miércoles, 11 de agosto de 2010

Ideas falsas sobre la independencia del Perú. Pensamiento reaccionario y emancipación tardía.

Promulgación de la Constitución de 1812, por Salvador Viniegra

Dos ideas falsas

Por: Antonio Zapata (Historiador)

Sobre la independencia nacional circulan ampliamente dos ideas equivocadas. Primera, que el Perú fue el último país latinoamericano en liberarse. Segunda, que en esta coyuntura Lima adoptó una postura reaccionaria. Conviene hacer una precisión porque ambas ideas, además de erróneas, son negativas para la autoestima nacional.

En realidad, una serie de países se liberaron después que el Perú. Por ejemplo, México se emancipó en setiembre de 1821, cuando Agustín de Itúrbide, cambiándose de bando, inauguró el breve imperio mexicano, que constituye su ruptura efectiva con España. Es el mismo caso de Brasil, que se proclamó independiente recién en 1822, cuando Pedro se negó a retornar al Portugal, consumando la emancipación de la ex colonia lusitana.

No son los únicos casos, tanto Bolivia como el Ecuador son posteriores al Perú independiente. Bolivia adquirió su libertad en 1825, después de la batalla de Ayacucho, al derrumbarse el ejército de Olañeta, que era la última tropa realista de América del Sur. Por su parte, Quito quedó libre después de la batalla de Pichincha, que ocurrió en mayo de 1822. Incluso, un batallón peruano participó del bando patriota en esa batalla, estaba al mando de Santa Cruz y se puso a órdenes de Bolívar.

Así, el Perú no es el último, ya que se halla delante de Brasil. México, Ecuador y Bolivia. Pero, salvo Brasil, todos estos países ya festejaron su bicentenario. Sucede que han celebrado el primer grito de independencia en sus tierras, pero no la consumación de su lucha emancipadora. Nosotros celebramos el final y ellos el comienzo; por eso parece que estamos muy retrasados, pero no es cierto.

Por otro lado, frecuentemente se dice que Lima fue reaccionaria y que se mantuvo leal a España, mientras todo el resto se levantaba. Tampoco es completamente cierto. En realidad, la emancipación empezó cuando Napoleón invadió España imponiendo a su hermano José Bonaparte. Las ciudades españolas comenzaron una lucha por su propia independencia contra los invasores franceses. En ese momento, las ciudades formaron Juntas que llamaron a Cortes y se convocó un Congreso Constituyente, que posteriormente aprobó la Constitución de Cádiz.

Pues bien, en toda América hubo elecciones y los diputados peruanos fueron una bancada muy activa. En estrecha coordinación con los mexicanos, los congresistas peruanos buscaron reformar las relaciones entre España y el Nuevo Mundo. Fueron liberales, quisieron la participación proporcional a la población en el Congreso español. No deseaban separarse, porque les parecía que era convertirse en cabeza de ratón.

Por el contrario, buscaron cogobernar España. No sólo propusieron, sino que dieron pasos en esa dirección. El limeño Morales Duárez llegó a presidir el parlamento español, mientras que otro limeño, Baquíjano y Carrillo, era miembro del Consejo de Regencia, que gobernaba en nombre de Fernando, el rey preso de Napoleón.

Así, los nuestros participaron tanto del legislativo como del ejecutivo español. Es cierto que, en 1809-10, cuando la guerra de emancipación comenzó en Latinoamérica, el temperamento político en Lima no era independentista. Pero, tampoco era reaccionario ni absolutista. Lo suyo era la reforma, igualarse a los peninsulares y avanzar su influencia en el Imperio.

Estos planes dieron sentido a la apuesta política de los criollos del Perú en la década de 1810. Si perdieron fue a causa de la escena internacional. Napoleón fue derrotado y Fernando VII restableció el absolutismo; los liberales fueron a prisión y los congresistas latinoamericanos quedaron marginales.

Por ello, deberíamos enderezar el saber común, que expresa una depresiva memoria nacional.


