lunes, 28 de julio de 2008

GEOPOLÍTICA E HISTORIA.

LA GEOPOLÍTICA DE LA GLOBALIZACIÓN

José Gerardo Guarisma Álvarez

Los cambios que se han generado en el mundo en los últimos veinte años, dentro de los cuales tiene un gran peso la expansión universal del espacio cibernético, han traído como consecuencia notables cambios en la geografía humana en el planeta. Cambios que se traducen en una reinterpretación histórica de la geopolítica y en el cuestionamiento de muchos de sus supuestos, los cuales eran conceptuados de forma determinística por el discurso clásico de las ciencias políticas.

Por geopolítica denominamos a la ciencia que pretende fundar la política nacional o internacional en el estudio sistemático de los factores geográficos, económicos, raciales, culturales y religiosos. Desde la creación del término por el geógrafo de origen sueco Rudolf Kjellen en 1916 con su libro El Estado como organismo viviente (Der Staat als Lebensform), la geopolítica ha desarrollado su concepto básico según el cual, los Estados tienen muchas de las características de los organismos vivientes. Al propio tiempo, se enuncia la idea de que un Estado tenía que crecer, extender o morirse dentro de "fronteras vivientes"; es por ello que tales fronteras tienen una naturaleza dinámica y son susceptibles al cambio. La geopolítica es una ciencia que a través de la geografía política, la geografía descriptiva y la historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos.

La geopolítica tuvo gran promoción en la Alemania de principios del siglo XX y alcanzó una gran difusión durante el nazismo. El general alemán Karl Haushofer modernizó la geografía política, utilizándola como instrumento que justificaba la expansión territorial de Alemania durante el Tercer Reich y desarrollando las teorías de Ratzel del espacio vital (Lebensraum). Países como Rusia, China y Japón dieron también gran importancia a esta ciencia durante los años 30 y 40 como ruta para alcanzar el poder global. La utilización propagandística de la geopolítica acarreó, tras la derrota alemana, su descrédito y olvido, sobre todo en el ámbito académico. No obstante, otras personas, como militares o diplomáticos, siguieron interesándose por esta rama de la geografía, la cual podía leerse en los convenimientos no escritos de la Conferencia de Yalta, en los cuales se dictaban las premisas ordenadoras del mundo de postguerra y sin duda, las claves de la Guerra Fría.

Sin embargo, las condiciones que enmarcaban el conflicto Este-Oeste y los ideales democráticos del mundo occidental le hicieron modificar substancialmente sus fundamentos y objetivos. Se originan nuevas teorías emanadas por potencias como Inglaterra, Francia y Estados Unidos, que se orientan básicamente a ejercer el control en determinados espacios terrestres y marítimos considerados claves, lo que se materializa a través de una gravitación estratégica y económica, sin necesidad de materializar una anexión territorial de tipo formal. La expresión práctica de esta visión la constituye el Tratado de Defensa del Atlántico Norte (OTAN) y la Crisis de los Misiles en 1962. Está claro que sin los patrones ordenadores de la geopolítica, ya el mundo sería tierra arrasada por una hecatombe nuclear.

Luego de la caída del muro de Berlín que puso fin a la Guerra Fría, la geopolítica ha retomado el interés perdido y ha vuelto a crecer actualmente al amparo de las tensiones internacionales surgidas con el desmembramiento de la Unión Soviética. Es entonces que emerge Estados Unidos como la superpotencia única, cohesionada y sin contrapesos inmediatos. Esta situación lo incentiva a iniciar el desarrollo de una política de poder tendiente al control del mundo, la que intenta legitimar sobre las bases de ser el vencedor de la Guerra Fría y de su superior capacidad económica, cultural y militar. Se disipa así el tradicional conflicto Este-Oeste y comienzan a ser más notorias las diferencias en cuanto a niveles culturales y de desarrollo en el eje Norte-Sur.

El Estado-Nación continúa siendo el elemento básico del sistema internacional que aglutina la identidad nacional, la cohesión de un pueblo y mantiene la soberanía. Sin embargo, ya no es el único actor relevante y la soberanía muchas veces debe subordinarse a la conveniencia de acatar las reglas impuestas por la globalización. En el escenario actual aparecen nuevos actores. Estos son los bloques o reagrupaciones de Estados con vocación económica, las grandes empresas y las organizaciones no gubernamentales. La geopolítica sigue vigente, con nuevos actores y escenarios, pero en pleno desarrollo.

J. G. Guarisma A. es rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua (Venezuela). Publicado originalmente en el periódico El Universal (Venezuela), el 26 enero 2008.

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