La palabra final de los criminales
Militares de la dictadura argentina, Saddam Hussein y Slóbodan Milósevic enfrentaron a los tribunales por delitos de lesa humanidad. Algunos fueron condenados, otros no.
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Roger Zuzunaga (Periodista)
“No he venido a defenderme, nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo, yo estoy aquí procesado porque ganamos una guerra justa. Si la hubiéramos perdido no estaríamos acá —ni ustedes ni nosotros—, porque hace tiempo que los altos jueces de esta cámara habrían sido sustituidos por turbulentos tribunales del pueblo… Pero aquí estamos. Porque ganamos la guerra de las armas y perdimos la guerra psicológica. Quizá por deformación profesional estábamos absortos en la lucha armada; y estábamos convencidos de que defendíamos a la nación y estábamos convencidos y sentíamos que nuestros compatriotas no solo nos apoyaban. Más aún, nos incitaban a vencer porque iba a ser un triunfo de todos”.
Este no es un fragmento del alegato final del ex presidente peruano Alberto Fujimori en el juicio que se le sigue por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Es del ex represor argentino Emilio Massera antes de ser condenado, en 1985, a cadena perpetua en el denominado Juicio de las Juntas, uno de los procesos más sonados en América Latina.
Emilio Massera, Jorge Rafael Videla, Orlando Agosti, Roberto Viola, Armando Lambruschini, Leopoldo Galtieri, entre otros militares, fueron acusados por desapariciones, torturas y asesinatos perpetrados cuando todos ellos formaban parte de las juntas militares que gobernaron el país entre 1976 y 1983.
Como se deduce del citado párrafo, el Juicio de las Juntas estuvo caracterizado por la soberbia y el cinismo con que los militares respondían los interrogatorios y por su rotunda negativa a reconocer alguna responsabilidad en los crímenes.
Pero el 9 de diciembre de 1985, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal condenó a Videla y a Massera a prisión perpetua, Viola recibió 17 años de prisión, Agosti 4 años y medio de cárcel y Lambruschini 8 años de reclusión.
HUSSEIN A LA HORCA
Roger Zuzunaga (Periodista)
“No he venido a defenderme, nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo, yo estoy aquí procesado porque ganamos una guerra justa. Si la hubiéramos perdido no estaríamos acá —ni ustedes ni nosotros—, porque hace tiempo que los altos jueces de esta cámara habrían sido sustituidos por turbulentos tribunales del pueblo… Pero aquí estamos. Porque ganamos la guerra de las armas y perdimos la guerra psicológica. Quizá por deformación profesional estábamos absortos en la lucha armada; y estábamos convencidos de que defendíamos a la nación y estábamos convencidos y sentíamos que nuestros compatriotas no solo nos apoyaban. Más aún, nos incitaban a vencer porque iba a ser un triunfo de todos”.
Este no es un fragmento del alegato final del ex presidente peruano Alberto Fujimori en el juicio que se le sigue por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Es del ex represor argentino Emilio Massera antes de ser condenado, en 1985, a cadena perpetua en el denominado Juicio de las Juntas, uno de los procesos más sonados en América Latina.
Emilio Massera, Jorge Rafael Videla, Orlando Agosti, Roberto Viola, Armando Lambruschini, Leopoldo Galtieri, entre otros militares, fueron acusados por desapariciones, torturas y asesinatos perpetrados cuando todos ellos formaban parte de las juntas militares que gobernaron el país entre 1976 y 1983.
Como se deduce del citado párrafo, el Juicio de las Juntas estuvo caracterizado por la soberbia y el cinismo con que los militares respondían los interrogatorios y por su rotunda negativa a reconocer alguna responsabilidad en los crímenes.
Pero el 9 de diciembre de 1985, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal condenó a Videla y a Massera a prisión perpetua, Viola recibió 17 años de prisión, Agosti 4 años y medio de cárcel y Lambruschini 8 años de reclusión.
HUSSEIN A LA HORCA
“Larga vida al pueblo, larga vida a la nación. Abajo los invasores. Dios es grande”, gritó el ex dictador iraquí Saddam Hussein mientras el juez le leía su sentencia a morir en la horca, aunque él hubiera preferido, como se lo hizo saber antes al tribunal, ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento.
Era noviembre del 2006 y la justicia llegaba para las 148 personas ejecutadas por el régimen de Hussein en el pueblo chiita de Dujail, en 1982.
