miércoles, 30 de marzo de 2011

Historia de las elecciones de 1962. Haya, Belaúnde y Odría. Las FF.AA frente las elecciones presidenciales de 1963.

Julio Garrido Malaver y Haya de la Torre ingresando a Celendín en 1962.

La puerta del horno


Por Antonio Zapata (Historiador)


Después de la enorme sorpresa de la última quincena, el panorama electoral comienza a aclararse. Las encuestas del fin de semana muestran un triple empate en el primer lugar, quedando cuarto PPK y Luis Castañeda rezagado. Aunque aún puede ser una final con cinco potenciales ganadores, parece que nos acercamos a una resolución entre tres, quienes representan –a su manera– las clásicas clasificaciones del espectro: derecha, centro e izquierda.


No hay antecedente de empate por el primer puesto entre cinco candidatos. No solo en la historia política peruana, ni siquiera en toda América Latina se encuentra una elección con cinco candidatos casi parejos en el primer lugar. Pero, en el Perú, en dos ocasiones se encuentran finales apretados entre tres: se trata de las elecciones presidenciales de 1962 y 1963. Repasarlas es interesante, porque presentan varias lecciones para la actualidad.

Los tres candidatos eran Manuel Apolinario Odría, Víctor Raúl Haya de la Torre y Fernando Belaunde, quienes también representaban derecha, centro e izquierda de la baraja. En 1962, Odría quedó tercero porque obtuvo algo menos de 30%, mientras que tanto Belaunde como Haya superaron 32%, habiendo ganado el líder aprista por una nariz. En esa época no había segunda vuelta; no la preveía la Constitución vigente de 1933. Por el contrario, el sistema indicaba que, si ningún candidato superaba el tercio, la elección pasaba al nuevo Congreso, que se instalaba el 28 de julio y procedía a elegir presidente.


El sistema era muy malo; pocos confiaban en la idoneidad de los congresistas para tomar tamaña decisión. De hecho, acabó en golpe de Estado, porque las FFAA tampoco aceptaron la solución que estaban cocinando los parlamentarios, quienes habían decidido elegir a Odría, que había quedado tercero y que ganaría en el Congreso gracias a la suma de sus votos con aquellos de los apristas. Éstos controlarían las Cámaras y Belaunde quedaría desplazado. De este modo, el golpe se produjo por la voluntad de las FFAA de propiciar una experiencia reformista, que bajo forma democrática encarnaba FBT y que –luego- Velasco encabezaría como dictadura.


Afortunadamente, hoy tenemos dos vueltas, que es una mejora sustantiva del sistema, alejando el peligro de intervención militar. Por su parte, los golpistas de 1962 convocaron elecciones para el año siguiente, 1963. En realidad, se trató de una segunda vuelta, aunque con tres candidatos.


En ese momento, el centro, que era el APRA, buscó un entendimiento político con la derecha, representada por Odría. Ese acuerdo se concretó en el Congreso 1963-1968 y se denominó “la Coalición”. Por su parte, Belaunde ganó un aliado clave en la Democracia Cristiana que le permitió superar a Haya en la decisiva elección de 1963. Odría nuevamente quedó tercero, aunque también bastante cerca.


Así, Belaunde necesitó una alianza de centroizquierda para ganar, restándole votos del centro al representante natural de esa corriente, que era Haya de la Torre. Por su parte, la debilidad del APRA fue inclinarse demasiado a la derecha, perdiendo parte de su atractivo, e incluso de sus cuadros dirigentes, que pasaron al otro lado.


Si el presente puede leerse en los acontecimientos del pasado, para tentar la presidencia, Ollanta Humala requiere colocarse en la centroizquierda, como hizo FBT con la DC. Por su parte, Alejandro Toledo puede ganar, le basta aparecer como el único capaz de mantener la paz social y la relativa tranquilidad política. Finalmente, si Keiko pasa a segunda vuelta, pierde la posibilidad de negociar la libertad de Alberto Fujimori apoyando a quien pacte con ellos. En ese caso, la liberación de su líder solo se consigue ganando la presidencia, aunque ello equivaldría a hacer del Perú el país de la mala memoria.


La apuesta es fuerte y la polémica será decisiva. En ella, la consistencia tendrá ventaja.


Fuente: Diario La República (Perú). 30 de marzo del 2011.


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martes, 29 de marzo de 2011

Historia de los terremotos y Tsunamis en ambas costas del pacífico. El Perú y Japón frente a los sismos del pacífico.

Callao, Arnoldus Montanus, 1671.

"Tsunamis en las 2 costas del Pacífico"

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Cuando el mundo está pendiente del sismo del viernes, que ha producido la mayor devastación del país más avanzado del Pacífico asiático, queremos recordar cómo otros tsunamis afectaron a la capital suramericana de los siglos XVI, XVII y XVIII: Lima.


Esta entonces llegó a ser la urbe más rica de toda la cuenca de dicho océano, el mayor del planeta. Esta ciudad fundada por los españoles en 1535 se transformó 7 años después en la capital del Virreinato de Nueva Castilla (luego renombrado del Perú), el mismo que se anexaba lo que había sido el mayor imperio del mundo de entonces (el inca) y abarcaba al grueso de Suramérica. Este fue el virreinato más extenso de todos los tiempos, el cual hasta 1717 incluía al norte y hasta 1776 al sur de los Andes.


Una de las cosas que más sorprendieron a los conquistadores era la gran cantidad de sismos que azotaban a la que denominaron como la "Ciudad de los Reyes'. Según una reseña de Carlos Bachman en El Comercio el día en que Lima celebró su 400 aniversario, los primeros cronistas registraron distintas clases de sismos en ésta entre 1513 y 1515, 1533, 1552, 1553, 1558, 1568 y 1578.


El peor que se dio en el primer medio siglo de Lima se produjo a las 7 p.m. del miércoles 9 de julio de 1586. Este produjo la caída de muchos predios, incluyendo la torre de la Catedral. En el Callao, el puerto adyacente de Lima que fue el más importante del continente, se dieron olas de más de 20 metros de alto (el doble de las que se vio el miércoles pasado en Sendai), las mismas que llegaron a inundar tierras hasta 10 kilómetros adentro.


El virrey Torres y Portugal se salvó de milagro y tuvo que dormir a la intemperie.


El portal Callao.org describe el terremoto del 24 de noviembre de 1604 el cual azotó entre 1,500 y 2,000 kilómetros del Pacífico central suramericano afectando a puertos como los de Callao, Camaná y Arica con olas de hasta 16 metros de altura. También sostiene que el del 20-21 de octubre de 1687 produjo olas de 5 a 10 metros de alto en el Callao repercutiendo en Japón.


En viernes 28 de octubre de 1746, Lima sufrió su peor terremoto, el cual sólo dejó en pie a 25 de sus 3,000 predios.


El tsunami arrasó al Callao con dos olas. Una de ella, tan gigante como un edificio de 10 pisos, llegó a inundar 5 kilómetros contiguos.


Todos los 23 barcos anclados allí fueron destrozados y algunos aparecieron hasta más de un kilómetro tierra adentro.


Bachman cita una fuente que afirma que sólo el 1% de los 4,000 habitantes del Callao no pereció en ese maremoto cuyas secuelas se hicieron sentir hasta Acapulco y Japón.


Felizmente, el tsunami del viernes sangriento del 11 de marzo del 2011 no produjo proporcionalmente ni de lejos las mismas calamidades que tuvo el del otro viernes fatídico del 28 de octubre de 1746.

Fuente: Diario Correo (Perú). 26 de marzo del 2011.


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domingo, 27 de marzo de 2011

Libro “Colonialismo en ruinas: el terremoto y tsunami de 1746 en Lima y sus consecuencias”. Historiador Charles Walker.

Cuando la tierra tiembla El mayor desastre sísmico que soportaron Lima y el Callao ocurrió en 1746. Una publicación que aparecerá próximamente cuenta al detalle lo sucedido la noche del 28 de octubre de ese lejano año.


Por: Jorge Paredes


Día 28 de octubre de 1746. Hora 10:30 p.m.: La placa tectónica de Nasca se sacude violentamente a unos 160 kilómetros de la costa peruana. La tierra se estremece de abajo hacia arriba y provoca un terremoto en Lima y el Callao. Murallas, techos, fachadas, torres de iglesias, balcones caen en pocos segundos. La gente se refugia en huertas y descampados, pero muchos quedan aplastados debajo de pesados adobes. Lima, la capital del virreinato más importante de América del Sur, la ciudad que había llegado a su punto de perfección, como decía el jesuita Bruno Morales, llena de conventos, plazoletas y murallas, y que había sido levantada en 211 años, es destruida en poco más de tres minutos.


***


11:00 p.m. Un espeluznante ruido viene del mar. El agua retrocede y en contados minutos una gran ola golpea el Callao. Avanza con tal violencia que, después de destruir las murallas del puerto y despedazar los cañones de bronce que lo resguardan, ingresa cinco kilómetros tierra adentro. Las naves de guerra Fermín y San Antonio terminan destrozadas a kilómetro y medio de la costa; el barco Michelot es lanzado contra un hospital, el cual queda totalmente destruido; y el Socorro acaba detrás de la aldea pesquera de Pitipiti. El tsunami hundió diecinueve embarcaciones; y, de los cinco mil habitantes que tenía el Callao, sobrevivieron menos de doscientos. En Lima los muertos fueron más de dos mil y los efectos de la catástrofe se sintieron desde Ecuador hasta Chile. Las enormes olas (aunque sin causar mayores daños) llegaron hasta Acapulco, en México.


