domingo, 7 de octubre de 2007

LA VISIÓN DEL OTRO. EL AZTECA QUE DESCUBRIÓ EUROPA.


Andahazi y el espejo de la conquista

Escritor argentino, autor de la novela El conquistador. Libro narra la historia al revés: los aztecas descubren los pueblos bárbaros de Europa.

Por Pedro Escribano.

Un guerrero azteca, Quetza, mucho antes de que llegaran los españoles a nuestro continente, descubrió Europa. Estableció, anticipándose a Copérnico, que la tierra giraba en torno al sol y que además nuestro planeta era redondo y que navegando a Oriente se llegaba a Occidente, como tiempo después pensó Cristóbal Colón. Pero no solo eso, dibujó un mapa del mundo adelantándose a Toscanelli, Ideó máquinas y artefactos tal como lo hizo, dos siglo después, Leonardo da Vinci.

Quetza es el personaje de El conquistador, novela del escritor argentino Federico Andahazi y con la que ganó el premio Planeta 2006. La historia de Quetza comienza de niño, cuando fue rescatado de un sacrificio religioso y criado por un sabio del antiguo México. Se convirtió en guerrero y guiándose por las profecías del calendario azteca para realizar la proeza, como navegante y conquistador, de unir a dos mundos: América y Europa (que para él es el Nuevo Mundo).

La historia y el espejo

Andahazi juega a la historia del descubrimiento de América, pero al revés. Es decir, plantea la idea de cómo habría sido la historia hoy si Europa hubiera sido descubierta por los americanos. A lo largo de la novela, que suma tres capítulos, el autor relata trastocando los hechos históricos en función de esta idea. Así, por ejemplo, un guerrero azteca subido en lo alto de un mástil de la nave avizora, como Rodrigo de Triana, tierra. Pero hay otros paralelos más complejos y dramáticos como, por ejemplo, cuando Quetza y su gente llegan a Huelva, España. Les llega un olor a carne asada que les despierta el apetito que los traía muertos de hambres después de largos días de navegación. Cuando se acercan descubren que se trata de seres humanos llevados a las hogueras por la Santa Inquisición. Si bien ellos rendía culto con sacrificios humanos a sus dioses, la escena les parecía horrible, más aún no concebían qué dios era aquél que estando clavado en una cruz exigía tales sacrificios. Otro punto de vista es que Quetza y sus guerreros miran a los europeos como nativos o bárbaros. Por ejemplo, cuando descubren a los jinetes españoles, se sorprenden de que después, esa unidad, se divide en dos. "Pero Quetza no tardaría en descubrir que la bestia, a los que nativos llamaban caballos, era un entidad independiente del hombre que la montaba" (pag. 165).
Los pasajes históricos se presentan cruzados con los hechos reales (Quetza es testigo de que un navegante (¿Cristóbal Colón?) está convenciendo a su rey para descubrir un nuevo mundo.

Así, la novela, con prosa armoniosa, presenta, a manera de espejo, lo que fue la historia real en la que los conquistados fueron los conquistadores. ¿Una novela de revancha?, el autor lo ha negado, pero eso se advierte, en todo caso como una suerte de venganza poética. Si bien la novela se deja llevar, ésta decae cuando Andahazi abusa –se nota la intención– en asociar hechos históricos con la propuesta de su ficción.

Fuente : Diario La República. http://www.larepublica.com.pe/

2 comentarios:

Juan Andrés Moreno dijo...

Estoy leyendo "la ciudad de los herejes" de Andahazi. Y por lo visto "el conquistador" es excelente.... este autor me intriga mucho...

Juan Andrés Moreno dijo...

He creado un grupo en Facebook para los lectores de Andahazi. Si tiene cuenta le invito a participar.