jueves, 1 de julio de 2010

Ácida crítica a la Reforma Agraria de Velasco (1969). Entre el fracaso económico y el "éxito social".

Infausto aniversario

Por: Aldo Mariátegui (Periodista)

¡Cómo pasa el tiempo! Ayer se cumplieron 41 años de uno de los desastres económicos más grandes que haya sufrido el Perú: la Reforma Agraria de Velasco.

Era muy difícil que un gobierno a finales de los 70 pudiera evadir dos temas: los problemas con la IPC y la Reforma Agraria. Ambos se habían vuelto tópicos casi sagrados y sólo el odriismo se atrevía a minimizarlos. Eran problemas que ameritaban dos condiciones para ser superados: carácter e imaginación, de las que carecía Belaunde, y por eso acabó tan desgastado al proponer resolver estos dos temas e inflarlos más aún con su demagogia (esto unido además a una maxidevaluación en 1967).

La gran pregunta es si Haya hubiera podido encarar con éxito ambos retos, pues él era el seguro electo presidente en 1969 de no haber sido frustrados esos comicios por Velasco y su curiosa alianza con varios ingenuos potentados antiapristas, a los que después se almorzó. A Haya le sobraba el carácter, pero la pregunta sería hasta dónde contaba con cuadros técnicos y sofisticados para llevar a cabo estos cambios con imaginación a fin de no estropear la economía y al mismo tiempo sin romper sus compromisos con la derecha y el gobierno gringo (como Toledo ahora, Haya era el niño mimado de los yanquis. Y la alianza APRA-UNO saboteó todo intento belaundista de solucionar este proceso hasta agosto de 1968).

Lo de la IPC posiblemente estaba por resolverse solo, pues el polémico marco tributario acordado en el laudo de 1922 se extinguía en 1972 (por lo que había chance de subirles con fuerza los impuestos para que se larguen solos) y la refinería de La Pampilla había roto el monopolio de su rival de Talara. Además, es de imaginar que Luis Miró Quesada, el antiaprista director de El Comercio que había hecho de la IPC un trauma nacional, no hubiera dejado tranquilo a Haya.

En cuanto a la Reforma Agraria, lo más seguro es que Haya no hubiera cometido la estupidez de Velasco de acabar con los poderosos ingenios azucareros, tanto porque representaban nuestro agro de punta como porque muchos eran de propiedad de sus aliados odriistas. Pero como en el caso de la IPC, la presión militar por una Reforma Agraria hubiese sido muy intensa. Es tan sólo una buena pregunta contrafáctica especular qué hubiera hecho Haya frente a ambos desafíos.

Pero indudablemente Velasco optó por las dos peores salidas. Ocupó militarmente los yacimientos y la refinería de Talara en 1969, para después terminar indemnizando vergonzosamente a los gringos con el acuerdo Mercado Jarrín/De La Flor-Green de 1974. ¡Hizo todo un show nacionalista, como si fuera un Lázaro Cárdenas, para después besarle en secreto los pies a los yanquis! Mismo Chávez, persiguió y deportó a quienes revelaron este contubernio, que se hizo público primero en la prensa estadounidense.

En cuanto a la Reforma Agraria, eso sí no lo pudo hacer peor. El muy cretino comenzó por donde menos debería haberlo hecho: las azucareras, industrias exportadoras florecientes. Esto lo hizo por destruir a los "Barones del Azúcar", tan cercanos al odriismo. Además, era un tremendo resentido social, un acomplejado que odiaba los añejos apellidos del grupo social que descendía del Civilismo.

Luego destruyó al boyante agro costeño, que era una potencia en algodón. Su esquema cooperativista acarreó un desastre productivo y generó cuevas de mafiosos en las azucareras. Y mató al algodón para siempre.

En suma, el campo peruano se volvió -tras la parcelación que siguió al cooperativismo durante el segundo belaundismo- un inmenso conjunto de minifundios improductivos, donde aún el 80% tiene menos de cinco hectáreas, lo que los convierte en unos virtuales jardineros improductivos.

Para defenderse, los rojos y caviares admiten que la Reforma Agraria fue un fracaso económico pero sí un "éxito social" al afirmar que sin ella Sendero o cualquier guerrilla hubiese sido más poderosa. ¡Mentira! Precisamente la dislocación del agro serrano, al acabarse su orden antiguo (que era muy injusto), potenció al senderismo, que trató de llenar ese vacío de la mano de esos locos que salieron de la Universidad San Cristóbal de Huamanga.

Finalmente, sería interesante que Mirko Lauer nos cuente el papel que cumplió en la Reforma Agraria... ¡Cuenta Mirko, tus linduras!

Fuente: Diario Correo. 25 de Junio del 2010.

Recomendados:

Historia de la Reforma Agraria peruana (Gobierno de Juan Velasco Alvarado, 1968-1975).

Velasco, la Reforma Agraria y el movimiento senderista.

Historia de la Reforma Agraria Peruana (1969-2009)

miércoles, 30 de junio de 2010

Historia de la colonización europea de África. Libro "La tragedia del Congo".

Los papeles de la vergüenza

"La tragedia del Congo" traduce por vez primera al castellano los relatos más espeluznantes sobre la colonización europea de África.

Por: Montserrat Luis.

Había una vez un Rey que quiso utilizar su poder para ayudar a un lejano y pobre país tapizado de selvas de palmeras, elefantes y chimpancés. Prometió transformar aquella tierra adormecida por la enfermedad del sueño en un próspero paraíso. Lo llamó Estado Libre del Congo y lo regaló a los humildes nativos que, hasta entonces, dormían en el suelo, pasaban semanas sin lavarse, vestían hojas de garcinia y devoraban la carne de hipopótamo.

El relato anterior parece un cuento. Y lo fue: una farsa terrorífica orquestada por Leopoldo II, a quien el trono de Bélgica se le quedó pequeño al poco de ocuparlo, en 1865. Se propuso expandirlo por el hemisferio sur, hacerse fuerte a costa de los más débiles. Oficialmente, su misión era contribuir al desarrollo del Congo, «explorar esas tierras y construir estaciones que serían centros de civilización con casas de descanso para los viajeros». Y auspiciado por tales fines de noble apariencia humanitaria, constituyó en 1876 la Asociación Africana Internacional y logró el beneplácito de la comunidad internacional. Sin embargo, su corona se reveló pronto de espinas y escribió uno de los finales más infelices, sangrantes y sangrientos, de la Edad Contemporánea.
En apenas veinticinco años, la población del Congo se redujo a la mitad como consecuencia de los desmanes tolerados, cuando no impulsados, por el monarca europeo. Diez millones de personas perdieron la vida y el resto, la dignidad: trascendieron directamente al infierno de la esclavitud, la tortura, la humillación, el despotismo, el pánico y la privación de cualquier derecho. Horrores que perviven en la mirada y el futuro perdidos de un país en el que más de la mitad de sus habitantes sobrevive hoy con menos de 1,25 dólares al día y las estadísticas no dan esperanzas de cumplir más de 53 años.