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Día 29 de octubre de 1746. El sol había salido sobre la ciudad y, tal como lo cuenta en su “Relación” el virrey Manso de Velasco, Lima era “un lugar de espanto, a la manera que suelen verse en una guerra los lugares cuando entra el enemigo a sangre y fuego, y convierte en montones de tierra y piedras los más hermosos edificios”. El cronista José del Llano Zapata, quien mejor retrató la tragedia, predijo ante tal panorama que Lima no podría ser reconstruida en dos siglos y ni con doscientos millones de pesos. De sus 3.000 casas, distribuidas en 150 manzanas, solo unas 25 habían quedado en pie. Don José de Ovando y Solís, marqués de Ovando y comandante de la flota española del Pacífico, relató en una carta que tuvo que caminar encima de cadáveres de ambos sexos “en el modo más violento que es imaginable a un [ser] racional”. “No hay hipérbole –escribió– que llegue a significar tanta tragedia en tan corto tiempo. Los clamores de la divina misericordia, y lamentables llantos alternaban con la repetición de temblores, confundiendo las quejas de los heridos, para que fuese mayor su desgracia, sin poder distinguir los que jemían [sic] sepultados o presos como en cavernas, pidiendo socorro en últimos alientos, y así perecieron muchos”. Según Del Llano Zapata, el 30 de octubre, dos días después del terremoto, cuatro hombres fueron vistos flotando en un pedazo de madera en el mar del Callao, pero las olas, todavía embravecidas, impidieron el rescate. Un resignado sacerdote les dio la extremaunción desde los acantilados.


***


Varias semanas después el mar seguía varando cuerpos en la orilla. En Lima no había alimentos, pues los almacenes de la costa habían sido devastados. El virrey Manso de Velasco, temeroso del desorden de la plebe, ordenó disparar y ahorcar a los saqueadores. Los códigos sociales que regían la ciudad se habían roto y no se podía distinguir entre ricos y pobres, pues todos andaban en harapos y hambrientos. Los remezones fueron interminables. Del Llano Zapata contabilizó 340 réplicas en un mes. Otros testimonios más alarmistas dijeron que los temblores superaron el millar. En medio de la zozobra, circularon rumores sobre el fin del mundo. Una monja predijo el fin del reino y en el Cusco la gente esperó, entre rezos, un anunciado terremoto para el 5 de enero de 1747. Lima tardó años en levantarse de entre sus escombros, y quien más ayudó en la reconstrucción fue el virrey Manso de Velasco, a quien le fue concedido el título nobiliario de conde de Superunda, que significa ‘sobre las olas’. Él había logrado vencer a esa gigantesca ola que había arrasado la Ciudad de los Reyes una noche de 1746.


Colonialismo en ruinas

La mayoría de datos de esta crónica pertenecen al libro “Colonialismo en ruinas: el terremoto y tsunami de 1746 en Lima y sus consecuencias” (en proceso de traducción), del historiador norteamericano Charles Walker, que próximamente será publicado por el Instituto de Estudios Peruanos. Según calcula Walker, el terremoto de 1746 alcanzó una magnitud de entre 8,0 y 8,6 en la escala de Richter.


Lo que dijo Voltaire

Sobre el terremoto de 1746 han escrito Voltaire, Emmanuel Kant y Benjamin Franklin. Voltaire en “Cándido y el optimismo” dice, comparando la tragedia de Lima con lo sucedido en Lisboa en 1755, cuando un terremoto causó más de 60.000 muertos: “Quizá exista una capa subterránea de azufre que vaya desde Lima hasta Lisboa”. En el siglo XVIII algunos científicos creían que los terremotos eran causados por gases subterráneos.


Fuente: Diario El Comercio, suplemento El Dominical. 27 de Marzo del 2011.


martes, 22 de marzo de 2011

Historia de los accidentes nucleares en el mundo. Desastres nucleares y países afectados.

El Atolón de Bikini, ubicado en las Islas Marshall y famoso por haber sido el local en que Estados Unidos probó 23 bombas nucleares durante la Guerra Fría.

La lista del terror

Por: Susana Grados (Periodista)

El temor a un desastre nuclear como el ocurrido en Japón es desde hace más de 60 años una espada de Damocles sobre el planeta. La fusión nuclear es la más poderosa arma destructiva que existe en el mundo, y como se ha demostrado lo ocurrido en la central de Fukushima, Japón, o en Chernobyl, un hecho fortuito (de la naturaleza o humano) puede desencadenar una catástrofe apocalíptica de magnitudes insondables en el tiempo y en el costo en vidas humanas.

Ideado como un aporte científico para desarrollar un combustible alterno a los de origen fósil, la fusión nuclear fue desarrollada primero por el físico húngaro Leó Szilárd, quien patentó en el año 1934 la idea de la bomba atómica, y en 1939 escribió una carta a Albert Einstein, la cual terminó en la Marina estadounidense, dando resultado a la creación de la bomba atómica con el Proyecto Manhatann.

A partir de entonces, Estados Unidos la desarrolló como un arma de guerra. El 16 de julio de 1945 estalló la primera bomba, nombrada “Trinity”, en el sureste de Socorro (Nuevo México).

Allí empezó la era nuclear, que se mostró terrorífica en la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, que dieron a Estados Unidos el certificado de ser el único país en el mundo que ha usado el arma atómica. El miedo además ha sido causado por los accidentes y desastres que se han producido en instalaciones nucleares.

Casi el holocausto

Ocurrió el 26 de septiembre de 1983, y es conocido como el incidente del Equinoccio de Otoño, que colocó al mundo a escasos segundos del Apocalipsis atómico.

A las 00.14 (hora de Moscú) un satélite soviético dio la alarma: un misil balístico intercontinental estadounidense se habría lanzado desde la base de Malmstrom (Montana, EEUU) y en 20 minutos alcanzaría la Unión Soviética.

La alerta fue recibida por el teniente coronel del Ejército Soviético Stanislav Petrov quien tenía a cargo el búnker Serpujov–15, el centro de mando de la inteligencia militar soviética desde donde se coordinaba la defensa aeroespacial rusa, cuya misión era verificar y alertar de cualquier ataque a sus superiores.

A pesar de la alarma que se apoderó del bunker, LA PRIMERA reacción de Petrov fue de escepticismo. Si Estados Unidos decidía lanzar un ataque, era poco probable que lo hiciera con un solo misil y diera oportunidad al enemigo de responder. Podía ser un error informático, -el radar ya había fallado antes-, así que ordenó suspender la alarma que hubiera lanzado el contraataque y esperar. Pero minutos después, el ordenador informó de un segundo misil, luego de un tercero, un cuarto y un quinto.

A pesar de la presión, Petrov prefirió esperar, seguir su instinto que le indicaba que se trataba de un error de los instrumentos, antes que seguir el protocolo estratégico ruso de responder cualquier ataque norteamericano con una andanada de misiles. Unos minutos después, fue evidente que Petrov tenía razón, había sido un error de las máquinas, y que gracias a él se había evitado la temida III Guerra mundial, el holocausto nuclear.

El incidente se mantuvo en secreto hasta 1998, y Petrov fue dado de baja sin reconocer que fue el hombre que evitó el mayor desastre nuclear.

Pequeños Hiroshimas

Lo que sigue es la lista de los mayores desastres nucleares, que alimentan el pánico de la población inerme ante la poderosa energía atómica.

*Corazón del Demonio. Ocurrió en dos episodios en los años 1945 y 1946 en el Laboratorio Nacional Los Álamos, Estados Unidos. El primero fue el 21 de agosto de 1945, cuando el núcleo de plutonio de forma esférica produjo una corriente de irradiación ionizante que impactó en el físico Harry Daghlian. Después, el 21 de mayo de 1946, el físico Louis Slotin y otros científicos se encontraban en el Laboratorio de Los Álamos realizando un experimento con un núcleo de Berilio alrededor del mismo núcleo de plutonio, cuando alcanzó el nivel supercrítico, liberando una alta dosis de radiación sobre Louis, quien rápidamente evitó una reacción en cadena, y salvó a sus colegas de ser contaminados. Slotin murió 9 días después de envenenamiento por radiación aguda.

*Accidente de un B-52 en Goldsboro. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos “extravió” por todo el mundo 11 bombas nucleares a las que llamaron “Flechas Rotas”. Este incidente fue ocasionado por una de ellas.

El 24 de enero de 1961, un Boeing B-52 norteamericano que llevaba dos bombas de 24 megatones cada una, se estrelló cuando despegaba de la base militar de Goldsboro, en Carolina del Norte.

Una de las dos bombas se hundió en un pantano y su corazón (un núcleo de plutonio) fue recuperado, pero por las dificultades de la zona, el uranio que contenía la bomba ha quedado allí en el suelo.

La otra bomba fue diseminada en un área de 5.2 kilómetros cuadrados de plantaciones de algodón y tabaco. El material radioactivo fue expulsado a la atmósfera. Aunque no hay reportes oficiales de víctimas humanas.

*La explosión de Baneberry. En la zona reservada del Departamento de energía de Estados Unidos en Nevada para realizar pruebas nucleares (928 en total desde 1951) ocurrió un “accidente” muy importante el 11 de diciembre de 1970, durante la Operación Emery.

La bomba “Baneberry” fue detonada según lo previsto en el fondo de un pozo a 275 metros de profundidad, sin embargo la energía desprendida por la explosión agrietó el suelo de la tierra de una manera inesperada, y provocó una nube de gases calientes y polvo radioactivo que comenzó 3 minutos y medio después de la explosión y duró varias horas. La nube caliente subió hasta tres alturas separadas entre sí, lo que la dispersó por los Estados de Nevada, Idaho, Oregón y llegó a algunos sectores de Washington.

*El hundimiento del submarino K-219. Pertenecía a la Unión Soviética y llevaba 34 misiles incorporados y aproximadamente 16 armas nucleares. El 3 de Octubre de 1986 estaba a unos 1,000 kilómetros al Este de las Bermudas, cuando el sello en una de las escotillas falló, el agua de mar ingresó al tubo de misiles y posteriormente este explotó. Quedó hundido al fondo de la llanura abisal de Hateras, a unos 5,500 metros de profundidad.