Fuente: Diario La República. Mié, 28/07/2010.

Recomendado:

La independencia peruana: entre absolutistas, liberales e independentistas. Historia de la Junta de Gobierno del Cusco (1814).

martes, 10 de agosto de 2010

Levantamiento de Quito del 10 de agosto de 1809.

Quito: 201 años
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Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

El 10 de agosto Ecuador celebra su día nacional. Sin embargo, esa fecha conmemora un suceso que aconteció en 1809, 21 años antes de que se crease en 1830 la actual República del Ecuador. En esta nota abordaremos las peculiaridades de su proceso de separación, tanto de España como de sus dos vecinos (Colombia y Perú).

A pesar de que se dice que el levantamiento de Quito del 10 de agosto de 1809 fue el primer grito de la independencia hispanoamericana, tal pretensión no es exacta. Primero, porque lo que allí se dio fue una junta autónoma que no llamaba a crear una república independiente sino el buscar reinstalar al rey Fernando VII frente a los franceses que habían conquistado España.

Segundo, porque otras juntas similares se conformaron semanas antes (el 25 de mayo en Chuquisaca, hoy Sucre, y el 16 de julio en La Paz, ambas ciudades de la actual Bolivia). Estas dos juntas, al igual que la de Quito, serían prontamente sofocadas.

Trece años después de 1809 Quito sería liberado del control español. En la batalla realizada el 24 de mayo de 1822 en las laderas del volcán Pichincha, muy cerca de dicha ciudad, las tropas que habían provenido del resto de la Gran Colombia, Chile, Perú y el Cono Sur derrotarían a los realistas.

La liberación de Quito ocurrió después de que Guayaquil el 9 de octubre de 1820 y Lima el 28 de julio de 1821 se independizasen. Esto, pese a que esta ciudad estaba al norte y más cerca a Bogotá desde donde llegaron inicialmente las tropas emancipadoras de Bolívar.

La que fuese la capital de la Real Audiencia española de Quito pasó a ser la del nuevo Departamento del Sur de la Gran Colombia. Guayaquil, que había sido parte del Perú, fue anexada a dicho departamento grancolombiano al siguiente julio de que en Lima se conformó la república peruana.

Recién en 1830 se crearían tanto las repúblicas de Ecuador como la de Venezuela, las cuales se escondieron de la Gran Colombia. Aún hoy todos ellos son los únicos 3 estados del mundo en compartir la misma bandera.

Tres militares venezolanos fueron claves en ese proceso. Bolívar y Sucre en emancipar a Quito del dominio español y Juan José Flores en ser el primer presidente de Ecuador (cargo que tuvo en 1830-34 y luego en 1939-45).

Ecuador, de manera similar al Uruguay, quedó como una república intermedia entre dos grandes Estados sudamericanos y el mar. Mientras Uruguay pasó de manos entre Argentina y Brasil, aunque mantuvo el eje de su territorio, Ecuador nunca llegó a ser conquistado por el Perú y sus fronteras variaron mucho. Colombia se anexionó Pasto, Popayán y Buenaventura y ante Perú, hasta hace poco, Ecuador reclamaba en sus mapas oficiales gran parte de su Amazonía.

Fuente: Diario Correo (Perú). 10 de Agosto del 2010.

Recomendado:

Historia de los miembros de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires (25 de Mayo de 1810).

domingo, 8 de agosto de 2010

Historia del Fujishock: hiperinflación y paquetazo.

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A 20 años del 'Fujishock' y de la frase "Que Dios nos ayude"

Décadas de mal manejo económico rematadas en una administración que causó un colapso, que hoy es caso de estudio, nos llevaron al borde del abismo

Por: Luis Davelouis Lengua

7 de agosto de 1990. En un par de horas mi hermano Marcel debutaría con su banda en el desaparecido bar El Tarot de Comandante Espinar. Mis amigos y yo hacíamos hora en el auto mientras mirábamos pasar a las chicas con la radio a todo volumen. De pronto, la música cesó y una inquieta voz se apoderó del aire. Era Juan Carlos Hurtado Miller, primer ministro y ministro de Economía del entonces presidente Alberto Fujimori, anunciando lo que hoy conocemos como el “fujishock”.

