domingo, 28 de febrero de 2010

Irán: Entre el Irak ocupado y la Corea del Norte nuclear.

El programa nuclear iraní

Por: Farid Kahhat
Internacionalista. Catedrático de la PUCP.

Comenzaré por aquello que no pongo en discusión: el iraní es un régimen autoritario (como la mayoría de los aliados estadounidenses en el Medio Oriente). Ese régimen no solo reprime a sus opositores políticos, y persigue a minorías religiosas como los Bahai. Su presidente es un antisemita cuya reelección se produjo a través de un proceso inescrutable en el mejor de los casos, y fraudulento en el peor. Y ese régimen ocultó en más de una ocasión información sobre su programa nuclear al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Continuaré ahora con aquello que sí me parece discutible: el presidente iraní no dijo que había que destruir Israel (me remito aquí a la traducción del académico estadounidense Juan Cole). Mientras Mohamed El Baradei fue presidente de la OIEA, esa entidad jamás suscribió la hipótesis de que el programa nuclear iraní tenía fines bélicos, como tampoco lo hizo la comunidad de inteligencia estadounidense en su reporte del 2007. El que en ambos casos esa opinión esté cambiando en tan poco tiempo revela una de dos posibilidades: o bien adquirieron súbitamente nueva y crucial información sobre el tema, o están cediendo ante la presión política como hicieron antes de la guerra contra Iraq en el 2003. Por último, no creo que sea evidente que la estrategia militar iraní tenga propósitos ofensivos.

Admito que en el tema nuclear la lógica está del lado de los escépticos. Póngase usted por un momento bajo el turbante del verdadero gobernante de Irán (el ayatola Alí Jamenei), durante la administración Bush. De un lado, oye decir que el régimen que preside constituye, junto con los de Saddam Hussein y Kim Jong-Il, parte de un mefistofélico eje del mal. De otro lado, constata que mientras el régimen iraquí (que no poseía armas de destrucción masiva) fue derrocado mediante una invasión militar, el régimen norcoreano (que posee todo tipo de armas de destrucción masiva) jamás fue atacado. No solo eso, Estados Unidos además negoció con él, ofreciéndole garantías de seguridad y recompensas materiales si renunciaba a su arsenal nuclear. Bajo esas circunstancias, ¿usted preferiría estar en la situación de Iraq o en la de Corea del Norte?

Pero ese silogismo no reemplaza la necesidad de pruebas materiales y es discutible que la ambigüedad del régimen iraní en la materia oculte un propósito ofensivo. Al menos desde la aprobación en el 2006 del “Iran Freedom and Support Act” el derrocamiento del régimen iraní es un objetivo explícito del Gobierno de Estados Unidos, el cual comparte de manera pública el Estado de Israel. Ambos admiten que el uso de la fuerza contra Irán no puede ser descartado. Irán tiene suficientes motivos para tomar esa admisión en serio: Israel destruyó en 1981 el reactor nuclear iraquí de Osirak, y en el 2007 destruyó un objetivo en Siria en el que, según su versión, se desarrollaban armas de destrucción masiva. Estados Unidos invadió y ocupó Iraq y Afganistán y tiene en Turquía a un aliado militar de la OTAN, todos ellos vecinos de Irán. Posee, además, bases militares en diversos estados del Golfo Pérsico, a pocas millas de las costas iraníes. Y si bien Irán respalda a grupos armados hostiles a Israel y Estados Unidos (como Hezbolá), esos países han hecho exactamente lo mismo respecto a Irán. Por ejemplo, mientras el Departamento de Estado incluía al grupo opositor iraní Muyahidín Al Jalq en su lista de organizaciones terroristas, el Pentágono contribuía a financiarlo. Bajo ese cúmulo de circunstancias, es impresionante que ninguno de los rivales del régimen iraní se plantee siquiera la posibilidad de que este tenga también preocupaciones de seguridad legítimas.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 28 de Febrero del 2010.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Luis Bedoya Reyes y la creación del PPC.

Cumpleaños del PPC

Cèsar Hildebrandt (Periodista)

Cuarenta y dos años cumple el Partido Popular Cristiano (PPC), que nació en una suite del hotel Crillón cuando la Democracia Cristiana se puso colorada (a lo Vallejo) y Luis Bedoya Reyes se puso rebelde y Bobby Ramírez del Villar se puso conspirador y Luis Banchero Rossi puso la plata.