*Bomba pérdida en la Isla de Tybee. En la noche del 5 de febrero de 1958, un bombardero B-47 que llevaba una bomba de hidrógeno en un vuelo de entrenamiento, frente a las costas de Georgia, Atlanta (Estados Unidos), chocó con una caza F-86 a 11,000 metros de altura. La colisión destruyó al avión caza, dañó seriamente un ala del bombardeo y desencajó parcialmente uno de sus motores. La orden dada al mayor Howard Richardson fue que se deshiciera de la bomba “H” antes de intentar un aterrizaje. Richardson lanzó la bomba a las aguas poco profundas de Wassaw Slough, cerca de la desembocadura del río Savannah, a unos pocos kilómetros de la ciudad Tybee Island, donde pensaba que la bomba sería recuperada rápidamente. Durante seis semanas, la Fuerza Aérea buscó sin éxito la bomba.

El peligro en la zona continúa latente, porque investigaciones posteriores han concluido que el plutonio se hace más peligroso a medida que envejece, y la bomba perdida contendría además uranio y berilio, así como 181 kilos de TNT. Es probable que la bomba esté enterrada a entre 1,5 y 4,5 metros de arena y que esté filtrando lentamente radioactividad hacia los ricos terrenos de caza de cangrejos del Warsaw Sound.

*Fuego de Windscale. Este accidente ocurrió en 1957, en Windscale, condado de Cumbria, extremo norte de Inglaterra, se erigía una instalación nuclear británica con fines militares. En este lugar ocurrió un incendio que provocó la liberación de gases radioactivos. El “Medical Research Council Commitee” concluyó en que el accidente no tuvo consecuencias directas para la población y que ninguna medida especial se debía tomar.

*Incidente de Palomares. Ocurrió el 17 de enero de 1966 en la localidad almeriense de Palomares, en España. La Fuerza Aérea de Estados Unidos perdió cuatro o cinco bombas termonucleares B28 de 1,5 megatones, otras “flechas rotas” estadounidenses.

Un B-52 y un KC-135 norteamericanos colisionaron en los cielos de España a unos 30 mil pies sobre la costa mediterránea. Ambos aviones se desintegraron instantáneamente, y resultaron muertos 7 tripulantes mientras otros 4 se salvaron al saltar en paracaídas.

Dos de las bombas quedaron intactas, una en tierra y otra en el mar. Las dos restantes cayeron cerca del pueblo y explotó el detonante convencional que portan para conseguir la primera reacción nuclear. Estas explosiones convencionales esparcieron unos 20 kilogramos de plutonio altamente radiactivo por los alrededores.

Tras las labores de “limpieza” se calcula que quedó un 15% del plutonio esparcido en forma pulverizada y es irrecuperable. Palomares sigue siendo la localidad más radioactiva de España.

*Castle Bravo. Ocurrió el 1 de marzo de 1954 a las 6:45 de la mañana, una prueba nuclear del Ejército de los Estados Unidos se salió de control, y provocó un gran desastre medioambiental, del que no hay informes oficiales concluyentes, pero de acuerdo al premio Nóbel de la Paz, el físico Joseph Rotblat, la contaminación generada en esa ocasión fue miles de veces superior a la prevista por los científicos que realizaron el experimento.

El gobierno norteamericano se vio obligado a indemnizar a las víctimas con más de 5 mil 500 millones de dólares a los sobrevivientes de Lucky Dragon.

La prueba nuclear se desarrolló en el atolón de Bikini, en las Islas Marshall, en la que la bomba termonuclear, llamada “Castle Bravo”, detonó formando un cráter de 2 kilómetros de diámetro y 75 metros de profundidad, y formó una nube en forma de hongo que alcanzó una altura de 14 kilómetros, en solo 1 minuto. 10 minutos después tenía un diámetro de 100 kilómetros y seguía creciendo a un ritmo de 6 kilómetros cada 60 segundos.

El gobierno norteamericano reconoció oficialmente que la explosión fue 2,5 veces mayor de lo que habían esperado, debido a un error de cálculo de los diseñadores de la bomba en el Laboratorio Nacional de Los Álamos.

La contaminación radioactiva sobrepasó los límites del atolón Bikini y llegó hasta los atolones Rongelap y Rongerik, donde sus habitantes sufrieron en sus carnes las consecuencias de tal despropósito. Aunque fueron evacuados rápidamente, un número significativo de sus descendientes han sufrido malformaciones congénitas debidas a las altas cotas de radiación a las que se vieron expuestos sus padres.

*Mayak (Rusia) magnitud 6 según la escala INES. El accidente más grave de esta base nuclear ocurrió el 29 de septiembre de 1957, cuando un fallo en el sistema de refrigeración de un tanque que almacenaba decenas de miles de las toneladas de desechos nucleares disueltos causó una explosión no nuclear que liberó radiación. Al menos 200 personas resultaron muertas debido a la radiación, 10,000 personas fueron evacuadas de sus casas, y 470,000 personas estuvieron expuestas a la radiación.

*Three Mile Island (Pensilvania, EE. UU.) magnitud 5 según la escala INES. El accidente comenzó el 28 de marzo de 1979, a las 4:00 a. m., en el reactor número 2 de esta planta por una simple falla de alimentación de los generadores de vapor. Diez horas después se produjo una explosión que no provocó mayores daños. En Three Mile Island, el recinto de confinamiento desempeñó su papel y solo la contaminación de un edificio auxiliar provocó escasas emisiones hacia el ambiente.

*Tokaimura (Japón), magnitud 4 según la escala INES. A las 10.00 de la mañana del 11 de marzo de 1997 en la planta de procesamiento de desperdicios de baja radiactividad de la corporación Donen (Corporación de Desarrollo Nuclear) se declaró un incendio haciendo sonar las alarmas. La reacción de los operarios llegó a los cuatro minutos y extinguieron el fuego.

*Accidente radiológico de Goiania (Brasil) magnitud 5 según la escala INES. Ocurrió el 13 de setiembre de 1987. Una fuente radiactiva médica en desuso fue robada de un hospital abandonado de Goiânia, capital del estado de Goiás, y contaminó el centro de Brasil, con el saldo mortal de 4 personas y otras 249 envenenadas por radiación.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 20 de marzo del 2011.

domingo, 20 de marzo de 2011

Adolfo Suárez y Rodríguez Zapatero: entre "la cloaca madrileña" o "el pequeño Madrid del poder".

Suárez, Zapatero

Por:Ignacio Sánchez-Cuenca.
Profesor de Sociología en la Universidad Complutense y autor de Más democracia, menos liberalismo (Katz).

Durante su segunda legislatura democrática, la que se inició tras las elecciones de marzo de 1979, Adolfo Suárez se quejaba amargamente de "la cloaca madrileña", expresión que utilizaba con sus colaboradores más íntimos para referirse a esa red viscosa de periodistas, políticos y conspiradores varios de la Villa y Corte que no descansaban nunca en su tarea de acoso y derribo al presidente. Y que consiguieron crear una atmósfera asfixiante en la que Suárez aparecía como el origen de los graves problemas a los que se enfrentaba el país, desde el terrorismo hasta la crisis económica. Acabó dimitiendo, desmoralizado por el rápido y profundo desgaste sufrido, él, que había protagonizado la Transición y bajo cuyo mandato se habían elaborado la Constitución, los Pactos de la Moncloa y la Ley de Amnistía.

La composición de la "cloaca madrileña" ha ido cambiando en los últimos 30 años, pero sus aires fétidos siguen impregnando la vida política cada cierto tiempo. La campaña de descrédito contra el actual presidente del Gobierno guarda parecidos notables con la que sufrió Suárez en su día. Zapatero es hoy la causa de todos los males que asuelan a la economía y a la política de España. El tono de los ataques es tan grueso y el contenido tan brutal como lo era entonces. Las acusaciones son sorprendentemente parecidas. Por ejemplo, de los dos políticos se ha dicho en innumerables ocasiones que su gestión consiste en improvisar.

Durante sus primeros mandatos, tanto Suárez como Zapatero dieron claras muestras de audacia política, cada uno a su manera. Se arriesgaron enormemente, a veces de forma temeraria, y contaron con la complicidad de amplias capas de la sociedad, las cuales les renovaron su apoyo electoral cuando llegó el momento de las segundas elecciones.

En su primera legislatura, Zapatero se metió de lleno en asuntos muy vidriosos, desde la memoria histórica hasta el proceso de paz, pasando por las leyes de derechos civiles y el desafío a Bush mediante la retirada de tropas de Irak. Contaba para ello con un amplio aval en la opinión pública. Tras la victoria de 2008 las cosas comenzaron a torcerse. Hacia el otoño de ese año, a causa del retraso en el reconocimiento de la crisis económica, Zapatero perdió la sintonía con buena parte de la sociedad que le había apoyado hasta entonces. A partir de ese instante, cuando dio las primeras muestras de debilidad, muchos de quienes estando próximos a él políticamente se habían mantenido a la expectativa, pasaron al ataque considerando que todas aquellas aventuras de la primera legislatura habían sido un paréntesis anómalo del que había que olvidarse.

En la segunda legislatura, el prestigio de Zapatero, como el de Suárez en su momento, ha ido de mal en peor. Se ha intentado reinventar a sí mismo como un presidente reformista, pero nada de lo realizado hasta el momento (recortes del gasto, reformas de las pensiones, cambios en el mercado de trabajo) ha servido para detener la pérdida de apoyos. Esa caída en la estimación de la gente ha dado pie a que se inicien movimientos para regresar a la "normalidad".