Las heridas permanecen infectas. Y la gangrena avanza. Apenas un siglo después, el porvenir del Congo sigue castrado por la violencia, la desnutrición, el subdesarrollo, los abusos de poder. Sufre la peor hecatombe desde la Segunda Guerra Mundial. El viejo continente, sin embargo, ha preferido olvidar sus vergüenzas y las atrocidades cometidas por su avaricia imperialista en el corazón de África. «Aquellos años trágicos dieron lugar a mucha literatura, pero se echaba de menos la publicación de los escritos oficiales que se manejaban en aquel momento, además de las denuncias realizadas por los personajes más conocidos y carismáticos de la época».

Dicho por Eduardo Riestra. Y hecho. También por él. El director de Ediciones del Viento acaba de publicar 'La tragedia del Congo', un extenso libro de 418 páginas en el que «se reúnen y traducen por vez primera al castellano los cuatro documentos más importantes» del exterminio cometido en el hasta entonces reino africano.

Importación de mujeres

Encabeza la compilación, jalonada de duras fotografías, la carta abierta que George Washington Williams escribió a Leopoldo de Bélgica en 1890. Desde el respeto al soberano, pero con una claridad demoledora, quien fue el primer gran historiador americano de raza negra acusa al «Gobierno de Vuestra Majestad» de «carecer de moral militar y solidez financiera», de «violar los contratos firmados con sus soldados, mecánicos y trabajadores», de sostener tribunales «injustos, parciales y delincuentes», de ser «excesivamente cruel con sus prisioneros, a los que condena a la cadena de presos, algo que no ocurre con ningún otro Gobierno del mundo civilizado o sin civilizar», de «importar mujeres con fines inmorales», de «disparar sobre las canoas de los nativos», de «librar guerras injustas y crueles contra ellos», de «dedicarse al tráfico de esclavos» y de «distorsionar el Congo como país y su red de ferrocarriles».

En definitiva, «no hay forma de tortura inventada por el ingenio humano, por salvaje, obscena o grotesca que sea, que no se haya empleado contra ese pueblo inofensivo e indefenso». Es la conclusión a la que llega Arthur Conan Doyle en 'El Crimen del Congo', el segundo documento recopilado por Ediciones del Viento. Pese a ser el creador del personaje de Sherlock Holmes y de sus a veces bien escabrosos casos, el célebre novelista británico no pudo permanecer impasible frente al crimen «más grande conocido en los anales de la humanidad». Lo que sucedía en la colonia belga no era elemental. Sino bestial.

«Nunca antes -denuncia en el prefacio de su relato- ha habido semejante mezcla de expropiación y masacre absolutas realizadas con el odioso disfraz de la filantropía y teniendo por motivo el más vil de los intereses comerciales. Es este sórdido motivo y esa afecta hipocresía lo que hace que este crimen sea único en su horror». Su denuncia abrió los ojos a gran número de europeos y americanos que seguían sin querer enterarse de que la selva había sido invadida por alimañas y salvajes indignos del reino animal.

Crucificar o despellejar

Como uno de estos peligrosos e irracionales seres viene a describir al monarca belga 'El Soliloquio del Rey Leopoldo'. Firmado por el escritor norteamericano Mark Twin, el tercero de los cuatro informes incluidos en 'La tragedia del Congo' ofrece una caricatura del soberano dibujada con la misma desafección que él demuestra, deforme, despreciable, desaprensivo, preso de sus propios fantasmas.
Así, ante los informes que ya en su época le acusaban de obligar a una viuda a vender a su hija para hacer frente a los pagos exigidos por la metrópoli, el trasunto del tirano y cruel dominador exclama en el soliloquio: «¿Qué quiere que le haga yo? ¿Dejar en paz a una viuda sólo por ser viuda? Apenas queda otra cosa que no sean viudas. No tengo nada contra las viudas en general, pero los negocios son los negocios, y tengo que vivir. ¿No?».

Parecida provocación y deformación moral se adivina en su respuesta frente a quienes le reprochan haber matado a sesenta damas. «Estuvo mal crucificar a esas mujeres, claramente mal, manifiestamente mal. Ahora me doy cuenta, lamento que haya pasado, lo lamento de verdad. Habría obtenido el mismo resultado despellejándolas. Pero no se nos ocurrió; no se puede pensar todo. Al final, errar es humano». Y, en este caso, es también un crimen de lesa humanidad.

Blanco sobre negro. El gran tesoro que saca a la luz la publicación del editor gallego Eduardo Riestra es el 'Informe Roger Casement': un testimonio «histórico espeluznante», firmado por el que, tras ser nombrado caballero británico, acabó en la horca. Su contradictoria y controvertida biografía ha fascinado a Mario Vargas Llosa hasta inspirarle la que será su próxima novela, 'El sueño del Celta'.
Nacionalista irlandés militante, diplomático, imperialista de formación, antiimperialista de convicción, conoció el Congo cuando, a los 19 años, empezó a trabajar para la Asociación Internacional Africana de Leopoldo II. De regreso 17 años después como primer cónsul británico en el país negro, no pudo más que sorprenderse y alarmarse por la «gran reducción de la vida nativa tras una década de una intervención europea muy enérgica».

En contra de lo prometido por el rey belga, los poblados no se habían convertido en ciudades, sino en acuartelamientos; aldeas enteras habían quedado desiertas. Era la emigración del terror, la huida de millones de personas sometidas a los abusos de un Gobierno ajeno que imponía tasas imposibles de satisfacer, que se servía de trabajos forzosos y denigrantes, cuando no de castigos y mutilaciones; que sacrificaba vidas humanas con la misma indulgencia que cabezas de ganado, que utilizaba a las mujeres y niños como moneda de cambio y de presión y que cortaba orejas, manos y penes a destajo.

La dureza y a la vez rigor con que Casement retrata el escenario encontrado convierte su informe en un sobresaliente documento histórico pero también, probablemente sin quererlo, en una novela de terror aderezada con notas morbosas, suspense y encomiable técnica descriptiva. O acaso pueda leerse igualmente como un manual psicológico sobre el envilecimiento de la ambición humana. O incluso como un delicioso libro de viajes en el que la perversión de la condición humana contrasta con la nobleza y belleza natural de unos entornos paradisíacos, aún vírgenes, sensibles reservas de la madre tierra.