A los 17 años uno tiene conciencia de lo que cuestan las cosas, pero por lo general no las paga. Sin embargo, las cifras que enumeraba el nervioso hombre eran de locos: el galón de gasolina de 84 octanos (estábamos en auto) subiría de I/.21.000 a I/.675.000 (30 veces más) desde esa medianoche. Luego, las palabras sepulcrales: “Que Dios nos ayude”.

Llegué al bar y se lo conté a mis padres. No me creyeron. “Debes haber escuchado mal”, me tranquilizó mi padre y la noche transcurrió sin mayores sobresaltos.

CUATRO MUERTOS

La ciudad se levantó gris y vacía. En la radio reportaban algunos disturbios e intentos de saqueo que fueron desalentados en su mayoría por patrullas militares y la declaratoria de emergencia en 11 ciudades. En total, cuatro personas murieron esa mañana.

Mi madre, como casi todas las personas, no sabía qué hacer: la mayoría de los negocios estaban cerrados porque no se sabía cuánto cobrar, el transporte público elevó sus precios de manera exorbitante debido al alza de la gasolina y muchas personas debieron caminar o compartir tolvas para llegar a trabajar.

El primer gobierno de Alan García había subsidiado absolutamente todos los precios en tal magnitud que cuando Fujimori los cortó de golpe los precios se dispararon a la estratósfera: una lata de leche pasó de costar I/.120.000 a I/.330.000 (175% más); un kilo de papa de I/.65.000 a I/.250.000 (284%) y así por el estilo.

El pan francés, el alimento abanderado de las economías menos favorecidas de los tiempos modernos (pan y agua), pasó de costar I/.9.000 a I/.25.000 de un día para otro. Sin embargo, las alzas fueron aun más bruscas en los servicios (el agua, el teléfono y el suministro eléctrico subieron entre 20 y 30 veces). Era terrible pues todo subía, menos los sueldos. “Precios japoneses y salarios africanos”, fue la frase tras una época en el que la inflación llegó a 50% al mes y los precios se incrementaron en 21.000%. Para 1993, la inflación anual había caído a 33%. De locos.

¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ?

La bibliografía al respecto es extensa y el peruano se ha convertido en un caso de estudio de lo que se hizo mal, lo que no debió hacerse y la salida dramática a la que nos vimos obligados.

“Esto demuestra que solo reaccionamos cuando estamos al borde del precipicio”, afirma el economista Roberto Abusada, ex viceministro de Economía.

“Todo estaba subsidiado, la autonomía del Banco Central de Reserva no existía y a cualquier llamada de Palacio de Gobierno o del Ministerio de Economía este procedía a realizar emisiones inorgánicas de moneda que se trasladaban a los precios prácticamente de inmediato [...] los subsidios y el déficit fiscal fueron financiados con este mecanismo y gastando las reservas internacionales [...], había un desbarajuste brutal en las políticas fiscal y monetaria, la recaudación cayó a 4% del PBI [hoy está alrededor de 14,5% y nos parece baja] y había varios tipos de cambio (MUC)”, explica Pablo Secada.

Por eso, para cuando fue la hora de pagar, no había con qué. Incluso, el índice de productividad llegó a retroceder 4%. Es decir que si la economía hubiera crecido 2% o 3% , tenía ese 4% en contra que hacía el crecimiento negativo en la práctica.

“No hubo otra manera que la del shock, porque no había con qué financiar cualquier otra alternativa como la que planteaban los “Siete Samuráis” [como se apodaba al equipo de asesores de Fujimori cuando todavía renegaba de aplicar una medida tan drástica y radical]”, agrega Secada.