De la misma manera que las iniciativas de Suárez entre 1979 y 1981 se encontraron con la incomprensión generalizada de la clase política, los medios de comunicación y gran parte de la opinión pública, parece que nada de lo que haga o diga Zapatero ahora puede ya detener su declive. Cualquier medida que tome o deje de tomar se enfrenta de inmediato a una descalificación global y sin matices.

Hay una coincidencia adicional que resulta especialmente llamativa. Ni Suárez ni Zapatero han pertenecido nunca a la que Javier Cercas llama "el pequeño Madrid del poder". Suárez llegó al poder desde una posición secundaria dentro del franquismo. De ahí el pasmo y la sorpresa que produjo su nombramiento como presidente del Gobierno por el Rey en julio de 1976. Zapatero alcanzó la Secretaría General del PSOE en 2000 siendo un perfecto desconocido. Los dos llegaron desde los márgenes. No es que fueran outsiders, pues Suárez había tenido numerosos cargos públicos desde los años sesenta y Zapatero salió elegido diputado en 1986. Pero tampoco estaban en el centro de las operaciones en las que se deciden las carreras políticas. Tanto Suárez como Zapatero han sido reñidos severamente y con tono de superioridad por parte de las élites y centros de poder de sus familias políticas, los conservadores en el caso de Suárez, los progresistas en el de Zapatero. El pequeño Madrid del poder, ya sea en su versión derechista o izquierdista, siempre los ha contemplado como unos advenedizos, astutos pero de limitada formación intelectual, que en algún momento fueron demasiado lejos porque se creyeron que realmente tenían el poder.

La campaña infame contra Suárez alimentó peligrosamente la tentación golpista. Por fortuna, hoy no cabe imaginar nada parecido, aunque el sistema democrático cruja como consecuencia de un clima tan viciado. A pesar de la posterior trayectoria política de Suárez, más bien errática, el paso del tiempo ha conseguido poner las cosas en su sitio. Hoy produce vergüenza ajena leer lo que se escribía entonces sobre Suárez. ¿Pasará lo mismo en algún momento con Zapatero?

Fuente: Diario El País (España). 21/03/2011.

Historia de la familia de Napoleón Bonaparte. Francisco Carlos José: "Napoleón II", rey de Roma.

Tragedia de ‘El Aguilucho’

Por: Héctor López Martínez (Historiador)

El 20 de marzo de 1811 resonaron en París 101 cañonazos, anunciando que la emperatriz María Luisa, esposa de Napoleón Bonaparte, había traído al mundo a un niño al que llamaron Francisco Carlos José, con el cual se afianzaba la dinastía fundada por el corso entroncada con la blasonada y antigua corona austríaca. El infante recibió de su orgulloso padre el título de rey de Roma.

Frente al palacio de Las Tullerías una multitud exultante aplaudía y no cesaba de cantar: “Y bon, bon, bon,/ es un niño./ Viva Napoleón”. Pocas veces en la historia un heredero imperial gozó de tantos cuidados y mimos. Su ama era la condesa de Montesquiou, asistida por cuatro amas auxiliares. Había encargados de mecer la cuna, criados con uniformes especiales, ujieres, cocineros, médicos y cirujanos dedicados exclusivamente a la atención del niño.

La relación de Napoleón con su hijo, aunque por poco tiempo, fue muy estrecha y tierna. A la emperatriz María Luisa le producía cierto nerviosismo jugar con él o alzarlo en brazos, pues parecía temerosa de lastimarlo o incomodarlo. Lo cierto es que el futuro Napoleón II se crió considerando a su madre casi como una desconocida.

Un año más tarde, el 24 de junio de 1812, Napoleón invadía Rusia. Se iniciaba una de las etapas más difíciles en la hasta entonces brillante trayectoria militar del emperador de los franceses. La víspera de la batalla de Moscú, Napoleón recibió de París un retrato de su amado hijo. El emperador llamó a su tienda de campaña a sus mariscales y generales para que compartieran su júbilo y vieran el retrato del pequeño. El 19 de octubre de 1812 comienza la trágica retirada desde Moscú. Todavía pudo vencer a los prusianos y rusos en Lützen, pero fue derrotado en Leipzig. En España, mientras tanto, las águilas imperiales sufrían repetidos contrastes.

El año 1814 sería trágico para Napoleón. Los ejércitos aliados invadieron Francia. La emperatriz y el rey de Roma se refugiaron en Blois. Un año más tarde el niño saldría de su patria para no volver jamás. Tenía entonces 4 años de edad. Su padre lo reclamó insistentemente y sin fortuna desde su destierro en la isla de Elba. Vendrían luego los vertiginosos ‘Cien días’, Waterloo y el definitivo ostracismo en Santa Elena hasta la muerte del emperador el 5 de mayo de 1821.

El rey de Roma se crió en la corte imperial de Austria cambiándosele el título por el de duque de Reichstadt. En su nuevo hogar trataron por todos los medios de que olvidara a su padre, su historia, sus fastos militares. Todo lo francés estaba proscrito en su entorno. Sus lecturas, correspondencia, amistades, y aficiones eran censuradas por férreos preceptores austríacos. Cuando creció, al hijo de Napoleón se le hizo vestir el uniforme del Ejército austríaco, del cual recibió el grado de mayor general. Quienes lo conocieron no dejaron de admirar su viva inteligencia y cultura, enmarcadas en una constante melancolía. La implacable tuberculosis hacía que su rostro juvenil adquiriera un color marmóreo. Poco a poco las fuerzas le fueron abandonando hasta que el 22 de julio de 1832, a los 21 años de edad, falleció en el palacio de Schönbrunn. El que pudo haberlo tenido todo, pasaba a la eternidad sin tener nada.

El 15 de diciembre de 1940 Adolfo Hitler, que había invadido Francia, dispuso que los restos del hijo de Napoleón Bonaparte fueran trasladados de Viena a Los Inválidos, en París. El poeta y dramaturgo francés Pierre Rostand (1868-1918), inspirándose en la biografía del joven rey de Roma, escribió el drama titulado “El aguilucho”. Este nombre hizo fortuna y con él se recuerda al que pudo ser Napoleón II.

Fuente: Diario El Comercio (Perú). 20 de Marzo del 2011.

sábado, 19 de marzo de 2011

Wari, el imperio más largo de América. Patrón andino del poder estatal y antecedente político de un gobierno panperuano.

El señor de Wari

Por: Antonio Zapata (Historiador)

Semanas atrás, una excavación de la dirección de cultura del Cusco dio a luz un importante hallazgo arqueológico. Se trata de la momia intacta de un señor local del imperio Wari. Su ubicación es extraña, se halla en Espíritu Pampa, un área de Vilcabamba donde se refugió Manco Inca y que se considera habitualmente como el “último refugio de los incas”. No sería tal, sino un sitio incorporado muy temprano por los Wari, antecedentes imperiales del Tawantinsuyu, que existieron entre 650-1100 D.C.

Antes no se conocía Wari. La enseñanza escolar hablaba de Tiahuanacu, porque se basaba en Max Uhle, que pensó en este sitio altiplánico como cabeza de la formación política andina desarrollada antes de los incas. Pero, luego se redescubrió la gran ciudad situada en las afueras de Ayacucho. Ahí estuvo Julio C. Tello y luego el arqueólogo norteamericano John Rowe, quien formuló la teoría de los horizontes, que hasta hoy ordena la línea del tiempo de la era prehispánica.

Esa teoría postula que hubo tres horizontes: Chavín, Wari e Inca. En el medio se hallan dos períodos denominados “intermedios”. En éstos, el poder se habría disgregado en señoríos regionales. Pero, en los horizontes se impuso la centralización. Durante Chavín, gracias a la religión y una red de sacerdotes. Pero, tanto Wari como Inca fueron imperios, gobernados por una élite política y militar, que subordinó todo el antiguo Perú.

En ese sentido, Wari establece el patrón andino del poder estatal. Mientras que el Tawantinsuyu duró poco tiempo, menos de cien años y estaba en plena transformación cuando fue interrumpido por la invasión europea. Por ello, Wari es el antecedente político de un gobierno panperuano.

Durante los años 1960, Luis Guillermo Lumbreras elaboró la tesis de Ayacucho como sede del primer imperio andino. En esa época, trabajaba en la Universidad de Huamanga, que tomó en sus manos el expediente. Posteriormente, Enrique González Carré excavó una pequeña área de la enorme capital Wari, encontrando el Templo Principal, que es lo único abierto al visitante.

La gran ciudad está enterrada y se sabe que encierra restos magníficos, susceptibles de transformar Ayacucho en una nueva capital arqueológica. En el último decenio, importantes excavaciones en la costa norte han multiplicado el interés arqueológico por esta región. Detrás de los especialistas vienen los turistas, tanto nacionales como extranjeros. Lambayeque con cinco museos de primer nivel ha logrado reorientar el turismo hacia esa región. Mientras, Ayacucho permanece paralizado. No obstante, Wari está a sus pies. Ahora que comienza un nuevo gobierno regional, sería interesante que canalice recursos suficientes para una excavación intensa de la capital arqueológica.

La idea es simple. Si en una provincia de ceja de selva aparece un señor local de la importancia del hallado en Vilcabamba, en la capital debe encontrarse restos de reyes y sus monumentos funerarios. Es decir, varios tesoros yacen enterrados en Ayacucho y nadie invierte seriamente en descubrirlos.

Volviendo al Señor de Vilcabamba, su importancia obliga a reconsiderar la relación entre Cusco y Ayacucho en la era precolombina. El primer imperio habría estado muy presente, tanto en el corazón como en las provincias de Cusco. La ciudad Wari de Pikillacta, apenas a kilómetros de Cusco actual, y este Señor que también es Wari, apuntan a un dominio ayacuchano del área.

