¿Es cierto que Sarmiento quiso entregar la Patagonia a Chile?
Por: Rolando Hanglin (Periodista)
Nacido en 1811 (en San Juan), fallecido en 1888 (en Paraguay), Domingo Faustino Sarmiento fue uno de los personajes más polémicos de la historia argentina. Algunos lo consideran "padre del aula", otros lo proclaman autor de la Ley 1420 de educación obligatoria, gratuita y laica (que en realidad fue promulgada por el presidente Julio A. Roca), otros lo consideran un autor genial por el libro "Facundo"; y otros lo llamaron, sencillamente, "el loco Sarmiento", por sus opiniones tajantes y apasionadas, siempre políticamente incorrectas.
Dijo, por ejemplo, sobre los estancieros argentinos: "Nuestros hacendados no entienden ni jota de este asunto, y prefieren hacerse un palacio en la Avenida Alvear antes que meterse en negocios que los llenarían de preocupaciones. Quieren que el Gobierno, quieren que nosotros, que no tenemos una sola vaca, contribuyamos a duplicarles o triplicarles su fortuna a los Anchorena, a los Unzué, a los Pereyra, a los Luro, a los Duggan, a los Cano, a los Leloir y a todos los millonarios que pasan su vida mirando cómo paren las vacas. En este estado está la cuestión, y como las cámaras (del Congreso) están también formadas por ganaderos, veremos mañana la canción de siempre, el payar de la guitarra a la sombra del ombú de la Pampa y a la puerta del rancho de paja". Todo esto, a raíz de su tentativa de desarrollar colonias agrícolas en Chivilcoy, que la Sociedad Rural de entonces, presidida por don Enrique Olivera, tatarabuelo de nuestro contemporáneo, consideraba poco feliz, dado el desarrollo que ya estaba mostrando la ganadería.
Sarmiento polemizó también con Roca, con Mitre, con Alberdi.
Dijo del general Roca, al regreso de la Campaña al Desierto de 1879: "¡Roca ha descubierto que en la Patagonia no hay indios!".
Dijo de los judíos: "El pueblo judío, esparcido por toda la tierra, acumulando millones, rechazando la patria en que nace y muere. Ahora mismo, en la bárbara Rusia, como en la ilustrada Prusia, se levanta el grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece del sentimiento humano, de amor al prójimo, de amor a la tierra, del culto del heroísmo, de la virtud, de los grandes hechos, donde quiera que se produzcan. ¡Fuera esa raza semítica!, ¿O es que no tenemos derecho, como los alemanes y los polacos, a hacer salir a estos gitanos bohemios que han hecho del mundo su patria?". (Enero de 1888, Diario El Nacional de Buenos Aires)
Dijo de nuestros paisanos, los indios: "Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes, por quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia".
Sobre los gauchos, en una carta a Mitre: "[.] no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono necesario. Util al país. La sangre es lo único que esos salvajes tienen de humanos".
Sobre Angel Vicente Peñaloza, el mítico "Chacho", ex -lugarteniente de Facundo Quiroga, último caudillo federal: "No sé qué pensaran de la ejecución del Chacho; yo, inspirado en los hombres pacíficos y honrados, he aplaudido la medida, precisamente, por su forma. Sin cortarle la cabeza a este inveterado pícaro, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses".
Cabe recordar que Peñaloza, vencido en los llanos riojanos, durante una de tantas contiendas civiles, se rindió ante el comandante Vera, entregando su puñal, lo último que le quedaba. Una hora más tarde, llegó Irrazábal y lo asesinó con su lanza, e hizo que sus soldados lo acribillaran a balazos. Era el 12 de noviembre de 1863.
Su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta. Su esposa, Victoria Romero, fue obligada a barrer la plaza mayor de la ciudad -según se cuenta- atada con cadenas.
