Alfredo Barnechea (Analista polìtico)
Este sábado 13 se realizará un Campus socialdemócrata, en el centro de convenciones del Colegio Médico, de 9.30 a.m. a 2 de la tarde.
Hace poco, un grupo de profesionales jóvenes me propusieron que los ayudara a organizarlo. Su premisa era que falta una alternativa socialdemócrata en el Perú. No necesitaban convencerme, es algo que he venido sosteniendo bastante tiempo.
Esa ausencia priva al debate político de lo que ha sido el punto de vista más creativo de todo el siglo XX. Pero, además, abre un hueco en el sistema político, al haber un espacio vacío en el centro. Ya sabemos que el centro no es un punto sino una zona, una franja extensa con matices a la derecha y a la izquierda.
Una de las ideas interesantes que me propusieron fue crear una plataforma abierta de discusión, en Internet, para crear un plan. No uno elaborado desde arriba por expertos, sino una colaboración en-línea, horizontal. Una especie de Wikiplan, alrededor de seis temas:
Energía para el Perú
Salud para todos
Educación para la competencia
El fin de la pobreza
El Estado al servicio de la gente
Soluciones para el Sur Andino
Dos cosas que sorprenden del Perú son las siguientes:
Hay un abundante stock de información sobre casi todos los problemas.
No son recursos lo que faltan, sobre todo después de siete años de acumulación.
Lo que falta es una organización inteligente de la voluntad política.
La socialdemocracia comenzó en Europa como un capítulo de los socialismos. El primer partido socialdemócrata que se formó fue el alemán en 1869, y el segundo el español en 1879 (el de Felipe González).
A fines del siglo XIX, Bernstein propuso un viraje dramático al reconocer que era necesario conciliar la democracia representativa, la economía de mercado y el bienestar social.
Esto abrió una fosa entre los socialistas atados a Moscú y los socialdemócratas. Cuando conocí en 1976 en Caracas a Mario Soares, le pregunté al gran líder portugués qué significaba su victoria contra los comunistas. Ha sido la primera vez que los mencheviques le hemos ganado a los bolcheviques.
La gran creación moderna de la socialdemocracia fueron las diversas formas de Estados del Bienestar que surgieron en Europa.
El ciclo liberal que surgió con las elecciones de Margaret Thatcher y Reagan redujo la fuerza y atractivo de las ideas socialdemócratas. La crisis internacional han revalorizado sus aciertos.
Estas no son un cuerpo rígido y excluyente, a diferencia del marxismo y el mal llamado (incluso por mí, en el título de uno de mis libros) neoliberalismo. Es más flexible, y en consecuencia más incluyente. Más que una ideología, es un espíritu. Sus premisas principales pueden expresarse de varias formas, entre ellas probablemente esta:
Las sociedades se sostienen por un contrato, que todos deben sufragar.
Ese sufragio debe ser equitativo, y por tanto desigualmente repartido, pagando menos los más pobres.
Se necesita alguna forma de Estado de Bienestar, que provea de protección social, o un piso de igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos.
La democracia representativa es, pese a todas sus imperfecciones, el instrumento para hacer política, puesta al servicio de los que no tienen recursos, ni por tanto voz.
Entre otras cosas porque si las sociedades son antagónicas por naturaleza, compuesta siempre de ganadores y perdedores en los mercados, la política democrática puede ser consensual.
La vía para lograr todo esto no es la revolución, un cambio violento en las instituciones económicas y políticas de las sociedades, sino el reformismo, el incremento gradual y pacífico de los cambios.
Dado que las economías tienen, generalmente, problemas de crecimiento, pero las sociedades tienen uno de distribución, hay que lograr conciliar crecimiento económico con distribución de oportunidades.
Es claro, me parece, que el presidente Lula representa esta tendencia, aunque no empezó así. El PT fue originalmente una amalgama de sindicalistas maximalistas, marxistas revolucionarios y católicos de la teología de la liberación. Pero su gobierno es el mejor gobierno reformista de América Latina. Es una fortuna que sea en Brasil, el país-continente del hemisferio.
En la región andina se debaten todas las tendencias: los que creen que basta mano dura y una buena relación con Estados Unidos (como Uribe), los viejos golpistas disfrazados de populistas (como Chávez), los indigenistas de utopías arcaicas (como Morales), los socialdemócratas.
Es una suerte, además de un honor, hablar este sábado junto a tres grandes figuras de la región.
César Gaviria tiene seguramente una de las más distinguidas carreras públicas de América Latina. Es el jefe del Liberalismo, una de las más viejas y resistentes familias políticas del continente. A igual distancia del uribismo (que muestra tantos rasgos parecidos al fujimorato) y de las FARC.
Carlos Mesa salió del poder con 72% de aprobación, y acaba de anunciar que formará un partido para competir no sólo con el MAS sino con la derecha boliviana.
Teodoro Petkoff es una de las figuras legendarias de América Latina. Líder juvenil del PC venezolano, el único que hizo guerrillas. Rompió con la Unión Soviética en 1968 después de la invasión a Checoslovaquia, y fundó el Movimiento al Socialismo. Fue en los 90 con Caldera el superministro que ordenó la economía venezolana, y dio estabilidad al jaqueado sistema político de su país. Dirige hoy el gran diario Tal Cual, y es el único antagonista al nivel político de Chávez. Su autobiografía es una biografía apasionante del progresismo latinoamericano.
El Campus socialdemócrata es una zona abierta a todos, que acepta incluso una herejía: las dobles militancias. Basta inscribirse para asistir en www.socialdemocracia.pe.
Su tarea hoy es un diálogo para un plan. Nadie vota, por supuesto, por planes. Pero sin ellos no puede construirse el futuro.
Fuente: Diario Correo. 07/12/08
No hay comentarios:
Publicar un comentario