De cualquiera de las maneras, desde la Historia, la Sociología, la Narrativa, la Psicología o el relato de aventuras, cabe enfrentarse a 'La tragedia del Congo'. Sufrirla y disfrutarla. Y contemplarla a través de las duras fotografías que tomaron hace un siglo las entonces incipientes Kodak y que, por fin, desmontaron la infalible palabra de rey. Aquellos objetivos siguen siendo los del libro de Ediciones del Viento: hacer presente un episodio del pasado y dar un futuro a un continente de raza negra y, ojalá, verde esperanza.


Fuente: Sur.es (Diario de Málaga). 23.05.10

Recomendados:

Leopoldo II y El Colonialismo Belga.

“Roger Casement: Imperialist, rebel, revolutionary” (Imperialista, rebelde, revolucionario).

Literatura y colonialismo. El "horror histórico" en las tinieblas del Congo belga.

lunes, 28 de junio de 2010

Los Romero y otros grupos económicos peruanos (Brescia, Benavides y Añaños).

El sucesor

El grupo Romero es el segundo conglomerado económico más grande que opera en el país, sólo aventajado por la gigantesca transnacional de los hidrocarburos llamada Repsol. Lo revela la última edición de “Peru: the top 10,000 companies”, la más seria investigación sobre la situación de las empresas en el Perú y sus planes de inversión. Ahora que la cuarta generación, encabezada por Dionisio Romero Paoletti, está al mando de los negocios financieros e industriales, conviene conocer sus estrategias de crecimiento y más de un secreto familiar.

Por: Ghiovani Hinojosa (Investigador)

Para tener una idea menos convencional del verdadero poder económico del grupo Romero, hay que evitar la jerga financiera y preparar unos suculentos tallarines a lo Alfredo. Para empezar, hay que sancochar medio kilo de fideos Don Vittorio en una olla de agua hirviente mezclada con un poco de aceite Capri, y luego blanquear la salsa de queso y jamón con una pizca de mantequilla Sol de Oro y cincuenta gramos de harina Blanca Flor. Una vez servido y degustado este platillo, debemos tomarnos un vaso de refresco Kanú con sabor a naranja y, si queda estómago, llevarnos al paladar un helado Lamborgini o unas galletas Tentación. El rostro verídico de este conglomerado también aparece cuando le damos de comer a nuestro perro una porción remojada de Mimaskot, refregamos nuestra ropa con detergente Bolívar y lavamos nuestra cabellera con Anua hidratación intensa. Las marcas de los Romero forman parte de nuestra vida cotidiana; prácticamente todos los ciudadanos de este país hemos adquirido en algún momento algún producto alimenticio o de limpieza manufacturado por Alicorp, la principal empresa industrial de esta corporación familiar.

Según la versión 2010 de la colosal investigación “Peru: the top 10,000 companies”, la familia Romero representa el segundo grupo económico más grande que opera en el Perú (con ingresos totales anuales que bordean los 15,500 millones de soles), muy cerca del líder del ranking, el grupo español Repsol. Así, Romero, que subió dos puestos respecto al año anterior, deja atrás en este choque de poderes a grupos tradicionales como Buenaventura (posición 5) y Brescia (posición 6). Pero, ¿cuál es la estrategia actual de esta corporación que hace 122 años nació como un pequeño negocio de venta de sombreros de paja?

Yo te nombro heredero

Un asunto clave para entender el comportamiento y los alcances de esta influyente familia es el protocolo de sucesión de su líder. Dionisio Romero Paoletti, de 45 años, tomó el control en abril del año pasado de Credicorp, la rama financiera del grupo (Banco de Crédito del Perú, Pacífico Seguros y AFP Prima, entre otras empresas). Con esto se completó la transferencia del poder, ya que desde el 2001 “Dioni” –como es llamado coloquialmente– estuvo a cargo de la rama industrial (Alicorp, Ransa Comercial y Primax, entre otros negocios). Su padre, Dionisio Romero Seminario –conocido en el ambiente hogareño como “Zorro” por el parecido que tenía de niño con este animal–, pretendió al inicio entregarle la posta total de las empresas, pero “Dioni”, un economista formado en las universidades de Brown y Stanford, pidió tiempo para acostumbrarse en el cargo antes de asumir la responsabilidad del rubro financiero. La regla interna es ceder la batuta del conglomerado al cumplir los 65 años.

En realidad, el poder de Romero Paoletti es relativo, ya que las decisiones sobre los negocios del grupo las toman en conjunto los miembros del directorio. Este reúne a representantes de las cuatro facciones de la cuarta generación del clan (la primera fue la del patriarca, el comerciante español Calixto Romero Hernández, y la segunda, la de Dionisio Romero Iturrospe, padre del “Zorro”): los Romero Paoletti, los Romero Guzmán, los Romero Belismelis y los Onrubia. Estos últimos son los que, a pesar de no exhibir el apellido característico de la familia, poseen la mayor cantidad de acciones (un informe de la revista Poder de mayo del 2009 detalla que los Onrubia, descendientes de José Antonio Onrubia Romero, son dueños del 14.6% del patrimonio total del grupo). Sin embargo, este sector no se ha preocupado por dominar la presidencia del directorio. Y es que los Romero tienen internalizada la idea de que todos tienen propiedad (acciones que les permiten participar en las ganancias), pero solo algunos están habilitados para dirigir los rumbos del grupo. De hecho, según Poder, todas las mujeres del clan ceden sus derechos de administración para dedicarse enteramente a educar a sus hijos, directivos en potencia.

El Perú les quedó chico

”La cuarta generación del grupo Romero tiene el deseo de incrementar sus niveles de ventas y patrimonio a partir de la expansión de sus negocios más allá de las fronteras peruanas. Les interesa ser un grupo regional”, explica Andrés Remezzano, gerente senior de Finanzas Corporativas de la consultora Deloitte Perú, que trabaja con varias empresas del conglomerado. Su principal estrategia es la de comprar empresas ya consolidadas; esto para corregir el error cometido –y admitido– por la generación anterior de haber adquirido, por ejemplo, pequeños bancos que nunca lograron competir con los líderes del sector, como el colombiano Tequendama.

Así, Alicorp –la empresa del grupo que fabrica y distribuye productos de primera necesidad, desde fideos hasta artículos de limpieza, y que el 2008 generó utilidades netas por más de 87 millones y medio de soles– acaba de comprar en Argentina la marca de galletas Sanford. De acuerdo con “Peru: the top 10,000 companies”, los Romero ya controlan cerca del 30% del mercado argentino de jabones y detergentes. Paralelamente, el grupo tiene fuerte presencia en Colombia, Ecuador (la gasolinera Primax ya llegó allí), Venezuela, Haití y Chile. Alicorp distribuye productos de terceros y exporta en total a 22 países del orbe.

