domingo, 12 de febrero de 2012

Patriarcas de la historia peruana. "El caudillo es la expresión del poder político (potestas), un patriarca es una manifestación de la autoridad política (auctoritas)"

Víctor Raúl Haya de la Torre
Patriarcas

Por: Fernán Altuve*

Los peruanos estamos acostumbrados a escuchar las críticas sobre nuestra inclinación a la política caudillista y el efecto desorientador que muchas veces esta característica ha tenido en la política. Si bien ello puede haber sido cierto en más oportunidades de las deseadas, también es cierto que, en momentos de crisis, muchas veces hemos acudido a las figuras patriarcales de nuestra política en busca de una orientación simbólica. Lo dicho nos permite resaltar que los males tempestuosos que puede traer el caudillaje se pueden curar con el sabio consejo y el ejemplo de los patricios; es por esto que creemos que nuestros patriarcas políticos representan el lado anverso de la medalla del caudillo, puesto que si el caudillo es la expresión del poder político (potestas), un patriarca es una manifestación de la autoridad política (auctoritas).

Los primeros patriarcas de la República fueron precisamente los añejados próceres y caudillos de la independencia; así recordamos nombres como el de Antonio Gutiérrez de la Fuente (1796-1878), el exponente del más puro pretorianismo, o Francisco Xavier Mariátegui (1793-1884), el representante del liberalismo más extremo.

Entre las figuras clásicas de nuestros patriarcas políticos destacan Nicolás de Piérola (1839-1913), el Califa; y Andrés Avelino Cáceres (1836-1923),el Brujo de los Andes, a quien se le puede sumar un tardío Manuel Gonzales Prada (1844-1918), el profeta de las nuevas generaciones radicales.

Es importante tener en cuenta que aquella etapa denominada como la “República Aristocrática” (1895-1919) por otro de nuestros patriarcas de las letras: Jorge Basadre (1903-1980), fue una época en la cual el paradigma de los políticos eran los senadores romanos con sus gestos patricios o los profetas bíblicos con sus grandes barbas. Tal vez fue por esa razón que una figura joven y caudillesca como la de Augusto Durand (1870-1923) no logró entusiasmar a las mayorías. En ese sentido, vemos que los dos gobernantes más importantes de aquel entonces: José Pardo y Augusto Leguía fueron jóvenes.

Pero si pareciese que lo dicho es historia antigua no debemos olvidar el largo e importante patriciado moral de un José Luis Bustamante y Rivero (1894-1989) o aquel incomprendido pacto de gobernabilidad de 1962, entre Haya de La Torre (1895-1979) y Manuel Odría (1895-1974), por aquellos años ya patriarcas del izquierdismo moderado y del derechismo popular, respectivamente.

¿Tenemos patriarcas hoy? Para amplios sectores Alberto Fujimori e Isaac Humala, indudables jefes de clanes –no olvidemos que han fundado los dos linajes políticos más importantes de nuestra actualidad–, son patriarcas.

Creo que la reciente condecoración que el presidente Humala ha concedido merecidamente a Luis Bedoya Reyes puede abrir un espacio para recuperar el ejemplo y consejo de figuras como la del mismo fundador del PPC, así como Armando Villanueva o Javier Pérez de Cuéllar. Entre otros, ellos son nuestros patriarcas políticos y ante su sabia orientación tenemos solo tres cosas que hacer: escuchar, escuchar y escuchar.

* Jurista y especialista en Derecho Público peruano nacido en Lima en 1968. Catedrático de Historia del Derecho Romano y Relaciones Internacionales en la Universidad de Lima y en las escuelas superiores de las Fuerzas Armadas del Perú. Es reconocido internacionalmente como uno de los conocedores más importantes de la Filosofía Política y Derecho Constitucional.

Fuente: Diario la República (Perú). 12/11/2011

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