Del conflicto a la cooperación
Por: Rosa Garibaldi *
Pocos años después de su independencia —que en realidad fue en 1830— las relaciones del Perú con Ecuador se tornaron complicadas por la demarcación fronteriza que no se resolvió con el Tratado de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942.
Un problema técnico
Por problemas técnicos —ligados al reconocimiento aéreo de la cordillera del Cóndor— Ecuador cuestionó el acuerdo entero y la frontera quedó sin hitos de demarcación en 78 kilómetros, en una zona que llegaba hasta el río Marañón (alto río Amazonas). Los enfrentamientos diplomáticos y bélicos continuaron por más de 50 años. Ecuador insistía en un acceso directo al río Amazonas vía el Marañón, y el Perú esgrimía argumentos históricos y jurídicos para impedirlo.
La fórmula mágica
Súbitamente, en 1998, surgió una sabia fórmula que resolvió el problema. La historia que conduciría a la solución del litigio fronterizo se inició el 17 de febrero de 1995, con la Declaración de Paz de Itamaraty. El Perú y Ecuador acordaron un cese de fuego, el retiro de tropas ecuatorianas de territorio peruano, el establecimiento de una misión de observadores y el compromiso de continuar las negociaciones para llegar a la solución definitiva. Pero no por ello cesaron los enfrentamientos bélicos.
*Confianza para la paz*
Finalmente, los presidentes Alberto Fujimori y Jamil Mahuad dirigieron el 8 de octubre de 1998, cada uno independientemente, una carta al presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso. Hacían referencia a la Declaración de Paz de Itamaraty de 1995 y a los acuerdos alcanzados en base a la Declaración de Brasilia de 1997, señalando que a pesar de todo ello, no habían podido encontrar una fórmula aceptable para fijar la frontera, de acuerdo con el Tratado de Paz de 1942, por lo que solicitaban a los países garantes una propuesta.
Propuestas de los garantes
A los dos días, el 10 de octubre, el presidente Cardoso respondió: los garantes emitirían una propuesta para finalizar el problema fronterizo pero antes —y sin conocerla— los congresos de ambos países tendrían que aprobar que fuera vinculante. El paso definitivo lo dieron los congresos del Perú y Ecuador —con Resolución Legislativa del 16 de octubre de 1998— aprobando el procedimiento planteado.
La carta de los cuatro
El 23 de octubre de 1998 llegó a Lima y a Quito una carta de los cuatro garantes: Carlos Menem, Argentina; Fernando Cardoso, Brasil; Eduardo Frei, Chile, y Bill Clinton, Estados Unidos. En ella formulaban la propuesta a la que los congresos del Perú y Ecuador ya habían otorgado carácter vinculante. La demarcación fronteriza se ejecutaría de acuerdo con las opiniones de los expertos designados por los garantes, en cumplimiento de la Declaración de Brasilia del 26 de noviembre de 1997.
Llamado Tiwinza
El Perú daría en propiedad privada al Ecuador un área de un kilómetro cuadrado. En su centro se encontraba el territorio peruano denominado Tiwinza. Un lugar de intensas luchas entre ambos países en 1995. Los ecuatorianos podrían transitar libremente por una única vía pública, carrozable, de hasta 5 metros de ancho, que conectaría el kilómetro cuadrado de Tiwinza con el territorio ecuatoriano. El Perú y Ecuador formalizarían los acuerdos que constituían parte integrante del Acuerdo Global y Definitivo. La fórmula vinculante sería llevada al papa Juan Pablo II para su bendición.
El fin de las diferencias
El 26 de octubre de 1998 los presidentes Fujimori y Mahuad, con los cancilleres del Perú y Ecuador, firmaron el Acta de Brasilia, y, como testigos, los presidentes del Brasil, Chile, Estados Unidos y Argentina. Los firmantes señalaron que los acuerdos alcanzados culminaban las negociaciones previstas en la Declaración de Itamaraty de 1995, y ponían término a los diferendos; declararon que con la carta del presidente del Brasil, del 23 de octubre de 1998 —que formaba parte integrante del Acta— quedaban resueltas las diferencias fronterizas entre los dos países y firme el compromiso de colocar los hitos para fijar la frontera.
La integración
Dos acuerdos suscritos ese 26 de octubre merecen especial atención. El Tratado de Comercio y Navegación que concedió al Ecuador acceso libre, continuo y perpetuo al río Amazonas, reiterando lo dicho en el Protocolo de Río de Janeiro, así como el establecimiento (por 50 años) en las riberas de los ríos amazónicos de dos centros ecuatorianos para el comercio y la navegación. Cada uno de 150 hectáreas, para procesar materias primas y reexportación.
Y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad para incrementar la inversión pública y privada en las regiones fronterizas peruano-ecuatorianas. Comprende un Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza orientado a elevar el nivel de vida de las poblaciones: 4 millones y medio de personas (2,9 millones, peruanos), ejecutando proyectos de integración económica regional.
