viernes, 8 de febrero de 2013

La Conferencia tripartita de Santiago en 1952, El Caso Onassis y La Conferencia de Lima de 1954.


Seguro del magnate griego debió pagar US$ 3 millones (57 millones de soles) para recuperar sus naves. Se trataba de Lloyd’s.


1954: El Caso Onassis


La captura de la flota ballenera del magnate evidencia que documentos del 52 y el 54 son tratados pesqueros.

Las aguas estaban movidas en 1954. Dos años habían pasado desde que Perú, Ecuador y Chile acordaron en la Conferencia tripartita de Santiago en 1952, defender conjuntamente la tesis de las 200 millas de soberanía marítima. Pese a ello, buques de todas las nacionalidades continuaron pescando todo tipo de especies, principalmente ballena y atún.


Fue así que en el 17 de noviembre de 1954 una flota de buques de propiedad del multimillonario Aristóteles Onassis fue descubierta dentro de las 200 millas peruanas en la costa norte del país.
La Marina de Guerra y la Fuerza Aérea Naval del Perú lograron la captura del “Olympic Challenger” y otras cuatro naves. La nave tenía bandera panameña, aunque, en realidad, se trataba de una transnacional depredadora.

Menos de dos semanas después se inició en Lima, la II Conferencia sobre Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas del Pacífico Sur que buscaba ratificar la Declaración de Santiago de 1952.


Protestas formales, por escrito y a través de sus respectivas cancillerías, llovieron de Estados Unidos, Gran Bretaña, Dinamarca, Noruega y Suecia. El canciller británico Antonhy Eden fue llamado por la Cámara de los Comunes. Un cable de United Press International (UPI), publicado por el diario El Comercio el 18 de noviembre de 1954 da cuenta del áspero debate.

En esas circunstancias se realizó en nuestra capital entre 1 y 4 de diciembre de 1954 este nuevo encuentro tripartito entre Perú, Ecuador y Chile.

Los antecedentes encontrados tanto en documentos oficiales, actas preparatorias, como en los archivos periodísticos, revelan que no se trata de una discusión de límites marítimos.

La Conferencia de Lima de 1954 se produjo como recomendación expresa de la primera reunión de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) –organismo técnico creado por los tres países en 1952–, la misma que se realizó en Santiago de Chile, el 8 de octubre de 1954.

El objeto de las conferencias era “estudiar y resolver los problemas que dicen en relación con la explotación y conservación de las riquezas marítimas del Pacífico Sur”. Pero las comisiones jurídica, económica y administrativa avanzaron de tal forma en la elaboración de los documentos, que consideraron que habían excedido sus propias facultades y era necesario realizar una conferencia a nivel de altos representantes de los tres gobiernos.

La cobertura de prensa


Es interesante anotar cómo por aquel entonces no existía la interpretación que hoy Chile presenta como argumento jurídico en La Haya; es decir, que los tratados de 1952 y 1954 son instrumentos jurídicos que norman la frontera marítima entre Perú y Chile.

El aspecto que más destacó, por ejemplo, El Mercurio de Chile de la época fue la caza furtiva de cetáceos.
En su edición del viernes 8 de octubre de 1954, El Mercurio titula: “Bases de Acuerdo para Conceder a Panamá Permiso de Caza de Ballenas”. La nota destaca la solicitud de Panamá para operar en aguas territoriales de Chile, Perú y Ecuador en busca del preciado mamífero marino.
Al día siguiente, 9 de octubre, la nota de cierre de El Mercurio no deja dudas sobre cuáles eran las principales preocupaciones: “Chile, Perú y Ecuador Fijaron Normas para la Protección de sus Mares Territoriales”.
La nota desarrolla los temas acordados: aprobación de un sistema legal de sanciones por infracciones que cometen naves extranjeras sorprendidas en actividades de pesca y caza; prohibición y establecimiento de multas a los reincidentes; otorgamiento de permisos especiales y reglamentación de medidas de vigilancia y control de las respectivas zonas marítimas; y la adopción de medidas legislativas “para la protección y fomento de las industrias pesqueras y balleneras por medio de franquicias tributarias, cambiarias, crediticias y comerciales, para llegar a la formación de una gran industria”.