Nuevas inversiones

José Lumbreras, jefe de Investigación de Peru Top, enfatiza que este afán por la internacionalización de Dionisio Romero Paoletti va de la mano con su interés por incursionar en sectores económicos nuevos para ellos (los tradicionales en el grupo son finanzas, alimentos, seguros, logística, comercio, textiles y agroindustria). Por ejemplo, el biocombustible (el proyecto Caña Brava, que tiene en Piura 7 mil hectáreas destinadas a la producción de etanol, empezó sus exportaciones a Holanda en noviembre último), la pesca (el 2008 compraron una serie de pequeñas pesqueras y constituyeron Pesquera Giuliana, nombre de la hermana menor de “Dioni”, fallecida cuando todavía era niña) y la minería (han anunciado que, si se obtiene la licencia social, comprarán el 30% del proyecto Río Blanco, en Majaz, Piura). Por ahora, la columna vertebral de sus negocios es todavía la rama industrial (Alicorp, Ransa y otros): esta categoría generó el 2009 ganancias por 288 millones de soles, 104% más que lo obtenido el 2008.

Dentro de 20 años, Dionisio Romero Paoletti deberá delegarle el poder a alguno de sus hijos varones. Entonces, el universo de inversiones se habrá sofisticado y globalizado, lo que dificultará el manejo del grupo. Por lo tanto, es probable que, ante la inexperiencia de sus propios descendientes, deje el conglomerado temporalmente en manos de alguno de sus “primos” Romero Belismelis. Así es el poder económico en el Perú.

Números clave

47,898 personas trabajan en el país para las empresas del grupo Romero, seguido de los grupos Intergroup, dueño de Interbank y Plaza Vea (35,370) y Wiese (17,995), según el Ministerio de Trabajo.

66% de las 10 mil empresas con más ingresos del país son medianas, 25% son pequeñas y sólo 9% pertenece a la gran empresa.

62% de las utilidades obtenidas por las 100 empresas más ganadoras en el Perú correspondió a empresas extranjeras el 2008, 59% más que el año anterior.

72’373,000 soles fueron la ganancia de la empresa Graña y Montero, la líder del sector construcción, el 2008. La siguen Odebrecht y JJC Contratistas Generales (puestos 2 y 3, respectivamente).

231’943,000 soles aproximadamente fueron las pérdidas de grupo Repsol por el retraso del Gobierno peruano en el pago del bono de estabilización de los precios de los combustibles.

Otros grupos económicos peruanos

1. Brescia, po. Qué intuición tan fúnebre la de los directivos del tercer grupo económico con más ingresos en el Perú (si se descuenta a los extranjeros del Top): adquirieron el 99% de las acciones de Lafarge, la cementera más grande de Chile seis meses antes del terremoto de 8.8 grados que devastó la zona sur del país vecino. La operación, que al implicar un desembolso de 555 millones de dólares se ubicó como la mayor inversión realizada por un grupo peruano en esa nación, permitirá el despunte de Melón, su marca de cemento (también venden otros materiales de construcción), durante la masiva reconstrucción de las áreas destruidas. Pero la relación comercial entre los descendientes italianos y el empresariado chileno va más allá: el grupo Brescia y el grupo Sigdo Koppers anunciaron en enero pasado que invertirán conjuntamente 650 millones de dólares en la construcción de una planta petroquímica para la producción de nitrato de amonio y amoniaco en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas, en Ica. Este conglomerado local, que agrupa a 46 empresas repartidas en 10 sectores de siete países americanos, tiene todo el derecho a crecer, pero sin dañar el ecosistema de nuestro litoral.

2. El rey Buenaventura: Si un comprador imaginario cotizara el valor patrimonial de cada una de las empresas de los grupos económicos peruanos, el rey sería Buenaventura, la corporación minera liderada por Alberto Benavides de la Quintana. Y es que, según “Peru: the top 10,000 companies”, su capitalización de mercado (el valor de su bienes) asciende a 7,200 millones de dólares, por encima de Brescia (3,000 millones de dólares) y Romero (2,000 millones de dólares). Con un promedio de 700 mil hectáreas concesionadas bajo su administración, el grupo Buenaventura es dueño del 19% de las acciones de la Sociedad Minera Cerro Verde y el 43% de la Minera Yanacocha (por ambas obtuvo una utilidad neta de 3,456 millones de soles el 2008), además de una compañía con su propio nombre. Adicionalmente, cotiza en la Bolsa de Valores de New York desde 1996 y participa en exploraciones conjuntas con las mineras Newmont, Barrick y Southern Peru Copper. Pero este coloso nacional de los metales preciosos –oro y plata– también detenta los primeros puestos en contaminación ambiental: según el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería, entre enero y mayo de este año, Cía. de Minas Buenaventura fue multada 8 veces con un total de 2 millones 59 mil 200 soles y Yanacocha fue multada 5 veces con un total de 702 mil soles, en ambos casos por daños medioambientales.

3. Añaños for export: La que comenzara como una empresa familiar menuda y provinciana hoy es el paradigma de los grupos emergentes del país: Ajegroup, el conglomerado liderado por los Añaños Jerí, está presente en 12 países de América y Asia, entre ellos México, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Venezuela y Tailandia. En nuestro país, su olfato para detectar el gusto popular los llevó a lanzar al mercado bebidas como Kola Real, Sporade, Pulp, Cifrut y Oro, las cuales replicaron la calidad de los productos líderes en sus categorías pero con precios más bajos. El siguiente dato es contundente: del total de ventas registradas en este grupo, el 82% son realizadas fuera del Perú. Así, la prioridad de los Añaños es por ahora consolidar sus negocios en el exterior. De hecho, exhibieron una participación de 25% en el mercado mexicano de los jugos y 5% en el de agua en la segunda mitad del año pasado. Pero su meta máxima, postergada hace un par de años por la crisis económica, es conquistar los paladares chinos a partir del 2011.


Fuente: Diario La República (Revista Domingo). 20 de Junio del 2010.

Recomendado:

Historia del Grupo Romero. El conglomerado agroindustrial, financiero y de infraestructura de exportación.

domingo, 27 de junio de 2010

Historia de las relaciones diplomáticas entre el Perú y EE.UU. La figura de John Randolph Clay.

Imagen: Mineralogical Record

Perú-Estados Unidos: El hombre de la amistad

El aporte de John Randolph Clay. Según una encuesta, la mayoría de peruanos considera a Estados Unidos uno de los países más amigos del Perú. Esta relación tuvo en Randolph Clay a un invalorable gestor.

Por: Rosa Garibaldi
Historiadora y diplomática peruana.

El 8 de diciembre de 1847 arribó a Lima un eminente diplomático estadounidense. Durante quince años había ejercido funciones ante la corte de los zares de Rusia y de los emperadores austríacos. Era John Randolph Clay (1808-1885), nuevo jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en el Perú: uno de los diez puestos diplomáticos más importantes de Estados Unidos en el mundo.

