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(Fragmento de una carta escrita por un boliviano durante la Guerra del Pacífico).
¿Dónde debe estar el Huáscar?
Es el símbolo supremo de una victoria bélica, un trofeo de guerra que se exhibe al mundo como museo flotante. En Chile, más de una voz autorizada se ha pronunciado a favor de la devolución del navío al Perú. Se trataría de un gesto con una intencionalidad específica: buscar una reconciliación que deje en el camino la controversia marítima que hoy separa a ambos países. ¿Qué pensamos los peruanos al respecto? Una lección de historia resulta más que pertinente en esta circunstancia.
Por: María Isabel Gonzales
9 de octubre de 1879. Nos acabamos de enterar de una terrible noticia: el Huáscar fue capturado esta mañana en el combate de Angamos. Estamos haciendo todo lo posible por levantar la moral de nuestras tropas. Que Dios nos asista en esta hora tan difícil.
Es el símbolo supremo de una victoria bélica, un trofeo de guerra que se exhibe al mundo como museo flotante. En Chile, más de una voz autorizada se ha pronunciado a favor de la devolución del navío al Perú. Se trataría de un gesto con una intencionalidad específica: buscar una reconciliación que deje en el camino la controversia marítima que hoy separa a ambos países. ¿Qué pensamos los peruanos al respecto? Una lección de historia resulta más que pertinente en esta circunstancia.
Por: María Isabel Gonzales
9 de octubre de 1879. Nos acabamos de enterar de una terrible noticia: el Huáscar fue capturado esta mañana en el combate de Angamos. Estamos haciendo todo lo posible por levantar la moral de nuestras tropas. Que Dios nos asista en esta hora tan difícil.
(Fragmento de una carta escrita por un boliviano durante la Guerra del Pacífico).
La guerra con Chile tiene una historia que parece interminable: el desenlace, hace 131 años, ya lo conocemos y sin embargo siempre habrá algo de qué hablar, escribir o reclamar. Así lo comprobó Renzo Babilonia, fotógrafo y docente universitario, al descubrir el texto que encabeza esta nota mientras buscaba información sobre una vieja fotografía. “Era una del Huáscar capturado en Valparaíso”, cuenta. El testimonio de aquel boliviano lo transportó por un momento y vio a dos naciones, Perú y Bolivia, de luto, devastadas al perder el buque que comandaba Miguel Grau. Sus quince años de servicio en la Armada Peruana acabaron el 8 de octubre de 1879, en el Combate de Angamos. Y los vecinos no perdieron tiempo y celebraron en Valparaíso. Según la historiadora Carmen McEvoy, hubo hasta circo gratis. Pero no es todo. El Huáscar se convierte así en trofeo de guerra, pero no va a un museo marítimo. Navegó con bandera chilena y con sus colores ganó la guerra del Pacífico.
Allí nace la polémica, dice Babilonia, porque cada país le atribuye un significado a la nave. Aquí coincidimos en que el Huáscar está asociado a Miguel Grau, el padre ideal de los peruanos, y verlo de vuelta –si Chile quiere devolverlo– sería el retorno de un símbolo admirado. Del lado chileno, dos de sus mayores héroes, Arturo Prat y Manuel Thomson, murieron en el Huáscar. Vaya dilema. Mártires de un lado y del otro. Por eso es que sorprendió tanto que el ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, dijera que se tendrá que conversar sobre la devolución del buque. Y sorprendió más la acogida que tuvo esta iniciativa. Primero fue el ex presidente Patricio Alwyn, luego el líder opositor Marco Enríquez Ominami y después la ex ministra Carolina Tohá, hoy presidenta del Partido Por la Democracia (PPD). Todos coincidieron: A devolver el Huáscar. En Lima nadie se entusiasmó. “Que lo devuelvan si quieren, pero el Perú no debe mover un dedo”.
