Conservadores vs. Liberales
Por: Juan Gargurevich (Periodista)
Todos somos o conservadores o liberales. Hasta dicen que Adán era un conservador porque no quería moverse de la comodidad del Paraíso; en contraste Eva, movediza, liberal, quería ver qué había más allá, el fruto prohibido…
El periodismo no ha estado ajeno nunca a esa división y en nuestra historia la primera polémica la inauguró el “Semanario Crítico” de un cura intolerante, Olavarrieta, que abrió fuego contra los liberales del “Mercurio Peruano” en el lejano año de 1791. Se sorprendieron seguramente los soñolientos limeños de fines del siglo XVIII de la violencia con que zahería a quienes divulgaban la Idea del Perú y que para muchos era subversiva.
Lo que comenzó como intercambio de pullas leves se convirtió en batalla campal. Y los legendarios mercuriales llegaron a decir, en aquel 1791:
“….miraríamos ahora con la mayor indiferencia los sarcasmos groseros del Semanario Crítico. Su autor el Padre Fr. Antonio de Olavarrieta, de la Orden de San Francisco, lleno del más negro veneno, ha vomitado mil ironías amargas contra nuestra obra, mendigando para ello unas frases que no son de su instituto, ni como religioso, ni como literato”.
Olavarrieta no se quedó atrás y replicó con frases duras pero el ambiente no era propicio para su ácido Semanario que sólo alcanzó las 16 ediciones. Y se marchó a España.
Pero inauguró la intolerancia periodística en el Perú, dando lecciones a quienes vendrían después, en la siguiente discusión que se inaugura en 1811 cuando las Cortes, el parlamento de Cádiz decretan la Libertad de Imprenta y ordenan por tanto que la censura queda prohibida.
Era Virrey en Lima el astuto Abascal, monárquico duro, que no tuvo más remedio que ordenar que se pregone en las plazas limeñas, a principios de 1811, que cualquiera podía publicar sin pedirle permiso a nadie. Y nuevamente surgió la polémica: conservadores eran los que estaban a favor de la monarquía de poder absoluto; y liberales quienes también apoyaban a la monarquía pero con parlamento, Cortes, para equilibrar el ejercicio del poder.
Todo el periodismo sin censura que circuló en aquella etapa conocida también como la “Primavera de Cádiz” estuvo impregnado de la discusión que evidenciaba que los limeños estaban separados entre… conservadores y liberales.
Triunfó en España monarquía absoluta y el liberalismo allá y aquí fue perseguido con dureza y se suspendió la libertad de imprenta, retornándose a la hoja oficial. Pero ya había surgido otro debate entre los conservadores que deseaban permanecer como colonia y los liberales, que reclamaban la independencia.
Así pues, no hay que sorprenderse que frente al reclamo de cambio surjan las voces periodísticas conservadoras a las que hay que observar más allá de los insultos para establecer qué es lo que defienden.
Fuente: Diario La Primera (Perú). 04 de setiembre del 2010.
Por: Juan Gargurevich (Periodista)
Todos somos o conservadores o liberales. Hasta dicen que Adán era un conservador porque no quería moverse de la comodidad del Paraíso; en contraste Eva, movediza, liberal, quería ver qué había más allá, el fruto prohibido…
El periodismo no ha estado ajeno nunca a esa división y en nuestra historia la primera polémica la inauguró el “Semanario Crítico” de un cura intolerante, Olavarrieta, que abrió fuego contra los liberales del “Mercurio Peruano” en el lejano año de 1791. Se sorprendieron seguramente los soñolientos limeños de fines del siglo XVIII de la violencia con que zahería a quienes divulgaban la Idea del Perú y que para muchos era subversiva.
Lo que comenzó como intercambio de pullas leves se convirtió en batalla campal. Y los legendarios mercuriales llegaron a decir, en aquel 1791:
“….miraríamos ahora con la mayor indiferencia los sarcasmos groseros del Semanario Crítico. Su autor el Padre Fr. Antonio de Olavarrieta, de la Orden de San Francisco, lleno del más negro veneno, ha vomitado mil ironías amargas contra nuestra obra, mendigando para ello unas frases que no son de su instituto, ni como religioso, ni como literato”.
Olavarrieta no se quedó atrás y replicó con frases duras pero el ambiente no era propicio para su ácido Semanario que sólo alcanzó las 16 ediciones. Y se marchó a España.
Pero inauguró la intolerancia periodística en el Perú, dando lecciones a quienes vendrían después, en la siguiente discusión que se inaugura en 1811 cuando las Cortes, el parlamento de Cádiz decretan la Libertad de Imprenta y ordenan por tanto que la censura queda prohibida.
Era Virrey en Lima el astuto Abascal, monárquico duro, que no tuvo más remedio que ordenar que se pregone en las plazas limeñas, a principios de 1811, que cualquiera podía publicar sin pedirle permiso a nadie. Y nuevamente surgió la polémica: conservadores eran los que estaban a favor de la monarquía de poder absoluto; y liberales quienes también apoyaban a la monarquía pero con parlamento, Cortes, para equilibrar el ejercicio del poder.
Todo el periodismo sin censura que circuló en aquella etapa conocida también como la “Primavera de Cádiz” estuvo impregnado de la discusión que evidenciaba que los limeños estaban separados entre… conservadores y liberales.
Triunfó en España monarquía absoluta y el liberalismo allá y aquí fue perseguido con dureza y se suspendió la libertad de imprenta, retornándose a la hoja oficial. Pero ya había surgido otro debate entre los conservadores que deseaban permanecer como colonia y los liberales, que reclamaban la independencia.
Así pues, no hay que sorprenderse que frente al reclamo de cambio surjan las voces periodísticas conservadoras a las que hay que observar más allá de los insultos para establecer qué es lo que defienden.
Fuente: Diario La Primera (Perú). 04 de setiembre del 2010.
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