Afianzar lazos

Su país requería un diplomático inteligente y de prestigio para la misión en Lima, pues se encontraba en plena guerra con México. Necesitaba, por tanto, a un Perú neutral y amistoso en cuyos puertos tanto la Marina de Guerra como la mercante estadounidense pudieran abastecerse y reparar sus naves.

Al llegar, Clay quedó inmerso, sin saberlo, en la propuesta de defensa hemisférica del presidente Ramón Castilla, quien —a través de su gran canciller José Gregorio Paz Soldán— convocó el primer Congreso Americano de Lima, para crear un sistema de defensa contra todas las agresiones procedentes del exterior. El Gobierno Estadounidense no estaba exento del tema.

Apoyo histórico

John Randolph Clay se ganó la amistad y confianza del presidente Ramón Castilla al apoyar incondicionalmente a nuestro país en un momento crítico. En 1852 el secretario de Estado Daniel Webster (1782-1852), con el fin de lograr acceso directo para las naves norteamericanas al milagroso fertilizante —el guano peruano— prescindiendo del sistema de consignatarios del Perú, desconoció la jurisdicción peruana sobre las islas guaneras de Lobos. Bajo ese argumento y animados por las garantías brindadas —el respaldo de la escuadra norteamericana— sesenta naves, liderada por una “armada hasta los dientes”, enrumbaron hacia nuestras islas. J.R. Clay puso en riesgo su propia carrera diplomática y se unió a la enérgica campaña de la legación peruana en Washington y de la cancillería para defender la jurisdicción del Perú sobre las islas de Lobos. Una tras otra envió a su gobierno las pruebas —históricas y jurídicas— que nuestra cancillería le entregó para fundamentar la posición peruana. Y llegó al extremo de preguntarle al secretario de Estado de su país:

“En oposición a estas innumerables pruebas, ¿qué tienen como prueba los Estados Unidos?”. Gracias a Clay, se evitó un enfrentamiento armado entre las naves norteamericanas y las fuerzas peruanas en las islas. El conflicto concluyó cuando el secretario de Estado Edward Everett reconoció oficialmente, el 16 de noviembre de 1852, la jurisdicción peruana sobre las islas.

Por la paz

En 1854 Estados Unidos firmó con Ecuador un tratado para establecer un protectorado en las islas Galápagos, pues se creía que albergaban guano similar al peruano. Esto detonó la creciente desconfianza contra los norteamericanos. Fue entonces que Clay, en informe al secretario de Estado William L. Marcy (1786-1857) abogó por una política exterior estadounidense auténticamente favorable a las naciones sudamericanas y basada en intereses mutuos, con un cambio radical en sus relaciones y dispuesta a mediar en las controversias entre esas repúblicas y las potencias europeas.

Solución a un reclamo

En 1858 nuestro país se enfrentó al reclamo estadounidense por el embargo de dos naves norteamericanas, la Lizzie Thompson y la Georgiana. Estas habían cargado guano de islas con una licencia otorgada ilegalmente por los insurgentes de Manuel Ignacio de Vivanco. John Randolph Clay siguió las instrucciones enviadas por el presidente James Buchanan, un expansionista a ultranza y ferviente exponente del “Destino manifiesto”.

La argumentación peruana sobre el caso era sólida: aquí no había —como sostenía Estados Unidos— una guerra civil entre dos beligerantes en la que cada bando ejercía jurisdicción sobre el territorio que ocupaba. Existía un grupo alzado en armas, en el sur, contra el gobierno legítimo del Perú y Estados Unidos —con sus estados sureños en abierta rebelión contra el norte— resultaba el menos indicado para sancionar una conducta que, a la larga, podría ser dañina para sus propios intereses. Clay batalló para que nuestro país aceptara responsabilidad en la confiscación de las naves y buscó una solución para “salvar cara”: el pago de una suma global como liquidación de todos los reclamos pendientes. La suma sería determinada por una comisión mixta, sin mención alguna de casos concretos ni retroceso en cuanto a principios.

Las negociaciones

El 31 de mayo de 1860, Clay recibió instrucciones del secretario de Estado Lewis Cass (1782-1866) para darle un ultimátum de cinco días al Perú que él aplazó para negociar directamente con Castilla. En la primera audiencia, del 23 de julio, la desesperación por encontrar una salida condujo a Clay a vislumbrar una esperanza en las cordiales palabras de su amigo. En realidad, Castilla lo desengañó: el único recurso aceptable era el arbitraje de un tercer país. Dos días después de esta reunión, Castilla fue víctima de un intento de asesinato y una bala le perforó el brazo. Clay fue uno de los pocos admitidos a su cabecera y, ciertamente, el único extranjero.

En la segunda audiencia (28 de setiembre), Castilla rechazó la fórmula de Clay. Reiteró que la única salida aceptable era el arbitraje de una potencia seleccionada por Estados Unidos. Finalmente, el 2 de octubre de 1860 a Clay no le quedó más que presentar el ultimátum, ante lo cual el presidente Castilla optó por romper relaciones con Estados Unidos antes de ceder a pagar indemnizaciones a los dueños de las naves confiscadas.

La partida

En Estados Unidos, Clay fue amonestado por la demora en presentar el ultimátum. Nunca se arrepintió. Su proceder estuvo conforme con su filosofía: un agente diplomático debe actuar en forma distinta a sus instrucciones cuando el resultado esperado lo justifique. Influyó en su ánimo la renuencia de partir del Perú con una misión inconclusa mientras existiese la posibilidad de alcanzar su meta.

Dejó el Perú tras trece años de lucha, alegrías y tristezas, en los que habían nacido tres hijos y muerto dos. Regresó a Washington en momentos de confusión por la inminente guerra de secesión. Su carrera diplomática terminó oficialmente el 1 de abril de 1861. Le hubiera sido difícil como funcionario simpatizante del Partido Demócrata acceder a un puesto en la recién elegida administración republicana de Abraham Lincoln.

Otro eminente diplomático peruano del gobierno de Castilla —Federico Barreda— cumpliría la invalorable tarea de reanudar las relaciones diplomáticas con el país del norte y encontrar la solución al reclamo de las naves embargadas: el arbitraje de Leopoldo I, rey de los belgas, que dio la razón al Perú.

Fuente: Diario El Comercio, Suplemento El Dominical. Domingo 27 de Junio del 2010.

Recomendados:

Era del Guano: EE.UU y las Islas Lobos.

Chiefs of Mission for Peru.

jueves, 24 de junio de 2010

Ceilán e Irlanda: dos modelos de "pacificación". Entre el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y guerrilla de los tigres tamiles.

Ceilán e Irlanda

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

Estas dos islas, que fueron colonizadas por los británicos, son hoy los dos modelos de "pacificación" que hay en el mundo ante añejas guerras internas interétnicas.