Quizá el Cusco se hizo grande derrotando a sus antiguos soberanos ayacuchanos. El inca Pachacútec habría culminado un largo ciclo histórico de enfrentamientos, logrando el sometimiento final de los chancas, últimos exponentes de la vieja tradición estatal Wari.

Fuente: Diario La República (Perú). Mié, 16/03/2011.

viernes, 18 de marzo de 2011

El marco jurídico de la ONU: principio de no intervención y la responsabilidad de proteger. Doctrina de seguridad internacional (paz justa incluida).

La ONU, Libia y la responsabilidad de proteger

Por: Emilio Menéndez del Valle. Embajador y eurodiputado socialista.

En virtud del derecho internacional todo dirigente político que ordene o lleve a cabo atrocidades debe ser juzgado por sus actos. Asimismo, los ataques sistemáticos y generalizados contra la población civil pueden ser considerados crímenes contra la humanidad. Esto debe ser inmediatamente aplicado a Gadafi y sus secuaces, que han sido muchos, dentro y fuera de Libia. A pesar de la trascendencia de las Naciones Unidas, resueltas a "preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles", como reza su carta fundacional, pocos conocen los esfuerzos de sus más preclaros secretarios generales para prevenir situaciones como la que actualmente está teniendo lugar en Libia.

En las últimas décadas, las guerras entre Estados han dado paso a conflictos internos en los que la población civil constituye la víctima principal. Ello exigía la creación de un marco jurídico internacional que previera los deberes de los Estados para proteger a sus respectivas poblaciones civiles y -lo que es más importante- creara los medios para que tales obligaciones se cumplieran en caso de que los Estados transgresores agredieran a su población civil. Y, sin embargo, el principal obstáculo se encontraba en la propia Carta onusiana, cuyo artículo 2.7 establece que sus miembros no podrán "intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados".

De ahí que dos secretarios generales de la ONU, el peruano Pérez de Cuéllar y el egipcio Butros Gali, toparan con ese artículo al afrontar casos de agresión a la Humanidad. Así, en 1991 y a punto de abandonar su puesto, el primero, contundentemente, declaró: "En contraposición a la interpretación rígida del principio de no intervención, el derecho de injerencia humanitaria se está abriendo camino". Por su parte, Butros Gali, sucesor del peruano y recién iniciado su mandato, fue preguntado sobre si la ONU debe favorecer la expansión de las democracias y el respeto a los derechos humanos. A ello replicó: "De igual modo que se ofrece asistencia técnica para construir hospitales, debe existir una a favor de la democracia. No obstante, esta ayuda ha de evitar toda injerencia en los asuntos internos". De cualquier manera, el artículo 2.7 dispone también que "este principio no se opone a la aplicación de las medidas coercitivas prescritas en el capítulo VII", cuyo título es Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión.

Y en esa línea han ido avanzando en los últimos años la Asamblea General y el propio Consejo de Seguridad y muy especialmente los últimos secretarios generales, Kofi Annan y Ban Ki-moon. Ya en sus discursos de 1999 y 2000 ante la Asamblea, Annan desafió a sus miembros para que resolvieran la contradicción que vengo resaltando, esto es, la contraposición entre el principio de no intervención en la soberanía estatal y la responsabilidad de la comunidad internacional para hacer frente a la masiva violación de los derechos humanos y la limpieza étnica. Fue Kofi Annan, el decidido y coherente secretario general, quien -enfrentándose a veces a significados miembros permanentes del Consejo de Seguridad- impulsó lo que hoy conocemos como "responsabilidad de proteger" y que -para desgracia de sátrapas diversos, no solo del mundo islámico- se consolida progresivamente en las relaciones internacionales.

¿En qué consiste la responsabilidad de proteger? Se trata de una doctrina sobre seguridad internacional (paz justa incluida) y derechos humanos que incorpora principios fundamentales. Ante todo, establece que el Estado es el primer responsable de la protección de su población, a la que no puede agredir. La soberanía de los Estados incluye derechos, pero también deberes y responsabilidades. Si se da el caso (como ha ocurrido en Libia, Egipto, Túnez y otros) de que los Gobiernos son incapaces de proteger a sus poblaciones (o son cómplices o actores directos) del genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica o crímenes de lesa humanidad, la comunidad internacional (vía Naciones Unidas) tiene la responsabilidad de entrar en acción. El objetivo principal es librar a la población civil de un Gobierno manifiestamente injusto, tiránico y usualmente corrupto. La responsabilidad de proteger debe ser inicialmente promovida mediante medios pacíficos. Habitualmente, especímenes tipo Gadafi, Mugabe, militares birmanos u otros de semejante ralea, no suelen ser sensibles a tales enfoques. De ahí que a la postre, para proteger a los inocentes, se deba recurrir a medidas coercitivas, incluida la fuerza militar.

La arriesgada iniciativa de Kofi Annan ha sido continuada, incluso con más ímpetu por su sucesor, Ban Ki-moon. De forma que gracias a él y a Annan no solo la Asamblea ha incorporado la responsabilidad de proteger al corpus jurídico onusiano, sino que -lo más importante- han logrado que el verdadero poder ejecutivo de la Organización, el Consejo de Seguridad, ratifique unánimemente (a pesar de iniciales dudas de Rusia y China) la "responsabilidad para proteger a las poblaciones del genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica y crímenes contra la humanidad".

Coda acuciante: la opinión pública agradecería que se impidiera que déspotas de la estirpe de los Gadafi, Mubarak o Ben Ali acabaran sus días en un exilio dorado, confortados por los millones robados durante décadas. El Tribunal Penal Internacional debería tener la última palabra.

Fuente: Diario El País (España). 18/03/2011.

martes, 15 de marzo de 2011

Historia de la herencia árabe en el idioma español. Limón, azúcar, ataúd, hazaña, momia, mulatas, alcalde, cero, real, paraíso, ojalá, olé y cebiche.

El cebiche y otras herencias árabes

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

El cebiche es un potaje tradicional de muchos pueblos americanos en toda la costa que va de México a Chile y también en el Caribe. Este es similar a otras formas de preparar el pescado crudo como las que tienen otras partes del Pacífico como la Polinesia, Filipinas o Japón. No obstante, éste solo pudo haberse desarrollado como tal con la incorporación de la cebolla y, especialmente, de los cítricos que trajeron los conquistadores (los cuales todos tienen nombres provenientes del árabe: "lima", "limón, "naranja" o "toronja", al igual que el "zumo" que éstas producen). Si bien los antiguos americanos pudieron haber combinado frutos de mar al natural con ajíes, verduras o frutas, el vocablo "cebiche" (como también "escabeche") deriva del árabe y de una forma que tenían las moriscas andaluzas de preparar un plato de carnes avinagradas.

Y cuando tomamos "café" o "limonada" sepamos que estas palabras, al igual que el "azúcar" con que los endulzamos, provienen del árabe.

De este idioma nacen vocablos asociados con cosas que no son tan placenteras como "asesino", "ataque", "ataúd", "azote", "daga", "lacre", "macabro", "mate", "mezquino", "momia", "rehén", "robo" o "zarandear", o que sí producen satisfacciones como "algarabía", "hazaña", "mulatas" o "alhajas" hechas de "ámbar", "carmesí", "lapislázuli" o "nácar".

El mismo origen lo tienen los nombres de los colores "azul" o "turquí"; de autoridades como "alcalde", "alcaide", "aduana", "adalid", "alguacil" o "almirante", de reductos armados como "alcázar", "arsenal" o "mazmorra"; de vocablos que tienen que ver con mediciones, números o finanzas como "álgebra", "algoritmo", "alcancía", "arancel", "arroba", "bazar", "cero", "cifras", "cenit", "guarismo", "quilate" o "quintal"; del "algodón" con el que se pueden hacer prendas como el "mameluco" o el "mandil"; de la terminación "í" en varios gentilicios ("magrebí", "yemení, "marbellí", etc.) y de una variedad más de palabras tales como "abismal", "achacar", "acequia", "ademán", "afán", "ajuar", "alquimia", "alcalí", "alquilar", "azucena", "baja", "chuzo", "elixir", "embarazar", "jaqueca", "jeta", "jinete", "judía", "mía", "paraíso", "quiosco", "real", "rincón" o "talco".

Aunque el español sea la primera lengua del catolicismo, hay dos expresiones muy populares suyas en honor a Alá: "Ojalá" y "Olé".

Y si "usted" cree que lo que se ha escrito es un "alarde", un "mejunje" o un "chisme" hecho por un "fulano", un "mequetrefe" o un "mengano" que es un "fanfarrón" y "holgazán" que no sabe otra cosa más que hablar como "loco", tenga la seguridad que todas esas palabras que se han puesto entre comillas las hemos heredado del árabe. "¡Olé!"

Fuente: Diario Correo (Perú). 11 de Marzo del 2011.

Recomendado:

Historia de la influencia árabe en el idioma castellano o "español".

lunes, 14 de marzo de 2011

El Tercer Reich y las crónicas periodísticas. William Shirer, testigo del ascenso de Adolfo Hitler y el nacionalsocialismo alemán.

Los días de gloria de Adolfo Hitler

El norteamericano William Shirer fue testigo del ascenso de Adolfo Hitler, el sátrapa nacionalsocialista, y de sus extraordinarias primeras victorias bélicas. Durante su permanencia en Alemania este periodista escribió un extraordinario diario que ahora se publica en español.

