jueves, 10 de marzo de 2011

Historia de la Mujer. La figura femenina y su lucha por el reconocimiento social.

Mujer, cuestión de cultura

A cien años de las celebraciones oficiales del Día Internacional de la Mujer, he aquí algunos pasajes de la historia de la humanidad que en materia femenina nos han legado las sociedades antecesoras.

A mediados del siglo IX, nace una leyenda que tiene, como siempre, algo de verdad: una mujer habría ocupado el más alto cargo del Vaticano, haciéndose pasar por hombre, teniendo su vida un final trágico. La piedad no era muy difundida ni el milagro muy común incluso en esas épocas, antes de la Inquisición. Según la leyenda, la suplantación del papa por una mujer (algunos dicen que fue Juan VIII; otros, Benedicto III) obligó a la Iglesia católica a cerciorarse de la masculinidad del papa palpándole los genitales: un hombre se encargaba de examinar manualmente los atributos fisiológicos de masculinidad del nuevo pontífice metiendo la mano por debajo de una silla perforada donde este se sentaba. Luego, una vez comprobada la hombría, debía exclamar en el más ortodoxo latín: ¡Tiene dos!, ¡y cuelgan bien!

En un ambiente religioso preponderantemente masculino, se entiende sobradamente este escándalo ante la intromisión de un elemento femenino en el cargo más querido; solo es necesario echarle una mirada a los cabezas de otras religiones: Buda, Inti, Jesucristo, Mahoma, Zeus, Zoroastro, entre otros. Pero no es fácil entenderlo cuando se trata de un ámbito cultural, donde la vanguardia del pensamiento y de acción debe hacerle frente a ciertas ‘normas’ sociales, como no lo es en el siguiente caso: en 1659, “se registró la ópera británica titulada La historia de sir Francis Drake (…); el libreto (…) ambientado en Perú y Panamá, trataba de una mujer que era capturada y atada a un árbol por ‘salvajes’. Resulta curioso que la mujer era representada por una imagen impresa en una tela, debido a las prohibiciones de que figurase un elemento femenino en un proscenio” (“El cóndor pasa: mandato y obediencia”, San Marcos, 2011, p. 44, de Ernesto Toledo Brückman).

Llama la atención la dimensión del absurdo. Una mujer pintada en una tela, no por falta de presupuesto, sino por prohibición social, 352 años después podría ser una simple anécdota del machismo del XVII en la ‘adelantada’ Europa, pero, en realidad, es más un velo que cubre lo que sucedía en la oscuridad del ‘rincón femenino’ asignado a las mujeres en esas épocas. Era la época de “La perfecta casada” del agustiniano Fray Luis de León, cuya influencia sobreviviría para mal hasta el siglo XX, para quien la mujer “Su andar ha de ser en su casa (…) Y pues no las dotó Dios ni del ingenio que piden los negocios mayores, ni de fuerzas las que son menester para la guerra y el campo, mídanse con lo que son y conténtense con lo que es de su parte, y entiendan en su casa y anden en ella (…porque) visitando las calles corrompen los corazones ajenos y enmollecen las almas de los que las ven, las que, por ser ellas muelles, se hicieron para la sombra y para el secreto de sus paredes”.

Ahora, ad portas de conmemorarse el Centenario del Día Internacional de la Mujer, aún continúan dándose situaciones que despiertan la reflexión. Un ejemplo es la imagen de los reyes españoles en la moneda conmemorativa del Centenario de esta fecha, que ya ha generado reclamos porque la monarquía no ha contribuido al avance de sus derechos y, por ejemplo, las mujeres siguen discriminadas en la sucesión al trono.

Incluso los gritos de “Libertad, igualdad y fraternidad” de la aclamada y reivindicatoria Revolución Francesa de 1789 no le dio derechos de propiedad y de sufragio a la mujer. Los cambios culturales también son cuestión de tiempo.

Mujeres inadvertidas
En una entrevista publicada en este diario, el poeta Álvaro Torres-Calderón y catedrático en la Florida State University y en North Georgia College & State University de los Estados Unidos, nos recordó que una de las más interesantes intelectuales de inicios del siglo XX, en el Perú, Clorinda Matto de Turner, no era reconocida como precursora del indigenismo: “Por ejemplo, José Carlos Mariátegui no la menciona como precursora o que haya tratado sobre el tema del indio; él menciona a Manuel González Prada. Recién ahora, al hacer una relectura, encontramos un mensaje que sus contemporáneos no toman en cuenta, porque es otra sociedad, otro pensamiento, otras funciones de género. Para el caso de las mujeres, lo bello, lo femenino. Los hombres, los ensayos, los tratados”; aún cuando ejercían su derecho a pensar y comunicar (adrede como Juan de Arona, quien las vilipendiaba, o sin querer, como el caso citado por Torres-Calderón), se las dejaba de lado.

