos que constituían parte integrante del Acuerdo Global y Definitivo. La fórmula vinculante sería llevada al papa Juan Pablo II para su bendición.

El fin de las diferencias
El 26 de octubre de 1998 los presidentes Fujimori y Mahuad, con los cancilleres del Perú y Ecuador, firmaron el Acta de Brasilia, y, como testigos, los presidentes del Brasil, Chile, Estados Unidos y Argentina. Los firmantes señalaron que los acuerdos alcanzados culminaban las negociaciones previstas en la Declaración de Itamaraty de 1995, y ponían término a los diferendos; declararon que con la carta del presidente del Brasil, del 23 de octubre de 1998 —que formaba parte integrante del Acta— quedaban resueltas las diferencias fronterizas entre los dos países y firme el compromiso de colocar los hitos para fijar la frontera.

La integración
Dos acuerdos suscritos ese 26 de octubre merecen especial atención. El Tratado de Comercio y Navegación que concedió al Ecuador acceso libre, continuo y perpetuo al río Amazonas, reiterando lo dicho en el Protocolo de Río de Janeiro, así como el establecimiento (por 50 años) en las riberas de los ríos amazónicos de dos centros ecuatorianos para el comercio y la navegación. Cada uno de 150 hectáreas, para procesar materias primas y reexportación.

Y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad para incrementar la inversión pública y privada en las regiones fronterizas peruano-ecuatorianas. Comprende un Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza orientado a elevar el nivel de vida de las poblaciones: 4 millones y medio de personas (2,9 millones, peruanos), ejecutando proyectos de integración económica regional.

Hasta ahora ha resultado imposible la construcción de una vía carrozable del Ecuador a Tiwinza. Y no se han establecido los dos centros ecuatorianos en la ribera de los ríos amazónicos.

Tarea pendiente
Queda pendiente el reto de construir una relación perdurable en la que los términos de intercambio comercial, los proyectos de desarrollo, los compromisos resultantes de la firma de paz de Itamaraty y la relación armónica e interdependiente de las poblaciones del sur ecuatoriano y del norte peruano se engarcen en políticas de Estado, de ambas naciones.

La Declaración de Brasilia
El 26 de noviembre de 1997, el Perú y Ecuador acordaron examinar cuatro temas:

Tratado de Comercio y Navegación.

Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.

Fijación de la frontera terrestre común.

Establecimiento de una comisión binacional sobre medidas de confianza mutua y de seguridad. Y, a la vez, designar dos grupos de expertos técnicos y jurídicos para abordar el tema demarcatorio.

Con los acuerdos de Brasilia de 1998 se superaron 176 años de contienda fronteriza y litigio bélico.

Se inició una era de cooperación , integración y desarrollo mutuo.

Protestas por el acuerdo
Al conocerse el procedimiento formulado por los garantes y el contenido de la propuesta vinculante (ya aprobada por los congresos del Perú y del Ecuador), en Lima se desencadenaron las protestas.

El presidente Alberto Fujimori había relegado a la cancillería y a otras instituciones.

Una lista de personalidades —incluyendo el congresista Carlos Ferrero, hermano del canciller— públicamente rechazaron la fórmula de los garantes.

El propio canciller Eduardo Ferrero renunció.

El nuevo canciller Fernando de Trazegnies trató de tranquilizar a la opinión pública, señalando que en la propuesta de los garantes no había nada que saliera de lo que el Protocolo de Paz de 1942 había planteado. La oposición al acuerdo fue particularmente fuerte en Loreto, por lo previsto en el Tratado de Navegación y Comercio (establecimiento de dos centros ecuatorianos de comercio y exportación en las riberas de los ríos amazónicos).

La entonces congresista Lourdes Flores, en actitud solitaria y valiente, se declaró públicamente a favor de los acuerdos de 1998, granjeándose la hostilidad de los loretanos.

[*] Historiadora y diplomática peruana.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 29 de noviembre del 2009.

sábado, 28 de noviembre de 2009

EE.UU frente al BRIC (Brasil, Rusia, India y China) II

La CIA predice el ocaso de los EE.UU. (II)

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

Michael T. Klare, profesor de Estudios de Paz y Seguridad Mundial en el Hampshire College, definió seis razones que grafican el ocaso de Estados Unidos. La primera –publicada ayer– es el G-7 convertido en G-20. La segunda: los competidores de EE.UU. ya analizan el papel del dólar como medio internacional de intercambio. China, Rusia, Brasil, Japón y los petroleros del Golfo estudian la posibilidad de migrar al euro o a una canasta de divisas. De producirse esto, el valor del dólar caería, afectando aún más la economía de su emisor. La tercera: en el campo diplomático, Rusia y China se han negado a presionar a Irán, según lo había solicitado Washington. Dijo el canciller ruso: “No tenemos la menor duda de que, en la situación actual, las amenazas, las sanciones y las advertencias de presión serían contraproducentes”. Esto, que ocurrió luego de que Obama cancelara el escudo antimisiles que amenazaba a Rusia, prueba que, ni aun haciendo concesiones, Estados Unidos obtiene lo que antes poniendo cara de enojado.

Cuarto: lo mismo puede inferirse de la reunión de alto nivel celebrada en Pekín el 15 de octubre entre el primer ministro chino y el vicepresidente iraní: “La relación entre China e Irán acusa una rápida evolución en la que los dirigentes de ambos países mantienen intercambios frecuentes y amplían y profundizan sus lazos de cooperación comercial y energética”, dijo Wen Jiabao. Una declaración así es, sin duda, otro revés diplomático estadounidense y una prueba más de que sus vecinos ya no los ven como antes.

Quinto: la guerra de Afganistán pierde adhesiones. Al extremo que el primer ministro británico anunció que aumentaría el contingente británico en Afganistán en… 500 soldados, y siempre y cuando otros países hagan lo propio. Casi un chiste. “En otras palabras –dice Klare–, hasta el aliado más leal y obsecuente de Estados Unidos en Europa ha dejado de parecer dispuesto a sobrellevar la carga de lo que tiende a verse como otra costosa aventura más en la región de Oriente Medio”.

Y sexto: el Comité Olímpico Internacional (COI) pasó por alto a Chicago y eligió a Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos 2016. Es la primera ocasión en que un país sudamericano es objeto de tal honor. “Hasta el momento de la votación se pensaba en Chicago como aspirante con grandes posibilidades, sobre todo tras la presencia de Obama, y en Copenhague para cabildear al COI. No obstante, los acontecimientos se sucedieron de una manera que desconcertó al mundo pues Chicago no solamente perdió, sino que fue eliminada en la primera ronda de votaciones”.

Concluye Klare: “Nada de esto significa que, durante cierto tiempo, EE.UU. no siga teniendo la economía más grande y la fuerza militar más potente del mundo en cuanto a capacidad de destrucción pura. Sin embargo, no hay duda de que el entorno estratégico en el que los líderes estadounidenses han de tomar decisiones de importancia crítica para los intereses nacionales vitales ha cambiado desde que se desató la crisis económica internacional”.

Fuente: Diario Perú 21. Jueves 26 de noviembre del 2009.

EE.UU frente al BRIC (Brasil, Rusia, India y China) I

La CIA predice el ocaso de EE.UU. (I)

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

Michael T. Klare, profesor de Estudios de Paz y Seguridad Mundial en el Hampshire College, es autor de Planeta sediento, recursos menguantes: la nueva geopolítica de la energía, y ha escrito un artículo revelador sobre lo que vendrá. Cuenta que, en noviembre de 2008, el Consejo Nacional de Inteligencia (NIC) –filial de la CIA– adelantó conclusiones para orientar a Obama. El NIC predijo, en un informe titulado Tendencias mundiales 2025, que el predominio estadounidense en el globo desaparecería gradualmente en el transcurso de los próximos 15 años al tiempo que surgirían nuevas potencias mundiales, particularmente China e India. Su conclusión más extraordinaria es la proyectada erosión del dominio gringo en el largo plazo y el surgimiento de nuevos rivales mundiales: “Aunque es probable que EE.UU. siga siendo la única superpotencia [en el 2025], su fuerza relativa menguará, incluso en el ámbito militar, y su influencia se verá limitada”.