Y la verdad es que la "chusma" federal no se aquietó, a pesar del escarmiento, ya que pronto apareció un defensor del caudillo: el poeta José Hernández publicó una "Vida del Chacho". Poco después, otro poeta, Olegario Víctor Andrade, escribía en su homenaje un bello poema. Dos o tres décadas más tarde, la propia provincia de La Rioja lo convertía oficialmente en su héroe. En el facón del Chacho, que se exhibe en el Museo de Historia de La Rioja, puede leerse la inscripción que definía su carácter: "Naides, más que naides, y menos que naides". Peñaloza murió analfabeto, ya que en su pago natal no había escuela.
Con estas citas, eliminamos toda simpatía que haya podido inspirar Sarmiento en su vida entera, pero esta fue su especialidad: enemistarse con todos.
Por más que respetemos con absoluta humildad la gigantesca figura de Sarmiento, nos parece un poco fuerte que (a la luz de estas escenas) este gran argentino fuera el representante de la Civilización, mientras que Rosas, Facundo y el Chacho lo eran de la Barbarie.
Sarmiento se llamaba, en realidad, Faustino Quiroga Sarmiento. No he logrado averiguar de donde salió el "Domingo", ni cómo desapareció el "Quiroga". Pero estos son datos concretos de su biografía: nació en el Carrascal, uno de los barrios más pobres de la ciudad de San Juan. Sus padres fueron José Clemente Quiroga Sarmiento y Ana Paula Albarracín. A los cinco años, ya sabía leer y escribir. A los quince, ya era maestro y había fundado su primera escuela, en la provincia de San Luis. Sus alumnos lo superaban en edad. Fue, entonces, sobre todo maestro, pero además político, filósofo, pedagogo, periodista, polemista, militar, gobernador de la provincia de San Juan (entre 1862 y 1864) y presidente de la Nación, de 1868 a 1874.
Su causa crucial fue la educación popular. Su obra más mentada, "Facundo, Civilización y Barbarie", acerca de su detestado pariente, Facundo Quiroga. Fundó el periódico "El Zonda" y publicó numerosos editoriales en diarios de Chile, país en el que estuvo exilado y/o radicado (a causa de la dictadura de Rosas) durante once años. Se recuerda especialmente (entre sus muchas obras de fascinante escritor) "Vida de Dominguito", sobre su hijo adoptivo Domingo Fidel Castro, caído en la Guerra del Paraguay.
Una hija en Chile
Sarmiento se incorporó al ejército unitario del general Paz, con el grado de teniente, para enfrentar a Facundo Quiroga. Derrotado en 1831, decidió exiliarse en Chile. Se empleó como maestro en una escuela de la localidad de Los Andes. Sus ideas innovadoras provocaron una reprimenda del gobernador. Molesto, se mudó a Pocura y fundó su propia escuela. Allí se enamoró de una alumna, con quien tuvo su primera hija, Ana Faustina.
En 1836, volvió a San Juan, fundando su primer periódico, El Zonda. Pero el gobierno sanjuanino, tocado por las críticas de Sarmiento, lo acosó, y el diario cerró en 1840. Volvió a Chile. Allí tuvo éxito como periodista y consejero educativo de los sucesivos gobiernos.
En Chile, Sarmiento pudo iniciar una etapa más tranquila en su vida. Fue allí donde se casó con Benita, viuda de Castro y Calvo, adoptó a su hijo Dominguito y publicó su obra más importante: "Facundo, Civilización y Barbarie". Fue un periodista de trinchera, empeñado en la lucha contra Rosas. Fundó dos nuevos periódicos: La Tribuna y La Crónica, desde los que atacó duramente a Don Juan Manuel.