Resulta interesante resaltar el intelecto y la capacidad de estar presente en la adversa historia de las mujeres peruanas, desde la fortaleza de Micaela Bastidas pasando por la literatura y propuesta de Clorinda Matto de Turner y llegando a la pictórica postura de Julia Codesido. Sin embargo, tanto o más interesante resulta la mirada a otro tipo de mujeres. Hace unos días, en Lima, tres mujeres: Fanny Izquierdo Ríos, Rosina Valcárcel y Pilar Roca, dieron una charla por el Día Internacional de la Mujer en la Casa Museo José Carlos Mariátegui. En ella, uno de los planteamientos que resultaron interesantes, por la dimensión cultural de la propuesta, fue la de incorporar a las amas de casa al sistema de jubilación. Sí, las mujeres de las cuales no se habla en la historia, las que se han dedicado desde siempre a la organización del hogar, las que posibilitan la supervivencia de la especie: “En muchos países se reconoce la labor de la madre, de la mujer de la casa, a tal extremo que, llegada a la tercera edad, la jubilan y recibe su pensión —dice Pilar Roca—. No es un trabajo de ocho horas, sino de todo el día, todos los días. Las señoras con dinero pagan a las trabajadoras del hogar. Pero en las capas bajas, las trabajadoras del hogar son las madres”. Esas palabras suenan aún algo distantes de la realidad latinoamericana y representan una estampa futurista de lo que deseamos que sea el Perú de aquí a unos años. Y mientras tanto, mientras se construye esa nación, hay otras mujeres a las que deberíamos darle una nueva mirada en el Perú: las víctimas de la violencia interna, las que cargan con el recuerdo de sus muertos y que, a la vez, llevan todavía la carga pesada de la impunidad de sus violadores. Por fin, después de mucho tiempo, se rompió el silencio. La mujer ya no es una tela pintada en un escenario, sino carne viva, testimonio de su propia realidad. Ahora que por el Centenario la Onu ha creado Onu Mujeres, debemos llamar la atención de esta entidad para que se sume a la lucha y la justicia repare el daño a estas mujeres. Aparte de ser materia política y jurídica, también es una cuestión de cultura.

PROPUESTA
Pilar Roca: “En muchos países se reconoce la labor de la madre, de la mujer de la casa a tal extremo que llegada a la tercera edad, la jubilan y recibe su pensión. En España tienen su seguridad social las mujeres a partir de la tercera edad, porque se supone que la mujer ha hecho un buen trabajo en la casa. Y no hay ocho horas de trabajo. Hay que revalorizar a la mujer y reconocer su trabajo de ama de casa”.

ONU MUJERES

A fines de febrero se inauguró Onu Mujeres, una nueva organización de la Unesco, que preside la ex mandataria Chilena Michelle Bachelet. En una entrevista reciente, publicada en “El Correo” de esa entidad, dijo: “Las mujeres son víctimas de violencias de todo tipo: violencias domésticas, violaciones, abusos sexuales perpetrados como tácticas de guerra, matrimonios prematuros y mutilaciones genitales (…) si se tienen en cuenta las diferentes clases de violencia que pueden padecer las mujeres en uno u otro momento de su vida, la proporción de víctimas alcanza un 76 % de la población femenina mundial”.

CENTENARIO
Hace 101 años, en 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, realizada en Copenhague (Dinamarca), proclamó el Día Internacional de la Mujer como homenaje al movimiento mundial en favor de sus derechos y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal, como parte de la lucha histórica por la igualdad de género. Esta propuesta, aprobada por 100 mujeres de 17 países, tuvo su primera celebración el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de mujeres y hombres. En la historia, hubo diversas celebraciones por el Día de la Mujer antes de esta proclamación, y las fechas difieren mucho como difieren las realidades geográficas y culturales; pero esta fecha, 8 de marzo de 2011, es reconocida por la Unesco como el Centenario del Día Internacional de la Mujer.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 07 de marzo del 2011.

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