Por: Ángel Páez

Hay periodistas que son dueños de un extraordinario don: encontrarse en el lugar indicado en el momento adecuado para convertirse en testigos de la historia. El reportero estadounidense William Shirer era uno de ellos. Arribó a Berlín en 1934 como corresponsal del periódico Chicago Tribune, poco después de la llegada al poder de Adolfo Hitler y mientras este se alistaba para asaltar Europa. Desde el escenario de los acontecimientos, Shirer escuchó los discursos cargados de odio de Hitler, se mezcló entre las masas enfebrecidas con el sueño del dominio de la raza aria y entrevió la naturaleza del partido nazi. Sus despachos fueron publicados en principio por el Chicago Tribune. Más tarde empezó a enviar reportes radiofónicos para la cadena CBS. Pero mientras cumplía estas tareas de reportero, Shirer escribió virtualmente a hurtadillas, lejos de la mirada de los censores del partido nazi y de la Gestapo, un diario personal en el que registró cada detalle de la construcción de ese monstruo hitleriano que pretendió someter a la humanidad. Más de 70 años después, el Diario de Berlín 1934-1941, de William Shirer, acaba de ser publicado en español. Leerlo es como experimentar en vivo y en directo el surgimiento de la locura nazi.

Histeria colectiva

“Vestía una vieja gabardina cruzada y su rostro, que yo esperaba que mostraría más fuerza, era más bien inexpresivo, hasta el punto de que yo no podía entender qué corrientes ocultas ponía en acción en aquellas multitudes histéricas que lo recibían con tanto entusiasmo. No se encara al gentío con la imperiosidad teatral que le he visto emplear a Mussolini”, escribió Shirer el 4 de setiembre de 1934. Era su primer encuentro con Hitler: “A eso de las diez de la noche me vi atrapado entre una multitud de diez mil histéricos que se apretujaban en el foso delante del hotel de Hitler. Me asombraron un poco sus caras, en especial las mujeres, cuando, finalmente, Hitler se dejó ver un instante en el balcón. Me recordaron las expresiones delirantes que había visto en cierta ocasión en tierras de Luisiana en las caras de unos fieles carismáticos de la Iglesia pentecostal. Lo miraban desde abajo como si fuera un mesías, y sus rostros se transformaban en algo positivamente inhumano. Si Hitler hubiera permanecido ante ellos algo más que unos pocos instantes, pienso que la mayoría de las mujeres se habrían desmayado por la excitación”.

Shirer lamentaba que la prensa mundial no tomara en serio lo que ocurría en Alemania y tratara a Hitler como un personaje pintoresco que alardeaba con un encendido lenguaje patriotero. “Algunas veces pienso que, a pesar de nuestro trabajo como reporteros, aún entendemos poco al Tercer Reich: lo que es, a lo que aspira, adónde va, ya sea aquí o en cualquier parte del extranjero”, señala el 27 de setiembre de 1937. “Es muy cierto: los británicos y los franceses no entienden la Alemania de Hitler.

Alemania es más fuerte de lo que piensan sus enemigos. (...) ¿Hitler quiere la paz? ¡Lean Mi lucha! La respuesta también está en las palabras de una marcha nazi que atruena aún en mis oídos: ‘Hoy somos dueños de Alemania/ Mañana lo seremos del mundo entero’”. Shirer reportaría el intento de alcanzar ese sueño perverso que se basaba en el exterminio.

Como era de esperarse, los censores del aparato nazi le hicieron la vida imposible a William Shirer. Conforme las tropas hitlerianas comenzaron a desplegarse por territorio europeo, ampliando el dominio del Führer, el celo de la Gestapo pisoteaba la sombra del periodista que relataba al mundo cómo la máquina de matar nacionalsocialista se imponía a sangre y fuego después que el mismísimo Adolfo Hitler había prometido respetar la paz. Escribió en su diario en la madrugada del 11 al 12 de marzo de 1938, desde Viena: “¡Ha ocurrido lo peor! Los nazis están invadiendo Austria. Hitler ha roto una docena de solemnes promesas, compromisos, tratados. Y Austria está acabada. ¡La hermosa, la trágica, la civilizada Austria! Desaparecida”. Solo era el principio.

El reportero continuaría dando cuenta del avance nazi, así como del cinismo para justificar su fiebre bélica. Así, luego de la invasión de Polonia, el 6 de octubre, Shirer escribió: “Hoy al mediodía Hitler ha dado a conocer en el Reichstag sus tan anunciadas ‘propuestas de paz’. Me acerqué hasta allí y presencié el espectáculo por enésima vez. Formuló ‘propuestas’ casi idénticas a las que le he oído ofrecer desde la misma tribuna después de cada conquista tras la marcha sobre Renania en 1936. Esta debe ser, como mínimo, la quinta vez que se la oigo”.

Los dictadores duermen mal

En plena guerra, los jefes de Shirer le pidieron que compusiera un perfil de Adolfo Hitler, lejos de la imagen demonizada de la propaganda. Querían que reportara la rutina cotidiana del hombre que había iniciado la Segunda Guerra Mundial. “Se levanta temprano y toma un primer desayuno a las siete de la mañana, que consiste habitualmente en un vaso de leche o de zumo de fruta y dos o tres panecillos, que unta de abundante mermelada. Como la mayoría de los alemanes, toma un segundo desayuno, este hacia las nueve, semejante al primero salvo porque añade también alguna pieza de fruta. (...) Come muy frugalmente: de ordinario, un guiso o una tortilla de verduras. Es, por supuesto, vegetariano, abstemio y no fumador. Normalmente invita a comer a un grupito de tres o cuatro ayudantes. (...) Se sirve en sus comidas una cerveza de muy baja graduación alcohólica –un 1 por ciento–, elaborado especialmente para él, y en ocasiones una bebida llamada Herve, hecha de una hierba aromatizada con un poco de vino de Mosela. (...) Hitler tiene pasión por las maquetas arquitectónicas y puede pasarse horas jugueteando con ellas. Trasnocha hasta tarde y duerme mal, lo que me temo que es la peor desgracia del mundo”.

William Shirer publicó en 1960 un libro considerado uno de los mejores en la materia, Auge y caída del Tercer Reich: una historia de la Alemania nazi. Sin embargo, sus diarios contienen las impresiones más directas, vívidas e intensas del surgimiento de Hitler y el nazismo, escritas por alguien que tenía los pies en el lugar de los acontecimientos. El 17 de junio de 1940 relató sobre su llegada a París tomada por los nazis: “No fue agradable para mí. Mientras entrábamos en París, a través de las calles familiares, sentía como un dolor en la boca del estómago y deseé no haber venido”. Y el 18 de junio: “Esta noche París es para mí una ciudad extraña, irreconocible. (...) Esta noche las calles están oscuras y desiertas. El París de las luces alegres, las risas, la música, las mujeres en las calles... ¿cuándo fue eso? Y este París, ¿qué es?”.

El 19 de julio de 1940, Shrirer se volvió a encontrar en Berlín con el dictador de ridículo bigote: “El Hitler que vimos anoche en el Reichstag era el conquistador. (...) Su voz era más suave anoche: rara vez gritó, en contra de lo que suele hacer, y ni una sola vez prorrumpió en un chillido histérico, como tantas veces le he visto hacer desde esa tribuna. Su oratoria rayó a la máxima altura. (...) Observé de nuevo, también, que es capaz de decir una mentira con cara de absoluta sinceridad”. Pero Hitler no bromeaba cuando ordenó a la Gestapo que investigaran a Shirer por supuesto espionaje, delito que se pagaba con pena de muerte. El 6 de diciembre de 1940, el reportero pudo abandonar Alemania sin que la policía secreta descubriera que escondía sus diarios. “Si los alemanes encontraban mis notas, me fusilaban”, logró escribir. Shirer sobrevivió para contarlo.

Periodista hasta el último suspiro

Ni bien retornó a los Estados Unidos, William Shirer publicó en 1941 su Diario de Berlín con extraordinario éxito. En 1945 retornó a Alemania para reportear el juicio de Nüremberg a los jerarcas nazis. De esta experiencia escribió Fin del Diario de Berlín, publicado en 1947. Luego de la espectacular venta de Ascenso y caída del Tercer Reich, lanzado en 1960, al año siguiente puso en circulación Auge y derrumbe de Adolf Hitler. Shirer continuó practicando el periodismo. Tuvo que escribir tres libros para relatar sus memorias: Viaje por el siglo XX (1976), Los años de pesadilla (1984) y El retorno del nativo (1990). Durante la guerra trabajó con otro grande del periodismo: Edward Murrow. La amistad se rompió por diferencias irreconciliables. Murió en 1993.

Fuente: Diario La República, Revista "Domingo" (Perú). 13 / 03 / 2011.
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Hitler, contexto y semblanza.

domingo, 13 de marzo de 2011

Historia de la Mujer pre-hispánica. La Mujer en el antiguo Perú.

Diosas y mujeres del antiguo Perú

La Señora de Cao, la gran gobernanta moche, sería solo una de las tantas mujeres que ejercieron el poder en el Antiguo Perú. Aquí algunos apuntes para esa nueva historia.

Por: Jorge Paredes

Cuando Pizarro llegó a las costas del norte, uno de los primeros jefes nativos que salió a su encuentro no fue un hombre, sino una mujer: se trataba de una capullana, perteneciente a una casta de mujeres que gobernaban desde tiempos muy antiguos diversos cacicazgos en esta región. Esta mujer se atrevió a retar al conquistador con el ofrecimiento de manjares y con su séquito de balseros y siervos llegó hasta la nave del español. Según cuenta el cronista Martín de Murúa, estas mujeres no solamente ejercían el poder, sino que podían desechar un marido y casarse con otro. El caso de ella no fue el único. Más de mil años antes, ya una gobernanta, conocida hoy como la Señora de Cao, había ejercido un poder político, mágico y religioso en el norte peruano. Estas dos mujeres, cuyas historias nos llegan hoy a cuentagotas, comienzan a cambiar una creencia de siglos, pues se pensaba que la mujer había cumplido solo un papel subalterno en el Antiguo Perú, vista únicamente como la concubina, la sierva o la esclava de señores, incas y conquistadores.

