lunes, 17 de diciembre de 2007

A la Vuelta de la Esquina - Pachacamac



MITO DE PACHACAMAC

Según una leyenda, en el principio del mundo no había alimentos para el primer hombre y la primera mujer y el hombre murió de inanición. Por su parte, el Sol fecundó a la mujer, pero Pachacamac, celoso, mató al hijo que ella dio a luz. Lo despedazó y lo enterró y de sus partes nacieron los alimentos esenciales: de los dientes el maíz, de los huesos las yucas, entre otros frutos y vegetales. Pachacamac era considerado invisible y por tanto no existen imágenes artísticas que lo representen. Recibe también su nombre el centro de peregrinación situado en el valle del Lurín, al sur de Lima, donde se le rindió culto durante varios siglos.

El oráculo de Pachacamac es una de las divinidades más importantes del mundo andino, que mantiene una continuidad de muchos siglos. Originario de la costa central, esta divinidad tuvo tanto prestigio que sobrevivió a la influencia Inca y española, incorporándose a las creencias foráneas.

En la mitología Inca, Pachacamac aparece como dios del fuego e hijo del dios sol, Fue considerado controlador del equilibrio del mundo, un mundo plano que terminaba en el mar. Se creía que era el rejuvenecedor del mundo creado por Viracocha.

Además estaba vinculado a los movimientos sísmicos, ya que se creía que los temblores y terremotos eran expresión de su enojo. Se trataba de una huaca poderosa y temida dentro del panteón Inca.

OFRENDAS

Las ideas mágico religiosas andinas influyeron en la totalidad de los aspectos de la vida cotidiana y pública de la sociedad en general. Éstas se manifestaron con frecuencia en las prácticas agropecuarias, especialmente las vinculadas al maíz y la papa; asimismo se relacionaron a la salud y fecundidad del ganado. Por ello se ofrendaba e invocaba a divinidades como el Sol, el Huamani y la Mamapacha.

Las valvas de Spondylus (mullu) fueron ofrendas asociadas con el agua y la lluvia, y se consideraban el alimento preferido de los dioses.

Las conopas eran pequeños ídolos que se reverenciaban para propiciar la fecundidad de los seres vivos, y la abundancia de las cosechas. A la conopa del maíz se le denominaba saramama; a la de la papa: papamama; a la del ají: uchumama y a la de la coca: cocamama.

PACHACAMAC Y EL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Entrevista a María Rostworowski :

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