Para releer el horror nazi
La reedición de un
libro clásico sobre la era de Hitler, del historiador inglés Ian Kershaw,
obliga a volver sobre esos años y mirar con atención fenómenos totalitarios
actuales en todo el mundo.
El historiador inglés Ian Kershaw ha
dedicado la mayoría de su vida adulta a estudiar la era nazi. Hoy, con 70 años
de edad ha declarado un cierre a esta labor con su último libro The End (El
fin), publicado en 2011 y aún no disponible en Argentina. Ese libro trata el
último año del régimen nazi y cuestiona cómo pudo ser, cuando la derrota era
tan evidente, que oficiales incomunicados de un mando central, siguieran
implementando políticas nazis, en particular la de genocidio. De este tipo de
preguntas esta hecha la historiografía del nazismo. El libro de Kershaw que sí
esta disponible en Argentina, La dictadura nazi: principios y controversias en
torno a la era de Hitler (Siglo
Veintiuno Editores), es un detallado resumen de los principales debates
historiográficos de este enorme campo académico. Fue publicado por primera vez
en 1985, con una edición revisada en 2000 y ahora llega esta segunda edición a
la Argentina. Es un mapa fundamental a los principales debates académicos
acerca del nazismo. Debates que –como dice Kershaw–, aún no están resueltos.
“Más de medio siglo después de la destrucción del Tercer Reich, los principales
historiadores están lejos de ponerse de acuerdo sobre algunos de los problemas
más fundamentales de la interpretación y explicación del nazismo.” Hablamos con
Kershaw por teléfono, para indagar sobre el significado y vigencia de este
importante libro que ha sido, por más de una década, un volumen fundamental en
las bibliotecas de los historiadores del siglo XX.
-¿Desde
que se publicó la última edición revisada de su libro, cuánto ha crecido este
tema?
-Creo que uno o dos nuevos temas se han vuelto prominentes, los cuales –por
supuesto– no están discutidos en el libro, porque solo han emergido desde 2000.
Uno de estos temas es la cuestión del consenso, el nivel de consenso en la
Alemania nazi. Tal vez el otro sería el debate sobre la extensión de la
complicidad en las políticas nazis sobre instituciones mayores –no solo las
económicas, sino que estoy pensando en el gran debate que estalló recientemente
acerca de la participación directa del Ministerio de Relaciones Exteriores en
las políticas nazis. Esos son dos debates que han surgido en los últimos años.
-Si
usted estuviera comenzando su carrera ahora en este campo, ¿cuáles son los
temas que aún restan ser investigados?
-Creo que los grandes temas que giran alrededor de la Alemania nazi han sido,
en su gran parte, aireados. No puedo ver que haya otro gran tema en el
horizonte –aparte de los que acabo de mencionar–. Supongo que siempre hay
aspectos de estos temas que necesitan ser explorados más lejos. Si estás
hablando de investigaciones detalladas que serían llevadas a cabo por un alumno
doctoral, probablemente un aspecto a trabajar sería el trato a los trabajadores
extranjeros; algún estudio regional de algunos aspectos del Holocausto –en
particular, en áreas de Europa del Este– que no han sido explorados
completamente; y después estudios detallados acerca del consentimiento, que
podría ser abordado sobre la base de estudios locales y regionales de una forma
más coherente que en un enfoque más global.
-¿Su
último libro –“The End”–, será lo último que escriba sobre el nazismo?
-Creo que sí. El título, The End , es bastante útil, no solo literalmente,
porque trata sobre el fin del régimen nazi, sino que metafóricamente también,
como el fin de mis propias investigaciones sobre este periodo. Llevo mucho
tiempo en el campo, casi treinta años completos, y creo que ahora es el tiempo
de marcar una línea; tengo la sensación de que he tratado todos los problemas
mayores de la Alemania nazi. Ahora me estoy alejando. No por completo. El libro
que estoy escribiendo ahora es una historia de Europa en el siglo XX, entonces
–por supuesto– Alemania juega un gran papel.
-¿Para
usted, cuál es la diferencia de escribir historia popular e historia académica?
-Bueno, en los libros que he escrito que uno describiría como historia popular,
he puesto mucho énfasis, sobre todo, en la exactitud académica en el análisis.
Que yo pueda escribir eso de una manera que la gente ve como amena y que
quieran leerlo, eso es una gran fuente de gratificación para mí. Pero no hago
una distinción particular entre trabajos más académicos que tienen una
audiencia estrecha, y trabajos que están apuntados a un público grande. Porque
el trabajo que subyace en ambos viene del mismo rigor analítico. La escritura
varía entre una publicación especializada y un libro general, pero aparte de
eso es lo mismo. En este caso particular, el libro sobre Europa en el siglo XX,
es diferente de los otros libros que he hecho, en el sentido de que no es un
estudio especializado de un país, y no está basado en investigaciones primarias
de archivo, como todos mis otros libros lo han sido. En este nuevo trabajo,
estoy basándome en las investigaciones de personas cuyos países no conozco como
historiador.
-Después
de todo este tiempo de estar involucrado intelectualmente con el nazismo, ¿ha
sufrido algún costo emocional? ¿sueña con las víctimas o con Hitler, por
ejemplo?
