lunes, 14 de julio de 2008

EL PERÚ Y LOS BIOCOMBUSTIBLES.

Hay 30 proyectos en el Perú
Biocombustibles

Por Nelly Luna Amancio

La crisis mundial del petróleo ha sacudido el vertiginoso crecimiento de las sociedades modernas. El agotamiento de las reservas petroleras obligó desde hace unos años el desarrollo de nuevas fuentes de energía. Así, por primera vez en la historia de la humanidad, los alimentos comenzaron a ser utilizados masivamente para otra cosa que no sea su ingestión. Es cierto que ya hace más de 100 años Rudolf Diésel diseñó un motor que funcionaba con aceite de origen vegetal, pero, de inmediato, con la irrupción del petróleo --inicialmente barato-- aquel prototipo fue dejado de lado, dando paso a la dependencia energética del llamado oro negro.

Los biocombustibles intentan ser parte de la solución a la cada vez más creciente demanda energética y a la incontenible reducción del petróleo. Luego de un complicado proceso de industrialización, los jugos de la caña de azúcar, el maíz, la soya o la canola terminan convertidas en alcohol (etanol) o aceites (biodiésel) capaces de reemplazar a la gasolina o al diésel, respectivamente. Brasil comenzó con este expansión hace ya más de 30 años y hoy es el mayor exportador de etanol de caña de azúcar en el mundo, el segundo es Estados Unidos, solo que este usa el maíz como materia prima.

El Perú no es ajeno a esta crisis. Desde el año pasado el Gobierno ha decidido impulsar la producción de biocombustibles, obligando el uso de estos, a partir del 2010, en el caso del etanol (alcohol), y desde el 2009, para el biodiésel (aceite). El primero deberá mezclarse con la gasolina y representar el 7,8% del total, el segundo se combinará con el diésel y representará el 5%. El uso de ambos aditivos no requerirá de ningún cambio en el motor.

"Con esto se busca reducir la dependencia del petróleo, paliar los niveles de contaminación, diversificar la matriz energética y mejorar el crecimiento económico rural", asegura el viceministro de energía Pedro Gamio Aíta, y aclara que la promoción del etanol y el biodiésel irá de la mano con la del gas natural. "Lo importante es depender menos del petróleo", insiste.

Más de la mitad de la energía que se produce en el país depende del petróleo. Las cifras mundiales no son alentadoras. En los últimos 30 años se ha encontrado menos petróleo de lo que se ha consumido: por cada barril que se descubre, hoy consumimos tres. Las predicciones más optimistas sugieren que el descubrimiento de reservas de petróleo se agotarán entre el 2030 y el 2040. De ahí la preocupación por el uso de fuentes de energía renovables. "Para el 2011 debemos lograr que solo un tercio de la energía nacional dependa del petróleo, el otro tercio del gas natural y el resto de energía renovable", dice Gamio.

A LA PERUANA

De todos los alimentos que se usan en la elaboración de biocombustibles, es la caña se azúcar la que más entusiasmo ha capturado por parte de los inversionistas. En la costa peruana se produce más caña de azúcar por hectárea que en cualquier otro país del mundo: 132,5 toneladas (Brasil produce la mitad).

El viceministro de energía precisa que con estas inversiones se atenderá prioritariamente la demanda interna. "No esperamos competir con Brasil, ni con otros grandes productores. Más adelante, si la producción de etanol se incrementa, se podrán incorporar al mercado automotor vehículos que permitan una mayor mezcla de etanol con gasolina, o biodiésel con petróleo, o tal vez unidades que utilicen 100% este tipo de combustibles", dice Pedro Gamio.

Son 30 los proyectos de inversión para la producción de etanol o biodiésel en el país registrados por la Oficina de Promoción Agraria. Entre los más importantes se encuentran Palma del Espino (del grupo Romero), la Corporación Miraflores y la empresa agrícola Chira, todas en Piura; las inversiones en las otrora cooperativas azucareras Cayaltí (empresa española Biotierra y Cofide), Tumán (Etha Perú) y Pomalca (la brasileña Dedini), en Lambayeque; Casa Grande y Cartavio (del grupo Gloria), Laredo y Arena Dulce (del grupo colombiano Manuelita), en La Libertad. Además, en la selva están Ciovasa, la estadounidense Samoa Fiber Holding, Azucarera Andahuasi, Industrias del Espino (del grupo Romero).

Además, desde Sierra Exportadora se impulsa en comunidades altoandinas el cultivo de canola y jatropa para la elaboración de biodiésel. Se han desarrollado proyectos piloto en Amazonas, Piura, Ayacucho, Pasco, Cusco y Tacna. "El beneficio económico alcanza los 2.200 soles por hectárea", sostiene el director de este programa, Benza Pflucker.

LOS PEROS...

Pero no todo es auspicioso en el mercado de los biocombustibles. En países como Estados Unidos, pareciera que el remedio resultó peor que la enfermedad. Y es que, en su desesperado intento por asegurar el abastecimiento de combustibles, el Gobierno Estadounidense impulsó la producción de etanol de maíz a punta de subsidios.

Las consecuencias no tardaron: los agricultores apostaron por el cultivo de maíz para etanol, se incrementó la superficie de áreas sembradas con este fin, se redujo la disponibilidad del maíz para alimento, se prefirió el cultivo de este sobre otros granos como el trigo. Los alimentos subieron de precio. El panorama se calentó aún más cuando la semana pasada se filtró a la prensa británica un informe interno del Banco Mundial donde se responsabiliza a los biocombustibles por un 75% en el alza del precio de los alimentos.

¿Cómo evitar que se repita en el país la distorsión que creó la producción de biocombustibles en Estados Unidos? Para los representantes del Gobierno la estrategia para garantizar la disponibilidad de alimentos y evitar un alza indiscriminada de los precios pasa por proteger las tierras destinadas al cultivo de alimentos, los bosques de la Amazonía y el cuidado de las fuentes de agua.

Los titulares del Ministerio de Energía y Minas y el Ministerio del Ambiente (Minam) señalan que un ordenamiento territorial evitará el cambio de usos en la tierra. Es decir, las tierras que actualmente se dediquen al cultivo de alimentos (como el Valle del Mantaro) no podrán cultivar alimentos para biocombustibles. Para Fernando Cillóniz, experto en temas de desarrollo agrario, esta prohibición crearía una distorsión pues no se puede obligar a los agricultores a destinar sus cultivos para alimentos o biocombustibles. "Un ordenamiento territorial no es la forma más idónea de garantizar la seguridad alimentaria, en el Perú los alimentos tendrán siempre un precio mayor", indicó.

Hace unas semanas, en un seminario internacional sobre combustibles renovables en Brasil, la ingeniera Marcia Valle Real advertía que para enfrentar la actual crisis no solo se debía desarrollar nuevas fuentes de energía sino también reducir el crecimiento del transporte y modificar los hábitos del consumidor.
Fuente: Diario El Comercio

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

http://solomael.blogspot.com/
sorry, preferí cambiar mi msj... (como quien no keria la cosa) xq en cierta forma te he respondido en mi blog XD