Encuentro con San Martín en Francia
Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Cuba. En cada uno de estos países se interesó por el sistema educativo, el nivel de la enseñanza y las comunicaciones. Todas estas impresiones las volcó en su libro "Viajes por Europa, África y América". A fines de 1845, conoció en Montevideo a Esteban Echeverría, uno de los fundadores de la generación del '37 y, como él, opositor a Rosas y exiliado. Mientras estaba en Francia, en 1846, tuvo un raro privilegio: conocer personalmente al general José de San Martín en su casa de Grand Bourg. Mantuvo una larga entrevista con el Libertador. Sin duda le habló pestes de Rosas, pero, por lo visto, no lo convenció.
De regreso a Chile, incrementó su actividad periodística contra Rosas, lo que motivó que el gobernador de Buenos Aires solicitara dos veces la extradición de Sarmiento, para juzgarlo por calumnias. El gobierno chileno se negó.
Después de su propio mandato presidencial, Sarmiento apoyó la candidatura del tucumano Nicolás Avellaneda, que sería el impulsor de la Conquista del Desierto.
De todas maneras, al terminar su período en 1874, Sarmiento siguió actuando en política. En 1875, asumió el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, y continuó ejerciendo el periodismo desde La Tribuna. Poco después, fue electo senador por San Juan.
En esa época vivía con su hermana, su hija y sus nietos en la calle Cuyo, actual Sarmiento 1251.
En 1879, asumió como ministro del Interior de Avellaneda, pero renunció después de un solo mes, por diferencias políticas con el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor.
Durante la presidencia de Roca, ejerció el cargo de superintendente general de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. Cuando Sarmiento se consagró a la educación popular, reinaba un alto índice de analfabetismo. En el campo había muy pocas escuelas. Sarmiento predicaba así: "Para que haya paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales [...] para eso necesitamos que toda la República sea una escuela."
El presidente Roca promulga el viejo proyecto de Sarmiento: la Ley 1420 de educación gratuita, obligatoria y laica.
Recién en 1884 se logró la sanción de su viejo proyecto de ley de educación gratuita, laica y obligatoria, que llevó el número 1420. Debido a este triunfo de Roca y Sarmiento, según Mario Vargas Llosa, Argentina resolvió el problema del analfabetismo antes que Europa y los Estados Unidos.
Una de sus últimas actuaciones públicas data de 1885. El presidente Roca (que fue el primer "profesionalista" militar, enemigo de las asonadas, debates y planteos de uniformados) prohibió a los militares emitir opiniones políticas. Sarmiento, que no podía vivir sin expresar su pensamiento, decidió pedir la baja del Ejército, para opinar libremente, a través de las páginas de su diario El Censor.
Vive en el Paraguay junto a su compañera, Aurelia Vélez, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfield
En el invierno de 1888, se trasladó al clima cálido de Paraguay junto a Aurelia Vélez, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfield, autor del Código Civil. Aurelia fue la compañera de Sarmiento durante los últimos años de su vida. Murió el 11 de septiembre de ese año, en Paraguay, donde también había caído su hijo Dominguito.
Sarmiento, masón
Se inició en la masonería en 1854, ingresando en la Logia Unión Fraternal de Chile. Dos años más tarde, fundaría en Buenos Aires la Logia Unión del Plata Nº 1. Durante el gobierno de Bartolomé Mitre, viajó a los Estados Unidos, en misión diplomática y, a la vez, como representante de la Gran Logia y del Supremo Consejo Grado 33 de la Argentina.
Vamos a reproducir las palabras del sanjuanino el 29 de septiembre de 1868, dos semanas antes de asumir la presidencia, en el banquete ofrecido por los masones al presidente electo. Tras ponderar las virtudes de la Orden, Sarmiento anunció su separación provisoria de la institución, mientras desempeñaba la primera magistratura del país. Al descender de la presidencia, Sarmiento retornaría a sus prácticas masónicas y, entre 1882 y 1883, llegaría a ser Gran Maestre del nuevo Directorio de la Orden. Este es el discurso, en versión abreviada:
"Llamado por el voto de los pueblos a desempeñar la primera magistratura de una República, que es en su mayoría católica, necesito tranquilizar a los timoratos que ven en nuestra institución una amenaza a las creencias religiosas.
