jueves, 5 de noviembre de 2009

Defensa nacional, hipótesis de conflicto y doctrina de disuasión militar.

La defensa nacional

Manuel Rodríguez Cuadros (Ex Canciller)

El mundo global de nuestros días es más incierto que el de la guerra fría. La internacionalización de los mercados no ha cambiado la naturaleza del Estado nación. Un mundo de mercados sin intereses nacionales diferenciados no existe. El sistema internacional actual en transición sigue siendo un mundo de Estados nacionales. Lo que ha cambiado es el medio en que actúan los Estados y la presencia de actores no estatales con capacidad de acción global. En el sistema internacional actual la guerra está prohibida, pero tiene menos factores de regulación e inhibición que en el pasado.

Los mercados no regulan la vida social y política al interior de las sociedades nacionales ni en la escena internacional. Esa función sigue siendo de los Estados. De la misma manera que los mercados no producen equidad social, tampoco aseguran la paz. Por el contrario, es usual que la guerra se origine por el control de los mercados. La guerra que Chile realizó contra el Perú fue para controlar el mercado del salitre.

La defensa nacional es una obligación del Estado para prevenir y dado el caso repeler cualquier ataque externo contra su territorio, la vida de su población, sus recursos naturales y bienes nacionales, contra su identidad histórica como nación. Consiste en la acción militar y diplomática que una nación opone al empleo de la fuerza o a la amenaza de emplearla por parte de otra nación contra sus intereses nacionales esenciales.

La defensa nacional se basa en hipótesis de conflicto. En el caso de Chile, en su frontera norte se basa en una hipótesis de conflicto con el Perú. La defensa nacional del Perú en la frontera sur está en función de una hipótesis de conflicto con Chile. Esta es una realidad objetiva. La paz consiste en evitar que las hipótesis que son escenarios normalmente posibles pero no probables no se transformen en realidad. Esa es la función de la diplomacia cuando el potencial militar es relativamente equilibrado. Pero cuando existe una desproporción extrema en el plano militar, como la que se expresa en la actual correlación de fuerzas entre el Perú y Chile, la diplomacia es insuficiente.

En casos como este, la mejor manera de afirmar la paz y evitar la tentación del conflicto es que los dos Estados tengan un poder militar disuasivo que inhiba cualquier aventura guerrerista de uno y otro lado, pues el potencial agresor sabría que el daño que podría recibir es demasiado costoso. Cuando el daño que se puede sufrir es mayor que el supuesto beneficio a obtener, el uso de la fuerza pierde razón de ser. A ello se llama la paz por disuasión. No es la única manera de evitar que las hipótesis de conflicto se transformen en realidad. Las hay más inteligentes y menos costosas. Pero cuando una de las partes se arma desmesuradamente y rompe el equilibrio, como es el caso del Chile actual, no queda otra alternativa más razonable y racional que la defensa nacional basada en la doctrina de la disuasión. El Perú no la posee. Debe pasar a tenerla con consenso nacional, seriedad y urgencia.

Fuente: Diario La Primera. Martes 27 de octubre del 2009.

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