Klare opina que, a 11 meses de aquella predicción, la situación ya es otra. La crisis económica acortó los plazos. El viraje del poderío mundial se ha acelerado como consecuencia de las pérdidas económicas de Estados Unidos en el último año y la recuperación económica de China. “A efectos prácticos, ya estamos en el año 2025. Muchas predicciones de largo alcance de Tendencias mundiales 2025 ya son hechos consumados. Brasil, Rusia, India y China (BRIC) ya aumentaron su peso en la economía mundial, tal como el informe afirmó que sucedería en el transcurso de diez años”.

El especialista continúa: “Al mismo tiempo, el papel dominante que alguna vez monopolizó EE.UU. junto al G-7 se desvaneció, y los países que alguna vez buscaron la guía de la superpotencia ahora hacen caso omiso de Washington y crean sus propias políticas. No ha transcurrido ni un año del informe y los días del predominio de EE.UU. llegaron a su fin. Tal vez tengan que pasar veinte años para que los historiadores afirmen: 'Ese fue el momento en el que Estados Unidos dejó de ser la potencia dominante del planeta y se vio obligada a actuar como cualquier otro actor importante en un mundo de múltiples potencias rivales’”. Y, luego, Klare enuncia seis acontecimientos que marcan los adelantos de “2025” al día de hoy:

1) Tras la cumbre económica de Pittsburgh, los mandatarios del G-7 acordaron pasar la responsabilidad de la supervisión de la economía a un grupo más amplio: el G-20, que incluye a China, India y Brasil. La decisión revela un viraje en la ubicación del poder económico internacional de Occidente hacia el Este y el Sur globales. Dicho viraje indica el declive del predominio económico de EE.UU. “La verdadera relevancia del G-20 no radica en haber recibido el relevo de manos del G-7, sino del G-1: EE.UU.”. Así lo dijo Jeffrey Sachs, en el Financial Times, y destacó que el deterioro del liderazgo gringo en los últimos decenios se vio maquillado por sus avances en informática y el colapso de la URSS, pero ahora es evidente que el poder económico se desplaza de EE.UU. hacia China y otros países.

Fuente: Diario Perú 21. Miércoles 25 de noviembre del 2009.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Historia de Apurímac: Abancay, Andahuaylas y las Bambas.

Apurímac

Por Antonio Zapata (Historiador)

En la última quincena se han sucedido enfrentamientos entre Andahuaylas y Abancay que tienen larga antigüedad. Nunca se han entendido y siempre han vivido enfrentados. En esta coyuntura, Andahuaylas se aferra al hospital programado y Abancay lo hace al presupuesto participativo, que no contemplaba un hospital para Andahuaylas. Por ello, se levantó Abancay contra el presidente regional que es natural de Andahuaylas y es acusado de haber favorecido a su provincia natal. Ahora, el pueblo de Abancay lo ha destituido y Andahuaylas lo defiende. Están al borde de la guerra civil y el gobierno nacional observa desde el balcón. El resto de instituciones nacionales tampoco interviene y la sangre puede llegar al río. Recién, luego de días de conflicto, se ha nombrado una comisión negociadora. ¿Estamos a la espera de otro “baguazo” para recién reaccionar?

En abril de 1873 el gobierno civilista de Manuel Pardo creó Apurímac, como parte del mayor esfuerzo descentralizador del siglo XIX. En efecto, en esos mismos días, Pardo promulgó una ley transfiriendo recursos y responsabilidades a dos instancias regionales: juntas departamentales y municipios. Pero, la conformación de Apurímac inmediatamente fue criticada por Mariano Felipe Paz Soldán, uno de los primeros historiadores y geógrafos del Perú independiente.

Paz Soldán observó que la provincia de Andahuaylas era parte de la cuenca del Pampas y que estaba vinculada al río eje de Ayacucho. Por lo tanto, debería permanecer en ese departamento y no ser desmembrada. Por otro lado, la zona de las Bambas también era diferente de Abancay. La entrada a las Bambas se encuentra por Espinar y pertenece al mundo de las provincias altas de puna, que están vinculadas al alto Cusco.

Por su parte, Abancay es un tercer universo, siendo un valle tributario del gran río Apurímac; vinculado a la pampa de Anta y a la ciudad del Cusco. Así, los legisladores que crearon Apurímac desmembraron parte de los departamentos vecinos y formaron una nueva entidad con espacios que carecen de conexión y relación económica. Son tres partes que viven separadas y que se hallan juntas sólo por causas políticas. Por eso viven peleando y nunca se han entendido.

Paz Soldán estuvo de acuerdo con fundar Apurímac, pero constituyéndolo de otro modo. Su argumento era de fondo: la demarcación política debe seguir la conformación de regiones geoeconómicas. Caso contrario, fracasa y genera crisis. Por su parte, durante el primer gobierno de Alan García, finalizando los 1980, hubo un intento para que Andahuaylas vuelva a Ayacucho, mientras que Abancay y las Bambas retornaban al Cusco. Pero, ese esfuerzo se terminó cuando Fujimori desconoció a las autoridades regionales. Al recentralizar el Estado, Fujimori volvió al Apurímac que conocemos hasta hoy, pegando con alfileres tres espacios que ni siquiera tienen buenos caminos que los conecten.

Los últimos enfrentamientos muestran que es preciso reordenar la demarcación. Pero, sucede que Abancay tampoco quiere volver al Cusco, porque sabe que la capital del imperio trata con mucha displicencia a las provincias de su región. Es preferible ser cabeza de ratón a cola de león. Ello porque Cusco ciudad es tan centralista al interior de su región como Lima a escala nacional. De este modo, la descentralización reiniciada en los 2000 ha sido tan poco razonada, que a pesar de sus buenas intenciones, trae problemas agudos al país.

En el caso particular de Apurímac, pienso que es preferible asumir ese divorcio, pues el matrimonio no ha funcionado en 140 años. Mejor separados que mal avenidos para siempre.

Fuente: Diario La República. Miércoles 25 de noviembre del 2009.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pinochet, teórico de la Geopolítica.

Habla Pinochet

César Hildebrandt (Periodista)

Para entender al gobierno de Chile -a este y a los que vengan porque Chile sí tiene visiones de largo plazo- hay que entender a sus fuerzas armadas.

Y para entender a sus fuerzas armadas hay que llegar al núcleo duro de su doctrina.

Esa doctrina tiene muchas expresiones desde que Diego Portales construyera la Constitución de 1833.

Y una de esas expresiones -quizá la de mayor influencia- es la que Augusto Pinochet Ugarte virtió en su libro “Geopolítica”.

Leamos a Pinochet (me remito a la segunda edición de ese libro, de Andrés Bello Editores, 1974):

“Existen además numerosos principios o leyes con respecto a la modalidad en la expansión de los Estados; así tenemos algunos como:

-Ley del menor esfuerzo: El autor de esta ley es Otto Maull, quien expresó que la expansión de los Estados se materializa en dirección hacia las líneas de menor resistencia, tanto física como demográfica, que presentan los Estados vecinos.

-Ley de la oportunidad: Se realiza en cuanto a tiempo, es decir aprovechando los momentos políticamente favorables, como sucede cuando el Estado vecino o el por agredir se encuentra débil (internamente débil).

-Ley de los espacios. Los Estados de área pequeña, cuyos pueblos posean una vitalidad grande, tienden a dilatar el espacio de que disponen inicialmente...”

Más adelante, hablando de las llamadas “leyes de Ratzel” -Friedrich Ratzel, teórico alemán creador del concepto “espacio vital”-, Pinochet abunda con absoluta sinceridad:

“También se aumenta el espacio cuando la solidez cultural de un Estado ingresa a otro de menor capacidad, pasando a constituir el segundo un granero del primero. Porque, en este caso, el Estado inferior normalmente abre sus puertas y sus mercados, estableciéndose un intercambio intenso con ventajas lógicas para el Estado de mayor capacidad cultural por cuanto será él quien aprovechará las fuentes de materias primas (explotación) y entregará, en cambio, sus productos elaborados (distribución)...”

Pinochet, que toma al pie de la letra la definición que de la palabra Estado hizo el acuñador del concepto de la geopolítica, el sueco Rudolf Kjellen (“organismo biológico”, “ser vital supraindividual”), parafrasea la llamada quinta ley de la expansión de los Estados -según Ratzel- con estas palabras:

“En su crecimiento y expansión, el Estado tiende a incluir secciones políticamente valiosas: líneas de costas, cuencas de ríos, llanuras y regiones ricas en recursos”.