Si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que yo no soy masón.
Declaro, además, que habiendo sido elevado a los más altos grados, conjuntamente con mis hermanos los generales Mitre y Urquiza, por el voto unánime del Consejo de Venerables Hermanos, si tal orientación anticatólica permaneciese oculta incluso a los más altos grados de la masonería, esta es la ocasión de manifestar que, o bien hemos sido engañados miserablemente, o bien no existe tal orientación. Y yo afirmo solemnemente que no existen semejantes intenciones, porque no han podido existir, porque los desmiente la composición misma de esta grande y universal confraternidad.
Hay millones de masones protestantes y, si el designio de la institución fuera atacar las creencias religiosas, esos millones de protestantes estarían conspirando contra el protestantismo y a favor, por tanto, del catolicismo, de cuya comunidad están separados.
No debo disimular que S.S. el Sumo Pontífice se ha pronunciado en contra de estas sociedades. Con el debido respeto a las opiniones del Jefe de la Iglesia, debo hacer ciertas salvedades que tranquilizarán los espíritus.
Hay muchos puntos que no son de dogma, en que sin dejar de ser apostólicos romanos, los pueblos y los gobiernos cristianos pueden diferir de opiniones con la Santa Sede [.]. En su tiempo, el Papa se pronunció contra la soberanía popular, la democracia y la libertad de las naciones[.]. Bien. Si hemos de aceptar esta doctrina papal, nosotros seguiríamos perteneciendo a la Corona de España.
Pero tranquilizaos. Podemos ser cristianos y muy católicos, teniendo por base de nuestro gobierno la soberanía popular.
El presidente de la República debe ser, por la Constitución, católico, apostólico, romano, como el rey de Inglaterra debe ser protestante, católico, anglicano. Este requisito impone a ambos gobiernos sostener el culto respectivo y proceder lealmente para favorecerlo en todos sus legítimos objetos.
Este será mi deber, y lo llenaré cumplidamente.
Un hombre público no lleva al gobierno sus propias y privadas convicciones para hacerlas ley y regla del Estado. Monsieur Guizot, ministro de un rey católico, era protestante, adicto como el que más a su propia creencia, pero fiel expresión de las leyes de una nación católica.
Los masones profesan el amor al prójimo, sin distinción de nacionalidad, de creencias y de gobierno, y practican lo que profesan en toda ocasión y lugar.
Hechas estas manifestaciones, para que no se crea que disimulo mis creencias, tengo el deber de anunciar a mis hermanos que, de hoy en adelante, me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades [...]
[.] Llamado a desempeñar altas funciones públicas, ningún motivo personal ha de desviarme del cumplimiento de los deberes que me son impuestos; como simple ciudadano, volveré un día a ayudaros en vuestras filantrópicas tareas". ( Fuente: Discursos populares de D. F. Sarmiento, Buenos Aires, Imprenta Europea, 1883)
Los artículos en la prensa chilena
Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, los argentinos exiliados en Chile constituyeron una "Comisión Argentina", compuesta por el general Juan Gregorio de Las Heras, Gregorio Gómez, D.F. Sarmiento, Martín Zapata, Domingo de Oro, José Luis Calle y, como secretario, Joaquín Godoy. Este organismo procuraba, por todos los medios, debilitar a Rosas. En el fragor de la polémica, como veremos, se llegó a afirmar que toda la Patagonia argentina pertenecía en realidad a Chile, y se sugirió la anexión de Mendoza y San Juan al país trasandino.
Durante el diferendo por el Estrecho de Magallanes, Sarmiento tomó partido por Chile. Dice su artículo de "La Crónica" del 29 de abril de 1849: "En 1842, llevando adelante una idea que creíamos fundada en bienes para Chile, insistimos en que colonizara aquel punto (el Estrecho). Entonces y ahora tenemos la convicción de que aquel territorio era útil a Chile e inútil a la República Argentina".