Veinte años después, el crecimiento económico ha sido 5,5% en promedio al año, la inflación es de un dígito y no remamos contra nosotros mismos. ¿Dios nos ayudó o el escarmiento sirvió? Después de todo, ese galón de I/.675.000 hoy solo costaría S/.0,675.

MÁS DATOS

El plan original del ex presidente y actual reo Alberto Fujimori no contemplaba una medida tan drástica bajo ningún escenario. Solo cuando quiso acercarse en busca de apoyo al Gobierno Japonés y este se la condicionó a la reinserción y aceptación por parte del Perú de las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) fue que se produjo el durísimo ajuste.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 08 de agosto de 2010.

Recomendado:

Memoria de la gran crisis económica peruana (1988-1991).

Historia y evolución de la inversión extranjera en el Perú.

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Los péndulos de la inversión extranjera

Por: Humberto Campodónico (Economista)

En las décadas del 50 y 60, la inversión extranjera directa (IED) se caracterizó por tener una participación mayoritaria de EEUU (Cerro de Pasco, Marcona Mining, International Petroleum Corporation, Southern Perú, ITT) y por su clara orientación a las industrias extractivas (minería y petróleo). Sin embargo, poco a poco se aprecia un aumento de la IED en el sector industrial, telecomunicaciones y algunos servicios.

La IED sufre un fuerte golpe con la llegada del gobierno de Velasco Alvarado, que nacionaliza la IPC (petróleo), la mayor parte de las empresas mineras (Marcona, Cerro de Pasco), el sector financiero (Banco Internacional, Chemical Bank y el Banco Continental, del Chase Manhattan), así como las telecomunicaciones (ITT de EEUU). Pero en la década del 90 el péndulo giró nuevamente del lado del capital extranjero. El principal instrumento fue el Decreto Legislativo 662 (agosto 1991), Ley de Fomento a las Inversiones Extranjeras, que establece, entre otros incentivos, que el capital nacional y extranjero tienen igualdad de trato (ratificado por el Art. 63 de la Constitución de 1993).

El mismo DL 662 establece los contratos de estabilidad jurídica, que garantizan la estabilidad del régimen tributario referido al Impuesto a la Renta vigente al momento de celebrarse el convenio; estabilidad de la libre disponibilidad de divisas; del derecho de libre remesa de utilidades, dividendos, capitales y otros ingresos que perciba. Según la UNCTAD (2000), esta legislación otorga mayores incentivos que en los países del sudeste asiático y que Chile.

Estos contratos de estabilidad jurídica tienen el rango de contratos-ley con el Art. 62 de la Constitución de 1993, que dice: “Mediante contratos-ley, el Estado puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pueden ser modificados legislativamente”. Así, los contratos-ley están blindados pues solo pueden ser modificados a través de un acuerdo entre las partes. Esto no está en la Constitución de ningún país de la Región, ni de EEUU, ni de la Unión Europea.

La IED repunta hacia 1992-94, cuando comienza el proceso de privatización, que se extiende hasta 1998 (ver gráfico). De allí en adelante, la IED toma un nuevo impulso por la inversión en actividades extractivas. Según el Ministerio de Energía y Minas, las inversiones en el periodo 1992-2008 en el sector minero y petrolero ascendieron a US$ 14,900 y 7,300 millones, respectivamente. Las inversiones en estos sectores han sido la punta avanzada de la orientación primario exportadora de la economía peruana en los últimos 20 años.

También ha habido IED significativa en otros sectores, tales como el sector financiero (el 43% de los bancos son de propiedad del capital extranjero), telecomunicaciones (el 100% es del capital extranjero), servicios comerciales, manufactura (sobre todo a través de la compra de activos industriales) y energía eléctrica (en la oferta de energía, el 70% pertenece al capital extranjero). La IED también ha incursionado en nuevos rubros, como la infraestructura (puertos, aeropuertos, carreteras) y, también, en el sector agroindustrial.

