domingo, 10 de agosto de 2008

EL CÓDIGO MURÚA Y GUAMÁN POMA DE AYALA

UNA HISTORIA ILUSTRADA DE LOS INCAS

El código Murúa

LOS MANUSCRITOS DE UN PADRE MERCEDARIO Y LOS EXTRAORDINARIOS DIBUJOS DE SU COLABORADOR, EL CRONISTA INDIO GUAMÁN POMA DE AYALA, SORPRENDEN EN UNA EXPOSICIÓN EN EL INSTITUTO GETTY DE ESTADOS UNIDOS. SE TRATA DE UN CASO RARO EN QUE UN EUROPEO Y UN INDÍGENA TRABAJARON JUNTOS, ALLÁ EN LOS ALBORES DEL SIGLO XVII.

Por Jorge Paredes Laos

1996. Dublín, Irlanda. Después de veintiséis años de búsqueda, el antropólogo Juan Ossio da con el manuscrito del mercedario Martín de Murúa en una biblioteca particular. Su propietario, el coleccionista John Galvin, acababa de morir y toda su herencia bibliográfica pasaba a manos de su hijo Sean. El documento estaba prácticamente intacto a pesar de que había sido escrito y pintado cuatro siglos atrás. De sus cuatro capítulos, los dos primeros estaban referidos a los reyes incas, sus coyas, y los capitanes del imperio y los otros dos restantes detallaban diversos aspectos de la vida social y religiosa, y describían algunas ciudades de los cuatro suyos. Pero lo más sorprendente era la gran factura de las ilustraciones, que habían sido realizadas en su mayoría por el pintor y cronista indio Guamán Poma de Ayala. Se trataba de una obra producida al alimón entre un europeo y un artista indígena del siglo XVI.

El manuscrito de Murúa era hasta entonces una especie de tesoro incompleto. Las primeras señales de su existencia se habían producido a fines de los años cuarenta cuando el profesor español Manuel Ballesteros había dado a conocer el hallazgo de un manuscrito colonial que contenía ilustraciones de los principales incas, en poder del duque de Wellington. En 1962 Ballesteros publicaría la copia de los 38 dibujos en blanco y negro. Años después, Juan Ossio encontraría en la Biblioteca Nacional un expediente que ofertaba algunas copias de esta edición, por lo que partió hacia Inglaterra para ver los dibujos a color; allí los fotografió y posteriormente donó las imágenes a la Biblioteca Nacional.

En ese momento -recuerda Ossio- se pensaba que existían dos copias y que solo una era la original. Pero el tiempo aclaró las dudas. Hoy se sabe que tanto el manuscrito hallado en Irlanda, en poder de Galvin, como el encontrado en Inglaterra, en manos del duque de Wellington, eran originales. El primero tiene cuatro capítulos y es más voluminoso y fue realizado por Murúa y Guamán Poma de Ayala en 1590, aunque tiene anotaciones hasta 1604; y el segundo es una especie de edición reducida realizada por Murúa entre 1605 y 1613 aproximadamente.

Es innegable que los dos manuscritos de Murúa guardan relación con la Nueva Corónica y Buen Gobierno, la obra desarrollada por Guamán Poma de Ayala entre 1615 y 1616. No solo comparten los mismos temas y el estilo de las ilustraciones, sino que mencionan algunos nombres de los hermanos Ayar, que no son registrados por otros cronistas.

"Lo extraordinario -enfatiza Juan Ossio- es que tenemos tres documentos emparentados. Uno inicial donde vemos las manos del sacerdote y del indígena y dos posteriores, hechos por cada uno de ellos de manera independiente. Si los ponemos en una gradiente, veremos que en un extremo está lo indígena y en el otro lo europeo, y en la instancia intermedia hay una obra que conjuga las dos visiones". Incluso es probable que la Nueva Corónica haya sido concebida por Guamán Poma en respuesta a lo expresado por Murúa, luego de que el cronista indio se enemistara con el español.



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