miércoles, 26 de febrero de 2014

Historia del pensamiento de izquierda: los principios de igualdad y libertad.


El Frente Amplio y Venezuela

Antonio Zapata (Historiador)

El pensamiento izquierdista se nutre de dos principios: la igualdad y la libertad. Ambos surgieron de la revolución francesa y son difíciles de armonizar. Por el contrario, se puede morir en el intento. Aunque al izquierdista mayoritario le importa la igualdad por encima de todo.

 Por ello, el politólogo Norberto Bobbio sostiene que ser de izquierda implicaría creer que una mayor igualdad garantiza armonía y bienestar. Mientras que la derecha sostendría que la desigualdad es conveniente, porque motoriza el progreso. De ahí se desprende la postura izquierdista a favor de los de abajo y de la redistribución de la ganancia. Así, ser izquierdista significa apoyar todo lo que mejore las condiciones económicas y sociales de las clases populares.

 Por esa razón, buena parte de la izquierda latinoamericana es chavista y ahora apoya a Maduro. Es decir, el comunicado del Frente Amplio se asemeja a discursos semejantes que circulan por toda América Latina. El punto es el mismo: Maduro despliega políticas públicas redistributivas y goza de sostén popular. Así se justifica su eslogan de “socialismo del siglo XXI”.

El problema surge al considerar el segundo factor: la libertad. Al igual que la igualdad, nació en Francia de 1879. Durante su etapa inicial y por muchos años, los partidarios de la libertad fueron parte de las izquierdas. El enemigo eran los conservadores monárquicos y todo lo popular era a la vez libertario e igualitario.
 
En la segunda parte del siglo XIX, liberales e izquierdistas se separaron. Los liberales se reunieron con los conservadores y formaron los partidos de derecha liberal que se esparcieron por todo Occidente. Mientras que las izquierdas se definieron por el socialismo, acentuaron el mensaje de clase y se posicionaron a forro por la igualdad.
 
A continuación se produjo la revolución bolchevique y apareció la URSS como patria del socialismo realmente existente. Con Stalin el divorcio entre igualdad y libertad fue muy pronunciado. Toda la historia del estalinismo está llena de represiones a rebeliones que buscaban una ventana de libertad en la sociedad burocrática. Así ocurrió en Berlín en 1953, en Hungría en 1956, en Checoslovaquia en 1968 y en Polonia de los ochenta.  
 
Finalmente, el comunismo implosionó cuando el último jerarca, Gorbachov, pretendió reconciliar lo que Stalin había dividido. La glasnost y la perestroika desestructuraron la sociedad soviética en vez de enmendarla, trayendo abajo a la URSS.
 
Entonces nació una nueva izquierda, que vuelve a pensar en los esfuerzos de los anarcosindicalistas, que pretendieron combinar igualdad con libertad y que pensaron alternativas distintas al estatismo. Fue también el propósito de la socialdemocracia que construyó Europa desde una sensatez rosada, aunque hoy parezca otra cara del liberalismo.
 
Esa izquierda que busca igualdad con libertad se ve mal representada en gobiernos tipo Maduro. Se trata de nuevas versiones del nacionalismo populista latinoamericano. Ya sabemos que no conducen a la izquierda menos al socialismo.
 
¿Acaso Haya, Perón o Vargas acabaron en la izquierda? ¿Acaso Humala nos está conduciendo al socialismo? No. El nacionalismo populista termina en el restablecimiento de la oligarquía; cuando triunfa, lo hace por vía propia; es decir, se transforma en una nueva plutocracia, la “boliburguesía” de Venezuela actual.
 
Pero cuando el populismo pierde por un contragolpe de derecha, como amenaza al país Llanero, el principal perdedor es el pueblo, que debe soportar dictaduras derechistas como los militares argentinos por ejemplo.
 
En todo este desarrollo es un error comprometerse con regímenes tipo Maduro. Son represivos y atentan contra las libertades básicas, enfeudarse a ellos no conduce a nada.
Mejor es perfilar una voz propia, que combine principios igualitarios y libertarios, que salve cuando menos el prestigio de la izquierda contemporánea en el Perú. Un punto que parece ser menor para la cúpula de nuestro Frente Amplio.

Fuente: Diario La República. 26 de febrero del 2014.

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