domingo, 3 de mayo de 2009

Margaret Thatcher y el modelo neoliberal.

MUJERES EN EL PODER

A 30 años del poder de hierro

Roger Zuzunaga (Periodista)

Mañana se cumplen 30 años de la elección de Margaret Thatcher como primera ministra del Reino Unido, cargo en el que permaneció hasta 1990. La “Dama de Hierro”, calificativo con el que los medios soviéticos la bautizaron en 1976 por sus feroces ataques contra el comunismo, marcó un antes y un después en la política de su país, especialmente en el campo económico. Pero hoy, con una recesión mundial que golpea especialmente a las máximas potencias del planeta, sus enunciados en este campo son pasados por alto por quienes antes los tomaban como un punto de referencia para sus políticas.

Thatcher nació el 13 de octubre de 1925 en Grantham, una pequeña ciudad comercial del este de Inglaterra. Sus padres, Alfred y Beatrice Roberts, eran metodistas, por lo que fue educada en un ambiente conservador. Se licenció en la carrera de Ciencias Químicas y luego en Derecho.

Sus primeros guiños con la política vienen desde su época de estudiante del Somerville College, en Oxford, donde fue elegida presidenta de la Asociación de Conservadores de Oxford. A los 25 años presentó su candidatura al Parlamento británico por el Partido Conservador, pero perdió. Lo volvió a hacer en 1951, y fracasó de nuevo. Finalmente, en 1959, tras su tercer intento, ganó un escaño. Desde entonces escaló posiciones y en 1970 ya era portavoz de su partido.

Antes de su ascenso en la política se casó con el empresario Denis Thatcher, a quien conoció a principios de la década del cincuenta. El matrimonio tuvo dos hijos.

LLEGADA AL PODER

En 1970, Thatcher se desempeñó como titular del Ministerio de Educación y Ciencia. Una de las medidas más polémicas que adoptó fue acabar con la educación gratuita.

Cuatro años después, el fracaso electoral del Partido Conservador provocó un giro en la dirección de la agrupación, que terminó con el triunfo de la “Dama de Hierro” en las elecciones internas y la perfiló como candidata para las elecciones generales de 1979. Thatcher ganó dichas elecciones y se convirtió en la primera mujer en ejercer la jefatura de su país.

Se podría decir que en el aspecto económico su gestión giró sobre dos ejes: privatización y liberalización. “La gente ya no teme contagiarse con la enfermedad británica. Hacen cola para adquirir la nueva cura británica”, aseguró alguna vez Thatcher al comentar el éxito internacional de su gobierno.

Según un artículo publicado por el diario “El Mundo” de España, el liderazgo de Thatcher representó un período de fundamental importancia en la historia europea, que influyó en el estilo y en las políticas de una generación de dirigentes, desde Felipe González hasta José María Aznar en España, desde Tony Blair en el Reino Unido hasta Nicolas Sarkozy en Francia, y estimuló la aparición de otras lideresas, desde Bonn hasta Santiago de Chile.

El actual primer ministro británico, Gordon Brown, la describió como una política de convicciones.

Para sus adeptos, las reformas macroeconómicas que emprendió permitieron rescatar la economía británica del estancamiento en el que se encontraba. Apeló a la privatización de empresas como British Petroleum, a la reducción del gasto público y de los impuestos que pagaban las empresas y frenó el poder de los sindicatos.

Sus críticos la acusan de desmantelar el estado de bienestar y de la destrucción de mucha de la base manufacturera del Reino Unido, lo que llevó a miles de trabajadores al desempleo prolongado.

Y ahora, en estos días de recesión global, la escuela Thatcher ya ni es mencionada. Aquello que la “Dama de Hierro” combatió en su momento, como la nacionalización o el aumento de impuestos, es moneda corriente en muchos países desarrollados. Los gobiernos, especialmente de la Unión Europea y el de Estados Unidos, apelan al dinero público para salvar de la bancarrota principalmente a los bancos y a las automotrices. Además, las naciones europeas piden al unísono una mayor regulación estatal de los mercados y acabar con los paraísos fiscales.

GUERRA DE LAS MALVINAS

En cuanto a política internacional, además de ser testigo de la caída del Muro de Berlín en 1989, a Thatcher se la recuerda por su papel en la guerra de Las Malvinas. Cuando en 1983 Argentina decidió recuperar dichas islas, la “Dama de Hierro” no dudó en declarar la guerra al país sudamericano y envió una poderosa fuerza naval que las recuperó.

La ola de entusiasmo patriótico que se desató en su país la catapultó para lograr una de sus reelecciones y, de paso, su apodo de la “Dama de Hierro” adquirió más fuerza.

Pero quien jugó un papel fundamental para que la guerra fuera rápida y para que no se perdieran muchas vidas británicas fue el entonces presidente de Chile, Augusto Pinochet.

“El general Pinochet debe ser autorizado a volver a su país sin dilación. La próxima semana, Gran Bretaña recibirá a un líder democráticamente elegido de un país que invadió ilegalmente el territorio británico [Menem], hecho que causó la muerte a 250 británicos. Sería vergonzoso pedir la reconciliación en este caso, mientras mantenemos bajo arresto a alguien que, durante el mismo conflicto, hizo tanto por salvar las vidas de los ciudadanos británicos”, escribió Thatcher en octubre de 1998, mientras Pinochet permanecía detenido en Londres.
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Fuente: Diario El Comercio. Domingo 3 de mayo del 2009.

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