viernes, 10 de febrero de 2012

Leguía y la historia de los tratados fronterizos. Debate sobre la negociación territorial con los países fronterizos.

"Leguía y las fronteras"

Por: Aldo Mariátegui (Periodista)

¿Cómo un historiador como el marxista Tony Zapata puede olvidar en una reciente columna que Leguía cerró también las fronteras con Brasil y Bolivia en 1909, durante su primer gobierno, aparte de hacer lo mismo con Chile y Colombia en el segundo? Para que vean lo folclórico que era nuestro país (y lo importante que fue Leguía en darle una forma moderna de Estado), ya que no teníamos unos límites claramente establecidos con todos nuestros vecinos a casi 100 años de haber expulsado a los españoles.

Mismo el África subsahariana actual...

Y nuestros vecinos también tenían tantos reclamos y argumentos válidos como los teníamos nosotros (a pesar de que el principio del "utis possidetis" nos favorecía), así que no nos confiemos muy ciegamente en esos decimonónicos mapas que presentan inmenso al Perú y como una víctima del resto (tendencia que cual espejo uno también encuentra en los países vecinos cuando revisas sus historias locales. Ellos también piensan que todos les quitaron algo). Dado que a la administración colonial española no le interesó fijar límites muy precisos (porque nunca pensaron que los iban a expulsar y no les parecía especialmente importante ponerse a delimitar los bordes de territorios que al fin y al cabo era todos suyos en conjunto. Tampoco la precaria ciencia y los elementales conocimientos de geografía/topografía de aquel entonces les ayudaron mucho) entre sus posesiones, los linderos eran muy aproximados y no quedaba más que ponerse a negociarlos.

De poco servía tener un mapa con un Perú inmenso si el resto no te reconocía como tal (ser revisionista con la Historia propia no te hace muy popular, pero hay que mirar la realidad tal como fue y es). A Leguía solo le faltó Ecuador, un tema difícil que tuvo que esperar hasta finales de los años 90, cuando nuestro vecino norteño finalmente admitió la validez del Protocolo de Río de Janeiro, firmado en 1942. A menudo se le critica a Leguía que haya cedido Leticia a Colombia, pero -como bien me explicó una vez el historiador Félix Denegri Luna- eso fue producto de una ingeniosa maniobra para poder encarar la devolución de Tacna y Arica con Chile (la selva amazónica en aquel entonces era muy remota y no se le veía como un activo interesante). Además, Colombia nos dio el territorio de Sucumbios a cambio (y como los peruanos somos tontos de capirote, le cedimos Sucumbios a Ecuador al firmar el Protocolo antes mencionado. ¡Debemos ser el único país del mundo que gana una guerra y entrega territorios! Lo más trágico es que luego Ecuador descubrió allí grandes cantidades de petróleo), algo que no nos enseñan ni en el colegio ni en la universidad, y así Leguía queda como un entreguista.

De esta forma, el propósito de Leguía fue romper el hostil y unido frente norte -que ya en 1916 ambos habían pretendido repartirse toda la Amazonía peruana- para poder concentrarse en los complicados tratos con Chile. Satisfecha Colombia y siendo Ecuador un peligro mucho más pequeño al perder a su aliado, Leguía ya pudo presionar al presidente chileno Ibáñez y lograr de este la famosa "mitaya" (que viene a ser nuestro "mita/mita") que ofreció y que los chilenos, tras 50 años, nos devuelvan Tacna sin disparar un tiro, además de arrancarle usos portuarios y algunos derechos más sobre Arica.

Así, Leguía cerró -en forma realista y de acuerdo al poco poderío económico-militar del país- cuatro de nuestras cinco fronteras en sus dos periodos (1908-1912 y el "Oncenio") sin meternos en ninguna guerra.

No es poco.

Fuente: Diario Correo (Perú). 09/02/12

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