martes, 7 de febrero de 2012

Breve historia de Augusto B. Leguía. Historiadora Margarita Guerra.

Augusto B. Leguía-Lima 1908

"Sobre Leguía"

Por: Aldo Mariátegui (Periodista)

Ayer se cumplieron 80 años del martirizado fallecimiento de Augusto B. Leguía, indudablemente por lejos el presidente peruano más importante de la primera mitad del siglo XX, y la distinguida historiadora Margarita Guerra, enterada de mi amateur interés por este campo del conocimiento, ha tenido a bien enviarme las siguientes líneas (tituladas "¿Fue Leguía un caudillo civil?") sobre este importante personaje y que tengo el gusto de publicar en mi columna:

"Augusto B. Leguía fue un hombre controversial. Se inicia en la política a comienzos del siglo XX al amparo del Partido Civil y consigue el padrinazgo de José Pardo, cuya confianza gana. En 1903 es elegido presidente don Manuel Candamo y logra ocupar el Ministerio de Hacienda (el MEF de nuestros días).

Al año siguiente muere el Presidente y se convoca a elecciones. Leguía exalta la candidatura de José Pardo, postergando a los fundadores del Civilismo, lo cual fue mal visto por hombres como Alejandro O. Deustua, Lizardo Alzamora y otros, pero 'los viejos' prefirieron mantener la unidad y cedieron el paso al hijo del fundador, quien mantuvo en la cartera de Hacienda a su promotor.

En esta oportunidad ya nuestro personaje empieza a dar muestras de un cierto carácter imperativo y de ser partidario de una política económica cimentada en la concertación de empréstitos, la cual defendió hasta su caída en 1930. Salen a flote también sus máximas aspiraciones de poder, pero hasta entonces es todavía, aparentemente, un político novato.

Electo presidente en 1908, el 29 de mayo de 1909 se pusieron de relieve sus dotes de liderazgo. Los pierolistas, encabezados por Carlos e Isaías de Piérola, en número cercano a cuarenta personas invadieron Palacio y amenazaron al presidente Leguía para que firmase su renuncia, exigencia que rechazó. Los atacantes, desconcertados, lo sacaron a la Plaza y lo obligaron a caminar por el centro de la ciudad hasta el Congreso, donde reiteraron su amenaza sin lograr su objetivo. Horas más tarde fue rescatado y este hecho se grabó en la memoria del pueblo como un símbolo de valentía. El gobierno recordó este suceso como el Día del Carácter.

El fin de este primer mandato en 1912 fue tormentoso. Sin embargo, la experiencia obtenida le aconsejó ausentarse del país, buscar nuevas experiencias y aprovechar un momento más oportuno para volver y presentarse -adelantándose a las modernas teorías de marketing- con una nueva imagen y un adecuado manejo psicológico de masas.

Así, a su regreso de Inglaterra y Estados Unidos, en 1918, cuando el Partido Civil agonizaba por los problemas sociales y económicos, y sin candidato válido para las elecciones del año siguiente, fue recibido entre aclamaciones.

Su llegada fue preparada por sus partidarios, sus errores estaban olvidados. Se trabajó con la juventud, la cual lo designó ese año Maestro de la Juventud. Esta vez hizo gala de un carisma extraordinario que conquistó a jóvenes, empleados, obreros y en general a sectores populares, marcó distancia en relación a los sectores oligárquicos que le habían dado el impulso inicial y dio paso a la modernización del Perú en un largo gobierno autoritario, que se conoció como 'El Oncenio' (1919-1930).

Leguía utilizó, al igual que los caudillos, mecanismos como halagos, destierros dorados, amenazas y persecuciones, lo que le permitió mantener casi hasta su derrocamiento muestras de fidelidad de un importante número de partidarios, pero también despertó odios acérrimos, que fueron los que estallaron a su caída.

Entre 1919 y 1930 consiguió lo que lograron los caudillos del siglo XIX: una veneración rayana en el servilismo, fruto del temor en unos casos y de la admiración en otros".

Fuente: Diario Correo (Perú). 07/02/2012

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