Desde Inglaterra
El peruano Jorge Ortiz Sotelo y el chileno Carlos López Urrutia son los autores del libro Monitor Huáscar: una historia compartida. En él dan cuenta de la travesía de la nave, desde que en 1864 fue ordenada por el Perú a los astilleros ingleses de los hermanos Laird hasta su restauración y puesta en valor como museo flotante en Talcahuano, Chile. Su compra obedecía a una estrategia de defensa frente a España que en 1866 pretendía recobrar sus colonias en Sudamérica. El Perú, aliado de Chile, Ecuador y Bolivia, le hizo frente a la escuadra española y esperaba que el Huáscar se sumara a la guerra. Sin embargo, el 2 de mayo de 1866, poco antes de su llegada a las costas del Pacífico, los aliados vencieron a España en el Callao. El Huáscar permaneció en Valparaíso junto a la escuadra aliada hasta 1868. Ese año volvió al Callao. Al empezar la guerra la nave había cumplido quince años de fabricación; era un modesto buque con limitaciones. Para cargar sus dos cañones era necesario que dos tripulantes salgan a cubierta a cumplir la tarea; estos quedaban expuestos al enemigo. El blindaje no era suficiente. Su única ventaja frente a otros buques era su velocidad. Podía virar 180 grados en dos minutos.
La guerra inicia
El 5 de abril de 1879, cuando Chile declaró la guerra al Perú, el Huáscar estaba en reparación en el Callao. Y a contrapelo de las visiones románticas, que presentaban en óleos y grabados a un Huáscar gigante y poderoso, el contralmirante y director del Museo Naval del Perú, Fernando Casaretto precisa que el Huáscar era un buque pequeño, de 1,130 toneladas, dos cañones y una sola hélice. Debía enfrentar a unos ‘monstruos’ chilenos de 3,560 toneladas, que iban mucho más rápido porque tenían dos hélices y estaban más protegidos porque tenían doble blindaje y poseían seis cañones que podían hacer trizas a la escuadra peruana. Los blindados de Chile, el Cochrane y el Blanco Encalada, fueron comprados en 1872. Era tecnología mucho más avanzada que la nuestra, de 1865.
Tal era la superioridad de la armada chilena que, en opinión de Casaretto, Miguel Grau podía haberse rendido. Pero, en Angamos, Grau no se rindió. Quién sabe en qué momento exacto del combate murió despedazado, en medio de los fuegos combinados del Cochrane, el Blanco Encalada y la Covadonga. Setenta y seis disparos de cañón impactaron en el Huáscar. Casaretto, quien fue agregado militar en Chile, cuenta que allá, cada vez que un periodista le preguntaba: ¿Le gustaría que les devuelvan el Huáscar?, él respondía con la historia: Señor, en mitad de la campaña, cuando Grau regresó al Callao para reparar el Huáscar, le hicieron un agasajo en Lima. Allí, tras agradecer el gesto que tenían con él, Grau dijo: ‘Lo único que puedo prometer es que si el Huáscar no regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré’. “Entonces, si Grau no volvió, ¿por qué debemos esperar al Huáscar? Hay que entender que es un trofeo de guerra, y que estos solo se ganan o se recuperan en guerra”.
¿Botín o trofeo?
En 1864, tres países sudamericanos, Uruguay, Brasil y Argentina, se unieron en contra de Paraguay. Esta alianza desató una confrontación armada que duró seis años, y en medio de ella la alianza vencedora se fue repartiendo trofeos de guerra mientras la sangre corría a mares. Desmembraron un país y devastaron el autoestima de su gente. Con la intención de reparar el daño, desde 1954 estos tres países devuelven trofeos de guerra. No es mucho pero, como parte de una política de reconciliación, Paraguay lo ha aceptado de buena gana. Tras la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles obligó a Alemania a devolver una serie de bienes que habían sido robados de Francia. “Ojo, esos eran bienes, no trofeos. Era un botín de guerra. Y Alemania, lejos de entender la lección, durante la Segunda Guerra Mundial convirtió el saqueo y la confiscación de bienes culturales en una política de Estado”, refiere el historiador Antonio Zapata.
El Huáscar es un trofeo de guerra. En cambio los documentos y monumentos históricos que Chile robó durante su ocupación sí son un botín. Finalmente, volvamos a la pregunta: ¿debería regresar el Huáscar a nuestras costas? Zapata dice que no. “¿Queremos un trofeo de guerra? Saquemos la Covadonga del mar de Chancay, ese fue nuestro trofeo, obtenido por apenas tres peruanos tras una estratégica explosión. Justo cuando estábamos en lo peor de la guerra. La hundieron tres valientes, a quienes nadie recuerda, y a los que no rendimos ningún honor pensando en un buque que nos ganaron”.
Fuente: Diario La República, suplemento "Domingo". 05 / 09 / 2010.
