El fujimorismo como modelo
Martín Tanaka (Politólogo)
Muchas veces fenómenos políticos peruanos se convirtieron en referentes que permitieron la construcción de teorías útiles para explicar la dinámica de otros países; por ejemplo, el velasquismo fue importante para pensar en la autonomía del Estado frente a las clases dominantes. Más recientemente, el fujimorismo ha sido clave para entender la construcción de una variedad de régimen político: aquel que combina el mantenimiento formal de la legalidad democrática, una legitimación plebiscitaria (que le permite ser competitivo en los procesos electorales), con un funcionamiento autoritario, en tanto el poder se concentra en la presidencia, que utiliza el respaldo con que cuenta para destruir los límites institucionales que lo controlan, el equilibrio de poderes, los derechos de la oposición y de las minorías. Este tipo de régimen se ha caracterizado como “autoritarismo competitivo”.
En las últimas semanas elementos del libreto fujimorista se han visto repetidos elocuentemente en países vecinos. En Bolivia, la mayoría oficialista en la Cámara de Diputados ha suspendido al presidente de la Corte Suprema, en un contexto en el cual el PJ está procesando al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y a algunos de sus colaboradores, siguiendo el libreto de la destitución de los magistrados del TC ocurrido en Perú en 1997.
En Venezuela, el gobierno hasta ahora defendió su carácter democrático arguyendo que la oposición podía expresarse libremente en medios como Globovisión; sin embargo, recientemente se pretende investigar sus actividades y línea informativa, y hay un cuestionable acoso judicial en contra de su propietario, acusado de defraudación tributaria. ¿Recuerdan a Baruch Ivcher y otros? En Colombia, el reelecto Álvaro Uribe pretende forzar una re-reelección mediante una nueva reforma constitucional, a pesar de que la Corte Constitucional declaró que la reelección de 2006 procedía solo por una vez. Ya logró que el Congreso, en el que cuenta con mayoría, lo apruebe. En Colombia se habla explícitamente de la “fujimorización” del uribismo.
El que este tipo de régimen pueda consolidarse depende de la fortaleza institucional y de la capacidad de la oposición. Hasta el momento, Bolivia todavía mantiene un mínimo equilibrio: por ejemplo, la suspensión del presidente de la Corte debe también ser aprobada por el Senado, donde el MAS no tiene mayoría. En Colombia, la Corte Constitucional podría frenar la re-reelección, y si es que no, tendría que realizarse un referéndum, que el uribismo tiene complicado ganar. En Venezuela, sin embargo, la cancha está totalmente inclinada en favor del Ejecutivo, con lo que la naturaleza autoritaria del régimen es elocuente.
Como se ve, hay autoritarismos de izquierda y derecha. Leyendo la prensa en nuestro país, parece que todavía, a pesar de lo que hemos vivido en los últimos años, hay quienes desde la izquierda solo condenan la arbitrariedad del poder cuando es de derecha, y desde la derecha solo cuando es de izquierda.
Fuente: Diario La República. Martes 26 de mayo del 2009.
Martín Tanaka (Politólogo)
Muchas veces fenómenos políticos peruanos se convirtieron en referentes que permitieron la construcción de teorías útiles para explicar la dinámica de otros países; por ejemplo, el velasquismo fue importante para pensar en la autonomía del Estado frente a las clases dominantes. Más recientemente, el fujimorismo ha sido clave para entender la construcción de una variedad de régimen político: aquel que combina el mantenimiento formal de la legalidad democrática, una legitimación plebiscitaria (que le permite ser competitivo en los procesos electorales), con un funcionamiento autoritario, en tanto el poder se concentra en la presidencia, que utiliza el respaldo con que cuenta para destruir los límites institucionales que lo controlan, el equilibrio de poderes, los derechos de la oposición y de las minorías. Este tipo de régimen se ha caracterizado como “autoritarismo competitivo”.
En las últimas semanas elementos del libreto fujimorista se han visto repetidos elocuentemente en países vecinos. En Bolivia, la mayoría oficialista en la Cámara de Diputados ha suspendido al presidente de la Corte Suprema, en un contexto en el cual el PJ está procesando al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y a algunos de sus colaboradores, siguiendo el libreto de la destitución de los magistrados del TC ocurrido en Perú en 1997.
En Venezuela, el gobierno hasta ahora defendió su carácter democrático arguyendo que la oposición podía expresarse libremente en medios como Globovisión; sin embargo, recientemente se pretende investigar sus actividades y línea informativa, y hay un cuestionable acoso judicial en contra de su propietario, acusado de defraudación tributaria. ¿Recuerdan a Baruch Ivcher y otros? En Colombia, el reelecto Álvaro Uribe pretende forzar una re-reelección mediante una nueva reforma constitucional, a pesar de que la Corte Constitucional declaró que la reelección de 2006 procedía solo por una vez. Ya logró que el Congreso, en el que cuenta con mayoría, lo apruebe. En Colombia se habla explícitamente de la “fujimorización” del uribismo.
El que este tipo de régimen pueda consolidarse depende de la fortaleza institucional y de la capacidad de la oposición. Hasta el momento, Bolivia todavía mantiene un mínimo equilibrio: por ejemplo, la suspensión del presidente de la Corte debe también ser aprobada por el Senado, donde el MAS no tiene mayoría. En Colombia, la Corte Constitucional podría frenar la re-reelección, y si es que no, tendría que realizarse un referéndum, que el uribismo tiene complicado ganar. En Venezuela, sin embargo, la cancha está totalmente inclinada en favor del Ejecutivo, con lo que la naturaleza autoritaria del régimen es elocuente.
Como se ve, hay autoritarismos de izquierda y derecha. Leyendo la prensa en nuestro país, parece que todavía, a pesar de lo que hemos vivido en los últimos años, hay quienes desde la izquierda solo condenan la arbitrariedad del poder cuando es de derecha, y desde la derecha solo cuando es de izquierda.
Fuente: Diario La República. Martes 26 de mayo del 2009.
El caudillismo y el poder desde luego no sé que tendrán que a los políticos les gusta mucho y se eternizan. La verdad que creo que América sigue sin llegar a la democracia aún. El modelo europeo de llegar a la democracia exige desarrollo y modernización previa, no al revés. El caso de mi país es típico: hasta que no hubo superación del subdesarrollo no hubo democracia. Al revés, todos los sistemas democráticos fallaron.
ResponderEliminar¿Por dónde empezar en América? La verdad que veo un laberinto aún en el continente Latinoamericano.