No olvidemos que cuando escribió este libro (1968) Pinochet era coronel, especialista en Estado Mayor y profesor de Geopolítica de la Academia de Guerra del Ejército de Chile. No podía imaginar siquiera que algún día encabezaría uno de los golpes de Estado más cruentos de Latinoamérica y de allí, probablemente, la transparencia casi conmovedora con la que se refiere a “los Estados vivos” -una constante alusión tácita a la vitalidad del Chile del siglo XIX-.

“Todo Estado que incrementa su poderío siente la necesidad de extenderse”, escribe en la página 222.

Y por si alguien dudara, sermonea:

“La expansión de los Estados conduce fatalmente a un conflicto que sólo puede solucionarse en dos formas: 1) Por mutua y pacífica integración; o Por subordinación de un Estado a otro, lo que puede suceder de una forma pacífica o por las armas...Todo Estado debe vivir preparado para cualquiera de estas eventualidades”.

A pesar de lo palurdo que pudo parecer para la mayoría, Pinochet siempre fue considerado, por sus compañeros de armas, un intelectual y un referente. Su libro sobre Tarapacá -“La Guerra del Pacífico. Campaña de Tarapacá”- es uno de los mejores y más exaustivos estudios sobre ese capítulo decisivo de la guerra que Chile ganara.

Y sus teorías sobre geopolítica continúan impartiéndose en las escuelas castrenses de Chile.

De modo que estas citas no son las de un general exaltado ni periférico: son parte de una esencia doctrinaria que el ejército de Chile fraguó desde los comienzos de la República.

Es posible, entonces, que la política más agresiva de Chile en relación al Perú proceda directamente de los cuarteles. Y que la Concertación -traumatizada con el recuerdo de 1973- no tenga otro remedio que marchar con el paso de ganso que le marcan los uniformados. Triste papel el del “socialismo” posmoderno.

Ministros patéticos en su prochilenismo, periodistas que parecen cónsules de Santiago -la señora Rosa María Palacios, por ejemplo-, harían bien en leer a Pinochet. Leerían, al fin de cuentas, al padre tutelar de ese modelo económico impuesto a sangre y fuego que tanto les fascina.

Fuente: Diario La Primera. Domingo 22 de noviembre del 2009.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Economía de los recursos naturales versus economía del conocimiento.

El panorama sudamericano del Perú

Alfredo Barnechea (Analista político)

LIMA. Acabo de participar en el X Foro Iberoamérica en Buenos Aires. Cada año, un grupo de políticos, empresarios y académicos de América Latina y la península ibérica, nos reunimos a puerta cerrada para discutir el estado de la región. Felipe González ha dicho que es "discreto, pero no secreto". Podemos contar, así, qué grandes temas se discuten, pero no qué se dice ni quién lo dijo.

Nuestra reunión del 2008 en Sevilla coincidió con el estallido de la crisis internacional. Un año después nos hemos juntado para evaluarla. Una conclusión ha sido constatar la ausencia de una arquitectura en el sistema global.

Otros dos temas, insistentemente señalados, han sido la necesidad de más equidad en la región, y luego cómo usar esta ventana de oportunidad del actual crecimiento económico, para pasar de los recursos naturales a una economía del conocimiento.

El panorama político de América Latina, y quizá especialmente el de América del Sur, es más bien desolador, en contrapartida al aparente despegue económico. Veamos algunos síntomas.

En Perú tenemos la relación bilateral con Chile donde está.

Entre Colombia y Venezuela la situación es grave (lo que hace que el Pacto Andino, basado primordialmente en los intercambios colombo-venezolanos, está paralizado, como, por otras razones, está paralizado también el otro acuerdo de integración sudamericano, el Mercosur).

La polaridad política, lo que mi amigo Michael Reid ha llamado "la batalla por el alma" de América Latina, impide que podamos organizar eficientemente el uso común de los grandes recursos sudamericanos. Por ejemplo, no podemos organizar plataformas integradas para el uso de la energía.

El armamentismo se ha disparado en la región, incluyendo un tema hasta ahora ausente que es el tema nuclear. El Tratado de Tlatelolco hizo que América Latina fuera la región del mundo libre de la proliferación nuclear, pero las compras de Brasil a Francia siembran una duda. No sabemos cuánto tiempo falta para que ese tema surja en Chile, con el argumento de su uso dentro de una matriz energética plural.

No hay una verdadera "plataforma" política regional para arbitrar estos problemas.

Esto refleja la crisis de la arquitectura política global ya mencionada.

Por ejemplo, en la crisis, los bancos centrales han sido claves, pero el Fondo Monetario y los organismos multilaterales no.

Estados Unidos ha dejado de ser "suficiente". La ilusión del superpoder único, surgida al día siguiente de la caída del Muro de Berlín, se ha desvanecido. Estados Unidos estimula los "G", que se multiplican. Al G-8 (que fue antes G-7 con Canadá), se suma el G-20 para incluir los grandes países emergentes. Y ahora aparece el G-2, Estados Unidos con China, instrumental por ejemplo para la conferencia de Copenhague sobre cambio climático (ambos países por una conferencia "blanda").

A esos "G" tiene que sumarse, entre tantos grupos, los "Bric" formado por Brasil, Rusia, India y China, y que alguien ha dicho que sin la C (de China) sería sólo Bri, una suerte de queso.

Esta falta de una plataforma regional impide, entre otras cosas, no sólo no tener información transparente, compartida, sobre armas, digamos, sino también impide tener una organización eficiente del uso de los recursos comunes. ¿De quién es el Amazonas por ejemplo? ¿O cómo usamos la energía como una herramienta de integración, como lo fue el carbón y el acero para Europa?

En el Foro estaban algunas de las figuras más importantes para la política internacional de Brasil. Uno de ellos nos decía que Brasil no renuncia a ningún nivel internacional: los va agregando.

¿Debe imitar esa estrategia Perú?

El Perú está en una oportunidad única para el desarrollo económico. Está en una ventana incluso "demográfica" para hacerlo. Sus tareas son casi obvias. Infraestructura, educación, salud universal, cierre de la brecha del sur andino.

El gran tema de fondo es por supuesto cómo pasar de una economía de los recursos naturales a una del conocimiento, de una economía basada en sectores "decrecientes" a una basada en sectores "decrecientes". Los recursos naturales, como Canadá o Australia lo han mostrado, no tiene que ser necesariamente una maldición. Pero como, a su vez, Finlandia lo ha marcado, hay que colgarse de la tecnología.

Pero esta oportunidad no está acompañada de un escenario sudamericano que la acompañe. Está un poco solo en él. Por tanto tiene que multiplicar las plataformas internacionales para defender sus posiciones, y promover sus intereses. Sería un error repetir el camino de Colombia, cerrada casi al soporte norteamericano.

Otro estímulo para políticas nuevas, flexibles, progresistas, que se necesitan tanto dentro de nuestras fronteras, para las políticas "públicas", como fuera para la política internacional.

Fuente: Diario Correo. Domingo 22 de noviembre del 2009.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Repensar el Proceso de Independencia Americana.

El drama humano de la independencia

Por: Jorge Paredes (Polígrafo)

La Independencia fue ante todo un drama humano. Una guerra civil que duró al menos dieciocho años. Históricamente, podemos situarla como parte de un movimiento continental iniciado en 1808, con la invasión napoleónica a España, y su fin puede establecerse en 1826, con la partida de Bolívar. Una guerra que involucró a todas las capas de la sociedad, desde aristócratas criollos hasta las élites regionales, desde mujeres mestizas, indias y criollas, hasta los montoneros de la sierra central, pasando por los negros esclavos y libertos. No fue —como suele creerse—, un enfrentamiento entre grupos cerrados de patriotas y realistas, sino entre personas con intereses diversos y muchas veces contrapuestos. Un personaje o grupo podía estar en determinado momento a favor de una y otra causa. Una ciudad como Huanta podía ser realista, mientras que su vecina Huamanga podía ser patriota. Antes de la Batalla de Ayacucho, los generales dejaron que la gente de uno y otro bando se salude, porque había amigos y parientes en los dos lados.