En Irlanda los nacionalistas de origen católico quieren una república que una a la isla y que asimile a la provincia que los protestantes y el Reino Unido mantienen en el norte de ésta. En Ceilán la insurgencia, más bien, busca dividir a la isla para que el norte y el este creen una república tamil (cuya lengua y fe hinduista es diferente a la del resto que es lanka y budista).

El modelo irlandés consiste en haber logrado ir tentando al subversivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) para que se vaya yendo acoplando al sistema mediante un brazo legal a fin de que paulatinamente termine por integrarse al régimen y acepte desarmarse a cambio de cuotas en el gobierno local.

El modelo ceilandés, en cambio, consiste en lo opuesto. En vez de tratar el fenómeno subversivo con tácticas políticas se le busca arrasar con estrategias esencialmente militares. Según The Economist, ello implica plena libertad operativa a las FF.AA., no negociaciones ni cese de fuego con la guerrilla, no diferenciar a los combatientes de los civiles no combatientes y censurar o ignorar a la prensa mundial.

Gracias a estas medidas, el presidente ceilandés Mahinda Rajapaksa arrasó a la otrora poderosa guerrilla de los tigres tamiles (la misma que "inventó" el uso mundial de bombas humanas). Pese a los miles de inocentes muertos y a las acusaciones de brutalidad, este gobierno ha logrado captar una significativa fuerza electoral interna, pues ha demostrado dar seguridad y orden.

Emisarios de Tailandia, Bangla Desh, Israel y Colombia han visitado a Ceilán o vienen estudiando esa experiencia. Ese modelo contrainsurgente puede estar sirviendo de inspiración a varios asesores de quien sea el nuevo presidente colombiano. Si se siguiese el ejemplo ceilandés, Santos debería combinar un régimen emergido en las urnas con uno que se base en un fuerte predominio en las armas.


Fuente: Diario Correo. 16 de Junio del 2010.
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martes, 22 de junio de 2010

Historia de Carlos Slim, el hombre más rico del planeta.

Carlos Slim, una fortuna de Estado

Por: Ranaud Lambert (Periodista)

En 2007, el empresario mexicano Carlos Slim apareció primero en la lista de las personas más ricas del planeta que publica todos los años la revista Forbes. Poseedor de una fortuna que alcanza varios récords –entre ellos el de representar el 8% del Producto Bruto Interno de México– el ascenso de Slim y de su imperio, el Grupo Carso, es representativo de la construcción de un capitalismo nacional de amigos, que levantó vuelo con la crisis financiera mexicana de los años 1980 y con las muy ventajosas –sobre todo para Slim– privatizaciones.

Al leer la gran mayoría de los artículos sobre el mexicano Carlos Slim que inundaron la prensa luego de que se ubicara en el primer puesto de las fortunas del planeta, su tren de vida parecería más cercano al del mexicano promedio, que al de un miembro del jet set por el que “sólo siente desprecio” (1). “No hay ‘despilfarro’ escandaloso en este apasionado del béisbol que no usa computadora, escapa a las cenas mundanas, prefiere los ajíes al caviar, y que durante mucho tiempo condujo él mismo su automóvil” (2). Todo en él indicaría pues “austeridad”, e incluso “humildad” (3). Todo... salvo las cifras.

La riqueza en contexto

Según la revista Forbes, en el verano boreal de 2007 la fortuna de Slim ascendía a 59.000 millones de dólares. Para Sentido Común, un sitio de internet mexicano de información económica, Forbes estaría equivocada, ya que a quien también llaman “el Rey Midas” habría aprovechado un buen momento en la bolsa para superar los 67.000 millones de dólares, una suba aproximada del 740% con respecto al 2000 (4). En ese entonces, “sólo” representaba la trigésimo tercera fortuna del mundo.

Sin embargo, no podría apreciarse la total dimensión de esta fortuna sin ubicarla en el contexto de México, donde el 40% de la población debe conformarse con menos de dos dólares por día. Con una riqueza superior a un cuarto del presupuesto nacional, Slim posee más del 40% de la capitalización total de la Bolsa de México. Otro récord absoluto: “representa” alrededor del 8% del Producto Bruto Interno (PBI) (5) del país, mientras que, en comparación, la fortuna de John Davidson Rockefeller nunca superó el 2,5% del PBI estadounidense.

Así, el perfil de un Carlos Slim “hijo de un pequeño comerciante” (6) tal vez remita, menos directamente a la manera en que el capitalismo moderno se desarrolla, especialmente a través de carreras “ejemplares” de hombres comunes cuyo éxito vendría a recompensar la competencia y el trabajo. Estas “trayectorias” tienen la ventaja de alimentar en los menos ricos –de quienes podría temerse que terminen cansándose de las crecientes desigualdades– la esperanza de que un día, tal vez, sea su turno. La revista Le Point inicia además uno de sus (numerosos) perfiles de Slim en estos términos: “¿Quién no soñó con despertarse una mañana formando parte de la gran familia de millonarios? Tenga confianza, todavía puede sucederle. Los nuevos millonarios en dólares crecen como hongos” (7).

Según la mitología capitalista, el “secreto” de la fortuna de estos héroes modernos se explicaría a través de predisposiciones intelectuales excepcionales –¡a menudo perceptibles desde la infancia!–. Aunque probablemente con grandes “aptitudes”, Slim no difiere demasiado de la gran mayoría de quienes suelen figurar en las “listas Forbes” (8), y tal vez deba menos su fortuna a su amor por los números... que a su origen y sus amistades políticas.

Política y negocios

Nacido rico, luego de que su padre –inmigrante de origen libanés– hiciera fortuna en el sector inmobiliario durante la Revolución mexicana, Slim se convirtió rápidamente en una de las principales fuentes de financiamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México en forma exclusiva hasta el 2000. Lo que le valió algunos favores a cambio...

En 1982, la caída del precio del petróleo desató una grave crisis económica en México. El presidente José López Portillo nacionalizó los bancos; su objetivo no era sentar las bases de un Estado “socialista”, sino “nacionalizar la deuda privada de la oligarquía” (9). Sin embargo, la elite tradicional se alarmó y liquidó sus activos para partir rápidamente. Ajeno a tales preocupaciones –sus amigos estaban en el poder–, Slim aprovechó el pánico para adueñarse de algunas de las empresas más importantes del país, con un gusto particular por las que proveen servicios al Estado. Obtuvo de ellas grandes ganancias. Así, Seguros de México, la principal aseguradora del país, que adquirió en 44 millones de dólares, hoy vale 2.500 millones.

Pero fue gracias a su buen amigo Carlos Salinas de Gortari –elegido Presidente en 1988–, que la fortuna de Slim realmente levantó vuelo. Si bien consentía “la apertura económica” impulsada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, Salinas quiso favorecer el desarrollo de un capital nacional capaz de resistir el asalto de las empresas estadounidenses. Una voluntad menos “nacionalista” que interesada en la perspectiva de vínculos directos con los futuros centros de ganancias del país. El Presidente se mostró deseoso de ganarse los favores de los grandes patrones, más aun cuando accedió al poder mediante un fraude electoral, que no pasó inadvertido.