Sigue así: "Téngase presente que todas las cartas geográficas de Europa ponen los límites a la república aquella (o sea: Argentina) en el Río Negro al Sur, demarcando separadamente la Patagonia como país distinto. Y aunque este hecho no establezca derechos a favor de nadie, muestra ya la opinión de todos los pueblos con respecto a aquellos parajes, que la colonización española no ha ocupado. Y no sabemos si le haríamos algún favor a nadie, arrebatando ese terreno para poblarlo, a manos de un gobierno como el argentino, que no es capaz de conservar poblado el suelo que le dejó España, sometido y pacificado".
El mismo diario publicó, con fecha del 11 de marzo de 1849, el famoso alegato de Sarmiento a favor de los derechos chilenos sobre la Patagonia: "¿Cómo pueden fijarse los derechos de los gobiernos americanos sobre tierras desocupadas, que antes de la independencia formaban en común los dominios españoles? [...] La verdadera solución es la siguiente fórmula. Las nuevas naciones no son una manada de lobos, prontos a despedazarse entre sí, sino gobiernos hermanos. Por lo tanto, el principio de equidad indica que un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de los dos estados a quien aproveche su ocupación, sin dañar ni menoscabar los intereses del otro. Este principio, seguido en todos los tratados, tiene su completa aplicación en Magallanes. El estrecho es una vía indispensable de comunicación, para Chile. Es su salida al Atlántico. Necesita poblarlo y organizarlo, para consolidar su comercio. En cambio, para Buenos Aires, el Estrecho es una posesión inútil. Buenos Aires cuenta con los ríos Negro y Colorado, como barreras naturales para contener a los indios bárbaros. Median las dilatadas regiones de la Patagonia, país ocupado por indios salvajes. Ni la Corona de España ni Buenos Aires han intentado ocuparlo, sino por el establecimiento siberiano que lleva aquel nombre, situado a centenares de leguas del Estrecho". [Entendemos que se refiere a Carmen de Patagones].
"Quedaría por determinarse si el título del Virreinato de Buenos Aires expresa que las tierras al Sur de Mendoza, y poseídas aún por ciudadanos chilenos, entraron en la demarcación del Virreinato. De no ser así, Chile podría reclamar todo el territorio que hay entre Magallanes y las provincias de Cuyo". O sea, la Patagonia entera.
"[.] A todo esto, ¿qué haría el gobierno de Buenos Aires con el estrecho de Magallanes? Ese gobierno, lejos de poblar sus inmensas extensiones, no ha podido evitar que los salvajes lleguen hasta las fronteras de Córdoba, San Luis y los pueblos fronterizos del Sur, interrumpiendo las comunicaciones con las provincias de Cuyo, y arruinándolas hasta el punto de que ya no logran exportar sus frutos a Buenos Aires. Dentro de diez años, se habrá borrado el camino de la Pampa y, de seguir las cosas como están, dentro de veinte ignorarán que existieron tales provincias[.]. Que Buenos Aires se dedique a poblar, pues, el Chaco, el Sur hasta los ríos Colorado y Negro, que dé seguridad a sus fronteras, que allane las dificultades del comercio interior, que regularice las leyes de Aduana, y deje el Estrecho a quien lo posee con provecho (Chile) y no podrá abandonarlo sin mengua[.] De abandonarlo Chile, lo recuperarían los indios, sin que Buenos Aires tenga interés en hacer los gastos que demandare la ocupación de aquel paraje remoto, frígido e inhóspito".
La historia indica que Rosas (desde 1833) y Roca (hacia 1879) demostraron muy bien lo que podía hacer la Argentina con su Pampa y su Patagonia. Ocuparlas, poblarlas, desarrollarlas, establecer el imperio de la ley, someter a los araucanos chilenos invasores y ajustar paces con los indios tehuelches, pampas, serranos, pehuenches y araucanos argentinos. Por las buenas, o por las malas. Lo que no pudimos retener fue, precisamente, el Estrecho de Magallanes, ocupado por Chile.