En bancarrota
España, sumida en el caos, no aportó ni un peso a la lucha. Esto quiere decir que fue el Perú el que económicamente solventó a realistas y patriotas, y sufrió, además, la ocupación de tropas venidas de Chile, con San Martín, y de la Gran Colombia, con Bolívar. La Independencia no solo dejó al Perú en la bancarrota financiera, sino terminó siendo un cúmulo de expectativas frustradas.

“Más que una guerra contra España fue una guerra entre americanos”, explica el historiador Juan Luis Orrego, uno de los editores de un libro que pone el acento en la participación de lo que hoy llamaríamos la “sociedad civil”. A doce años del bicentenario, este trabajo nos deja el siguiente mensaje: el tiempo de los próceres, que ayudaron a construir los estados-nación, ya pasó. Ahora se trata de reescribir la historia a partir de otros actores, menos épicos y más terrenales.

Muchos protagonistas
¿Cómo enfocar la Independencia desde los actores sociales?
Fue una guerra civil, aquí y en todos los países hispanoamericanos. Hay que dejar de tener la visión maniquea de que fue una guerra entre patriotas y realistas. Hay que verla dentro de un contexto revolucionario, en el que se producen cambios bruscos, y la gente tiende a optar por una u otra opción.

Entonces las actitudes y lealtades se movían en función de la propia seguridad y conveniencia personal. Muchas familias se partieron, otras abandonaron el territorio, y cada grupo social canalizó sus expectativas de manera distinta.

¿En este contexto se involucró a muchos grupos y clases sociales?
El Perú era un territorio complejo y por eso la guerra no fue la misma para todos. No fue igual para un indio, que quería dejar de pagar el tributo o escalar posiciones, o para un negro que ansiaba la libertad o para otro que ya era liberto, o para un criollo. Por ejemplo, las expectativas de los criollos de la clase alta, que se sentían españoles, eran monárquicas por su seguridad, y no eran las mismas que las de los criollos del interior del país, digamos de la clase media del Cusco, Huamanga o Trujillo. Por eso fue también una guerra regionalista. Una pregunta que puede suscitar todo un debate es ¿por qué y para qué peleaban los indios? Hay que tener en cuenta que no eran iguales los indios que vivían en las comunidades de la sierra a los de Lima o del norte. Entonces la Independencia nos remite a un escenario complejo, difícil de interpretar.

Patriotas y realistas
¿Por qué afirma que hay que revisar los términos “realistas” y “patriotas”?
La Independencia fue un embarazo prematuro. La gente tuvo que asumir retos y tareas para las cuales no estaba preparada. Hay que tener en cuenta que mucha gente con experiencia de gobierno y administración, la élite burocrática, digamos, partió a España durante la guerra. Era gente que nos pudo haber servido de mucho en la construcción del nuevo Estado, que se hizo con gente mayormente improvisada. Y, claro, hay que revisar el término patriota y realista, ¿acaso ser realista significaba ser antipatriota? Los que ahora llamamos realistas tenían una visión distinta sobre el destino de este territorio, pero no significaba que no lo querían o no se sentían involucrados con él.

El papel de las mujeres
En el libro se menciona a dos sectores que antes eran invisibles: los montoneros indígenas que con su actuación obligaron al retiro de las tropas del virrey La Serna al Cusco y las mujeres indígenas, mestizas y criollas.
El tema de las mujeres está por estudiarse. Otros países nos llevan ventajas en ese tema. Nosotros nos hemos quedado en la cuestión anec-dótica de las compañeras o amantes de los libertadores, Manuelita Sáenz en el caso de Bolívar y Rosa Campusano en el caso de San Martín.

Pero creo que uno de los aportes más importantes fue el de las rabonas. Ellas se encargaron de todo lo que ahora se llama la logística, algo que necesita un ejército en campaña. Ellas no solo cocinaban, sino se adelantaban a las tropas para armar los campamentos, después cuidaban de los heridos, enterraban a los muertos. Su aporte se prolongó durante todo el siglo XIX, hasta la Guerra con Chile. Por ello, muchas de ellas fueron tomadas prisioneras y fusiladas por los realistas.

AYACUCHO
“Tras la derrota, el virrey La Serna reaccionó pronto. No podía permitir que los patriotas dominaran la sierra, el tradicional fortín realista. Hacia finales de noviembre, los realistas salieron del Cusco con todas sus fuerzas, unos 9 mil hombres, en su mayoría peruanos. La batalla final se llevó a cabo a mitad de camino, en Ayacucho, el 9 de diciembre. Fue un encuentro dramático, pues había peruanos en ambos bandos. Sucre aseguró que tuvo solo 300 bajas mientras que los españoles acusaron 1.600 muertos”.

[Fragmento de “Las independencias desde la perspectiva de los actores sociales”]

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 22 de noviembre del 2009.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Plomo, cadmio y arsénico: realidad ambiental de la Oroya (Perú).

El dolor de La Oroya

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

Ground Water International, Science Integrity y Knight Piesold Consulting. ¡Impresionante! Con esos nombres, desconfiar es casi imposible. Qué bien y qué serio suena el inglés como idioma de tecnología, ciencia, márketing, finanzas y todo lo que usted quiera agregar a nuestras alienadas cabezas. Y son tres consultoras, las tres con nombres en inglés y las tres aparentemente serias y con muy buena experiencia en el campo de su especialidad. Son ellas las que afirman que las emisiones de plomo, cadmio y arsénico originadas en la fundición de La Oroya han afectado, en 87 años de actividad, 2,300 kilómetros cuadrados de suelos en la región central. Un artículo del periodista Manuel Marticorena Solís –aparecido en la sección de Economía y Negocios del diario El Comercio– informa sobre la dura realidad que padecen los suelos y los habitantes de La Oroya y sus alrededores. Acompaña la nota un ilustrativo gráfico que ayuda a comprender –aunque no a imaginar– la magnitud del drama que se vive. La noticia ocupó, además, la primera plana del diario. Es importante, en tiempos en los que el debate sobre el cambio climático apunta a constituirse en prioridad de interés público, que la prensa informe, como en este caso, sin remilgos de ningún tipo. Hoy, la prioridad es la naturaleza que incluye, por supuesto, a la especie humana y a todas las formas de vida.

El informe dice que hay 2,049 hectáreas donde la contaminación imposibilita desarrollar tareas agrícolas, y subraya que con grandes sacrificios se podrían rehabilitar 42,000 hectáreas. Algunas cifras sobre la contaminación son delirantes: el plomo está entre 7.5 y 40 veces sobre el límite permitido. Este metal perturba la biosíntesis de la hemoglobina, incrementa la presión sanguínea, daña los riñones y el cerebro, provoca abortos, perjudica el sistema nervioso, disminuye la fertilidad masculina, perturba el comportamiento de los niños, etcétera. El cadmio es un metal tóxico que produce cáncer, y el arsénico, que pasa de 1.25 a 114 veces lo permitido en Canadá –en Perú no existen estándares mínimos establecidos–, irrita estómago e intestinos, disminuye la producción de glóbulos rojos y blancos, produce cambios en la piel e irrita los pulmones. El arsénico inorgánico potencia el cáncer, especialmente los de piel, pulmón e hígado.

Así, podríamos afirmar que los habitantes de La Oroya deberían recibir el título de sobrevivientes y ser honrados por todo aquello que la irresponsabilidad o el desconocimiento han puesto sobre sus espaldas y dentro de sus cuerpos. No tengo imágenes precisas ni del plomo, ni del cadmio, ni del arsénico. Pero sí de la patética mirada que habita en los ojos de los niños de La Oroya: frente a ellos me sentí tan inerme como inútil, y su recuerdo me acompañará mientras viva. Las consultoras estiman que se precisarían 10 millones de dólares para remediar en parte las zonas afectadas, mientras que un funcionario estima que la cifra no baja de los 50 millones. ¿Merece la pena? Depende de la opinión que se tenga sobre la vida humana.

Fuente: Diario Perú 21. Jueves 19 de noviembre del 2009.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Historia de los espías en el Perú.

Espías

Por Antonio Zapata (Historiador)

Desde que existe el Estado, una de sus funciones es la información reservada. Se trata de proteger al poder y ayudarlo a someter a otros poderes competitivos. Ese propósito llevó muy temprano a delimitar la función del espía, como un agente indispensable de la política pública. Además, nunca los Estados han estado aislados. Desde la antigüedad, han vivido en rivalidad. Por ello, la misión del espía ha sido penetrar al Estado rival para arrancarle secretos. Entre ellos se encuentran dos tipos: aquellos que traspasan fronteras y arriesgan el pellejo yendo al encuentro del otro. Un segundo tipo sería el de Ariza, que corresponde al agente reclutado para vender secretos de su patria.