En la puerta de la suite 14-H del Crillón la revista “Oiga”, con el ojo de Humberto Romaní, tomó a Ramírez del Villar saliendo de conversar, para los arreglos finales, con Banchero, el industrial pesquero más importante de América Latina y el Ciudadano K de esta comarca, a partir del originalmente tacneño diario “Correo”.

O sea que el PPC salió de fábrica con el olor del billetón recién impreso y un tufo de anchoveta que te podía echar para atrás. Eso explica la halitosis ideológica de los Agois, herederos mortuorios de Banchero, y el carácter “principistamente” fenicio del PPC.

El asunto es que el lobby pesquero, con Banchero en la cresta de la ola, necesitaba de leyes afines y de poderes fácticos y que Bobby Ramírez se los ofreció. Después –pero sólo después- el brillante Bobby metió todo el carbón que pudo y convenció a Luis Bedoya Reyes, el vice de Héctor Cornejo Chávez, de que la Democracia Cristiana era un infierno plagado de comunistas y que las cosas estaban maduras para un nuevo partido y para una derecha vulcanizada que ya no usara brillantina.

Por eso es que, a diferencia de Chile, de la Democracia Cristiana peruana sólo salieron frustraciones, broncas, traidores y elecciones perdidas. Digamos que Bedoya Reyes se llevó a la gente y que Cornejo Chávez se quedó con el púlpito y una iglesia vacía.

Cornejo terminaría de asesor servil de los militares reformistas –lo que demuestra que el destino de la gente no sólo lo determina la inteligencia sino también el carácter y la autoestima- y Bedoya Reyes haría, como para ganar un Oscar, el papel de candidato crónico, ideólogo de la cumparsita y pico de oro de las derechas reunidas alrededor de la codicia, virtud teologal que, como se sabe, es el verdadero programa de nuestras cavernas.

De 1966 a 1970 el diario “Correo”, que era una copia maquetera del “Ici Paris”, usó a Sofocleto, el genial y venal humorista, para satanizar con éxito a Cornejo Chávez. Cornejo, de puro picón, se fue amargando. La venganza se la tomó redactando el infame Estatuto de Prensa, que era un modo castrense de entender los límites de la libertad.

Asesinado Banchero por un jardinero más idiota que Peter Sellers haciendo de lo mismo, masacrada la anchoveta por la sobrepesca, cambiado el país por los militares hartos de ser los dóberman de la plutocracia, Bedoya Reyes fue haciendo cosas buenas en la alcaldía provincial –lo que no le impidió tener magníficas relaciones con Velasco, a quien le encendió un cigarrillo en una actuación pública- y construyó eso que salva a Lima y se llama La Vía Expresa –eso que los apristas tildaron de “zanjón” y no habrían construido de haber ganado Jorge Grieve la alcaldía de la ciudad-.

Lo que no terminó de construir Bedoya fue el Partido Popular Cristiano, parido en el “Crillón” y criado por nanas en el Country Club y socio natural del Waikiki. El PPC quiso ser una fábrica de cuadros conservadores. Lo que terminó siendo fue una fábrica de conservas –algunas bastante agrias, dicho sea de paso-.

Mañana, el partido de Bedoya Reyes –que a eso se ha reducido- cumple 42 años con la marca insuperable de haber sido derrotado en todas las elecciones importantes en las que participó.

Lourdes Flores ha hecho todo lo posible para conducir al centro al PPC. Pero es que Bedoya Reyes, que todavía viste de capitán de yate y da gritos en la cubierta, no se lo permite plenamente. Y es que, aunque digan lo contrario, la sal se hereda y la vocación por ser minoría antipática, también. Bedoya Reyes es el Fraga Iribarne del PPC y Lourdes Flores no ha podido ser Aznar (aunque Anterito sí llega a ser Rajoy).

En Alemania la Democracia Cristiana ha jugado un rol histórico. En el Perú se dividió en dos clases de difunto: Cornejo Chávez y su rabia brillante y Bedoya Reyes y su labia vacía. Total que el muchacho llega a los 42 años sin profesión, sin mujer, sin trabajo, pero, eso sí, con pañuelo de seda a lo Berlusconi. Hasta Sánchez Cerro lo hubiese hecho mejor.

Fuente: Diario La Primera. 17 de Diciembre del 2008.

martes, 23 de febrero de 2010

Genocida nazi y la muerte del magnate pesquero Luis Banchero Rossi.