En su libro "La Unión Nacional", acota Ricardo Font Ezcurra: "De ser cierto que Chile, en 1843, fue el primer ocupante de Magallanes y su territorio, hecho que ocasionó su pérdida definitiva por Argentina, también es cierto que ha adquirido este derecho gracias a la prédica tenaz, a las incitaciones de toda índole y a las gestiones realizadas por Domingo F. Sarmiento".
Sigue diciendo Font Ezcurra: "Alguien ha pretendido explicar esta campaña por su aversión a Juan Manuel de Rosas, que gobernaba Buenos Aires en aquel tiempo. Otros atribuyen esta conducta a las secuelas de la fiebre tifoidea, que había contraído durante su juventud". En realidad, Sarmiento no tenía nada de loco, sino que era un hombre genial. Pero también discutible, claro. Como todos.
Sarmiento le mandó a José María Paz una copia del "Facundo", con estas líneas: "Remito a S.E. un ejemplar del libro que he escrito, con el objeto de favorecer la revolución y preparar los espíritus. Obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a propósito algunas, no tiene otra importancia que la de contribuir a la destrucción de un gobierno absurdo, preparando el camino para otro nuevo". Atención: el propio autor está hablando del "Facundo", obra cumbre de la literatura argentina. ¿Sarmiento mentía allí "a propósito"? ¿Hay inexactitudes "a designio", como escribía el gran sanjuanino?
Dice Font Ezcurra: "Sarmiento había nacido en Cuyo, cerca de la sensibilidad chilena más que de Buenos Aires. En aquellos países incipientes, las personas eran sudamericanas, sin patria definida. La nacionalidad, en definitiva, quedaba librada a la opción de cada uno. Y Sarmiento optó, con todo derecho, por la nacionalidad chilena".
Palabras de Sarmiento: "Chile puede ser, en adelante, nuestra patria querida. Los que han consagrado su vida y sus vigilias al triunfo de la libertad en América, hallarán en Chile un teatro digno de sus esfuerzos, y el país lo agradecerá siempre que trabajen por la libertad, el progreso y los intereses de Chile [.] Que no suene más el nombre de los argentinos en la prensa chilena [.] Que aquellos que en nombre de aquella nacionalidad perdida, ya habían levantado la voz, guarden un silencio respetuoso [.] Ahora no hay más patria que Chile". Y con estas palabras concluye el artículo.
Puede aducirse que Sarmiento, llevado por su odio a Rosas, cayó en cierta desilusión respecto de la Argentina, su patria, donde Rosas era amado por el pueblo, aunque resistido por los unitarios y la clase ilustrada. Entonces, una palabra provoca la otra, y terminan diciéndose cosas impensadas. Está bien. Pero sucede que nuestro hombre ha sido, y es, un prócer argentino, un presidente de nuestra Nación.
Sostiene también el escritor Font Ezcurra que, al ocupar el sillón presidencial, Sarmiento negó a Piedrabuena los elementos necesarios para impedir la penetración chilena en la Patagonia. El marino pedía y Sarmiento respondía "que no teníamos marina, que costaba mucho mantener un buque de guerra, que estábamos muy pobres, que ese territorio era un desierto, que debíamos entendernos buenamente con los chilenos, ya que ellos necesitaban el Estrecho por ser salida al océano, y que si Argentina instalaba una guardia militar permanente, acabaríamos como perro y gato con los chilenos. Finalmente, que no disponía de personal para ayudarme" (Armando Braun Menéndez, "Pequeña Historia Patagónica"). Cuando Sarmiento decía estas cosas, era Presidente de la República, y Rosas vivía, desde hacía años ya, en Southampton. Es decir: no eran palabras pronunciadas en la ofuscación del exilio, sino en la serenidad del poder.