El primer tipo de espía va en busca de la información y se interna entre el enemigo. Por ejemplo, el famoso agente ecuatoriano Duchinella corresponde a este patrón. En nuestra historia también tenemos notables espías que han ayudado a definir situaciones cruciales. Un caso célebre es el de Apo, espía de Atahualpa en el campamento de Pizarro. Como prototipo también pertenece al primer patrón y se halla alejado de Ariza. Pero, espía al fin y al cabo, valga el último caso nacional para recordar a un personaje crucial de la conquista.

Atahualpa estaba en Cajamarca cuando apareció Pizarro en Tumbes. El Inca se enteró de inmediato gracias al sistema de escuchas de un imperio bien organizado. Luego, envió a Apo, que era un orejón. Se disfrazó como miembro de la etnia Tallán, quienes usaban un tocado parecido al turbante. Ello le permitió esconder sus enormes orejas. Se internó en la hueste de Pizarro y observó con atención. Se interesó sobre todo por los animales. El Tawantinsuyu disponía de un pool animal limitado a los camélidos. Los caballos fascinaron a Apo. Eran grandes, cargaban gente y comían pasto; parecían pacíficos aunque también eran una formidable máquina de guerra. Los perros no le gustaron tanto. Eran peligrosos, los vio comer gente; les gustaba la carne.

Fue sorprendido y enviado de regreso a Atahualpa. Los españoles le dieron regalos y un encargo para el Inca, querían verlo personalmente. Cuando Apo informó, los incas idearon un plan. Decidieron apoderarse de los caballos y dejar entrar a sus amos para someterlos delante de una multitud. A continuación, Apo retornó en busca de los españoles. Esta vez ataviado como embajador y cargado en andas. Les trajo una propuesta de Atahualpa, que subieran a Cajamarca; el Inca los recibiría y viajarían sin ser molestados. Gracias a ese acuerdo, los españoles cruzaron los Andes, atravesaron muchos pasos donde las galgas hubieran podido acabar con ellos. Pero, el Inca quería los caballos.

Como sabemos, a resultas de este encuentro Atahualpa perdió el trono y luego la vida. La información de Apo no le sirvió de mucho. Más bien, lo indujo a error. ¿En qué consistió su falla? En realidad, no dependió de la información, sino que menospreció al rival. Se asumió invulnerable y actuó con soberbia. Los miró de arriba abajo y acabó en el suelo.

Chile no actúa así. No le basta una superioridad militar de diez a uno. Además, obtiene información vital sobre ese uno que conservamos. Buena parte del problema es nuestro. Nuestro Estado es poroso. En el Perú, se mezcla el espionaje con la corrupción. Saben encontrar quién se venda y eso resulta más barato que arriesgar a sus propios espías. Al hacerlo, proceden de acuerdo a su lógica de Estado. Nosotros estamos expuestos y sucede que nos conocen bien, saben que nunca falta quien se venda por dinero. Es la bolsa de Judas.

Fuente: Diario La República. Jueves 19 de noviembre del 2009.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Perú y Chile: historia, geopolítica y replanteamiento estratégico.

Una nueva relación con Chile

César Hildebrandt (Periodista)

La verdad es que ya me aburre hablar de Chile. Durante estos años me he ocupado del asunto y, al lado de personajes de veras importantes, he tratado de advertir y recordar.

Al final, todo lo que uno puede decir de Chile es, en resumen, que nunca será un país amigo del Perú.

Con Chile, sin embargo, tenemos que entendernos.

Entendernos no como lo propone la diplomacia del doctor Alan García, desde luego.

Porque García sigue hablando de cuerdas separadas y diciendo que por un lado están los negocios y por el otro el asunto de fondo.

Es que García no entiende que para Chile los negocios son el asunto de fondo. Y los chilenos tienen razón.

El guano y el salitre fueron su negocio en el siglo XIX.

Comprar un Perú barato, de a trozos y sin tregua, es su negocio actual.

Y para defender esos negocios es que Chile se arma.

No es el asunto de La Haya lo que ha desatado la belicosidad de Chile.

Su armamentismo superlativo tiene veinte años de existencia y se ha reforzado, precisamente, en los últimos seis –mucho antes de que presentáramos nuestro expediente en la máxima instancia del arbitraje internacional-.

Nadie ha armado mejor y más ofensivamente a Chile que la señora Bachelet, que es una mezcla de Pasionaria con Patricio Lynch.

Porque a la hora de pensar en el Perú el socialismo de la Concertación pasa por el filtro de la historia y se impregna de esa enemistad rancia y pétrea que viene de lejos y que no terminará fácilmente.

Chile sólo nos mirará como interlocutores cuando nos mire como a iguales.

Y eso quiere decir un Perú digno, erguido, serio y dispuesto a hacerse respetar sin apelar a bravuconadas ni hurgar todos los días en el resentimiento.

Un Perú militarmente respetable y económicamente floreciente es la única manera de encarar la construcción de una nueva relación con Chile.

Un Perú económicamente floreciente y militarmente cachivachero es el sueño de Chile.

Claro que el civilismo inmortal de la derecha –aquel que nos condujo a la humillación del siglo XIX- no está de acuerdo con esto.

La derecha peruana, a diferencia de la chilena, no tiene patria. Tiene sólo bolsillos.

El señor Graña, por ejemplo, es tan peruano como los chocolates Costa. Tan peruano como las tiendas Wong.

Graña –no lo olvidemos- fue el socio de Chile en el allanamiento del Aeroclub Collique, vendido truhanescamente gracias a la cutra y a la desnacionalización de la agenda del desarrollo peruano.

Lo primero que hicieron en Collique fue sacar con comba el busto de José Abelardo Quiñones Arízola, el héroe de la Fuerza Aérea peruana.

El círculo se cierra: de Quiñones Arízola expulsado al suboficial Ariza bien pagado.

Víctor Ariza es un traidorzuelo.

Pero, ¿cómo llamar a quienes han permitido que Lan-Chile sea hegemónica en los vuelos domésticos del Perú, empleando a pilotos militares autorizados por el ministerio de Transportes de Lima?

¿Qué nombre les damos a los que destruyeron la flota mercante del Perú y le cedieron las naves y las rutas a Chile?

Y a quienes encubrieron la presencia del capital chileno en la pestífera operación del puerto de Paita, ¿qué nombre les ponemos?

Ariza es un traidorzuelo. Pero la verdad es que los datos que ha podido entregar en los cinco últimos años eran los datos de la bancarrota y del desarme involuntario.

No había muchos secretos, felizmente, que ofrecer desde una Fuerza Aérea públicamente inoperativa, achatarrada y necesitada de repuestos y antioxidantes.

Para decirlo con grosería: ¿Qué secretos puede esconder una Fuerza Aérea que casi no puede despegar?

Alguien podría decir, no sin cierto cinismo, que Ariza, que volaba en Lan y compraba en Saga y se remediaba en Fasa y cambiaba losetas en Sodimac, ha podido pensar que lo que estaba haciendo no era traicionar a su país sino colaborar con un hermano mayor y empoderado.

¿Será que, más que traición, lo de Ariza podría ser colaboracionismo de un nuevo Felipillo en un nuevo proceso de conquista?

A la derecha dizque peruana le aterroriza la idea de ponernos firmes con Chile.

Y es que la derecha dizque peruana no hizo a este país: apenas lo saqueó.

La derecha chilena, en cambio, construyó un país serio y a veces temible donde antes hubo una remota capitanía y, más tarde, la anarquía de los primeros años de su república.

La derecha chilena no se avergüenza de su bandera ni susurra su himno. La peruana carece de bandera y bailaba minués cuando al inmenso Grau le faltaba carbón de calidad en los calderos del Huáscar.

No proponemos el baño María eterno de la memoria herida. El pasado es inmodificable. Lo que tenemos que lograr es que también sea irrepetible.

Hablamos del presente.

Hablamos de empezar a revisar nuestra política hacia Chile.

Primero, poniendo restricciones al ingreso del capital chileno en áreas que pueden ser consideradas delicadas para nuestra seguridad. Eso es lo que ellos hacen y harán en relación al Perú. Si eso significa desbaratar el TLC firmado a espaldas del Congreso, pues habrá que hacerlo.

