sábado, 26 de octubre de 2013

Libro: "Centralidad geográfica, marginalidad política: la región Tacna-Arica y su comercio (1778-1841)". Jaime Rosenblitt

CAUDILLISMO EN TACNA Y ARICA


Daniel Parodi (Historiador)
El comercio tacno-ariqueño frente a la Confederación Perú-Boliviana (1836-1841) es el último capítulo del libro que acaba de publicar el historiador chileno Jaime Rosenblitt, titulado “Centralidad geográfica, marginalidad política: la región Tacna-Arica y su comercio (1778-1841)”. El capítulo sugiere que la confederación fue un anhelo de diferentes caudillos políticos de Perú y Bolivia, casi inmediatamente después de proclamadas sus respectivas independencias.
Seguidamente, sostiene Rosenblitt que la principal razón de la creación de la confederación es la lucha entre caudillos militares que caracterizó al Perú republicano inicial y señala cómo José Luis Orbegoso solicitó el auxilio de Santa Cruz, presidente de Bolivia, para llevar a cabo lo que algunos interpretaron como un proyecto confederado; y otros, como una invasión boliviana al Perú. El otorgamiento de plenos poderes políticos y militares a Santa Cruz, así como su victoria sobre Salaverry, creó las condiciones propicias para la fundación de la confederación el 28 de octubre de 1936.
Tras colocarnos de lleno en la confederación, Rosenblitt sugiere revisar la tesis tradicional que plantea el apoyo irrestricto de Tacna y Arica al proyecto confederado sustentado en su rechazo al centralismo limeño y en el desamparo que sufriese de la ciudad capital en coyunturas críticas como los terremotos de 1831 y 1833. Para ello, el historiador chileno estudia las actividades económicas de los principales comerciantes que operaban en Tacna y Arica para luego confrontarlas con sus posiciones políticas y establecer qué tipo de relación se genera entre ambas. Su pesquisa parte de la constatación de que las cifras del tráfico y actividad comerciales de Tacna-Arica no se modificaron sustantivamente con el advenimiento de la confederación, de lo que desprende la idea de que pudo haber razones más allá del abierto liberalismo de Santa Cruz para explicar el apego de la región meridional a su partido. Al respecto, Rosenblitt afirma que la búsqueda de un clima de estabilidad política que permitiese el normal desarrollo de los negocios pesó más en las adhesiones de los tacno-ariqueños que su simpatía con los programas defendidos por los caudillos de entonces.
Para adentrarse en el punto planteado, el autor estudia las actividades comerciales tanto de los seguidores como de los adversarios de la confederación, en la región Tacna-Arica. En ambos bandos existían extranjeros representantes de firmas foráneas tanto como empresarios nacionales. Estos últimos resolvieron su apoyo mayoritario a la confederación en una asamblea que tuvo lugar el 14 de mayo de 1836 y decidieron explícitamente su rompimiento con Lima y el Estado peruano.
Sin embargo, las sorpresas aparecen cuando el estudio se detiene en los comerciantes que se opusieron al proyecto confederado y se constata que sus actividades y redes comerciales eran básicamente las mismas que las de sus oponentes. De esta realidad, el autor desprende la tesis de que la pugna entre unos y otros era por el control de la actividad comercial en los mismos mercados y circuitos, y que este interés fue finalmente lo decisivo en la adopción de las posturas políticas.
Esta afirmación se sostiene en el estudio de los sucesos posteriores a la caída de Santa Cruz que parecen demostrar la naturaleza coyuntural de las adhesiones que despertó. Tras su debacle, la élite comercial tacno-ariqueña no dudó en trabar alianzas con caudillos tan disímiles como Juan Francisco de Vidal en 1841 y Ramón Castilla en 1843, por lo que, por encima de una apuesta política por el liberalismo, prevaleció un esquema clásico de relación con el centro de poder para la obtención de beneficios directos.
Con este libro, Jaime Rosenblitt participa fecundamente del debate historiográfico sobre este periodo temprano de la historia republicana del Perú. Lo hace, en primer lugar, porque matiza las tesis propuestas por Paul Gootenberg en “Caudillos y comerciantes”, de 1997, donde sostiene la oposición entre las posturas proteccionistas de Lima y el norte, frente al librecambismo de los departamentos del sur. Al respecto, Rosenblitt parece recuperar las tesis anteriores que planteaban, más bien, la relación, casi instrumental, entre caudillos y grupos de interés económico provinciales, permutando, por ejemplo, el financiamiento de la lucha caudillesca por cargos públicos o el control local de redes mercantiles.
El trabajo de Rosenblitt dialoga también con “El legado castillista”, sugerente artículo de Carmen McEvoy publicado en 1996, en el que plantea que con Ramón Castilla se fundó un Estado peruano patrimonialista, basado en el intercambio de dones y contradones entre el presidente y los grupos de interés locales. Para Rosenblitt, esta práctica política parece anterior a Castilla y no su hechura personal.
Jaime Rosenblitt vuelve a colocar en la orden del día el caudillismo como modalidad política que nos mantiene en el limbo de un republicanismo acaso inconcluso. Su texto, además, hace gala de un estilo depurado y elegante, entretenido y de fascinante lectura. Vale la pena.
Fuente: Diario 16. 22 de octubre del 2013.

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