En una carta dirigida a don Diego Portales (funcionario chileno) desde Valparaíso, el argentino José Luis Calle, integrante de la Comisión Argentina en el exilio chileno (la de Sarmiento) sugiere la anexión de las provincias de Mendoza y San Juan, con estas palabras: "La agregación de las provincias de Mendoza y San Juan no puede originar compromiso alguno de guerra para Chile, porque el tema del desorden en todas ellas delata el aislamiento en que se encuentran [.] Este es el sistema aceptado en Buenos Aires, sistema que han sostenido a sangre y fuego los caudillos, muy especialmente Rosas y Estanislao López [.] Allí nadie se ha movido por intereses nacionales ni nobles ideas, sino en obediencia a los diferentes mandones del país [.]. Hace más de 25 años que el pueblo de Buenos Aires choca con los del interior, y muy especialmente con los de Cuyo. Cien reclamaciones, siempre burladas, y la ruina de estos pueblos [.]. Entre ellos reina la más pronunciada antipatía por Buenos Aires. Por otra parte, siempre se ha exagerado la importancia de la barrera natural que limita el territorio de Chile: la cordillera de los Andes. Aquellos que conocen las provincias de Cuyo y Córdoba saben que el desierto casi absoluto de 307 leguas, que media entre Buenos Aires y Mendoza, es una barrera más difícil de pasar, y cien veces más temible, que los Andes [.] Debo decir a Vd., finalmente, que si aquella provincia puede valer mucho, considerada como una fracción del territorio chileno, su población es mínima (45.000 habitantes) y por lo tanto su agregación absorbería cualquier inquietud doméstica. La población de aquella provincia simpatiza con Chile más que con Córdoba o Buenos Aires, Salta, etc."
Hasta aquí, hemos reproducido los párrafos principales de los artículos de Sarmiento y sus compañeros de la Comisión Argentina.
Como primera conclusión de nuestra propia cosecha, salta a la vista que las luchas civiles argentinas han sido tan encarnizadas que, finalmente, perjudicaron al país. Lo que pudo ser una gigantesca nación hispana, un "Brasil Español", es decir, el Virreinato del Río de la Plata sin pérdidas territoriales, sufrió el desmembramiento de Bolivia (Alto Perú), Uruguay, Paraguay, Magallanes, y a punto estuvo de quedarse sin Mendoza, San Juan y San Luis. Para no hablar de Corrientes y Entre Ríos, que siempre fueron codiciadas por el Imperio del Brasil.
No intentamos juzgar a un gran hombre como Sarmiento, sino sólo entender lo que nos pasó.
En este caso, seguimos a Font Ezcurra, con las reservas del caso, porque siempre fue rosista declarado. Pero ha tenido la delicadeza de publicar íntegros los artículos incendiarios firmados por Sarmiento, y con certificado adjunto (sobre todo en "El Progreso" de Chile, años 1842 y 1843) lo cual nos compromete a seguir estudiando el tema. En todo caso, tenemos muchas preguntas y pocas respuestas.
Ahora bien. Siendo la Historia una constante revisión de los hechos del pasado, necesaria y saludable para los argentinos que hoy vivimos en nuestra tierra, abonada por héroes famosos y anónimos, unitarios, federales, indios y cristianos. ¿No podríamos atribuirle a Sarmiento todos sus contradictorios perfiles, simultáneamente y en una misma persona?
Por ejemplo: fue un fanático de la educación y el "american way of life". Se pronunció mil veces, como audaz periodista, sobre asuntos que no había estudiado lo suficiente. Nunca quedó bien con nadie: ni con los unitarios ni con los federales, ni con los gauchos, ni con los indios, ni con los estancieros.y para qué hablar de los judíos. Sufrió una pertinaz incontinencia verbal (de ahí "el loco Sarmiento" que sonrojaba a Mitre y Roca) y quería tanto a Chile como a la Argentina. En realidad, no ofreció la Patagonia a Chile, porque no estaba en posición de hacerlo. Como cualquiera que lea estas líneas podrá apreciar, Sarmiento debía mucho a Chile (Rosas lo reclamaba para fusilarlo, y no para amonestarlo) de manera que su afecto era sincero. Fue también un fabuloso escritor, un cerebro libre, un genio. Tal vez demasiado temperamental: no para periodista, sí para presidente. En otras palabras: eterno incorrecto. Un Maestro.
