domingo, 10 de julio de 2011

Origen y fin del Pacto de Varsovia. El Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua promovido por la U.R.S.S.

El pacto que partió al mundo en dos

Por: Francisco Sanz

Más de dos décadas después del desmontaje del imperio soviético y de la caída del Muro de Berlín, aún quedan nostálgicos de aquellos tensos años del mundo bipolar. Un portal web pide a sus no pocos visitantes: “Hagamos un ejercicio de imaginación. Escriban aquí qué creen que hubiera sucedido si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hubiera entrado en guerra contra el Pacto de Varsovia durante la Guerra Fría”.

Y mientras un internauta alucina sobre el apoyo aéreo a los combates marítimos, otro compara las armas nucleares de ambos bandos, un tercero imagina los misiles que lanzarían los bombarderos y un cuarto se interna en la propaganda y los métodos sucios de intromisión política.

Ejercicios todos que no irán más allá de la red virtual, porque lo cierto es que este viernes 1 de julio se cumplen 20 años del acta de defunción del Pacto de Varsovia, un acuerdo de cooperación militar entre los países del este de Europa bajo el liderazgo de la Unión Soviética.

RESPUESTA A OCCIDENTE

El pacto, cuyo nombre completo era Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua, fue firmado en la capital polaca en mayo de 1955 y constituyó una reacción 
inequívoca a la formación, seis años atrás, de la OTAN, que tenía a Estados Unidos como su buque insignia .

El ingreso de Alemania Federal, acérrimo enemigo de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, en 1954 al seno de la OTAN fue el detonante para la activación del pacto, que no hizo más que formalizar e integrar los distintos acuerdos bilaterales que el oso soviético había firmado entre 1945 y 1948 con los países sobre los que ejercía predominio: Albania, Alemania Democrática, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumanía.

¿Por qué era importante para la URSS tener influencia sobre Europa Central y Oriental? Farid Kahhat, internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), ensaya una respuesta: “Porque desde ahí había sido invadida durante las dos guerras mundiales y, si nos remontamos más atrás, también en la era napoleónica. A vista de la historia, era muy importante para Moscú tener una zona de parachoques”.

El contrapeso del bloque soviético a la alianza militar liderada por Washington dio en aquel 1955 inicio formal al mundo bipolar y a la Guerra Fría.

EL ENEMIGO EN LA FAMILIA

“Curiosamente, el Pacto de Varsovia y la OTAN nunca sirvieron para su propósito original, que era enfrentarse uno contra el otro”, añade Kahhat.

El pacto echó a andar, más bien, dos veces su poderosa maquinaria militar en contra de algunos de sus miembros. La primera ocurrió en octubre de 1956 cuando el Ejército Rojo entró a Hungría y en solo dos semanas desbarató un alzamiento anticomunista que, entre otras cosas, propugnaba la salida de Budapest del tratado.

Doce años más tarde, en un episodio mucho más conocido, las fuerzas del pacto ingresaron a sangre y fuego a Checoslovaquia para marchitar la llamada Primavera de Praga. Se castigaban, así, las reformas que estaba poniendo en marcha el Gobierno Checoslovaco y que, según la URSS, pretendían erradicar el modelo socialista.

En ambas ocasiones se invocó la doctrina Brezhnev, que guiaba la política exterior soviética, para actuar: “Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacia el capitalismo, se convierten no solo en un problema del país concerniente, sino en un problema común que atañe a todos los países socialistas”.

Fue otro líder soviético, Mijaíl Gorbachov, quien de la mano con el glasnost y la perestroika mandó al tacho tal doctrina y la reemplazó por otra que fue bautizada, horror de horrores para los antiguos jerarcas de Moscú, como la doctrina Sinatra. Al mismísimo estilo de “My Way”, el pacto dejaba a sus integrantes en libertad para actuar según su propia conveniencia.

A partir de 1989 el tratado entre las naciones de Europa del Este empezó a desmoronarse y perder sentido. Kahhat, agudo, no puede dejar de señalar el vuelco en muchos de los que firmaron el pacto: “Hoy no solo son miembros de la OTAN, la antigua alianza enemiga, sino que representan la derecha de la Unión Europea. Los partidos conservadores y xenófobos son mucho más fuertes en la Europa Oriental que en la Occidental. Es un cambio radical en toda regla, aunque algunos comunistas hayan logrado reciclarse como socialdemócratas”.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 26 de Junio del 2011.

2 comentarios:

Juan dijo...

Dos alianzas que se repartieron el mundo, dos alianzas que impedían que el desequilibrio entre ellas dos. No eran buenos ni unos ni otros. El equilibrio del terror. Con ese terror de una guerra de aniquilación de la humanidad vivió el mundo cuarenta años. Muchos decían que esa guerra final impedía actuar a yankees y soviéticos en una guerra abierta. Es como en una partida de ajedrez cada jugador no da jaque al rey suicidamente.
Ningún bloque permitió que nadie lo abandonase y se reprimían duro las heterodoxias: Hungría, 1956; Prega, 1968; Polonia, 1980. Los yankees organizaban dictaduras al país que les molestaba: Chile, 1973, etc. Cuando alguién atacaba a cad aliado, la superpotencia correspondiente actuaba con el permiso de la otra: guerra del Canal de Suez, en que USA abandonó a sus aliados francobritánicos ante la URSS.
Las potencias se enfrentaban de forma indirecta: Corea, Vietnam...
Lo malo es que pudo escaparse esta sitación, como en la crisis de los misiles de la Cuba castrista en 1961. Menos mal que la crisis la gestionó Kennedy. ¿Qué hubiese pasado si la gestiona el Partido Republicano: los Eissenhawer, Nixon o Reagan?...¿O la saga de payasos Busch, padre e hijo?
Saludos

Eddy Romero Meza dijo...

Del orden bipolar (EE.UU y URSS) a la hegemonía norteamericana total tras la caída del Muro de Berlín. Hoy un orden multipolar es claro tras el ascenso de los países del llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China). El cambio es lo único que no cambia. Las estructuras del poder político y económico se reconfiguran pero mantienen continuidades. No existe ya un Pacto de Varsovia, pero es evidente que el aparato de la industria militar no retrocedió. Rusia conserva sus intereses geopolíticos así como EE.UU. El Medio Oriente, hoy es la Europa del Este o zona de ocupación de antaño. Una primavera árabe pasa por el apoyo de las democracias occidentales, sin embargo estas cada vez se alejan de ser tales.

Saludos.