El desenlace fue antecedido por un largo juicio caracterizado por los constantes discursos pronunciados por el ex dictador y por sus continuos desplantes a los magistrados, a quienes no reconocía competencia para que lo juzgaran.
Pero la soberbia y las evasivas dieron paso a una inesperada confesión en abril del 2006. Su interrogador, el fiscal Jaafar Moussawi, le preguntó si había aprobado las condenas a muerte contra los chiitas.
“Ese es uno de los deberes del presidente”, respondió secamente. “Yo tenía derecho a cuestionar la decisión. Pero estaba convencido de que la evidencia presentada era suficiente para demostrar la culpabilidad de los presuntos participantes en el intento de asesinato”, remarcó.
El fiscal le preguntó si sabía que 28 de los condenados a muerte tenían menos de 18 años y le mostró documentos de identidad de algunos de los menores ejecutados.
“Usted puede comprar documentos de identidad como esos en el mercado”, le refutó Hussein. “¿Es acaso la responsabilidad del jefe de Estado revisar los documentos de identidad de cada uno de los acusados y determinar su edad?”, remarcó.
Hussein fue ejecutado en la horca en diciembre del 2006.
MUERTE SIN SENTENCIA
Antes de Hussein, el ex presidente yugoslavo Slóbodan Milósevic fue sometido a juicio por delitos de lesa humanidad. En el 2001, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, solicitó su detención. Lo acusaba de crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos durante la guerra de Croacia (1991-1995), y genocidio durante el conflicto de Bosnia (1992-1995). Fue el primer jefe de Estado obligado a comparecer ante un tribunal internacional.
En febrero del 2002, durante uno de sus alegatos iniciales de defensa, que duró diez horas, Milósevic se declaró vencedor moral y acusó a Occidente de incitar el odio étnico para provocar la división de la otrora Yugoslavia. Además, negó tener conocimiento de la masacre de miles de musulmanes bosnios en Srebrenica, Bosnia, una zona bajo protección de la ONU donde más de 7.000 hombres y niños musulmanes fueron acorralados y fusilados por orden del caudillo serbobosnio Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic.
A medida que los jueces escuchaban los escalofriantes testimonios —civiles quemados en vida, mujeres violadas, pueblos saqueados y ejecuciones sumarias a manos de las fuerzas serbias— Milósevic hacía todo lo posible por desacreditarlos.
A sus 64 años, la hipertensión crónica y los problemas cardíacos empezaron a prolongar un juicio que, inicialmente, iba a terminar en el 2004. Las audiencias se suspendieron más de 20 veces.
El 11 de marzo del 2006 fue encontrado muerto en su celda. La autopsia demostró que Milósevic había fallecido de un ataque cardíaco.
SIN CASTIGO
Falleció el 10 de diciembre del 2006 sin ser condenado, a pesar de los juicios abiertos en su contra por violación de los derechos humanos.
AUGUSTO PINOCHET. CHILE
Expulsado del poder en 1989, falleció el 16 de agosto del 2006, a los 93 años, en Brasilia, donde se refugió para escapar a la justicia de su país.
ALFREDO STROESSNER. PARAGUAY
El líder del régimen genocida del Jemer Rojo (1975-1979) murió el 16 de abril de 1998 en la jungla camboyana, exiliado en su propio país.
POL POT. CAMBOYA
Está inculpado por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra por el Tribunal Especial para Sierra Leona. Su juicio se desarrolla en La Haya.
CHARLES TAYLOR. LIBERIA
Murió de cáncer el 7 de setiembre de 1997 en un hospital de Rabat, unos meses después de su exilio y su sustitución por Laurent Kabila.
MOBUTU SESE SEKO. ZAIRE
AUGUSTO PINOCHET. CHILE
Expulsado del poder en 1989, falleció el 16 de agosto del 2006, a los 93 años, en Brasilia, donde se refugió para escapar a la justicia de su país.
ALFREDO STROESSNER. PARAGUAY
El líder del régimen genocida del Jemer Rojo (1975-1979) murió el 16 de abril de 1998 en la jungla camboyana, exiliado en su propio país.
POL POT. CAMBOYA
Está inculpado por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra por el Tribunal Especial para Sierra Leona. Su juicio se desarrolla en La Haya.
CHARLES TAYLOR. LIBERIA
Murió de cáncer el 7 de setiembre de 1997 en un hospital de Rabat, unos meses después de su exilio y su sustitución por Laurent Kabila.
MOBUTU SESE SEKO. ZAIRE
Fuente: Diario El Comercio. 05 de abril de 2009.
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