Hasta ahora ha resultado imposible la construcción de una vía carrozable del Ecuador a Tiwinza. Y no se han establecido los dos centros ecuatorianos en la ribera de los ríos amazónicos.
Tarea pendiente
Queda pendiente el reto de construir una relación perdurable en la que los términos de intercambio comercial, los proyectos de desarrollo, los compromisos resultantes de la firma de paz de Itamaraty y la relación armónica e interdependiente de las poblaciones del sur ecuatoriano y del norte peruano se engarcen en políticas de Estado, de ambas naciones.
La Declaración de Brasilia
El 26 de noviembre de 1997, el Perú y Ecuador acordaron examinar cuatro temas:
Tratado de Comercio y Navegación.
Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.
Fijación de la frontera terrestre común.
Establecimiento de una comisión binacional sobre medidas de confianza mutua y de seguridad. Y, a la vez, designar dos grupos de expertos técnicos y jurídicos para abordar el tema demarcatorio.
Con los acuerdos de Brasilia de 1998 se superaron 176 años de contienda fronteriza y litigio bélico.
Se inició una era de cooperación , integración y desarrollo mutuo.
Protestas por el acuerdo
Al conocerse el procedimiento formulado por los garantes y el contenido de la propuesta vinculante (ya aprobada por los congresos del Perú y del Ecuador), en Lima se desencadenaron las protestas.
El presidente Alberto Fujimori había relegado a la cancillería y a otras instituciones.
Una lista de personalidades —incluyendo el congresista Carlos Ferrero, hermano del canciller— públicamente rechazaron la fórmula de los garantes.
El propio canciller Eduardo Ferrero renunció.
El nuevo canciller Fernando de Trazegnies trató de tranquilizar a la opinión pública, señalando que en la propuesta de los garantes no había nada que saliera de lo que el Protocolo de Paz de 1942 había planteado. La oposición al acuerdo fue particularmente fuerte en Loreto, por lo previsto en el Tratado de Navegación y Comercio (establecimiento de dos centros ecuatorianos de comercio y exportación en las riberas de los ríos amazónicos).
La entonces congresista Lourdes Flores, en actitud solitaria y valiente, se declaró públicamente a favor de los acuerdos de 1998, granjeándose la hostilidad de los loretanos.
[*] Historiadora y diplomática peruana.
Fuente: Diario El Comercio. Domingo 29 de noviembre del 2009.
Por: Rosa Garibaldi *
Pocos años después de su independencia —que en realidad fue en 1830— las relaciones del Perú con Ecuador se tornaron complicadas por la demarcación fronteriza que no se resolvió con el Tratado de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942.
Un problema técnico
Por problemas técnicos —ligados al reconocimiento aéreo de la cordillera del Cóndor— Ecuador cuestionó el acuerdo entero y la frontera quedó sin hitos de demarcación en 78 kilómetros, en una zona que llegaba hasta el río Marañón (alto río Amazonas). Los enfrentamientos diplomáticos y bélicos continuaron por más de 50 años. Ecuador insistía en un acceso directo al río Amazonas vía el Marañón, y el Perú esgrimía argumentos históricos y jurídicos para impedirlo.
La fórmula mágica
Súbitamente, en 1998, surgió una sabia fórmula que resolvió el problema. La historia que conduciría a la solución del litigio fronterizo se inició el 17 de febrero de 1995, con la Declaración de Paz de Itamaraty. El Perú y Ecuador acordaron un cese de fuego, el retiro de tropas ecuatorianas de territorio peruano, el establecimiento de una misión de observadores y el compromiso de continuar las negociaciones para llegar a la solución definitiva. Pero no por ello cesaron los enfrentamientos bélicos.
*Confianza para la paz*
Finalmente, los presidentes Alberto Fujimori y Jamil Mahuad dirigieron el 8 de octubre de 1998, cada uno independientemente, una carta al presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso. Hacían referencia a la Declaración de Paz de Itamaraty de 1995 y a los acuerdos alcanzados en base a la Declaración de Brasilia de 1997, señalando que a pesar de todo ello, no habían podido encontrar una fórmula aceptable para fijar la frontera, de acuerdo con el Tratado de Paz de 1942, por lo que solicitaban a los países garantes una propuesta.
Propuestas de los garantes
A los dos días, el 10 de octubre, el presidente Cardoso respondió: los garantes emitirían una propuesta para finalizar el problema fronterizo pero antes —y sin conocerla— los congresos de ambos países tendrían que aprobar que fuera vinculante. El paso definitivo lo dieron los congresos del Perú y Ecuador —con Resolución Legislativa del 16 de octubre de 1998— aprobando el procedimiento planteado.