¿Límite marítimo o terrestre?


En apenas un párrafo se menciona que “se recomienda el establecimiento de una zona neutral marítima entre los países pactantes. Tendrá 10 millas a cada lado del límite territorial, y comenzará a 12 millas de la costa hasta el límite de las 200 millas”.

Este párrafo es interesante porque difiere de lo que dos meses después –el 4 de diciembre de 1954–, se aprobaría en Lima. El término “Zona Neutral” usado en El Mercurio cambia en la Declaración final del 54 por el de “Zona Especial”, en tanto que el término “límite territorial” de la nota periodística muta por el de “límite marítimo” de la Declaración. Obsérvese que el párrafo de El Mercurio no dice nada respecto al “paralelo” que aparece en la Declaración del 54.

Esto podría reforzar la tesis del embajador Manuel Rodríguez Cuadros, quien en su libro “Delimitación Marítima con Equidad. El Caso de Perú y Chile”, sostiene que el argumento esgrimido por Chile –en el sentido que la Declaración de 1954 señala taxativamente que el “paralelo constituye el límite marítimo entre los dos países”–, debe leerse teniendo como antecedente la discusión técnica de la Primera Reunión de la Comisión Permanente del Pacífico Sur –esta que refiere El Mercurio–, realizada en octubre de 1954.

En efecto, en aquella reunión, el texto primigenio propone “crear una zona neutral a partir de las doce millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que pasa por el punto de las costas que señala el límite entre los dos países”.

Ese “Punto de las costas” de las actas de la reunión de octubre coincide con la versión recogida en El Mercurio que precisa que esa zona neutral “tendrá 10 millas a cada lado del límite territorial”. No existe aquí referencia directa al límite marítimo. La palabra límite –como interpreta Rodríguez Cuadros en su libro–, “hace referencia de manera inequívoca al límite terrestre”. La redacción de El Mercurio corrobora su versión.
Así las cosas, el miércoles 1 de diciembre de 1954 empezó la reunión tripartita en Lima.

El Comercio dio cuenta de la actividad en la página 3: “Plenipotenciarios de Perú, Chile y Ecuador inician hoy reunión de la Comisión Permanente. Se ratificarán convenios acordados en la reunión de Santiago de Chile”. El diario La Prensa le dio portada al día siguiente: “Es inaugurada Conferencia del Pacífico Sur. Verá defensa de la riqueza del océano”.

No hubo un titular, noticia interior o comentario editorial que presentara algún de límites marítimos. “Ratificóse el Convenio Tripartito sobre la soberanía marítima en la zona de las 200 millas”, señaló El Comercio al término de la jornada. Bajada: sistema de sanciones, medidas de vigilancia y control, otorgamiento de permisos y creación de una zona especial fronteriza marítima. “Perú, Chile y Ecuador Suscriben la Defensa de 200 Millas Marinas”, tituló, por su parte, el diario La Prensa. Y de sobretítulo: “Defensa contra la Piratería”.

El caso Onassis entró, igualmente, a su desenlace. A las once de la mañana del 12 de diciembre de 1954 llegó a la Caja de Depósitos y Consignaciones el abogado del magnate, Roberto Alemán, y un representante de Lloyd’s. Entregaron un cheque de 3 millones de dólares (57 millones de soles, al cambio) y no declararon a la prensa.

Fue un triunfo internacional del Perú, Ecuador y Chile en la defensa mundial de la tesis primigenia de las 200 millas. No había duda, por entonces, a qué se referían los tratados del 52 y 54. Estaba clarísimo que eran para defenderse conjuntamente de la pesca pirata en los mares del Pacífico Sur... Y vaya que pescaron uno grande. (Escribe: Luis Alberto Chávez)

Fuente: Revista Caretas n° 2262 (Perú). 13 de diciembre del 2012.

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