Problemas chilenos
Por: Aldo Mariátegui (Periodista)
Por lo visto, el conflicto mapuche se está complicando cada vez más en Chile y ya incluso dentro de esa rebelde etnia se están escuchando voces autonomistas que lindan con el separatismo. La Araucanía, situada en el sur chileno, fue un poco el "Far West" de nuestros vecinos del sur, una frontera que fue conquistada a los indios a punta de plomo ya en pleno periodo republicano, tal como sucedió en EE.UU. y en Argentina. Los españoles no pudieron someter a estas tierras durante la larguísima "Guerra del Arauco" (tres siglos de escaramuzas), que motivaron que el mismo Felipe II comentase que era el conflicto más largo y que más vidas españolas le costaba a su Imperio. Aparte de la inmortal obra de Alonso de Ercilla, poco sacó la colonia de un territorio frío y boscoso, sin minería y con mucha guerra. Es que por lo general las sociedades nómadas aún sin Estado y agricultura -y además ubicadas en lugares fríos y remotos- suelen ser muy fieras, como los mapuches, los pieles rojas y los patagones. ¡Mandabas un misionero y te lo devolvían hecho un tambor! El propio conquistador Pedro de Valdivia pereció a manos de Lautaro y los "huincas" españoles sufrieron por centurias esos "raids" mapuches llamados los "malones". Sin embargo, curiosamente los mapuches apoyaron al lado realista durante la guerra de Independencia chilena.
La nueva república chilena no le hizo mucho caso a los mapuches, hasta que en 1861 un hábil charlatán francés casi organiza un reino independiente con las tribus de la Araucanía, lo que motivó que Santiago ya le ponga atención a la zona, por lo que se inició un largo periodo de enfrentamientos sin un resultado claro.
Esto recién se dio con la llamada "Pacificación de la Araucanía", cuando Santiago embarcó hacia el sur a parte del ejército chileno que dejaba el Perú tras la firma de la toma de Lima. Así, tropas bien equipadas y veteranas de varios combates lograron en poco tiempo, con sus cañones Krupp y sus rifles Winchester, lo que los españoles no habían podido en siglos. Es al mismo tiempo que se da la "Conquista del Desierto" en Argentina y las guerras del Far West en EE.UU. A los derrotados mapuches se les concentró en "reducciones" (como las "reservaciones" de pieles rojas en EE.UU.), que eran las tierras más agrestes, y Chile fomentó una gran inmigración europea en la zona para poblarla, lo que explica la gran presencia de chilenos de origen alemán en esas latitudes en nuestros días. Con Pinochet, las cosas volvieron a crisparse, pues este construyó la carretera austral costera a balazo limpio contra las protestas mapuches, además que eliminó también para siempre el sistema de comunidades indígenas al parcelar las reservaciones. Asimismo, Pinochet soltó la frase: "Ya no existen mapuches porque todos somos chilenos" en el lugar de una derrota militar araucana, lo que inflamó mucho los ánimos.
Desde la "Pacificación" y la posterior mano dura pinochetista (que Bachelet y otros imitaron) revive todo este resentimiento, que se está manifestando en nuestros días con estos asesinatos y quemas de fundos madereros recientes, aunque Piñera ya les advirtió que "Chile es un solo país", que no va a tolerar veleidades autonomistas y ya les está aplicando la misma ley antiterrorista que Bachelet y Lagos.
Y otro sitio donde Chile también enfrenta inquietudes separatistas es en la polinésica y lejana isla de Pascua, anexada en 1888, también tras la Guerra del Pacífico. En esa parte de Oceanía se han dado varias revueltas a lo largo de la historia, y por eso en el 2007 se le reconoció como "territorio especial" chileno, aunque técnicamente se le podría considerar una típica colonia insular de ultramar, situada ya en otro continente. Muchos mapuches y pascuenses no se sienten chilenos, así que esto tiene para rato.
Fuente: Diario Correo (Perú). 18 de enero del 2013.
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