Allí nace la polémica, dice Babilonia, porque cada país le atribuye un significado a la nave. Aquí coincidimos en que el Huáscar está asociado a Miguel Grau, el padre ideal de los peruanos, y verlo de vuelta –si Chile quiere devolverlo– sería el retorno de un símbolo admirado. Del lado chileno, dos de sus mayores héroes, Arturo Prat y Manuel Thomson, murieron en el Huáscar. Vaya dilema. Mártires de un lado y del otro. Por eso es que sorprendió tanto que el ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, dijera que se tendrá que conversar sobre la devolución del buque. Y sorprendió más la acogida que tuvo esta iniciativa. Primero fue el ex presidente Patricio Alwyn, luego el líder opositor Marco Enríquez Ominami y después la ex ministra Carolina Tohá, hoy presidenta del Partido Por la Democracia (PPD). Todos coincidieron: A devolver el Huáscar. En Lima nadie se entusiasmó. “Que lo devuelvan si quieren, pero el Perú no debe mover un dedo”.
Desde Inglaterra
El peruano Jorge Ortiz Sotelo y el chileno Carlos López Urrutia son los autores del libro Monitor Huáscar: una historia compartida. En él dan cuenta de la travesía de la nave, desde que en 1864 fue ordenada por el Perú a los astilleros ingleses de los hermanos Laird hasta su restauración y puesta en valor como museo flotante en Talcahuano, Chile. Su compra obedecía a una estrategia de defensa frente a España que en 1866 pretendía recobrar sus colonias en Sudamérica. El Perú, aliado de Chile, Ecuador y Bolivia, le hizo frente a la escuadra española y esperaba que el Huáscar se sumara a la guerra. Sin embargo, el 2 de mayo de 1866, poco antes de su llegada a las costas del Pacífico, los aliados vencieron a España en el Callao. El Huáscar permaneció en Valparaíso junto a la escuadra aliada hasta 1868. Ese año volvió al Callao. Al empezar la guerra la nave había cumplido quince años de fabricación; era un modesto buque con limitaciones. Para cargar sus dos cañones era necesario que dos tripulantes salgan a cubierta a cumplir la tarea; estos quedaban expuestos al enemigo. El blindaje no era suficiente. Su única ventaja frente a otros buques era su velocidad. Podía virar 180 grados en dos minutos.
La guerra inicia
El 5 de abril de 1879, cuando Chile declaró la guerra al Perú, el Huáscar estaba en reparación en el Callao. Y a contrapelo de las visiones románticas, que presentaban en óleos y grabados a un Huáscar gigante y poderoso, el contralmirante y director del Museo Naval del Perú, Fernando Casaretto precisa que el Huáscar era un buque pequeño, de 1,130 toneladas, dos cañones y una sola hélice. Debía enfrentar a unos ‘monstruos’ chilenos de 3,560 toneladas, que iban mucho más rápido porque tenían dos hélices y estaban más protegidos porque tenían doble blindaje y poseían seis cañones que podían hacer trizas a la escuadra peruana. Los blindados de Chile, el Cochrane y el Blanco Encalada, fueron comprados en 1872. Era tecnología mucho más avanzada que la nuestra, de 1865.
Tal era la superioridad de la armada chilena que, en opinión de Casaretto, Miguel Grau podía haberse rendido. Pero, en Angamos, Grau no se rindió. Quién sabe en qué momento exacto del combate murió despedazado, en medio de los fuegos combinados del Cochrane, el Blanco Encalada y la Covadonga. Setenta y seis disparos de cañón impactaron en el Huáscar. Casaretto, quien fue agregado militar en Chile, cuenta que allá, cada vez que un periodista le preguntaba: ¿Le gustaría que les devuelvan el Huáscar?, él respondía con la historia: Señor, en mitad de la campaña, cuando Grau regresó al Callao para reparar el Huáscar, le hicieron un agasajo en Lima. Allí, tras agradecer el gesto que tenían con él, Grau dijo: ‘Lo único que puedo prometer es que si el Huáscar no regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré’. “Entonces, si Grau no volvió, ¿por qué debemos esperar al Huáscar? Hay que entender que es un trofeo de guerra, y que estos solo se ganan o se recuperan en guerra”.
¿Botín o trofeo?