Segundo, comprando –a pesar de las rebietas “cosmopolitas” de la derecha- lo que nos falta para dejar de estar indefensos. Porque las armas, doctor García, son también una inversión. No le haga usted caso al civilismo, madrastra de todas las derrotas.

Tercero, cooperando con Chile en todo aquello en lo que podamos marchar juntos como los vecinos inexorables que somos.

Cuarto, afianzando nuestra relación con Ecuador, Colombia, Bolivia y Brasil –más allá de los discursos y entrando al terreno del desarrollo de fronteras, la inversión recíproca y la sinergia de empresas y proyectos-.

Chile es un país serio con el que tenemos que convivir. Es, en muchos sentidos, un país admirable.

Pero es también un país que ha pensado siempre que Bolivia es obviable y que el Perú es una suerte de hinterland, un súbdito comercial, una Araucanía del norte, un peldaño de esa escalera que lo llevará ser la mayor potencia del Pacífico sur.

Es hora de entender esta complejidad y de actuar como un país y no como un serrallo. Sin aspavientos pero con la férrea voluntad que merecen las buenas causas.

Fuente: Diario La Primera. Domingo 15 de noviembre del 2009.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Argentina: “país que desde hace décadas imagina que es más de lo que es”.

ARGENTINA EN SU BICENTENARIO

El miedo a la pequeñez

Por: Tomás Eloy Martinez (Escritor)

Historia no es solo aquello que se cuenta del pasado. Es también, y a veces sobre todo, el relato de lo que se omite, de lo que queda en los márgenes.

En mayo de 1910 la Argentina celebró el primer centenario de su emancipación de la Corona española. Pocos meses después, el adolescente Juan Domingo Perón fue llevado por su abuela paterna al Colegio Militar de la ciudad de San Martín, donde estudió amparado por una beca de misericordia. Con esa escena empieza el siglo XX en la Argentina.

Tres décadas más tarde, cuando alcanzó el poder, Perón puso en práctica las lecciones de disciplina y orden que había aprendido en la milicia. Organizó el país en torno a la figura de un líder fuerte, carismático, cuya palabra era ley.

A ese modelo jerárquico y autoritario pueden atribuirse las alternancias civiles y militares que se sucedieron a partir de 1955 y que cerraron el camino a todos los proyectos de desarrollo.

Desde entonces la Argentina se convirtió en un campo de batalla entre facciones que se disputaban fragmentos de poder y que obedecían, todas ellas, a diferentes caudillos únicos intolerantes con las ideas de los otros. Cada uno de esos caudillos, a su turno, fue debilitando las instituciones.

El peronismo domina la política argentina aun desde antes de que Perón regresara de su exilio en Madrid en 1973. Con el paréntesis de las dictaduras militares se ha mantenido en el poder de una manera u otra hasta hoy y es posible que siga prevaleciendo durante otras dos o tres generaciones.

Nadie, sin embargo, sabe con certeza qué es el peronismo. Y porque nadie sabe qué es, el peronismo expresa el país a la perfección. Cuando un peronismo cae, por corrupción, por fracaso o por mero desgaste, otro peronismo se levanta y dice: “Aquello era una impostura. Este que llega ahora es el peronismo verdadero”.

La Argentina, así, se ha ido tornando impredecible, un enigma ante el que se estrellan todas las respuestas. ¿Cómo imaginar el futuro inmediato, la celebración del segundo centenario de la independencia entre las brumas de un país a la deriva? Las instituciones siguen inestables. En la Argentina, a diferencia de lo que sucede en Chile y Brasil, cuando un gobierno sustituye a otro, los técnicos y los cuadros medios del gobierno que se va son desalojados y reemplazados por otros funcionarios.

A partir de lo que aparece ahora en la superficie de los hechos se vislumbra la silueta de un futuro más bien opaco, que en nada se asemeja al del primer centenario.

En toda la despoblada extensión de la Argentina se oyen tambores de guerra. La batalla por conservar el poder o por arrebatarlo es a vida o muerte. Sindicatos adictos al gobierno contra sindicatos adversarios; piquetes contra piquetes.

La justicia se mueve a paso lento, tratando de proteger las instituciones. Gracias a la justicia, el mejor legado del gobierno de Kirchner no se ha perdido en el polvo de las reyertas. Los imperdonables crímenes de la dictadura, los robos de recién nacidos en cautiverio, las torturas despiadadas, los vuelos de avión con prisioneros a los que se arrojaba vivos en el océano y en el río de la Plata, no van a quedar ya sin condena y sin memoria.

Que se haya recuperado la dignidad vuelve aun menos explicable que la educación agonice degradada en sótanos de negligencia que medio siglo atrás parecían imposibles. La influencia de la Iglesia, que ha sido siempre un poderoso factor de regresión e intolerancia, no cesa de crecer. La prédica de los últimos tiempos trata de llamar la atención sobre el escándalo de la pobreza, pero no recuerda que por la pobreza mueren cientos de madres adolescentes en abortos clandestinos.

Mucha de la infelicidad argentina nace de una lección que la realidad siempre contradice. A los niños se les enseña en las escuelas que son hijos de un país grande acechado por desgracias de las que no es responsable. Nunca le será fácil alcanzar la dicha a un país que cree tener menos de lo que merece y que desde hace décadas imagina que es más de lo que es.

Siempre se creyó que la Argentina estaba en un sitio distinto del que le habían adjudicado la geografía, el azar o la historia. Pero nunca hubo tanto divorcio entre la realidad y los deseos como en estos últimos seis años.

Ya en 1810 una de las obsesiones argentinas era alcanzar la grandeza. Lo que ahora obsesiona al país es el miedo a la pequeñez.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 15 de noviembre del 2009.

Claude Lévi Strauss, las Ciencias Sociales y el aporte al Estructuralismo.

"Lévi Strauss fue un gran inspirador"

Luisa Elvira Belaunde
Antropóloga e investigadora en temas amazónicos


El último sábado, el prolífico etnólogo estructuralista francés Claude Lévi Strauss dejó de existir a los 100 años. Tras una vida así de larga, el intelectual nos deja una vastísima obra cuyos aportes son aprovechados por diversas disciplinas.

¿Cuáles crees que son los principales aportes de Claude Lévi Strauss a la Antropología?

Lévi Strauss es uno de los grandes inspiradores no solamente de la Antropología, sino de las Ciencias Humanas y de todas las personas interesadas en comprender el pensamiento humano y la manera como este interactúa con las ciencias naturales. La obra de Lévi Strauss tiene múltiples facetas. En los primeros años trabajó, sobre todo, el parentesco y escribió Las estructuras elementales del parentesco, una gran obra donde compara los sistemas de parentesco del mundo y ofrece una contribución determinante tanto para la Antropología, como para la Sociología y la Lingüística. Él plantea que el incesto es, más que una prohibición, una obligación a compartir. Tras esta etapa, Lévi Strauss inicia otra jornada igual de maravillosa relacionada con la exploración del pensamiento simbólico —como decía él— “libre”, es decir, en su producción espontánea. Así, estudia la mitología, el simbolismo, y sus reflexiones no solo son sobre la manera en que el pensamiento humano opera de manera libre, sino cómo se encuentra en la música, en la política y en la historia, lo cual ocurre tanto en los pueblos con escritura como en aquellos que no la tienen.

¿De qué manera te parece que contribuyó el estructuralismo planteado y practicado por Lévi Strauss a la escuela estructuralista?

Lévi Strauss se inspira en los trabajos de Saussure y de Jakobson. Lo interesante es que expande la Lingüística y permite ver que no se trata de una disciplina estrecha, que solamente mira el pensamiento lingüístico, sino que nos permite comprender todas las obras humanas, pues según él cualquier tipo de manifestación cultural es una lengua. Lévi Strauss hace de la comunicación y del intercambio el principio de la vida social. Cuando dice que el incesto más que una prohibición es una obligación a dar, está diciendo que la comunicación es la base de lo social: la sociedad es un sistema de comunicación, por lo tanto la Lingüística es la disciplina que por excelencia nos permite acceder a todos los demás productos de la actividad humana. Así, Lévi Strauss le da a la Lingüística una dimensión universal.

