La centenaria travesía de Jorge Chávez
Aviador murió un 23 de setiembre de 1910. A 100 años de su heroica desaparición, Jorge Chávez es recordado como un pionero de la aviación.
Por: Hernán Rivas y José Alejandro Rodríguez
Jorge Chávez Dartnell, un joven peruano, gran aficionado a los deportes, el estudio, el arte y la investigación; destacó siempre dentro de la alta sociedad a la que pertenecía como un hombre que perseguía logros más altos que la simple adulación de sus pares. Chávez señala una frase muy interesante al respecto “No me gusta vivir la vida estúpida de los ricos de París. Necesito hacer algo”, lo que demuestra su fortaleza de carácter y ese espíritu emprendedor que tenemos todos los peruanos.
Chávez, además de su gran pasión por volar, era un curioso dibujante, reproducía retratos y caricaturas de gente de su tiempo, lo que además lo muestra como un joven dotado de un carácter simpático y a decir de Luigui Barsini “amaba la burla tenía mucho “esprit” pero de buen tono.
Aprendió de la mano de uno de los maestros de aquella época: Louis Paulhan, el cual le ayudó a comprender en la práctica cómo era el tema de armar y desarmar motores. Recordemos que Chávez era ingeniero, pero él mismo comprendía que más vale aprender en el campo, lugar donde se demuestra la teoría de la escuela.
Siendo un experto en todo lo relacionado a los motores y mecanismos de aviación de la época, Chávez decide que llegó la hora de aprender a volar, se inscribe en la escuela Farman y obtiene su carné de piloto con el No. 32. Su carrera en el mundo de la aviación había comenzado.
Durante los próximos ocho meses desarrolla una carrera exitosa como aviador hasta convertirse el 23 de septiembre en el primer hombre en el mundo en cruzar los Alpes en avión.
Barzini, periodista italiano que conoció personalmente a Jorge Chávez, lo describe en su Libro Il volo che valico le Alpi con una sencillez y claridad que demuestran cómo era, pero hay un párrafo especial que indica el carácter y la voluntad férrea de Chávez para lograr los objetivos que el mismo se trazaba “Era un joven que tenía la pasión por la audacia. Los amigos no lo han conocido más que de un modo. Inalterablemente bueno, lleno de delicadeza, contento siempre. Se le conocía como un gentlemen-flyer”.
Este simpático apelativo: “gentlemen-flyer” refiere a Chávez como aquel hombre que de día podía estar vestido de mecánico, empapado en combustible y aceite producto de la labor en los motores; pero de noche era un perfecto caballero, vestido con traje elegante, sombrero y reloj de bolsillo.
No hay que dudar en ningún momento que Chávez es peruano, no hay mejor identidad que la que uno mismo siente por un país, credo o teoría. Chávez mismo lo señala tras conquistar el récord mundial de altura en Blackpool, Inglaterra y ante los presentes que lo felicitaban dice orgulloso: “¡Yo soy peruano!”.
Cruza los Alpes
En abril de 1910, Arturo Mercanti propone la organización de la travesía de los Alpes como prueba principal en el mitin “Circuito Aéreo de Milán”, que tenía por objeto terminar con el debate de quién era superior: el aeroplano o el aerostato; además afianzaría el desarrollo de la aviación hacia otras perspectivas.
El punto de partida es la ciudad de Brig, Suiza, haciendo escala en Domodossola, Italia, para finalmente llegar a Milán, con un recorrido total de 150 kilómetros aproximadamente. Para esta travesía se inscribieron nueve pilotos de diversas nacionalidades.
La fecha para la prueba se fija. Chávez realiza varias excursiones en automóvil sobre el sector montañoso y las llanuras. Las pruebas se inician el lunes 19 de septiembre, pero las condiciones meteorológicas y la altura fueron haciendo desistir a casi todos los pilotos, quedando solo Charles Terres Weymann y Jorge Chávez Dartnell.
En la mañana del viernes 23, Chávez efectúa un reconocimiento en automóvil por la montaña, constatando que las condiciones del vuelo han mejorado. Fiel a su espíritu audaz y competitivo, Chávez regresa a Brig decidido a enfrentar el reto y siendo las 13:29 horas despega a bordo de su Blériot XI de 50 caballos de potencia. Asciende gradualmente y se interna entre los picos nevados con dirección a Domodossola, sobrevolando el hermoso valle del Simplón.
Tras haber resistido a los embates de los fuertes vientos, Chávez se convierte en el primer hombre en cruzar los Alpes. La población de Domodossola en medio de gran algarabía lo ve sobrevolar la ciudad en su descenso al lugar de aterrizaje establecido en el prado de Siberia.
Testigos oculares dan cuenta que a tan solo unos veinte metros de altura, las debilitadas alas del Blériot XI se plegaron hacia arriba como las hojas de un libro, haciendo que se precipite a tierra. Chávez es extraído de entre los escombros de su aeroplano y llevado al hospital San Biagio, donde muere a los cuatro días.
Luigi Barzini, escribió en el Corriere de Milan “Se ha destruido al hombre y a la máquina, pero el hecho prodigioso queda como recuerdo que no se destruirá nunca. Su nombre quedará para siempre entre los grandes triunfadores. Hasta en el más lejano futuro nadie que mire hacia la cumbre del monte León dejará de decir: ¡Por ahí pasó Chávez volando!”
Datos/claves
Elegía. El poeta italiano Giovanni Pascoli le dedicó estas líneas: “Cae con su gran alma sola siempre subiendo. ¡Ahora sí, él vuela!”.
Fuente: Diario La República. 19/09/2010.