Según las Memorias Anuales del BCR, de 1970 al 2008 el flujo total de IED fue US$ 40,158 millones, de los cuales US$ 5,928 millones corresponden a la privatización de los 90 y US$ 34,230 millones a la IED sin privatización (el grueso de esta inversión se realiza desde 1994-95 en adelante). Cuando se analiza la IED por origen, el primer lugar lo tiene la Unión Europea (sobre todo España), seguida de EEUU y Chile.

La investigación académica en el importante tema de las relaciones de propiedad en la estructura económica del país en los últimos 20 años tiene todavía mucho camino que recorrer. No cabe duda, sin embargo, de que ha aumentado la influencia del capital extranjero sobre el poder político, influencia que supera largamente a la del capital nacional.

Fuente: Diario La República. Lun, 31/05/2010.

sábado, 7 de agosto de 2010

La Guerra de Corea y el Perú.

"La guerra olvidada"

Por: Aldo Mariátegui (Periodista)

El 25 de junio pasado se conmemoró el 60 aniversario de lo que ahora se llama "la guerra olvidada": la guerra de Corea, que acabó oficialmente el 27 de julio de 1953. Este conflicto de alguna manera nos toca, pues los rojos suelen utilizarlo de excusa para minimizar la excelente gestión económica y de obras públicas -al César lo que es del César- aplicada durante el Ochenio de Odría, pues suelen atribuir la excelente situación económica de aquellos años a un mero boom de materias primas originado por este conflicto asiático (lo que no pasó durante la IIGM, pues Prado aceptó congelar los precios de nuestros commodities a los yanquis como "colaboración a la causa aliada". Si no seremos siempre idiotas...), como si éste fuese el único factor a tomar en cuenta. De la misma manera, suelen soslayar la pésima política económica aplicada por Bustamante y Rivero, pues a éste no sólo se lo tumbó la tremenda tensión política Derecha-APRA, sino también esas inmensas colas para comprar víveres y una inflación desconocida para la época. Cierto es que lo golpeó la recesión inevitable que vino tras la posguerra de la segunda conflagración mundial, pero su manejo económico fue deplorable, siendo generosos.

Gracias a una interesante invitación del gobierno de Seúl, tuve la oportunidad de visitar la DMZ de Panjumon, la frontera entre ambas Coreas, que es considerada la zona más militarizada del planeta. Me llamó la atención la poca cantidad de personal gringo, lo que según me explicaron se debía a que mucho de éste había sido enviado a Iraq y Afganistán (también me encantaron esos spots en la tv militar yanqui instando a sus tropas a no cutrear). Incluso nos llevaron a la mesa de las negociaciones, donde una delgada línea divide a ambos países. Al otro lado estaban unos norcoreanos con pinta de robots mirándonos intensamente. Nos advirtieron que cruzar la línea casualmente podría significar que nos retengan en la lunática Norcorea para siempre. Desde un observatorio pudimos avistar unas aldeas de ese universo comunista tan letal y estúpido, donde se aplican las extravagantes ideas de Sendero Luminoso. Norcorea es tan pobre que hace no mucho una hambruna mató a un millón de sus habitantes y es un frío infierno en donde apenas sobreviven, aguantando a la mafia familiar roja que aún los esclaviza. ¡La Cuba de los hermanitos Castro es Suiza a su lado! Tales son los resultados del comunismo. Por eso reitero mi creencia de que tienes que ser medio oligofrénico, estar muy muerto de hambre o ser muy malvado para aún creer en un sistema tan horrendo como el fascismo, su primo hermano.