Oráculo femenino
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El arqueólogo Federico Kauffmann Doig explica que la mujer era reverenciada en un plano mágico y religioso, pues desde tiempos muy antiguos se la asociaba con la pachamama, la tierra, que era fecundada por el dios masculino de la lluvia. Aunque afirma que la presencia de mujeres poderosas no era algo común, resalta que en algunas culturas, como las norteñas, se elevaba a la categoría de sacerdotisa a aquellas que tenían cualidades psíquicas especiales, quienes servían como oráculos para pronosticar el clima, algo que preocupaba mucho a pueblos agrarios, amenazados por fenómenos naturales como el del Niño.

Mitos y diosas
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¿Pero es posible que la mujer haya compartido el poder con el hombre en el mundo prehispánico? La historiadora y museógrafa Maritza Villavicencio está convencida de que a la llegada de los españoles, hacia 1532, las mujeres ejercían un poder político, religioso y económico en diversos pueblos andinos como jefas, sacerdotisas, adivinas, sanadoras y cacicas. Villavicencio basa su argumento en que este poder político está traducido en la gran cantidad de diosas que existían en el panteón andino, las cuales cumplían un papel central como dadoras de vida y proveedoras de alimentos. “Solo en la costa central, en Pachacámac, reinaba la diosa Urpay Huáchac, que era la diosa de las aves marinas y de los peces. Después estaba Cauillaca, su hermana, que, según la tradición mítica, se petrificó en el mar, huyendo del acoso del dios Cuniraya. Los restos físicos de este hecho serían el islote que hoy conocemos como La Ballena. Después, está Mama Raiguana, que es otra diosa a la que se le atribuye la repartición de los alimentos, a los pobladores de la sierra les dio la papa, la quinua, los ollucos; y a los costeños los frejoles, pallares y maíz, y así podemos mencionar una gran cantidad de deidades femeninas”.

Mama Huaco

Esta idea de la mujer poderosa ha quedado plasmada también en el mito de los hermanos Ayar, que explica el origen del Tahuantinsuyo, a través de Mama Huaco, una mujer aguerrida, capaz de pelear como un hombre y, según la leyenda, matar a sus rivales para sacarles después los “bofes” y hacer con ellos un globo que soplaba y producía un ruido aterrador. En una de las versiones del mito (citada por María Rostworowski en “La mujer en la historia del Perú”), es ella la que arroja la vara de oro para penetrar la tierra y fundar el imperio incaico. Según el psicoanalista Alberto Péndola, era una mujer fálica y opuesta a Mama Ocllo, quien más bien estaba preñada de atributos occidentales, pues era la compañera subordinada, que realizaba las tareas domésticas. El cronista indio Felipe Guaman Poma de Ayala describe así a Mama Huaco: “Fue muy hermosa y morena de todo el cuerpo y de buen talle. Dicen que fue gran hechicera […] de esta señora comenzaron a salir reyes incas […] dijo que era hija del Sol y de la Luna y se casó con su hijo primero Manco Cápac Inca […] dicen que pidió a su padre el Sol dote […] y se casaron madre e hijo”.

La misteriosa Señora de Cao

El desentierro de la Señora de Cao, en el centro ceremonial El Brujo, en La Libertad, ha venido a corroborar la existencia de una soberana moche, de 1.700 años de antigüedad, una mujer joven y tatuada con serpientes y arañas (símbolo de la fertilidad femenina), hallada entre los cuerpos de criadas y siervos, báculos, diademas y collares. Pero, como sugiere Maritza Villavicencio, no es la única: “Es una de las muchas mujeres que ejercieron el poder en el Perú antiguo, como en Cahuachi, Nazca, donde también se ha encontrado un personaje femenino con características de alguien poderoso, al igual que en Túcume, en la huaca Las Balsas, y en San José de Moro, con entierros que tienen más de mil años de antigüedad”. Estos hallazgos nos obligan a pensar en jefaturas étnicas femeninas (como opina María Rostworowski), en mujeres que reclaman desde lejanas tumbas su lugar en la historia.

Fuente: Diario El Comercio (Perú). 13 de Marzo del 2011.
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Recomendado:
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Las mujeres en la historia del Perú.

viernes, 11 de marzo de 2011

Historia de los principales Tsunamis del siglo XX.

Hacer click en la imagen para ampliar.


Los principales maremotos y “tsunamis” ocurridos desde 1960.

- Mayo de 1960: El mayor terremoto de la Historia, con epicentro frente al sur de Chile y que superó los 9 grados Richter, generó olas de hasta 25 metros que barrieron partes de la costa chilena, llegando hasta Hawai, donde causó 61 muertos. El total de muertos del seísmo y del posterior “tsunami” se estima entre 490 y 2.290.

- 1964: Un seísmo de casi nueve grados Richter golpea Alaska, la Columbia Británica y la costa noroeste de California, causando 121 muertos. El consiguiente “tsunami” con olas de seis metros mató a once personas en Crescent City (California).

- 16 agosto de 1976: Tras un seísmo de 7,9 grados Richter que golpeó la isla de Mindanao (Filipinas), un “tsunami” devasta más de 700 kilómetros de costa, causando unos 8.000 muertos.

- 12 diciembre de 1979: Un seísmo de 7,9 grados Richter se produce en la costa del Pacífico, frente a Colombia y Ecuador. El consiguiente maremoto destruyó al menos seis poblados de pescadores, causando al menos 360 muertos en la provincia colombiana de Nariño y en la ciudad de Tumaco, entre otras.

- 26 mayo de 1986: Ciento cuatro personas mueren en la costa oeste de Japón tras el maremoto originado por un seísmo en la zona.

- 12 julio de 1993: Al menos 202 personas murieron en la isla nipona de Okhushiri a causa del “tsunami” originado por un terremoto frente a la costa de Hokkaido (Japón).

- 17 julio de 1998: Unos 2.200 muertos a causa de un “tsunami” en Papua Nueva Guinea, originado por un seísmo de 7,1 grados Richter, que destruyó las localidades de Arop y Warapu.

- 26 diciembre de 2004: Tras un terremoto de 8,9 grados Richter con epicentro frente a la isla indonesia de Sumatra, el mayor “tsunami” de la Historia causa 226.408 muertos en doce países ribereños del océano Indico.

Los países más afectados fueron Indonesia (126.915 muertos y 37.063 desaparecidos); Sri Lanka (más de 31.000 muertos), la India (más de 11.000 personas); Tailandia: 5.395 muertos (de ellos 2.248 extranjeros de 37 países que incluyen a dos españoles), y 2.940 desaparecidos. En Somalia hubo 300 muertos y al menos 80 en las Maldivas.

- Marzo 2006: Un “tsunami” mata a tres personas y destroza una pequeña aldea en la isla indonesia de Buru.

- 17 de julio de 2006: Un “tsunami” sacude el suroeste de la isla indonesia de Java y causa al menos 596 muertos, setenta desaparecidas y 110.000 desplazados. La ola gigante fue originada por un maremoto de 7,7 grados de magnitud cuyo epicentro se situó a unos 200 kilómetros del litoral javanés y a 48,6 kilómetros de profundidad y que fue seguido por numerosas réplicas.

1-2 abril 2007 – Cincuenta y dos muertos a causa de un “tsunami” en las Islas Salomón, provocado por dos terremotos, uno de 8,1 grados Richter seguido de otro de 7,6 grados. En las provincias del Oeste y de Choiseul se produjeron más de 5.409 desplazados y 916 edificios destruidos.

Fuente: Agencia EFE

jueves, 10 de marzo de 2011

Historia de la Mujer. La figura femenina y su lucha por el reconocimiento social.

Mujer, cuestión de cultura

A cien años de las celebraciones oficiales del Día Internacional de la Mujer, he aquí algunos pasajes de la historia de la humanidad que en materia femenina nos han legado las sociedades antecesoras.

A mediados del siglo IX, nace una leyenda que tiene, como siempre, algo de verdad: una mujer habría ocupado el más alto cargo del Vaticano, haciéndose pasar por hombre, teniendo su vida un final trágico. La piedad no era muy difundida ni el milagro muy común incluso en esas épocas, antes de la Inquisición. Según la leyenda, la suplantación del papa por una mujer (algunos dicen que fue Juan VIII; otros, Benedicto III) obligó a la Iglesia católica a cerciorarse de la masculinidad del papa palpándole los genitales: un hombre se encargaba de examinar manualmente los atributos fisiológicos de masculinidad del nuevo pontífice metiendo la mano por debajo de una silla perforada donde este se sentaba. Luego, una vez comprobada la hombría, debía exclamar en el más ortodoxo latín: ¡Tiene dos!, ¡y cuelgan bien!

En un ambiente religioso preponderantemente masculino, se entiende sobradamente este escándalo ante la intromisión de un elemento femenino en el cargo más querido; solo es necesario echarle una mirada a los cabezas de otras religiones: Buda, Inti, Jesucristo, Mahoma, Zeus, Zoroastro, entre otros. Pero no es fácil entenderlo cuando se trata de un ámbito cultural, donde la vanguardia del pensamiento y de acción debe hacerle frente a ciertas ‘normas’ sociales, como no lo es en el siguiente caso: en 1659, “se registró la ópera británica titulada La historia de sir Francis Drake (…); el libreto (…) ambientado en Perú y Panamá, trataba de una mujer que era capturada y atada a un árbol por ‘salvajes’. Resulta curioso que la mujer era representada por una imagen impresa en una tela, debido a las prohibiciones de que figurase un elemento femenino en un proscenio” (“El cóndor pasa: mandato y obediencia”, San Marcos, 2011, p. 44, de Ernesto Toledo Brückman).