Aviador murió un 23 de setiembre de 1910. A 100 años de su heroica desaparición, Jorge Chávez es recordado como un pionero de la aviación.
Por: Hernán Rivas y José Alejandro Rodríguez
Jorge Chávez Dartnell, un joven peruano, gran aficionado a los deportes, el estudio, el arte y la investigación; destacó siempre dentro de la alta sociedad a la que pertenecía como un hombre que perseguía logros más altos que la simple adulación de sus pares. Chávez señala una frase muy interesante al respecto “No me gusta vivir la vida estúpida de los ricos de París. Necesito hacer algo”, lo que demuestra su fortaleza de carácter y ese espíritu emprendedor que tenemos todos los peruanos.
Chávez, además de su gran pasión por volar, era un curioso dibujante, reproducía retratos y caricaturas de gente de su tiempo, lo que además lo muestra como un joven dotado de un carácter simpático y a decir de Luigui Barsini “amaba la burla tenía mucho “esprit” pero de buen tono.
Aprendió de la mano de uno de los maestros de aquella época: Louis Paulhan, el cual le ayudó a comprender en la práctica cómo era el tema de armar y desarmar motores. Recordemos que Chávez era ingeniero, pero él mismo comprendía que más vale aprender en el campo, lugar donde se demuestra la teoría de la escuela.
Siendo un experto en todo lo relacionado a los motores y mecanismos de aviación de la época, Chávez decide que llegó la hora de aprender a volar, se inscribe en la escuela Farman y obtiene su carné de piloto con el No. 32. Su carrera en el mundo de la aviación había comenzado.
Durante los próximos ocho meses desarrolla una carrera exitosa como aviador hasta convertirse el 23 de septiembre en el primer hombre en el mundo en cruzar los Alpes en avión.
Barzini, periodista italiano que conoció personalmente a Jorge Chávez, lo describe en su Libro Il volo che valico le Alpi con una sencillez y claridad que demuestran cómo era, pero hay un párrafo especial que indica el carácter y la voluntad férrea de Chávez para lograr los objetivos que el mismo se trazaba “Era un joven que tenía la pasión por la audacia. Los amigos no lo han conocido más que de un modo. Inalterablemente bueno, lleno de delicadeza, contento siempre. Se le conocía como un gentlemen-flyer”.
Este simpático apelativo: “gentlemen-flyer” refiere a Chávez como aquel hombre que de día podía estar vestido de mecánico, empapado en combustible y aceite producto de la labor en los motores; pero de noche era un perfecto caballero, vestido con traje elegante, sombrero y reloj de bolsillo.
No hay que dudar en ningún momento que Chávez es peruano, no hay mejor identidad que la que uno mismo siente por un país, credo o teoría. Chávez mismo lo señala tras conquistar el récord mundial de altura en Blackpool, Inglaterra y ante los presentes que lo felicitaban dice orgulloso: “¡Yo soy peruano!”.
Cruza los Alpes
En abril de 1910, Arturo Mercanti propone la organización de la travesía de los Alpes como prueba principal en el mitin “Circuito Aéreo de Milán”, que tenía por objeto terminar con el debate de quién era superior: el aeroplano o el aerostato; además afianzaría el desarrollo de la aviación hacia otras perspectivas.
El punto de partida es la ciudad de Brig, Suiza, haciendo escala en Domodossola, Italia, para finalmente llegar a Milán, con un recorrido total de 150 kilómetros aproximadamente. Para esta travesía se inscribieron nueve pilotos de diversas nacionalidades.
La fecha para la prueba se fija. Chávez realiza varias excursiones en automóvil sobre el sector montañoso y las llanuras. Las pruebas se inician el lunes 19 de septiembre, pero las condiciones meteorológicas y la altura fueron haciendo desistir a casi todos los pilotos, quedando solo Charles Terres Weymann y Jorge Chávez Dartnell.
En la mañana del viernes 23, Chávez efectúa un reconocimiento en automóvil por la montaña, constatando que las condiciones del vuelo han mejorado. Fiel a su espíritu audaz y competitivo, Chávez regresa a Brig decidido a enfrentar el reto y siendo las 13:29 horas despega a bordo de su Blériot XI de 50 caballos de potencia. Asciende gradualmente y se interna entre los picos nevados con dirección a Domodossola, sobrevolando el hermoso valle del Simplón.
Tras haber resistido a los embates de los fuertes vientos, Chávez se convierte en el primer hombre en cruzar los Alpes. La población de Domodossola en medio de gran algarabía lo ve sobrevolar la ciudad en su descenso al lugar de aterrizaje establecido en el prado de Siberia.
Testigos oculares dan cuenta que a tan solo unos veinte metros de altura, las debilitadas alas del Blériot XI se plegaron hacia arriba como las hojas de un libro, haciendo que se precipite a tierra. Chávez es extraído de entre los escombros de su aeroplano y llevado al hospital San Biagio, donde muere a los cuatro días.
Luigi Barzini, escribió en el Corriere de Milan “Se ha destruido al hombre y a la máquina, pero el hecho prodigioso queda como recuerdo que no se destruirá nunca. Su nombre quedará para siempre entre los grandes triunfadores. Hasta en el más lejano futuro nadie que mire hacia la cumbre del monte León dejará de decir: ¡Por ahí pasó Chávez volando!”
Datos/claves
Elegía. El poeta italiano Giovanni Pascoli le dedicó estas líneas: “Cae con su gran alma sola siempre subiendo. ¡Ahora sí, él vuela!”.
Fuente: Diario La República. 19/09/2010.
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