Volviendo a la guerra, Corea fue una muy oprimida colonia japonesa hasta que quedó dividida entre un norte rojo y un sur capitalista al final de la IIGM. Los rojos estaban comandados por Kim Il Sung, un demente que atacó sorpresivamente y casi conquista toda la península. Truman decidió frenar esta agresión para enviarle un mensaje al expansionismo estalinista y un brillante desembarco del general MacArthur en Inchon volteó el partido. Las tropas yanquis avanzaron incesantemente hasta el río Yalú, que marcaba la frontera china. Inesperadamente, la China de Mao irrumpió con miles de soldados e hizo retroceder a los desprevenidos yanquis hasta el paralelo 38, la frontera original.

MacArthur propuso escalar la guerra y usar armas nucleares para destruir a Mao (¡lástima que no le hicieron caso!), en abierto desafío a Truman, lo que acarreó su destitución. De allí vino un largo empate (de julio de 1951 a julio de 1953) hasta el armisticio. Fue la primera guerra con helicópteros y jets (Sabres contra MiG 15) y que le costó 38 mil vidas a los yanquis, un poco menos de las perdidas en Vietnam (cerca de 50 mil), además de tal impopularidad a Truman (llegó al 22% de aprobación) que éste desistió de tentar la reelección.

Hoy nos queda una frontera muy caliente, con los orates de los norcoreanos con la bomba atómica entre manos. Muy peligroso.

Fuente: Diario Correo. 29 de Junio del 2010.

viernes, 6 de agosto de 2010

Ramón Castilla y José Gregorio Paz Soldán. La primera organización formal del servicio diplomático en América.

José Gregorio Paz Soldán (1808-1862)

Perú: Pionero de la diplomacia en América

Por: Rosa Garibaldi
Historiadora y diplomática peruana.

Cuando Ramón Castilla (1797-1867) asumió la presidencia se abocó a la misión de remediar la humillación del Perú por obra de las potencias. Convocó al internacionalista y gran jurista José Gregorio Paz Soldán (1808-1862) para ofrecerle el despacho de Relaciones Exteriores. El asunto era complicado, pues Paz Soldán era su acérrimo opositor que desde la clandestinidad —y con el seudónimo de “Casandra”— escribía en El Comercio encendidos artículos contra él.

“Lo necesito”

Paz Soldán estaba reticente, pero Castilla le dijo: “Lo necesito a usted para arreglar una enojosa cuestión con motivo de una reclamación inglesa y ningún otro sino usted puede solucionarla. Queda Ud. nombrado ministro de Relaciones Exteriores”. Debía anularse el humillante protocolo firmado por Castilla con Gran Bretaña, en 1845, obligado por la presión de la escuadra inglesa. Esto a raíz del embargo de la escuadra peruana en el puerto de Islay y del bombardeo al puerto de Arica, en represalia por la detención del vapor inglés Perú por las fuerzas revolucionarias de Castilla, en 1844.

Contra la prepotencia

Paz Soldán asumió la defensa de los derechos del Perú y de la América hispana frente a la prepotencia de las naciones europeas con el I Congreso Americano de Lima y su Tratado de Confederación de 1848. Emprendió, además, la trascendental organización y reglamentación de nuestro servicio diplomático.

El 31 de julio de 1846, Castilla y Paz Soldán firmaron el Decreto 90. Fue la primera ley sobre organización diplomática no solo del Perú sino de toda la América. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, por ejemplo, se organizó por ley recién en 1856.

Reclutar talento

Para atraer talentos, el Decreto 90 elevó considerablemente los sueldos (comparados a los fijados en 1826). Los diplomáticos en Londres percibían el mayor sueldo: el ministro plenipotenciario 16.000 pesos y el cónsul general 5.000 pesos anuales. Para gastos de ida, vuelta y establecimiento se fijó —para cada funcionario—, la mitad del sueldo anual. Los ministros, cónsules generales y cónsules recibían, además, por una sola vez, una asignación para gastos de correo, suscripción de periódicos, escritorio, entre otros. El sueldo se pagaba desde la partida al exterior hasta cuatro meses después de cesar en el cargo. El equipaje y el dinero quedaban libres de todo impuesto de aduana en el Perú. Para el pase al retiro, el tiempo de servicios en el extranjero se calculaba como doble.