-No, nunca he tenido ese problema. En otra ocasión me preguntaron si soñaba con
Hitler y dije: “No, mis pesadillas son solamente sobre Manchester United cuando
pierde un gran partido.” Pero para contestarte de una manera seria, no ha
habido un costo personal emocional, como usted dice. Tengo la ventaja de que
por más que mi trabajo se dedique a una época muy deprimente de la historia, es
muy importante. El hecho de que yo no sea alemán, que no sea judío, que nadie
en mi familia haya sufrido directamente por este periodo, probablemente me da
un elemento de libertad del costo emocional que el tema podría tener para otras
personas. Espero que, aparte de mi obsesión con el trabajo de investigar el
periodo nazi, sea una persona normal...
-¿Cómo
vive Alemania hoy su legado con el nazismo? ¿Se inhiben de la expresión de
fervor patriótico, por ejemplo como cuando juega la selección nacional?
-No. Alemania es el país que, más que cualquier otro, ha luchado
sistemáticamente para enfrentarse con los horrores de su pasado reciente. Y
cuando comparás a Alemania con casi cualquier otro país –Austria, Italia,
España, Japón– entonces su registro de tratar su propio pasado se compara muy
favorablemente. Entonces, por ejemplo, el sentimiento en un partido de fútbol,
bueno obviamente existe esta sensación patriótica de querer ganar; pero eso es
completamente diferente de la sensación neonazi que existe solamente en una
minoría pequeña de la población alemana.
-¿Tiene
algún temor que algo como el Tercer Reich pudiera volver a ocurrir?
-No, no lo tengo. Creo que en este momento los problemas con la economía
global, y en particular en Europa –y especialmente en la eurozona– son
ciertamente problemas que provocan gran preocupación sobre la forma en la cual
las cosas se están desarrollando. Es decir, no soy autocomplaciente sobre cómo
están las cosas. Hay motivos por los cuales estar preocupado por el crecimiento
de sentimientos nacionalistas en varios países, el crecimiento de sentimientos
en contra de los inmigrantes, y en general sentimientos que no son bienvenidos
pero que están teniendo una audiencia política. Incluyendo el racismo. Pero no
creo que haya una repetición de lo que pasó en los años ‘30. Alemania, que
probablemente fue el único país en los 30 que podría haber causado un problema
mayor para la paz europea –quiero decir, había racismo y fascismo por todos
lados– era el único país que hubiera podido crear un problema para el
continente europeo y amenazar la paz; bueno, pienso que Alemania hoy está a
años luz de lo que fue en los años ‘30. Es el país más internacionalista y
menos nacionalista que hay. Entonces esa amenaza no existe. No hay una amenaza
geopolítica como sí la había en los ‘30.
-No,
por supuesto. No pensaba en Alemania, sino que un posible fenómeno fascista y
totalitario como el Tercer Reich, pero desde otro país o cultura. Hay gente que
teme al islam, hay otros que temen que Estados Unidos caiga en el
fascismo…
-Bueno, obviamente vivimos en un mundo extremamente inseguro, y las
preocupaciones sobre numerosas amenazas internacionales de grupos terroristas
internacionales, o lo que fuera, eso permanece omnipresente. Pero creo que
estas amenazas, por lo que podemos ver, parecieran estar contenidas. Tenemos
que basarnos en lo que podemos leer, pero creo que es mejor no exagerar la
amenaza de organizaciones terroristas internacionales, como Al-Qaeda, porque
los países más prósperos –particularmente EE.UU.– parecen, por lo menos ahora,
capaces de contener estas amenazas. Y aunque en EE.UU., y en todos los países
de Europa, y muchos otros, hay tendencias muy desagradables (hay que reconocer
eso, también) no creo que esas tendencias finalicen en el colapso de cualquiera
de estos países o en el equivalente moderno de un régimen totalitario o
fascista o uno que estuviera en condiciones de amenazar la paz mundial. De
hecho, un aspecto llamativo de esta crisis global económica hasta ahora –esto
puede cambiar– es que no ha habido un descenso al autoritarismo, como lo hubo
en los ‘30. Es un contraste muy llamativo si mirás a estas dos grandes crisis
económicas en términos políticos. En los ‘30, el resultado fue un gran
surgimiento hacía el totalitarismo, y no sólo en Alemania; y en 2008 eso no ha
sido el caso de ninguna manera.
-¿Ha
seguido los trabajos de novelistas y cineastas sobre la época? ¿Vio “La caída”
o leyó “Las benévolas”, por ejemplo?
-No soy muy aficionado a las artes, en cuanto a este periodo. Leí el libro de
Jonathan Littell, pero personalmente no soy muy aficionado a las novelas sobre
este periodo. Suelo no leer novelas ni ver películas sobre el tema. Pero me
mandaron La
caída para hacer un comentario. Me
pareció una muy buena película y las menores equivocaciones históricas que
tiene no quitan de que sea una representación potente sobre esos últimos días.
Pero ¿contribuye algo a la comprensión histórica? No, creo que no.
-Pensando
en un lector general, joven: ¿por qué diría que es importante seguir estudiando
este periodo histórico?
-Cuando nos alejamos cronológicamente, vemos que el Tercer Reich, la Segunda
Guerra Mundial y el Holocausto fueron los episodios centrales del siglo XX. Y
ese periodo, y la enorme revolución que provocó la Segunda Guerra, cambió no
sólo a Europa sino al mundo entero. Entonces en ese sentido, yo pienso que una
comprensión del mundo presente –para poder entender aquel mundo–, es crucial
para tener una comprensión de los eventos que crearon este mundo, que fueron,
principalmente, los ‘30 y la Segunda Guerra Mundial.
Fuente. Revista Ñ, Diario El Clarín (Argentina). 21 de mayo del 2013.
Artículo recomendado: La carrera de Hitler. Antonio Zapata.
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