Bajo el volcán
Arequipa de fiesta. La Ciudad Blanca cumple hoy 470 años de fundación por el capitán español Garci Manuel de Carbajal.
Por: Antonio Muñoz Monge
Cuna del rocoto, ciudad caudillo, magnánima y voluble; cuna de las revoluciones, tierra de la legalidad y el civismo; cuna del yaraví y de las proclamas libertarias. De muchas maneras se la llama a Arequipa, fundada el 15 de agosto de 1540. Sobre su nombre, una versión dice que el fundador, capitán Garci Manuel de Carbajal, legó a la posteridad la respuesta: Ari qqepay (Sí, quedaos), atribuida a Mayta Cápac, cuando sus súbditos, maravillados con el valle del río Chili, le preguntaron si podían poblar la zona.
Ciudad inteligente
Arequipa de fiesta. La Ciudad Blanca cumple hoy 470 años de fundación por el capitán español Garci Manuel de Carbajal.
Por: Antonio Muñoz Monge
Cuna del rocoto, ciudad caudillo, magnánima y voluble; cuna de las revoluciones, tierra de la legalidad y el civismo; cuna del yaraví y de las proclamas libertarias. De muchas maneras se la llama a Arequipa, fundada el 15 de agosto de 1540. Sobre su nombre, una versión dice que el fundador, capitán Garci Manuel de Carbajal, legó a la posteridad la respuesta: Ari qqepay (Sí, quedaos), atribuida a Mayta Cápac, cuando sus súbditos, maravillados con el valle del río Chili, le preguntaron si podían poblar la zona.
Ciudad inteligente
La primera imprenta del Perú se estableció en Arequipa, convirtiéndola en ciudad muy ilustrada. Allí se fundó, también, la Academia Lauretana de Ciencias y Artes (10 de diciembre de 1821), que para 1825 originó el Colegio Nacional de la Independencia Americana y en 1828 la Universidad de San Agustín. Hechos que proyectaron su categoría intelectual.
Tierra de ilustres
Arequipa es tierra de personajes ilustres, aquí unos nombres.
Mariano Melgar: poeta y prócer de la independencia, fusilado en 1815 a los 24 años tras la Batalla de Umachiri. Melgar es ejemplo de entrega libertaria y el precursor del nacionalismo literario: recuperó el harawi inca como yaraví.
Juan G. Valdivia: el famoso Dean Valdivia, Cabeza de Cabildo en las Catedrales, nació en Cocotea, distrito El Tambo, el 12 de julio de 1796, para convertirse en un gran orador y figura de los movimientos revolucionarios arequipeños. Fundó la Academia Lauretana, el Colegio Nacional de la Independencia Americana y la Universidad San Agustín (fue rector en dos períodos). Valdivia publicó libros de obligada referencia: “Biografía del Gran Mariscal Ramón Castilla” y “Memoria sobre las revoluciones de Arequipa”. Murió a los 88 años de edad, en olor a multitud.
Francisco Javier de Luna Pizarro: Nació en Arequipa en 1780 y falleció en Lima en 1855. Se desempeñó como rector del Colegio de Medicina de San Fernando, fue diputado por Arequipa y presidente del Primer Congreso Constituyente de 1822 y del de 1827. Luna Pizarro redactó las Bases de la Constitución y, en 1845, fue arzobispo de Lima.
Y se llama Perú
En el libro “Gente de mi tierra”, el gran muralista Teodoro Núñez Ureta —otro ilustre characato— brinda las claves para un entendimiento del Perú. Su concepto de provincia y provinciano es uno de ellos: la historia del provinciano es la de millones de compatriotas que viven a lo largo y ancho del territorio, muchas veces marginados. Núñez Ureta proclama: “Todo el Perú es una provincia al margen de la vida nacional”.
El prócer
Siguiendo con los arequipeños ilustres, tenemos a Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, prócer de la independencia, nacido en Pampacolca, provincia de Castilla. Célebre autor de la “Carta a los españoles americanos” (1792), que inspiró a Bolívar, San Martín, Sucre y a toda una legión que luchó por la independencia de América.
El gran filósofo
“En el panorama peruano, Arequipa tiene el carácter de una ciudad síntesis. Es serrana por la geografía y es costeña desde el punto de vista étnico y social [...]. Arequipa tiene un alma romántica que ha de reflejar la altivez castellana y la abrumadora nostalgia aborigen. El yaraví, por eso, es al mismo tiempo hermano de los cantares castellanos y eco de las canciones indígenas”, escribió arequipeñísimo el escritor, filósofo y diplomático Víctor Andrés Belaunde.
Sobre Arequipa
Para Blas Valera y Garcilaso, es voz aimara: ari qquepan (caracola o trompeta de guerra).
El cusqueño Juan de la Cruz y el alemán E. Middendorf dicen que viene del aimara ari qhipaya (detrás del pico), referido al Misti.
Según los incas, era el lugar detrás de los volcanes: ariq qipa.
En Bolivia dicen que deriva del aimara Aruqquipas (hombres que hablan arupuquina, lengua extinta).
Fuente: Diario El Comercio, suplemento cultural "El Dominical". 15 de Agosto del 2010.
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