Los aportes teóricos de Lévi Strauss han sido provechosos para más disciplinas que la Lingüística. ¿A qué crees que se deba esto?

Precisamente porque siempre pensaba en la interacción entre las disciplinas. Él construye su antropología estructural en base a la lingüística estructural, el psicoanálisis freudiano y la geología. Le interesaba mucho la idea que postuló Freud de que el ego conciente no era sino la punta del iceberg de varios otros procesos inconscientes. Igualmente, en la lingüística de Saussure también se postula que el mensaje hablado no es más que la punta del iceberg de las estructuras inconscientes que están por debajo. Con la geología es igual: cuando uno ve un paisaje solo ve una parte muy pequeña, la cual está sobre capas que se remontan en la historia. De esta manera, en su acercamiento a lo simbólico siempre está conectando lo visible con lo invisible, lo conciente con lo inconsciente, lo que está aquí con lo que está más allá. Se trata de un posicionamiento relacional, en ese sentido es completamente estructural (las cosas no son más que la manifestación de relaciones), y esto lo aplica a las diversas disciplinas, lo que lo ha hecho aparecer como inspirador para muchas de estas: etnología, literatura, filosofía…

Precisamente, su libro más conocido es Tristes trópicos, el cual no podría ser categorizado como un trabajo exclusivamente filosófico, o antropológico, o literario…

Exactamente. Tristes trópicos es uno de los primeros libros en los que un etnólogo desnuda intelectualmente sus emociones. Es un libro de campo y, también, una reflexión acerca de cómo Occidente está interactuando con el resto del mundo. De ahí el título. En una entrevista que Lévi Strauss ofreció en 1977, el periodista le pregunta por qué Tristes trópicos, por qué tanto pesimismo. Él contesta que siente que ha nacido para ver una gran destrucción. La gran destrucción por Europa de mundos que existían antes de la invención de la escritura. Lévi Strauss señala que él siente dicha destrucción, y que los mundos destruidos serán reemplazados por una sociedad bulímica que come, come y come; pero nunca logra satisfacer el deseo, por lo que vomita para seguir comiendo. En 1977, de manera genial, Lévi Strauss señala que las sociedades europea y norteamericana consumen y nunca logran satisfacción. En ese proceso, están destruyendo pueblos que, como dice el propio Lévi Strauss, fueron los grandes inventores de las bases de la humanidad: la domesticación de plantas, la medicina y la astronomía, cuestiones respecto de las cuales la ciencia occidental se queda enana. Aquel título es una fuerte crítica a la bulimia estadounidense y europea.

Lévi Strauss formuló esa crítica hace ya varios años, y hoy en día sigue siendo muy precisa…

Sin duda. Y no debemos irnos muy lejos para toparnos con su vigencia. Pensemos en el Perú, en donde con tal de llenarnos los bolsillos estamos dispuestos a destruir nuestra Amazonía...

Entrevista: Pablo Torrejón

Fuente: Revista PuntoEdu (PUCP). Viernes 06 de noviembre del 2009.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Ocupación norteamericana de Afganistán y multiplicación del cultivo de opio en ¡¡3,000%!!

Imagen. BBC Mundo

Amapola, lindísimo negocio…

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

¿Se acuerda de aquella canción romántica “Amapola, lindísima amapola, será siempre mi alma, tuya sola. Yo te quiero, amada niña mía, igual que ama a la flor la luz del día”? Creo que la cantaba Sarita Montiel y, para mí, que mantenía un romance imaginario e incógnito con la cantante española, ella era la mismísima Amapola. No recuerdo si sabía, en ese tiempo, que la amapola era una flor. Menos aún sabía que era una flor que contenía los secretos para apoderarse de tu alma, tu voluntad y tu salud o, también, capaz de calmarte cuando el dolor vencía tus fuerzas. Era y es, porque permite la evasión del mundo real y porque produce millones de euros –estamos empezando a 'desdolarizar’ los artículos–, una flor más que codiciada. La aristócrata orquídea es una inquilina de favela al lado de la opulenta amapola. Esa flor fue el negocio de Afganistán hasta que, en 1999, los talibanes, que eran chiflados para algunas cosas y relativamente sensatos para otras, declararon ilegal a la amapola, cuyo cultivo estaba destinado a producir opio, morfina y heroína. Según un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas, el potencialmente peligroso cultivo quedó totalmente eliminado. Sin embargo, desde que los talibanes fueron expulsados del poder por EE.UU. y la OTAN, desde el 2001 y hasta el presente, el cultivo no solo ha reaparecido, sino que la producción de opio ha crecido en un 3,000%. Repito por si estaba distraído: ¡¡3,000%!! Según datos de algunas ONG, el gobierno de Karzai, socio de los Estados Unidos y ex empleado de una multinacional estadounidense, obtiene el 25% de su PBI del negocio de la droga.

Investigaciones periodísticas han denunciado a Ahmed Wali Karzai –hermano del presidente y gobernador de la provincia de Kandahar– como uno de los mayores traficantes de droga del país. No es sencillo fabricar la droga y, mucho menos, transportarla a EE.UU. y a Europa, sus principales mercados con numerosos adictos. ¿Alguien les pide cuentas a las potencias que ocupan Afganistán sobre esta realidad? ¿Alguien, que no sea Estados Unidos, emite algún informe donde se denuncie a quienes cooperan con la producción y el tráfico de drogas? Quizá, pero hay temas tabú, y este es uno de ellos.

Sin embargo, el Parlamento afgano, en una inusitada expresión de independencia y coraje, ha acusado a los ejércitos de ocupación de ser los responsables del transporte de la heroína hacia otras naciones de Occidente para financiar diferentes guerras. ¿De qué otra manera que con la cooperación de las potencias ocupantes las drogas podrían evadir los severos controles fronterizos? ¿Qué medios de transporte podrían llevarla a sus mercados? Les recuerdo que Afganistán es una suma de tribus que, si bien no están estrictamente en la edad de piedra, lo disimulan bastante mal.

La prensa unida al poder evitará temas tan comprometedores y nos seguirá lavando la cabeza con hechos inexistentes o nos instará a cantar “Amapola, lindísima Amapola…” en resguardo de nuestra inocencia.

Fuente: Diario Perú 21. Viernes 13 de noviembre del 2009.

martes, 10 de noviembre de 2009

Análisis de la obra de Hernando de Soto, “El otro sendero”.

El otro sendero, hoy

Por Nelson Manrique (Sociólogo e historiador)

Los 25 años de la publicación de El otro sendero, de Hernando de Soto, son una buena ocasión para revisitar este influyente texto. El punto de partida del análisis de El otro sendero es la gran migración indígena del siglo XX. De Soto explica que en su llegada a la ciudad los migrantes tuvieron que afrontar la hostilidad de la institucionalidad existente que les impedía acceder formalmente a la vivienda, la educación, la empresa y el trabajo. Esto los convirtió en informales y su presencia provocó muchos problemas; pero ellos, dice De Soto, no son el problema, son más bien la solución, siempre y cuando se les facilite dejar de serlo a través de políticas muy simples y concretas para que puedan formalizarse: la simplificación administrativa, la descentralización y la desregulación.

Para De Soto, la informalidad es el punto de partida del desarrollo de un capitalismo popular. Cada ambulante o propietario de una combi es un príncipe encantado –o, más bien, un empresario en potencia– que debe ser sacado de su letargo por el beso de una buena legislación: “los costos innecesarios de la formalidad derivan fundamentalmente de una mala ley; y que los costos de la informalidad resultan de la falta de una buena ley”. Facilitar el acceso de estos empresarios en ciernes a la formalidad es la receta para una revolución capitalista en el Perú.

De Soto fundamenta su propuesta analizando tres áreas de la economía: la construcción de la vivienda popular, el comercio informal y el transporte público. Según él, estos casos muestran lo que pueden hacer estos capitalistas en potencia. Sin embargo, ninguno de estos casos corresponde propiamente a la producción: comercio y transporte no son actividades de producción sino de servicio, destinadas a facilitar la circulación del capital, no a crearlo. La construcción de la vivienda popular, por otra parte, es esencialmente una actividad de autoconsumo; la edificación de un inmueble destinado a satisfacer las necesidades de quien lo produce, no una mercancía producida para ser vendida en el mercado: un valor de uso, no un valor de cambio. Ninguno de estos casos tiene pues que ver con la producción capitalista de valores destinados al mercado (donde De Soto habría chocado con los conflictos sociales), sino con la circulación (donde quienes intercambian valores equivalentes actúan en armonía). Pero De Soto actúa “como si” sus casos ilustraran la actuación de la economía informal como productora de valor. Así “demuestra” la potencialidad de los informales como empresarios.