La carta de los cuatro
El 23 de octubre de 1998 llegó a Lima y a Quito una carta de los cuatro garantes: Carlos Menem, Argentina; Fernando Cardoso, Brasil; Eduardo Frei, Chile, y Bill Clinton, Estados Unidos. En ella formulaban la propuesta a la que los congresos del Perú y Ecuador ya habían otorgado carácter vinculante. La demarcación fronteriza se ejecutaría de acuerdo con las opiniones de los expertos designados por los garantes, en cumplimiento de la Declaración de Brasilia del 26 de noviembre de 1997.
Llamado Tiwinza
El Perú daría en propiedad privada al Ecuador un área de un kilómetro cuadrado. En su centro se encontraba el territorio peruano denominado Tiwinza. Un lugar de intensas luchas entre ambos países en 1995. Los ecuatorianos podrían transitar libremente por una única vía pública, carrozable, de hasta 5 metros de ancho, que conectaría el kilómetro cuadrado de Tiwinza con el territorio ecuatoriano. El Perú y Ecuador formalizarían los acuerdos que constituían parte integrante del Acuerdo Global y Definitivo. La fórmula vinculante sería llevada al papa Juan Pablo II para su bendición.
El fin de las diferencias
El 26 de octubre de 1998 los presidentes Fujimori y Mahuad, con los cancilleres del Perú y Ecuador, firmaron el Acta de Brasilia, y, como testigos, los presidentes del Brasil, Chile, Estados Unidos y Argentina. Los firmantes señalaron que los acuerdos alcanzados culminaban las negociaciones previstas en la Declaración de Itamaraty de 1995, y ponían término a los diferendos; declararon que con la carta del presidente del Brasil, del 23 de octubre de 1998 —que formaba parte integrante del Acta— quedaban resueltas las diferencias fronterizas entre los dos países y firme el compromiso de colocar los hitos para fijar la frontera.
La integración
Dos acuerdos suscritos ese 26 de octubre merecen especial atención. El Tratado de Comercio y Navegación que concedió al Ecuador acceso libre, continuo y perpetuo al río Amazonas, reiterando lo dicho en el Protocolo de Río de Janeiro, así como el establecimiento (por 50 años) en las riberas de los ríos amazónicos de dos centros ecuatorianos para el comercio y la navegación. Cada uno de 150 hectáreas, para procesar materias primas y reexportación.
Y el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad para incrementar la inversión pública y privada en las regiones fronterizas peruano-ecuatorianas. Comprende un Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza orientado a elevar el nivel de vida de las poblaciones: 4 millones y medio de personas (2,9 millones, peruanos), ejecutando proyectos de integración económica regional.
Hasta ahora ha resultado imposible la construcción de una vía carrozable del Ecuador a Tiwinza. Y no se han establecido los dos centros ecuatorianos en la ribera de los ríos amazónicos.
Tarea pendiente
Queda pendiente el reto de construir una relación perdurable en la que los términos de intercambio comercial, los proyectos de desarrollo, los compromisos resultantes de la firma de paz de Itamaraty y la relación armónica e interdependiente de las poblaciones del sur ecuatoriano y del norte peruano se engarcen en políticas de Estado, de ambas naciones.
La Declaración de Brasilia
El 26 de noviembre de 1997, el Perú y Ecuador acordaron examinar cuatro temas:
Tratado de Comercio y Navegación.
Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza.
Fijación de la frontera terrestre común.
Establecimiento de una comisión binacional sobre medidas de confianza mutua y de seguridad. Y, a la vez, designar dos grupos de expertos técnicos y jurídicos para abordar el tema demarcatorio.
Con los acuerdos de Brasilia de 1998 se superaron 176 años de contienda fronteriza y litigio bélico.
Se inició una era de cooperación , integración y desarrollo mutuo.
Protestas por el acuerdo
Al conocerse el procedimiento formulado por los garantes y el contenido de la propuesta vinculante (ya aprobada por los congresos del Perú y del Ecuador), en Lima se desencadenaron las protestas.
El presidente Alberto Fujimori había relegado a la cancillería y a otras instituciones.
Una lista de personalidades —incluyendo el congresista Carlos Ferrero, hermano del canciller— públicamente rechazaron la fórmula de los garantes.
El propio canciller Eduardo Ferrero renunció.
El nuevo canciller Fernando de Trazegnies trató de tranquilizar a la opinión pública, señalando que en la propuesta de los garantes no había nada que saliera de lo que el Protocolo de Paz de 1942 había planteado. La oposición al acuerdo fue particularmente fuerte en Loreto, por lo previsto en el Tratado de Navegación y Comercio (establecimiento de dos centros ecuatorianos de comercio y exportación en las riberas de los ríos amazónicos).
La entonces congresista Lourdes Flores, en actitud solitaria y valiente, se declaró públicamente a favor de los acuerdos de 1998, granjeándose la hostilidad de los loretanos.
[*] Historiadora y diplomática peruana.
Fuente: Diario El Comercio. Domingo 29 de noviembre del 2009.