Klaus Barbie y el caso Banchero

Por Nelson Manrique (Historiador)

El “caso Banchero” fue un crimen que conmocionó al país. Luis Banchero Rossi se había convertido en una figura legendaria, luego de que levantara de la nada un gran imperio económico, en base a la exportación de la harina de pescado, colocando al Perú en el primer lugar en el mundo en ese rubro. Cuando fue asesinado el 1/1/72, era el ideal de lo que debería ser un empresario nacional.

En cuanto se iniciaron las investigaciones para esclarecer su muerte se hizo evidente que existían poderosos intereses que impedirían que se llegara a la verdad. El país siguió ávidamente el juicio y al final se impuso una versión que fue cuestionada por muchos, pero que el PJ aceptó como verdadera: Banchero Rossi habría sido asesinado por el guardián de su mansión de campo, un escuálido muchacho llamado Juan Vilca, que habría actuado motivado por la envidia que sentía por su patrón, debido a su éxito económico y con las mujeres.

Banchero llevó ese malhadado fin de semana a una agraciada secretaria a su residencia de Chaclacayo para una cita romántica. Vilca habría aprovechado la situación para reducirlo utilizando una pistola Luger que Banchero guardaba en su residencia y asesinarlo a golpes con una estatuilla, violando después a la secretaria. Esta historia fue repetida en la película de Francisco Lombardi “Muerte de un magnate” (1980). Vilca sería pues el único responsable del crimen. Quien quiera revisar las inconsistencias de este relato puede remitirse al libro El caso Banchero, de Guillermo Thorndike.

En la Segunda Guerra Mundial Klaus Barbie, un oficial de la SS, jugó un papel destacadísimo durante la ocupación de Francia por el ejército nazi. Jefe de la Gestapo de Lyon, se ganó el triste sobrenombre de “El carnicero de Lyon”. Solo en Francia se le atribuye el envío de 7.500 personas a los campos de concentración, más de 4 mil asesinatos y el arresto y tortura de 14 mil combatientes de la Resistencia, entre ellos Jean Moulin, su héroe máximo, asesinado personalmente por Barbie, bajo tortura.

Luego de la derrota del III Reich, Barbie se las arregló para huir primero y, una vez que fue capturado, para ser enrolado por los servicios de seguridad norteamericanos, que reclutaron y protegieron a al menos un centenar de criminales de guerra nazis, para aprovecharse del conocimiento que éstos tenían sobre la URSS y los comunistas, al empezar la Guerra Fría.

Barbie estaba buscado por la justicia francesa. Los norteamericanos, que necesitaban esconder su asociación con criminales de guerra, le dotaron de una nueva identidad (en una broma macabra Barbie escogió el apellido del rabino que vivía cerca de su casa familiar y se convirtió en “Klaus Altmann”) y facilitaron su fuga a A. Latina a través de “la ruta de las ratas”, un canal de escape para criminales de guerra nazis organizado desde el Vaticano por el sacerdote croata Krunoslav Draganovic y el servicio secreto de EEUU. Primero vivió en Argentina y luego se radicó en Bolivia, viajando frecuentemente al Perú.

Barbie armó entonces una red de apoyo para los nazis perseguidos y durante la década del 60 se involucró en la política boliviana con la derecha militar (se preciaba de haber sido el artífice de la captura y ejecución del Che Guevara) llegando a propiciar el golpe de Estado de Luis García Meza, realizado con mercenarios y asesores nazis que se llamaban a sí mismos “los Novios de la Muerte” y cuyo objetivo era crear el IV Reich en Bolivia. Para su desgracia, sus socios militares bolivianos aprovecharon la situación para impulsar el tráfico de cocaína como negocio desde el Estado, lo que les hizo perder el apoyo de EEUU, provocando la caída del IV Reich a apenas 18 meses de su fundación. Barbie se trasladó entonces al Perú, pero su verdadera identidad fue desenmascarada en enero de 1972 y debió retornar a Bolivia. Llegado al poder el régimen izquierdista de Hernán Siles Suazo, Barbie fue entregado en la Guyana a las autoridades francesas, que lo llevaron a Francia para ser juzgado por sus crímenes en 1983.

Aquí viene la conexión con el caso Banchero: los materiales que le fueron incautados al jerarca nazi luego de su detención registraban su participación en el asesinato de Luis Banchero Rossi.

Fuente: Diario La República. Martes 23 de Febrero del 2010.

domingo, 21 de febrero de 2010

La Migración Árabe al Perú. Entrevista a Farid Kahhat.