En 1864, tres países sudamericanos, Uruguay, Brasil y Argentina, se unieron en contra de Paraguay. Esta alianza desató una confrontación armada que duró seis años, y en medio de ella la alianza vencedora se fue repartiendo trofeos de guerra mientras la sangre corría a mares. Desmembraron un país y devastaron el autoestima de su gente. Con la intención de reparar el daño, desde 1954 estos tres países devuelven trofeos de guerra. No es mucho pero, como parte de una política de reconciliación, Paraguay lo ha aceptado de buena gana. Tras la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles obligó a Alemania a devolver una serie de bienes que habían sido robados de Francia. “Ojo, esos eran bienes, no trofeos. Era un botín de guerra. Y Alemania, lejos de entender la lección, durante la Segunda Guerra Mundial convirtió el saqueo y la confiscación de bienes culturales en una política de Estado”, refiere el historiador Antonio Zapata.
El Huáscar es un trofeo de guerra. En cambio los documentos y monumentos históricos que Chile robó durante su ocupación sí son un botín. Finalmente, volvamos a la pregunta: ¿debería regresar el Huáscar a nuestras costas? Zapata dice que no. “¿Queremos un trofeo de guerra? Saquemos la Covadonga del mar de Chancay, ese fue nuestro trofeo, obtenido por apenas tres peruanos tras una estratégica explosión. Justo cuando estábamos en lo peor de la guerra. La hundieron tres valientes, a quienes nadie recuerda, y a los que no rendimos ningún honor pensando en un buque que nos ganaron”.
Fuente: Diario La República, suplemento "Domingo". 05 / 09 / 2010.
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5 comentarios:
Que difícil creo yo para uno y para otro... Perú es una herida y una traición. para Chile es el que algo son, por que historia pasada no la tienen... De tras del Huscar no hay Chile. y esta mezclado con esa historia de mentira con tintes de verdad. Como que Grau Reconoce al gran hombre Prat en la guerra, Como que la verdad es que Prat fue gran amigo de Grau antes de la Guerra y de su esposa y por ello de tal misiva.
En Chile jamas se habla de Perú en sus colegios o Universidades. simplemente Perú no existe.
La verdad en esto siempre estamos solos ni siquiera contamos con el traidor y acuchillador Bolivia.
Así es que solos...
Al menos tenemos nuestra rica historia Pasada, nuestra hermosa tierra, Su rico mar, nuestras maravillas del Mundo, El nevado mas Hermoso del Mundo según calificación Alemana. Nuestra gran gran gastronomía tan variada y tan rica que nos acaban de considerar El País que representa a la Gastronomía en America según la OEA. Para adelante muchachos nadie nos detiene...
Leyendo de casualidad este blog, muy interesante a la vez, discrepo de la opinión de don Eduardo Elmer en el sentido de que "detrás del Huáscar no existe Chile".
Chile tiene una historia militar muy rica antes del Húascar, tiene próceres de la independencia, que Perú no tiene...no deben olvidarse que fue un esfuerzo mancomunado del General San Martín, con el Director Supremo, crear la Escuadra Libertadora del Perú....sin contar por supuesto con el Triunfo contra la Confederación en 1839. Chile fue siempre una tierra terremoteada y estéril, alejada del "Poderoso Virreinato del Perú"mirada en menos, pero la historia ha demostrado lo bien que se hacen las cosas en ese país....
Solo me hago una pregunta, que hubiera sido de Chile si no ganaba la guerra del Pacifico? sino hubiera tomado los territorios de Antofagasta y Tarapaca?, como seria su situacion economi hoy en dia?, OJO, no habro una herida del pasado, solo establesco una hipotesis, porque la historia ya fue escrita, capitulo terminado, solo quisiera que entiendan las necesidades de nuestros pueblos hoy, el pasado queda para estudiarlo y no volver a repetir los mismos errores, nada de guerras!! somos hermanos y hubo una epoca en que luchamos juntos por nuestra independencia, pues recordemos esto, que nos da mas valor como hermanos, gracias
Solo me hago una pregunta, que hubiera sido de Chile si no ganaba la guerra del Pacifico? sino hubiera tomado los territorios de Antofagasta y Tarapaca?, como seria su situacion economi hoy en dia?, OJO, no habro una herida del pasado, solo establesco una hipotesis, porque la historia ya fue escrita, capitulo terminado, solo quisiera que entiendan las necesidades de nuestros pueblos hoy, el pasado queda para estudiarlo y no volver a repetir los mismos errores, nada de guerras!! somos hermanos y hubo una epoca en que luchamos juntos por nuestra independencia, pues recordemos esto, que nos da mas valor como hermanos, gracias
El Huascar es un Trofeo de guerra, por tanto en Chile se queda les guste o no. jamas a un país se le a devuelto un trofeo de guerra. No sean Ilusus
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