Los requisitos

Castilla y Paz Soldán firmaron el Decreto Supremo 17, promulgado también el 31 de julio de 1846, que fijaba las cualidades para quienes se desempeñarían como adjuntos de legación: ser mayores de 18, tener buena caligrafía y esmerada ortografía (indispensable cuando toda correspondencia era escrita a mano). Debían haber aprobado cursos relacionados con la diplomacia, especialmente Derecho Natural y de Gentes, Gramática Castellana, en lugares como el Convictorio de San Carlos o el colegio de Nuestra Señora de Guadalupe. Y era necesario manejar uno o más idiomas, sobre todo el francés, el idioma diplomático oficial y de la gente culta del siglo XIX. Quienes reunían estas cualidades y aprobaban el examen de ingreso adquirían el rango de adjuntos de legación. Eran asignados a los jefes de misión en el exterior, los cuales debían ocuparse de los estudios diplomáticos de estos. El ascenso a rangos superiores dependía de una memoria anual sobre algún aspecto de las relaciones con el país de su residencia, así como los informes de desempeño elaborados por sus jefes. El Decreto Supremo 17 constituye el primer antecedente jurídico de la actual Academia Diplomática del Perú, presidida hoy por el embajador Eduardo Ponce Vivanco.

Bien preparados

Gracias a la legislación de Castilla y de Paz Soldán, los funcionarios diplomáticos y consulares estuvieron capacitados para enfrentar los retos de 1846, tiempos difíciles especialmente en dos países claves. Ese año arribó a Washington Joaquín José de Osma, el primer ministro peruano en la capital estadounidense. Había tensión por la guerra de ese país con México, dificultades con el Departamento de Estado por la conducta reprochable del ministro estadounidense Albert Gallatin Jewett (1802-1885) en Lima —declarado persona no grata por Castilla—, y el tema de la anulación del repudiado tratado comercial con ese país, firmando por Andrés de Santa Cruz en 1838. En Londres, Juan Manuel Iturregui enfrentaba también una difícil misión ante el prepotente Lord Palmerston, secretario de Estado de Negocios Extranjeros. Debía anular el humillante Protocolo de 1845 y convencer a Palmerston de cesar el respaldo a la expedición armada de Juan José Flores, ex presidente del Ecuador que, con el apoyo disimulado de Gran Bretaña y España, pretendía implantar una monarquía en su país.

Amplia presencia

Para 1857, Castilla había ampliado la representación de nuestro país en el mundo: desde las islas de Madeira y Azores, a través de Europa, Estados Unidos y América Latina, e inclusive en Asia, con legaciones importantes en París, Washington, Londres, Santiago y también en La Paz y Quito, cuando las conflictivas relaciones con Bolivia y Ecuador lo permitían.

El Decreto 90 y sus categorías

El Decreto 90 fue la primera ley del servicio diplomático del Perú y de toda América.

Estableció las categorías del servicio diplomático.

Los funcionarios de mayor nivel cumplían los requisitos señalados por el Congreso de Viena de 1815: enviado extraordinario y ministro plenipotenciario y encargado de negocios.

El ministro residente encarnaba lo señalado por el Congreso de Aquisgrán (Aix-La-Chapelle) de 1818.

Luego estaban los secretarios de legación de primera y de segunda clase.

Finalmente, los agregados de legación o jóvenes de lenguas.

Se estableció las categorías de cónsules generales, cónsules y vicecónsules, cancilleres y vicecancilleres.

Fuente: Diario El Comercio, suplemento "El Dominical". 1 de Agosto del 2010.

Recomendado:

El general Juan José Flores y el proyecto monárquico en Ecuador (1846).

Concepto de Diplomacia. Reflexión sobre la política exterior de los Estados.

La independencia peruana: entre absolutistas, liberales e independentistas. Historia de la Junta de Gobierno del Cusco (1814).