Cientos de empresas del Estado fueron entonces vendidas, preferentemente a sus conocidos. De dos en 1991, el número de millonarios mexicanos trepó a veinticuatro en 1994 al finalizar su mandato. El primero de ellos se llama Carlos Slim.

En 1990, junto con Southwestern Bell y France Telecom, Slim compró la empresa Teléfonos de México (Telmex) en circunstancias más que oscuras. Además de un precio que las autoridades mexicanas tuvieron la delicadeza de mantener en el terreno de lo razonable (aproximadamente 2.000 millones de dólares por el 20% del capital), las condiciones de venta evitaban los sinsabores de la competencia: “Mientras que países como Brasil y Estados Unidos dividieron el monopolio del Estado en diversas empresas que competirían entre sí, México vendió su monopolio intacto, prohibiendo toda competencia durante seis años”, explica The Wall Street Journal (10).

Telmex se vio además gratificada con la única concesión de telefonía celular de alcance nacional, debiendo sus competidores conformarse con concesiones limitadas a ciertas regiones. La compañía –que controla el 90% de las líneas fijas del país– es hoy la segunda empresa latinoamericana que cotiza en bolsa. Por su parte, América Móvil –la filial “telefonía celular” del grupo Slim– ascendió fácilmente al quinto puesto mundial de empresas de telefonía móvil, con el 70% del mercado mexicano y más de 120 millones de clientes en una quincena de países. Pero el imperio Slim no se limita a las telecomunicaciones...

Consumiendo electricidad, cargando combustible en el tanque de su automóvil o comprando un disco, un libro, una barra de chocolate, entrando a un supermercado o subiéndose a un tren, fumando, practicando deporte, mirando televisión, “navegando” en internet o utilizando papel higiénico, el mexicano promedio deposita sus “pesos” en los bolsillos –profundos– de Slim. Su imperio, el Grupo Carso, posee en efecto más de doscientas cincuenta empresas en sectores tan diversos como cadenas de grandes tiendas (Sanborns), cigarrillos (Cigatam), minas y químicos (Empresas Frisco), ferrocarriles (Ferromex), cables submarinos y tubos de PVC (Condumex), oleoductos, plataformas petroleras. O incluso computadoras, como el 3% de Apple, que Slim adquirió –¡un golpe de suerte!– unos días antes del retorno de Steve Jobs a la cabeza de la empresa, retorno que provocó una suba de más del 480% en el precio de las acciones. Presente en casi la totalidad de los países latinoamericanos (11) –especialmente en las telecomunicaciones–, Slim habría decidido recientemente reforzar su presencia en el sector agrícola invirtiendo en biocarburantes en Paraguay.

En total, el Grupo Carso posee un volumen de negocios que supera los 150.000 millones de dólares. Emplea a alrededor de doscientas veinte mil personas a quienes se les distribuyen folletos que insisten sobre una necesidad: “Aumentar la productividad, la competitividad, reducir los costos y los gastos” (12). Una consigna debidamente implementada. Si bien goza de uno de los crecimientos más importantes del país, el grupo otorga a sus empleados remuneraciones particularmente bajas en las que la parte de los “premios” suele superar el 50% del salario.

Grandes amigos

Semejante éxito abre puertas (que, a su vez, facilitan futuros éxitos). Así, Slim juega al bridge con Bill Gates (su socio), frecuenta a los Rockefeller, al Príncipe Carlos, al ex presidente del gobierno español Felipe González (su lobista en todo el mundo) o incluso al ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, cuya campaña financia (tal como lo hace con la de la demócrata Hillary Clinton).

Herencia, connivencias políticas y explotación de los trabajadores: a fin de cuentas, el “secreto” de la fortuna de Slim se basa menos en un talento particular que en los tradicionales mecanismos de la acumulación capitalista. ¡No crean que se trata de un conservador retrógrado! Al contrario. La gran línea de fractura pasa, según él, entre “la modernidad y el arcaísmo, no entre la izquierda y la derecha” (13). Así, para gran sorpresa de algunos, Slim no oculta su amistad con el presidente brasileño Luis Inácio “Lula” da Silva, con quien comparte la crítica al neoliberalismo. Los defensores de la apertura económica se convirtieron fácilmente en proteccionistas... una vez que establecieron su monopolio.

En México, los intereses de Slim priman finalmente sobre los de la Nación. Las tarifas del Grupo Carso superan en un 260% a las de los países vecinos en las conexiones de internet, en un 312% en la telefonía celular y en un 65% en las líneas fijas con –según el presidente del Banco Central mexicano Guillermo Ortiz– un impacto directo en la “competitividad de la Nación” (14).

¿Debería criticarse sin embargo el monopolio de Carlos Slim? En México, nadie se arriesga a hacerlo. Columna vertebral económica del país, el Grupo Carso se volvió intocable. Por su propia generosidad, Slim tiene la suerte de hacer que la clase política se vuelva indulgente: financia la totalidad de los partidos políticos, especialmente aquellos que se enfrentaron durante la última elección presidencial (15). También beneficiarios de su generosidad desde comienzos de los años ’90, los grandes sindicatos conceden que su crítica se ha visto un poco debilitada. Del lado de los medios de comunicación, el sentido común exige –tanto en México como en otras partes– que se abstengan de irritar a los anunciantes. Slim es el más importante de ellos.

Para Andrés Oppenheimer, columnista del The Miami Herald y La Nación (Buenos Aires), criticar la fortuna de Slim carece de sentido. Debería, en cambio, “crearse una cultura de la caridad que alabara a quienes dan más, como verdaderos héroes” (16). Slim parece haber oído este llamado, no sin haber precisado que no tenía ninguna “intención de distribuir su fortuna a diestra y siniestra, como Papá Noel” (17). Pero en pocos años, el magnate financió 200.000 intervenciones quirúrgicas, 70.000 pares de anteojos, 150.000 becas de estudios y 95.000 bicicletas (18).

Y ése es sólo el comienzo. El filántropo anunció su deseo de invertir 4.000 millones de dólares –un poco menos del 7% del dinero que amasó en los últimos siete años– en diversos proyectos caritativos y educativos. El sector privado, alega, debe “implicarse intensamente en la formación de capital humano y material” (19), con el fin de formar una clientela para sus productos. Consultado por The Financial Times sobre su contribución en este terreno, Slim señaló su responsabilidad: hacer que México saque provecho de “la experiencia empresarial, (que) puede permitir responder a los desafíos sociales que exceden a la política” (20). En otras palabras, procurar que el país sea administrado como una empresa. Preferentemente, una de las suyas.