El otro problema que De Soto no menciona es que la inmensa mayoría de los informales que él muestra como capitalistas en potencia participan en el mercado con recursos tan reducidos que sólo forzando a la mala las categorías de la ciencia económica podría llamárseles “empresarios”. La inmensa mayoría de ellos opera con un capital muy reducido, insuficiente para generar utilidades reinvertibles, que permitan incrementar la escala de su negocio y entrar en una lógica de acumulación capitalista. En general se trata de personas que inventan sus empleos y están obligados a sobreexplotarse para poder sobrevivir precariamente. Afirmar que los vendedores de emoliente están en camino de ser empresarios es pura ideología. No tienen condiciones para incorporarse a la “reproducción ampliada del capital”, lo que constituye la esencia de la acumulación capitalista. La mayoría de los informales generan “utilidades” (más propiamente una remuneración a su propio trabajo) que les permiten apenas satisfacer sus propias necesidades de consumo, y así reinician cada nuevo ciclo económico sobre la misma escala anterior; participan pues en la “reproducción simple del capital”, característica de la economía mercantil simple, no en la producción capitalista.

A 25 años de El otro sendero los trabajadores autoempleados siguen aumentando y hoy confrontan las mismas limitaciones que entonces. Pero la ideología de este muy publicitado texto sigue vendiéndose como la panacea para nuestros problemas.

Fuente: Diario La República. Martes 10 de noviembre del 2009.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Defensa nacional, hipótesis de conflicto y doctrina de disuasión militar.

La defensa nacional

Manuel Rodríguez Cuadros (Ex Canciller)

El mundo global de nuestros días es más incierto que el de la guerra fría. La internacionalización de los mercados no ha cambiado la naturaleza del Estado nación. Un mundo de mercados sin intereses nacionales diferenciados no existe. El sistema internacional actual en transición sigue siendo un mundo de Estados nacionales. Lo que ha cambiado es el medio en que actúan los Estados y la presencia de actores no estatales con capacidad de acción global. En el sistema internacional actual la guerra está prohibida, pero tiene menos factores de regulación e inhibición que en el pasado.

Los mercados no regulan la vida social y política al interior de las sociedades nacionales ni en la escena internacional. Esa función sigue siendo de los Estados. De la misma manera que los mercados no producen equidad social, tampoco aseguran la paz. Por el contrario, es usual que la guerra se origine por el control de los mercados. La guerra que Chile realizó contra el Perú fue para controlar el mercado del salitre.

La defensa nacional es una obligación del Estado para prevenir y dado el caso repeler cualquier ataque externo contra su territorio, la vida de su población, sus recursos naturales y bienes nacionales, contra su identidad histórica como nación. Consiste en la acción militar y diplomática que una nación opone al empleo de la fuerza o a la amenaza de emplearla por parte de otra nación contra sus intereses nacionales esenciales.

La defensa nacional se basa en hipótesis de conflicto. En el caso de Chile, en su frontera norte se basa en una hipótesis de conflicto con el Perú. La defensa nacional del Perú en la frontera sur está en función de una hipótesis de conflicto con Chile. Esta es una realidad objetiva. La paz consiste en evitar que las hipótesis que son escenarios normalmente posibles pero no probables no se transformen en realidad. Esa es la función de la diplomacia cuando el potencial militar es relativamente equilibrado. Pero cuando existe una desproporción extrema en el plano militar, como la que se expresa en la actual correlación de fuerzas entre el Perú y Chile, la diplomacia es insuficiente.

En casos como este, la mejor manera de afirmar la paz y evitar la tentación del conflicto es que los dos Estados tengan un poder militar disuasivo que inhiba cualquier aventura guerrerista de uno y otro lado, pues el potencial agresor sabría que el daño que podría recibir es demasiado costoso. Cuando el daño que se puede sufrir es mayor que el supuesto beneficio a obtener, el uso de la fuerza pierde razón de ser. A ello se llama la paz por disuasión. No es la única manera de evitar que las hipótesis de conflicto se transformen en realidad. Las hay más inteligentes y menos costosas. Pero cuando una de las partes se arma desmesuradamente y rompe el equilibrio, como es el caso del Chile actual, no queda otra alternativa más razonable y racional que la defensa nacional basada en la doctrina de la disuasión. El Perú no la posee. Debe pasar a tenerla con consenso nacional, seriedad y urgencia.

Fuente: Diario La Primera. Martes 27 de octubre del 2009.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Diferencias contextuales de la insurgencia iraquí (suníes) y afgana (pashtún). El peligro de una escalada militar en Afganistán.


Afganistán no es Iraq

Por: Farid Kahhat. Internacionalista*

Los cambios en Iraq que permitieron a Estados Unidos revertir algunos de sus errores se resumían en una frase: “Despejar, controlar y construir”. Eso era lo que debía hacerse en ciudades del centro de Iraq donde operaba la insurgencia. Si bien las fuerzas de la coalición realizaban allí incursiones regulares, los insurgentes solían replegarse hasta que finalizara la incursión para luego regresar. No bastaba, por ende, con despejar una zona, había luego que afianzar el control sobre ella. Después debía iniciarse la labor de construcción concebida en un sentido amplio (Vg., construir infraestructura, instituciones y servicios públicos).

El control territorial tenía como propósito demostrar a la población que los milicianos no habrían de regresar a la zona. Lo cual garantizaba la seguridad de quienes estuvieran dispuestos a brindar información sobre los insurgentes. De otro lado, la conjunción entre el cambio en la situación de seguridad y la provisión de bienes públicos pretendía persuadir al resto de la población sobre la conveniencia de cambiar sus lealtades políticas.

Lo dicho, sin embargo, podía entenderse como un intento por perpetuar la ocupación. Por ello, era crucial que se dieran dos condiciones adicionales: de un lado, un gobierno iraquí dotado de un mínimo de legitimidad y eficacia, que pudiera asumir de manera gradual las tareas descritas. De otro lado, la fijación de un calendario para el retiro de las fuerzas extranjeras del territorio iraquí. Todo lo cual podría persuadir a la insurgencia nacionalista de integrarse al proceso político, aislando así a las huestes de Al Qaeda.

Según algunos analistas, un eventual incremento de tropas estadounidenses en Afganistán sería el preludio de un intento por desplegar una estrategia similar. Pero las circunstancias son diferentes. La primera diferencia fue señalada por Obama al indicar que posponía cualquier decisión sobre un envío adicional de tropas hasta saber si habría un gobierno afgano con el cual cooperar. Porque si bien el primer ministro iraquí Nuri Al Maliki ha sido acusado de proclividades autoritarias, eso indica que cuando menos existe una autoridad que concentrar. El presidente afgano Hamid Karzai es, en cambio, un mero alcalde de Kabul, y cuando llegó a tomar una decisión de alcance nacional fue para perpetrar un fraude electoral.

De otro lado, la iraquí era una insurgencia urbana (las cuales jamás han derrocado a un régimen político), y tenía como base potencial a una minoría étnica (los árabes sunitas, un 20% de la población). La insurgencia afgana opera desde la región más agreste del planeta, la cual nadie ha podido conquistar desde Gengis Khan. Su base potencial comprende a una etnia mayoritaria (los pashtún), la cual también puebla el norte de Pakistán. De cualquier modo, la insurgencia afgana depende menos del respaldo social que pueda obtener, dado que cuenta con el tráfico de opio como fuente de financiamiento.

Por último, la insurgencia iraquí se encontraba a la defensiva cuando sectores de la misma aceptaron deponer las armas. La insurgencia afgana, en cambio, se encuentra a la ofensiva, por lo que no tendrían motivos para transar en la búsqueda de objetivos que, según sus cálculos, podrían obtener por medio de las armas. Paradójicamente, cambiar esos cálculos para que una solución negociada resulte tentadora es el único argumento que podría esgrimirse a estas alturas en favor de una escalada militar.

CATEDRÁTICO DE LA PUCP (Pontificia Universidad Católica del Perú)

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 25 de octubre del 2009.