Los hermanos Angulo en un panel del Museo Nacional de Pueblo Libre (Lima). Foto: Arturo Gómez.

Cusco, 1814

Por Antonio Zapata (Historiador)

El 4 de agosto de 1814, un día como hoy, se sublevó el Cusco contra el virrey Abascal; los insurgentes estuvieron conducidos por José Angulo y Gabriel Béjar, quienes formaron una junta de gobierno. Esta rebelión fue poderosa porque se extendió como reguero de pólvora y dominó Cusco, Arequipa, Puno y La Paz. Según el historiador Jorge Basadre, podría haber construido una república muy distinta a la que conocemos.

En primer lugar, gracias al liderazgo rebelde. Los dirigentes eran mestizos y criollos, comerciantes, soldados y funcionarios, quienes convocaron al liderazgo indígena. Incorporaron al cacique Pumacahua, quien aportó la masa campesina que formó la tropa rebelde. La reflexión de Basadre es que, si hubieran triunfado, la república naciente habría dispuesto de un centro gravitacional andino y una conducción política socialmente mixta, capaz de forjar una nación más integrada que el Perú criollo y limeño que nació en 1821.

No obstante su amplitud, la rebelión fue derrotada. Cabe preguntarse por qué y para entenderlo es preciso partir de la correlación de fuerzas. Las opciones políticas eran tres: absolutistas, liberales e independentistas. En primer lugar, la aristocracia española expresaba el antiguo régimen absolutista, tenía partidarios en todo el Perú y era representado por el virrey Abascal, quien fue muy hábil y se ganó el título de Marqués de la Concordia. En sus filas se hallaba la mayor parte de las clases adineradas y las altas autoridades del Estado virreinal.

Aunque, entre los mismos sectores acomodados hubo bastantes liberales que tenían un pensamiento reformista. No querían romper con España y sin embargo tampoco deseaban que todo siga como antes. Buscaban una reforma que igualara Latinoamérica con la Península Ibérica a través de un Parlamento bajo representación proporcional.

Por su parte, sus parientes políticos, los liberales españoles, en ese mismo momento estaban luchando contra Francia que había invadido la Península e impuesto un cambio de dinastía en favor de los Bonaparte. Asimismo, esta resistencia española convocó a las Cortes de Cádiz y en toda Latinoamérica, incluyendo al Perú, se eligieron diputados para acudir a España en el difícil trance.

Pero al caer derrotado Napoleón, el mismo año 1814, quedó libre el rey español Fernando VII, que había sido hecho prisionero en Bayona por Bonaparte. Cuando Fernando retornó a España, fue recibido con tal entusiasmo que tuvo las manos libres y restableció el absolutismo; derogó la Constitución de Cádiz y apresó a los liberales. Ahí se acabaron los reformistas y la contradicción quedó definida entre polos extremos: absolutistas versus independentistas.

Los Angulo fueron presa de ese movimiento. Ellos estaban por la independencia y formaron una junta semejante a Buenos Aires. Pero no lograron ganar a los reformistas, que en ese mismo momento estaban siendo desbaratados. En el Perú, estos liberales fueron detenidos por Abascal, que había formado un ejército aguerrido, entrenado y consciente de sus intereses como casta. Ese ejército estaba compuesto básicamente por peruanos y combatió por España hasta el final. Ellos fueron los absolutistas que enfrentaron a San Martín y Bolívar.

Si queremos llegar al Bicentenario construyendo una patria más democrática y una república más justa, debemos rescatar nuestras diversas tradiciones. No tenemos por qué imaginar que todos los peruanos fueron realistas y absolutistas. Los hubo, fueron bastantes, y se trata de comprender su postura; pero igualmente debemos recordar con patriotismo a revolucionarios como Angulo y Béjar, guardando también la debida consideración por la sensatez del pensamiento reformista de la época.

Fuente: Diario La República. Mié, 04/08/2010

Recomendado:

El cacique Mateo Pumacahua y su significado històrico.