Farid Kahhat: "Un palestino afincado en el Perú siente a este país como suyo".

Farid Kahhat
Sociólogo experto en temas internacionales.

El libro “La huella árabe en el Perú”, compilado por los investigadores Leyla Bartet y Farid Kahhat, es el producto de un coloquio que se realizó el 2003 sobre el tema. Presenta un estudio profundo y fascinante sobre esta comunidad de inmigrantes cuya influencia en nuestro país ha sido poco investigada pese a su importancia. El libro estará en librerías desde el miércoles 10 de febrero.

¿Por qué se suele hablar más de otras comunidades de inmigrantes como la china o japonesa, y no se ha investigado mucho sobre la árabe?

Según Leyla Bartet, con quien compartí las labores de compilación para el libro, hay dos hipótesis: la más obvia es que las migraciones que mencionas son de mayor tamaño que la árabe. Los árabes que llegan al Perú son aproximadamente 10 mil personas y los chinos se cuentan por más de 100 mil. Otra hipótesis tiene que ver con la discreción con la que los árabes se integran. Los inmigrantes árabes no les enseñan la lengua a sus hijos, no intentan formar un colegio étnico, adoptan la religión católica como un esfuerzo por integrarse a la sociedad peruana. Eso hace que dejen de tener una cultura distintiva.

¿En qué momento se inicia esta inmigración?

Comienza en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo hay una influencia indirecta de la cultura árabe desde el virreinato. Con los españoles llegan muchos árabes musulmanes conversos al catolicismo, quienes traen elementos de su cultura culinaria, por ejemplo. Además los árabes musulmanes dominaron España durante ocho siglos y, es más, el final del dominio árabe y la reunificación española coinciden con el descubrimiento de América allá por 1492. Por ejemplo, la empanada, los anticuchos y los picarones tienen una influencia árabe.

La influencia árabe en la gastronomía peruana no ha sido muy estudiada.

Así es, pero no sólo en la forma de preparar platos, sino también en nuevos ingredientes. Por ejemplo, Leyla Bartet, a partir de lo que cuenta un cronista de la época, afirma que el trigo llega al Perú con las esclavas blancas. Estas son mujeres musulmanas convertidas al cristianismo que terminan emancipándose a través del matrimonio con los señores a los que servían.

Otro ejemplo es el anticucho. Este es un plato único, típicamente peruano. Pero la técnica de ensartar pedazos de carne sazonados en un pincho es de origen árabe. La empanada también es un plato que tiene una influencia árabe, del norte de África. El alfajor es un postre árabe cuyo nombre árabe se mantiene. Incluso vemos la influencia hasta en la denominación de los alimentos. Por ejemplo, la palabra “tamarindo” viene de dos palabras árabes tamr hindī, que significa “dátil de la India”. El picarón está inspirado en los buñuelos españoles que tienen también una influencia árabe.

¿A qué zona arriban los primeros inmigrantes árabes?

La inmigración árabe se da por la sierra sur, es decir, no llegan a Lima inicialmente. Muchos de ellos se dedican al comercio ambulatorio a lomo de mula, aprenden el quechua rápidamente y establecen relaciones de confianza con las comunidades alto andinas. Muy pocos desembarcan en el Perú, inicialmente llegan por el Atlántico y la mayoría desembarca en Uruguay, en Punta del Este y llegan al Perú a través de Bolivia. Algunos desembarcan en Mollendo, otros en Pisco pero muy pocos desembarcan en el Callao. Hay apellidos como Abugattás y Abuid que tienen un origen mollendino.

¿De qué zonas del mundo árabe provienen?

De tres zonas principales: Líbano, Siria y, en mayor medida, Palestina o de lo que actualmente se ha venido a llamar los territorios palestinos ocupados. En su gran mayoría son inmigrantes cristianos, lo que facilita la integración a pesar de que muchos son cristianos de rito griego ortodoxo. Los inmigrantes optan por dos caminos para facilitar la integración. Uno es convertirse al catolicismo y el otro es bautizar como católicos a sus hijos. Muchos no enseñan la lengua árabe a sus hijos y esta termina por perderse en la primera generación de nacidos en territorio extranjero. A diferencia de otras comunidades como italianos, franceses o chinos, los árabes ni siquiera intentan formar un colegio que eduque a sus descendientes en la cultura de origen.

¿Esto no genera un problema de desarraigo con sus orígenes?