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REFERENCIAS

1) Patrice Gouy, “Carlos Slim-Le Rockefeller mexicain”, Le Point, 16-8-07. En la lista 2008 de Forbes, Carlos Slim quedó en segundo lugar, detrás del inversor estadounidense Warren Buffet.
2) Frédéric Saliba, “Le maître du Mexique et du monde”, Marianne, París, 18-8-07.
3) Brian Winter, “How Slim Got Huge”, Foreign Policy, Londres, noviembre/diciembre de 2007.
4) www.sentidocomun.com.mx/
5) Anne Denis, “Carlos Slim, le Midas des télécoms”, Les Echos, París, 16-7-07.
6) Stephanie N. Mehta, “The son of Mexico City shopkeeper has built a staggering $59 billion fortune”, Fortune, Nueva York, 20-8-07.
7) Marc-Antoine de Poret, “Millionnaires de tous les pays...”, Le Point, 26-7-07.
8) Forbes publica cada año no sólo la lista de millonarios del planeta, sino también la de los estadounidenses más ricos, las personalidades más célebres, las “100 mujeres más poderosas del planeta” o incluso la lista de las “carteras más extravagantes”.
9) Marco Rascón, “Los Bancos, el poder...”, La Jornada, México, 9-5-90.
10) David Lunhow, “The secrets of the world’s riches man”, The Wall Street Journal, Nueva York, 4-8-07.
11) En Argentina es el inversor mayoritario de CTI Móvil (Claro, a partir de abril), ver “Carlos Slim: un magnate sin fronteras”, La Nación, Buenos Aires, 13-5-07.
12) Gisela Vázquez y Alberto Bello, “El secreto de Carlos Slim”, Expansion.com, 23-12- 07.
13) David Cayon, “El empresario más rico del mundo y la Argentina”, Perfil, Buenos Aires, 28-10-07.
14) Ginger Thompson, “Prodded by the left, Mexico’s richest man talks equity”, The New York Times, 3-6-06.
15) El Partido de la Revolución Democrática (PRD) del candidato socialdemócrata Andrés Manuel López Obrador y el Partido de Acción Nacional (PAN) del actual presidente Felipe Calderón.
16) “Latin America’s rich sould donate more”, The Miami Herald, 20-9-07.
17) Stephanie N. Mehta, op. cit.
18) Francesca Relea, “Carlos Slim. El hombre más rico del mundo”, El País, Madrid, 12-7-07.
19) Financial Times, Londres, 27-9-07.
20) Financial Times, op.cit.

Fuente: Le Monde diplomatique, edición peruana. » Le Monde diplomatique Año II, Número 12, Abril de 2008.

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El imperio de Carlos Slim.

domingo, 20 de junio de 2010

Los senderistas del Huallaga y el VRAE. Los camaradas Artemio y José frente a el pensamiento “Gonzalo”.

Los otros senderos

Por: Antonio Zapata (Historiador)

La muerte del camarada Rubén en el Huallaga ha motivado varias primeras planas en los diarios nacionales. Según la policía, era el número 2 de Artemio y a la vez sería su tercer segundo abatido en el último período. La prensa ha vuelto a hablar de Sendero Luminoso como si fuera el mismo grupo dirigido por Abimael Guzmán, sin distinguir entre las distintas variantes que operan desde hace ya muchos años. Por ello, persisten algunas dudas, ¿cuál es la relación de Guzmán con este proceso?, ¿los senderistas del Huallaga y del VRAE son parte del mismo grupo?

Cuando Guzmán cayó preso, junto a Elena Iparraguirre y otras dos integrantes de su alto mando, su organización quedó descabezada. Para aquel entonces, ya habían muerto varios dirigentes y otros estaban presos, como Osmán Morote por ejemplo. Es decir, la dirección senderista ya venía sufriendo abundantes bajas. La caída de Guzmán remató este curso, porque él pensaba la estrategia y ellas organizaban la puesta en práctica.

Guzmán fue consciente de la extrema debilidad de su organización e ideó el “acuerdo de paz”, que consistió en cesar la violencia para negociar políticamente con el Estado. Por su parte, gobernaba Alberto Fujimori y operaba su asesor Vladimiro Montesinos. Ellos publicitaron ampliamente el llamamiento al acuerdo de paz, pero luego se zurraron en toda discusión política.

Por su parte, Guzmán trató que todos los suyos se plieguen a su nueva línea, sin conseguir unanimidad. La resistencia fue dirigida por Feliciano, el principal dirigente que entonces seguía libre. Él estaba en Ayacucho, moviéndose en diversos puntos que conectan la sierra con la ceja de selva; se internó en Vizcatán, donde tuvo refugios durante años. Caminaba bastante y trató de continuar la guerra, pero también fue capturado en tiempo de Fujimori.

Con unos cuantos milicianos que venían de atrás, Feliciano formó un nuevo Sendero en los márgenes cocaleros del VRAE. Por ello, la guerrilla dirigida por el camarada José sería un grupo constituido cuando Guzmán ya estaba preso. Ellos han revisado críticamente la guerra interna, elaborando un punto de vista muy opuesto a Abimael. Por ejemplo, consideran que fue terrorista y no guerrillero maoísta. Sostienen que los asesinatos y coches bomba eran contraproducentes. En nuestros días, el grupo del VRAE sigue en la lucha, protegiendo la economía de la droga y al campesinado cocalero.

Por su parte, Artemio del Huallaga proviene de Sendero desde los tiempos de Guzmán. Él no ha roto espectacularmente con Abimael y más bien reivindica su trayectoria. Sigue ponderando el pensamiento “Gonzalo”, aunque ha desobedecido la orden de desmovilización. Del mismo modo que en el caso del VRAE, los analistas afirman que trabaja como protector del narcotráfico. En todo caso, ambos grupos mantienen un lenguaje político, aunque presten servicios a la cocaína para vivir de su aporte. A su vez, ninguno está comprando armas en el mercado ilegal y operan con material de guerra que obtienen en enfrentamientos con las FFAA y la policía.

Así, tenemos tres movimientos cuyas relaciones son conflictivas; no disponen de planes conjuntos sino competitivos. Guzmán ha abandonado las armas y busca posicionar su grupo en política. Mientras que Artemio y José son líderes de grupos armados distintos, con pésimas relaciones entre ellos. José es enemigo de Guzmán y Artemio ha tomado camino propio sin negar sus ideas.
Si el objetivo nacional es lograr la paz, necesitamos entender quién es quién en el mundo de la guerra. Para que una política al respecto sea exitosa, se requiere conocimiento y no confusión, que perpetúa la violencia.

Fuente: Diario La República. Mié, 26/05/2010.

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El Vrae se las trae (Hildebrandt)