Fuente: Diario La Nación (Argentina). Martes 14 de febrero de 2012.
Personaje de luces y sombras.
ResponderEliminarAquí algunas de sus tinieblas:
El gaucho argentino: "Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos". Carta de Sarmiento a Mitre del 20/09/1861.
La masa popular: "Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". Carta de Sarmiento a Mitre del 24/09/1861.
Huérfanos: "Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos?. ¿Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer". Del discurso en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, 13/09/1859.
Masacre patriótica: "Necesitamos entrar por la fuerza en la nación; la guerra si es necesario" (1861). "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier número que sean" (1866). "Es necesario emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre" (1844). "La invasión de las Malvinas por parte de los ingleses es útil para la civilización y el progreso", El Progreso, 28/12/1842. En el tomo 4º, pág. 12 de sus obras completas se lamenta de la derrota de los ingleses cuando nos invadieron.
La Patagonia: "He contribuido con mis escritos aconsejando con tesón al gobierno chileno a dar aquel paso... El gobierno argentino engañado por una falsa gloria, provoca una cuestión ociosa que no merece cambiar dos notas. Para Buenos Aires tal posesión es inútil. Magallanes pertenece a Chile y, quizá, toda la Patagonia... No se me ocurre , después de mis demostraciones, cómo se atreve el gobierno de Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos. Ni sombra ni pretexto de controversia le queda". El Progreso, 11 al 28 de noviembre de 1842 y "La Crónica", 11/03/1849, 04/08/1849 y 29/04/1849. "Es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?". "El Nacional", 19/07/1878.
Continuación de las citas de Domingo Faustino Sarmiento.
ResponderEliminarEl Pueblo Paraguayo: "Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han muerto ciento cincuenta mil. Su avance, capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traería la detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse". Carta a Mitre de 1872.
El Indígena: "¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado". "El Progreso", 27/09/1844, "El Nacional", 19/05/1887, 25/11/1876 y 08/02/1879.
Patriotismo: "Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. Chile es nuestra patria querida. Para Chile debemos vivir. En esta nueva afección deben ahogarse todas las antiguas afecciones nacionales". "El Progreso", 11/1/1843.
Artigas: "Artigas es un bandido, un tártaro terrorista. Jefe de bandoleros, salteador, contrabandista, endurecido en la rapiña, incivil, extraño a todo sentimiento de patriotismo, famoso vándalo, ignorante, rudo, monstruo, sediento de pillaje, sucio y sangriento ídolo con chiripá. Ese salvaje animal que enchalecaba hombres con cuero fresco lleva por séquito inseparable el degüello y la devastación". Obras Completas, tomo 17, págs. 87 y 92; tomo 15, págs. 348 y 349 y tomo 38, pág. 280.
Religión: "Franklin en moral avanza sobre la moral misma de Jesucristo" (01/01/1886). "Los frailes y monjas se apoderan de la educación para embrutecer a nuestros niños... Ignorantes por principios, fanáticos que matan la civilización, emigrantes confabulados y récua de mujeres; basura de Europa, son la filoxeta y el cardo negro de la pampa, hierba dañina que es preciso extirpar". Febrero de 1883.
Democracia: "La muerte de Benavídez es acción santa sobre un notorio malvado. Dios sea loado." "El Nacional", 28/10/1859. "En las provincias viven animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor". Informe a Mitre de 1863.
Hombres geniales y repugnantes han existido y lo seguiran haciendo.