Llama la atención la dimensión del absurdo. Una mujer pintada en una tela, no por falta de presupuesto, sino por prohibición social, 352 años después podría ser una simple anécdota del machismo del XVII en la ‘adelantada’ Europa, pero, en realidad, es más un velo que cubre lo que sucedía en la oscuridad del ‘rincón femenino’ asignado a las mujeres en esas épocas. Era la época de “La perfecta casada” del agustiniano Fray Luis de León, cuya influencia sobreviviría para mal hasta el siglo XX, para quien la mujer “Su andar ha de ser en su casa (…) Y pues no las dotó Dios ni del ingenio que piden los negocios mayores, ni de fuerzas las que son menester para la guerra y el campo, mídanse con lo que son y conténtense con lo que es de su parte, y entiendan en su casa y anden en ella (…porque) visitando las calles corrompen los corazones ajenos y enmollecen las almas de los que las ven, las que, por ser ellas muelles, se hicieron para la sombra y para el secreto de sus paredes”.

Ahora, ad portas de conmemorarse el Centenario del Día Internacional de la Mujer, aún continúan dándose situaciones que despiertan la reflexión. Un ejemplo es la imagen de los reyes españoles en la moneda conmemorativa del Centenario de esta fecha, que ya ha generado reclamos porque la monarquía no ha contribuido al avance de sus derechos y, por ejemplo, las mujeres siguen discriminadas en la sucesión al trono.

Incluso los gritos de “Libertad, igualdad y fraternidad” de la aclamada y reivindicatoria Revolución Francesa de 1789 no le dio derechos de propiedad y de sufragio a la mujer. Los cambios culturales también son cuestión de tiempo.

Mujeres inadvertidas
En una entrevista publicada en este diario, el poeta Álvaro Torres-Calderón y catedrático en la Florida State University y en North Georgia College & State University de los Estados Unidos, nos recordó que una de las más interesantes intelectuales de inicios del siglo XX, en el Perú, Clorinda Matto de Turner, no era reconocida como precursora del indigenismo: “Por ejemplo, José Carlos Mariátegui no la menciona como precursora o que haya tratado sobre el tema del indio; él menciona a Manuel González Prada. Recién ahora, al hacer una relectura, encontramos un mensaje que sus contemporáneos no toman en cuenta, porque es otra sociedad, otro pensamiento, otras funciones de género. Para el caso de las mujeres, lo bello, lo femenino. Los hombres, los ensayos, los tratados”; aún cuando ejercían su derecho a pensar y comunicar (adrede como Juan de Arona, quien las vilipendiaba, o sin querer, como el caso citado por Torres-Calderón), se las dejaba de lado.

Resulta interesante resaltar el intelecto y la capacidad de estar presente en la adversa historia de las mujeres peruanas, desde la fortaleza de Micaela Bastidas pasando por la literatura y propuesta de Clorinda Matto de Turner y llegando a la pictórica postura de Julia Codesido. Sin embargo, tanto o más interesante resulta la mirada a otro tipo de mujeres. Hace unos días, en Lima, tres mujeres: Fanny Izquierdo Ríos, Rosina Valcárcel y Pilar Roca, dieron una charla por el Día Internacional de la Mujer en la Casa Museo José Carlos Mariátegui. En ella, uno de los planteamientos que resultaron interesantes, por la dimensión cultural de la propuesta, fue la de incorporar a las amas de casa al sistema de jubilación. Sí, las mujeres de las cuales no se habla en la historia, las que se han dedicado desde siempre a la organización del hogar, las que posibilitan la supervivencia de la especie: “En muchos países se reconoce la labor de la madre, de la mujer de la casa, a tal extremo que, llegada a la tercera edad, la jubilan y recibe su pensión —dice Pilar Roca—. No es un trabajo de ocho horas, sino de todo el día, todos los días. Las señoras con dinero pagan a las trabajadoras del hogar. Pero en las capas bajas, las trabajadoras del hogar son las madres”. Esas palabras suenan aún algo distantes de la realidad latinoamericana y representan una estampa futurista de lo que deseamos que sea el Perú de aquí a unos años. Y mientras tanto, mientras se construye esa nación, hay otras mujeres a las que deberíamos darle una nueva mirada en el Perú: las víctimas de la violencia interna, las que cargan con el recuerdo de sus muertos y que, a la vez, llevan todavía la carga pesada de la impunidad de sus violadores. Por fin, después de mucho tiempo, se rompió el silencio. La mujer ya no es una tela pintada en un escenario, sino carne viva, testimonio de su propia realidad. Ahora que por el Centenario la Onu ha creado Onu Mujeres, debemos llamar la atención de esta entidad para que se sume a la lucha y la justicia repare el daño a estas mujeres. Aparte de ser materia política y jurídica, también es una cuestión de cultura.

PROPUESTA
Pilar Roca: “En muchos países se reconoce la labor de la madre, de la mujer de la casa a tal extremo que llegada a la tercera edad, la jubilan y recibe su pensión. En España tienen su seguridad social las mujeres a partir de la tercera edad, porque se supone que la mujer ha hecho un buen trabajo en la casa. Y no hay ocho horas de trabajo. Hay que revalorizar a la mujer y reconocer su trabajo de ama de casa”.

ONU MUJERES

A fines de febrero se inauguró Onu Mujeres, una nueva organización de la Unesco, que preside la ex mandataria Chilena Michelle Bachelet. En una entrevista reciente, publicada en “El Correo” de esa entidad, dijo: “Las mujeres son víctimas de violencias de todo tipo: violencias domésticas, violaciones, abusos sexuales perpetrados como tácticas de guerra, matrimonios prematuros y mutilaciones genitales (…) si se tienen en cuenta las diferentes clases de violencia que pueden padecer las mujeres en uno u otro momento de su vida, la proporción de víctimas alcanza un 76 % de la población femenina mundial”.

CENTENARIO
Hace 101 años, en 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, realizada en Copenhague (Dinamarca), proclamó el Día Internacional de la Mujer como homenaje al movimiento mundial en favor de sus derechos y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal, como parte de la lucha histórica por la igualdad de género. Esta propuesta, aprobada por 100 mujeres de 17 países, tuvo su primera celebración el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de mujeres y hombres. En la historia, hubo diversas celebraciones por el Día de la Mujer antes de esta proclamación, y las fechas difieren mucho como difieren las realidades geográficas y culturales; pero esta fecha, 8 de marzo de 2011, es reconocida por la Unesco como el Centenario del Día Internacional de la Mujer.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 07 de marzo del 2011.

Recomendado:

Las mujeres en la historia del Perú.

martes, 8 de marzo de 2011

Historia de Libia en el siglo XX. Imperio turco otomano, Ocupación italiana, Resistencia de Omar Mukhtar y escenario de la 2da Guerra Mundial.

Arresto de Omar Mukhtar


Las anteriores guerras de Libia

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Por primera vez desde hace dos tercios de siglo Libia viene siendo sacudida por una guerra. Hoy, se contempla la posibilidad de una intervención militar foránea sobre ese país, algo que podría recordar la experiencia de ocupación europea que dicha nación tuvo en 1911-51.

Entre 1911 y 1943 Italia dominó estas tierras, las cuales arrebató al imperio turco otomano en la guerra de 1911-12, y que consolidó el 11 de setiembre de 1931 (7 décadas antes del ataque de Al Qaeda a EE.UU.) al capturar a Omar Mukhtar, quien durante 2 décadas lideró la resistencia local a la invasión italiana.

Las actuales fronteras y el nombre de Libia fueron impuestos por Mussolini. En la antigüedad los geógrafos hablaban de 3 continentes: Europa, Asia y Libia. Luego hace unos dos milenios los romanos hicieron que Libia pasase de ser la denominación de toda África a sólo su parte norte al oeste de Egipto. En 1934 la Roma fascista bautizó como "Libia" a sus territorios norte-africanos. Mussolini decidió que la Libia ampliada (que incluyó a Túnez) pasase de ser una colonia a ser la "cuarta costa" de Italia.

En Libia, Mussolini creó dos batallones nativos y declaró que varios de sus habitantes eran "musulmanes italianos". Muchos mahometanos le apoyaron cuando invadió Etiopía y Egipto o cuando unió a los territorios albaneses musulmanes de Albania y la ocupada Yugoslavia en una "Gran Albania". Libia italiana conoció un boom en su economía, turismo y arqueología (Roma estaba muy interesada en rescatar las ruinas que su antiguo imperio había construido allí), así como una masiva inmigración de sus nacionales (la mitad de los habitantes de las dos mayores ciudades, Trípoli y Bengasi, eran italianos).

Libia y su entorno fueron escenarios de uno de los 3 grandes frentes militares que se dieron entre nazi-fascistas y anglo-americanos en la II Guerra Mundial. Las guerras italianas del África cobraron entre uno y dos millones de vidas y en Libia se curtió Dwight Eisenhower, el único general que llegó a la Presidencia de EE.UU. en la posguerra.

Después de que los aliados se impusieron en Libia y Túnez desembarcaron en Italia ocupando ésta. Entre 1943 y 1951 las provincias libias de Cirenaica y Tripolitana fueron administradas por los británicos en tanto que la de Fezzia estuvo a cargo de Francia. En 1951 ambas potencias decidieron que Libia se convirtiese en un reino unido bajo la corona de Idris.

En todo el proceso que va desde las gestiones por la independencia hasta la actualidad, Libia siempre fue regida bajo mano dura, pero esta nación no tuvo una guerra civil, la cual hoy sí padece.

En la memoria histórica de los libios están los recuerdos de las grandes batallas y matanzas que se dieron en su suelo en 1940-43 y de la manera en la cual los europeos hicieron campos de concentración y carnicerías contra muchos nativos.

Gadafi hoy llama a que los libios sigan el ejemplo de Omar Mukhtar, cuya figura también es reivindicada por Al Qaeda, quien espera florecer en caso de darse una ocupación extranjera en el desierto libio.

Fuente: Diario Correo (Perú). 05 de Marzo del 2011.