viernes, 1 de julio de 2011

Estudios de etnicidad y género en el Perú. Entrevista a Maribel Arrelucea: "Nuestra historia es política-militar-masculina".

A reescribir la historia

Por: Marco Fernández

“Las mujeres somos las indicadas para asaltar la historia”, dice la historiadora Maribel Arrelucea Barrantes, quien el martes 21 de junio dictará la conferencia “Afroperuanas: estereotipos y realidades” en el Británico de Miraflores.

Como parte del festejo en reconocimiento al aporte cultural de los afroperuanos, Maribel Arrelucea Barrantes se une como conferencista para tratar el tema de los estereotipos sobre las afrodescendientes en el Perú. Gran parte de su conocimiento acerca de este tema podemos encontrarlo en su libro “Replanteando la esclavitud. Estudios de etnicidad y género en Lima borbónica” (Cedet, 2009), que desde su título nos enseña (“Replanteando”) que la historia se encuentra en constante reescritura. En su libro, habla de seres de carne y hueso con nombre propio, influenciada por Alberto Flores-Galindo, quien, a decir de Arrelucea, es el primero que nos muestra a personajes con nombre propio.

—Usted dice que Tito Flores-Galindo ve que entre los grupos étnicos indios y afroperuanos hay mucha violencia, que usted no ve.

—Creo que la razón fundamental por la que él tiene una mirada muy violenta de las sociedades limeñas es por las fuentes que utiliza, que son básicamente judiciales.

—¿Como leer solo las páginas policiales de los periódicos?

—Sí. Él observa, por ejemplo, el caso de los pescadores de Lima que por su mismo trabajo tenían comunidades muy cerradas. En cambio, él no observa al indio de la ciudad, que se vincula más a la sociedad; es muy diferente del indio de comunidad. Esa mirada tan violenta a la ciudad marca sus páginas. Lo que más le sale a él, lo mejor que pinta es la población esclava de Lima, porque te muestra personas de carne y hueso, con nombre propio. Eso me ha influenciado, el buscar personas, encontrar la lógica de cómo las personas viven teniendo encima la carga racial, los discursos estamentales (donde cada cual ocupa su lugar en la sociedad).

—Dice usted que debemos erradicar el concepto de los hombres como héroes capaces de acciones sobrenaturales.

—Una cosa que yo critico mucho son los discursos históricos en los textos escolares. Nuestra historia es política-militar-masculina. Nuestra lista de héroes es larguísima, especialmente de la Guerra con Chile; es un patriotismo enfermizo, porque enfatizamos mucho al héroe perdedor, que al final de cuentas no gana batallas. Como Bolognesi.

—Los intelectuales han pecado de machismo.

—Cuando hay intelectuales mujeres, las minimizan o las colocan por debajo. Cuando entré a trabajar a la Pre San Marcos, me pidieron que me maquille, que use tacos, que use traje sastre… ¿Por qué tengo que imponerme por elementos externos? La ropa, el maquillaje, el moño… todo eso tiene que ver con nuestros estereotipos de lo que es una mujer.

—Estereotipos… de eso trata la conferencia que dará este martes. ¿Qué propone?

—Lo que me interesa es mostrar cómo se construyen esas imágenes estereotipadas sobre la mujer negra, que, se dice, es libertina y lujuriosa y, al mismo tiempo, buena lavandera, cocinera, bailarina, y ver el proceso histórico de cómo se va consolidando esa imagen.

—¿De dónde toma usted la idea de que los afroperuanos son considerados como analfabetos y pobres?

—De las encuestas, del racismo de las noticias, de los comentarios en blogs, de los chistes cotidianos… He viajado y hecho trabajo de campo en diversos lugares…

—¿El “Negro Mama”, del comediante Jorge Benavides?

—Yo veía al Negro Mama y me reía. Luego analicé el porqué y me di cuenta de que reforzaba todos los estereotipos que tenemos sobre la población afro, por más que uno diga “yo no soy racista”, es algo que hemos heredado. Y yo soy afrodescendiente, por el lado de mi padre. Yo creo que el gran reto es hacer humor en el Perú sin reforzar estereotipos. Aunque hay que cosas interesantes en la obra de Benavides: el Negro Mama no es malo…

—Pero volvamos a las mujeres; hay que situarlas en el lugar, rescatarlas del olvido. ¿Cómo?

—Hay varios frentes para trabajar. Un primer frente es volver a escribir la historia. Es el papel de las intelectuales… y de los intelectuales. Así como los afros y los amazónicos deben asaltar el campo intelectual, pensar desde adentro, a partir de una mirada interior, creo que las mujeres somos las indicadas para asaltar la historia. Escribirla incluyéndonos. Creo que eso también puede partir de historiadores; el caso es tener la sensibilidad y la mirada para hacerlo.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 19 de junio del 2011.

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