miércoles, 14 de mayo de 2008

Alain Touraine

Alain Touraine es uno de los más importantes sociólogos contemporáneos. Nació en 1925 en Hermanville-sur-Mer, Francia. En 1950 se recibió en la Ecole Normale Superieure de Paris. Realizó estudios en la Universidad Rockefeller de Columbia (en 1952), y en Harvard (en 1953). Fue investigador del Consejo Nacional de Investigación científica (CNRS) hasta 1958. En 1956 fundó el Centro de Estudios para la Sociología del Trabajo de la Universidad de Chile. En 1958 funda el Laboratorio de Sociología Industrial. En 1960 fue investigador en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, de París. Es Oficial de la Legión de Honor de Francia y ha recibido la Orden Nacional al mérito.

Campo de Marte. El teatro vacío del mundo

Por Hugo Neira
(sociólogo)

El 2 de mayo, en la capilla bajo cuya bóveda están santos y doctores de la iglesia, joya barroca de la Casona de San Marcos, en acto de honoris causa, ha ocurrido una suerte de terremoto intelectual. Un sabio francés acostumbrado por sus viajes a frecuentar a la elite del mundo y a ver países distintos, confiesa ante el estupor de la audiencia que es difícil hacer sociología cuando el tejido de lo social por todas partes se deshace. En el público se podía escuchar el vuelo de una mosca. Sobre quién es Alain Touraine, brindo al lector otros medios. (*) Ahora el arte perdido de la reseña.
Hablaba un hombre lúcido, alto, reposado, 83 años, y de pie en el púlpito laico, sanmarquino, y con pausadas palabras, y sin ayuda de powerpoint alguno –esas andaderas del espíritu– dijo llanamente en perfecto castellano cuál es el nudo de sus actuales preocupaciones. "Hubo un mundo, con Estados, con clases sociales, con industrias, con conflictos". Ese mundo industrial, prosigue Touraine, "era un mundo de la producción". En su descripción hace entrar el progreso del siglo XX por entero. "Pero esa sociedad industrial ha cesado". No es que un cataclismo lo haya barrido, no. Vino a decirnos una de esas cosas de sociólogo, que hay que explicar. La lógica de lo social no está dentro de esas sociedades (ni dentro de las descolonizadas). El mundo actual es el mundo impersonal de los mercados. El mundo globalizado es el de impotencia de Estados, clases y actores.

El sistema de producción de la globalización separa sociedad y economía, la cual se hace en otros lugares. "En la bolsa de Londres, no sé qué, por no sé quiénes". Impersonalidad más que nunca del gran capital. En consecuencia, ¿contra quién se estructuran los actores? El mundo como un gran teatro vacío. Un teatro del silencio de poderes anónimos e inalcanzables. Las consecuencias están a la vista: la política poco les interesa a los mismos europeos. En México, señala, un 50% de mexicanos está fuera del sistema político. En Argentina lo mismo, siguen a dirigentes locales, barriales. Y el resultado es que en países ricos, el zócalo de la pobreza se deja en un 8% a un 15%.
Para Touraine los actores políticos no expresan actualmente a los actores sociales. Pese a ello, propone un retorno a la política. En segundo lugar, dibujó este mundo actual, inesperado, al que no niega innovaciones técnicas, y "más dinero que nunca". Pero que igual des-socializa. Un mundo difícil de vivir, "donde los individuos se hallan perdidos, sin signos de orientación". Touraine invocó a la ocasión "El hombre sin cualidades", del austriaco Robert Musil, un relato en torno al apocalipsis gozoso de Viena fin de siglo. Luego, barrió de un porrazo conceptos muy a la moda: "postmodernidad", "sociedad potsindustrial". Postulados facilones, zonceras que impiden asumir la dramaticidad del mundo. El panorama del mundo no es post. Es retorno. Ahora bien, si la sociedad se descompone, ¿cómo se puede hacer sociología? Touraine sociólogo hace un adiós a la sociedad. O a una idea de la misma. Así, en un tercer momento se detiene sobre su "Retorno al actor". Es el concepto de individuo, pero como actor-ciudadano, ese sujeto que resiste a la despersonalización de las modas y del consumo que homogeniza.

Touraine disertó, finalmente, sobre tres tipos de individualismos. Uno que limita su individualidad a lo que compra. Otro que se repliega en la tentación del comunitarismo, o sea, a lo grupal local, religioso, político. "La tentación del rebaño", decía Nietzsche. Este último deja lugar a feroces "conflictos inter-comunidades". Y a partidos políticos ( nuevos) autoritarios. A posturas "militaro-religiosas" (y pensé en Bush y en Bin Laden) Touraine ve el anuncio de "culturas y civilizaciones cerradas". Y por todo ello vuelve a lo que le parece decisivo: al individuo. A Walter Benjamin y a Hannah Arendt, "el individuo es el que tiene derecho a tener derechos". "El derecho a no ser maltratado, ni humillado". A los derechos universales.

Touraine, sus perplejidades. Y su paradojal lección. Una lectura de un mundo que es y a la vez ya no es. Acaso por mi parte algo olvido. Es lástima que en el "parterre" o platea no estuviera más de la flor granada de nuestros intelectuales. A veces, dijo el mexicano Reyes, una aldea es Atenas. Eso ocurrió esa tarde en la Casona. Touraine permite ganar años de conciencia. Su "Crisis de la modernidad" dice más que cien conferencias limeñas sobre la globalización; cito una línea: "El mundo actual tiene conflictos más radicales que los de la época industrial" (p. 372). ¡La que nos espera! Estudiar a Touraine es acabar con esta larga noche del no-pensamiento social. Mucho más provechoso leerlo, aunque –como a todo– críticamente, que esa inercia que compruebo en cada viaje por provincias: hay quienes siguen estudiando esa edad paleolítica de las ciencias del hombre que es el marxismo versión Lenin.

(*) La he puesto en la página web de la institución donde trabajo, porque como Director de la misma me invitaron. Me he tomado esa libertad, así están las cosas. (
http://www.bnp.gob.pe/ discurso de orden al acto de honoris causa al sociólogo Alain Touraine

Fuente: La República

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