Los palestinos de territorios ocupados en el Medio Oriente son la única nación del mundo que no tiene ciudadanía en ningún estado del planeta. Por ello, un palestino no tiene lugar alguno al cual volver. Es así que un palestino afincado en el Perú —como mi padre, por ejemplo— siente a este país como suyo y busca adaptarse a él. Esto genera una situación muy particular, pues más de la mitad de los palestinos vive en el exilio. Eso lo hace diferente a cualquier tipo de comunidad afincada en el extranjero.

Tenemos ejemplos de descendientes de árabes en un amplio espectro de la cultura peruana.

Así es, los tenemos en la política, las artes y el deporte. Por ejemplo, los récords nacionales de salto alto todavía lo tienen los hermanos Abugattás desde hace varias décadas. El Perú ha obtenido medallas olímpicas solo en tiro y vóley. Juan Giha, descendiente de palestinos, es uno de los mejores tiradores peruanos y medallista olímpico. En los últimos juegos bolivarianos un primo mío, Kalid Kahatt, tuvo medalla de oro en tiro. Ha habido ministros de origen palestino, por ejemplo César Atala o congresistas como Daniel Abugattás. Intelectuales como Juan Abugattás, una oceanógrafa muy importante como Patricia Majluf. En las artes Natalia Majluf que es directora del Museo de Arte de Lima, Edgar Saba director del Centro Cultural de la PUCP y Vanesa Saba una gran actriz.

¿Cómo nace la idea editar esta publicación?

Este libro es producto de un coloquio sobre la presencia árabe en el Perú que se realizó en el 2003. La edición estuvo a cargo del Fondo Editorial del Congreso. El libro consta de tres componentes: estudios de la inmigración árabe al Perú, la influencia indirecta de lo árabe a través de la conquista y los testimonios de inmigrantes árabes.

Entrevista: Ricardo Reátegui Marchesi
Foto: Rodolfo Herrera Mauricio


Fuente: Revista PuntoEdu. Viernes 5 de Febrero del 2010.

Libro “La huella árabe en el Perú”.

Árabes en el Perú

La presencia árabe en el país empieza con la llegada de los conquistadores españoles y se hace más visible con la inmigración de ciudadanos de Palestina, Líbano y Siria a tierras americanas a fines del siglo XIX. El libro “La huella árabe en el Perú” (Fondo Editorial del Congreso) destaca la influencia que su presencia ha tenido en nuestra cultura.

Por: Raúl Mendoza

Francisco Pizarro tenía ancestros árabes y también Diego de Almagro, el otro socio de la Conquista del Perú, según el historiador Antonio del Busto. Es decir, la presencia árabe en el Perú empieza desde el momento en que los españoles pusieron pie en estas tierras. Y si bien hubo algunos más entre los que llegaron a buscar fortuna –Nicolás de Ribera “El Viejo”, primer alcalde de Lima, por ejemplo– esta presencia inicial no ha podido ser documentada al detalle porque en la época cualquiera que descendiera de árabes se cambiaba el apellido por uno hispano. No obstante, su presencia se afirmó con la llegada, consumada la Conquista, de esclavos moriscos. El historiador Nelson Manrique precisa: las esclavas moriscas llegaron en una proporción de 5 a 1 sobre sus pares varones, para servir como amas de llaves o concubinas de españoles. “Es a partir de esta asimilación de las esclavas moriscas convertidas, por oposición al indígena, en españolas, que la herencia árabe se va a extender sobre el conjunto de la sociedad virreinal”, afirma.

Una morisca que logró un estatus importante en estas épocas fue Beatriz de Salcedo, concubina y luego esposa de un funcionario español. Fue la primera mujer de sangre árabe que atravesó los Andes, estuvo en Cajamarca cuando se ejecutó a Atahualpa y años después vivió frente a la casa de Francisco Pizarro, en la calle Pescadería. El historiador Guillermo Lohmann le reconoce otros logros: introdujo el trigo en el Perú y fue la única encomendera morisca en América Latina.

El libro “La huella árabe en el Perú”, una compilación de artículos realizada por Leyla Bartet y Farid Kahat, recoge esta información y enfatiza que la influencia morisca fue tan grande en la Lima colonial que dos características que definieron la identidad de la ciudad tienen su huella: los balcones suspendidos sobre las calles con sus celosías que permitían ‘mirar sin ser visto’ –alta expresión del arte mudéjar– y las tapadas limeñas cuya presencia se mantuvo hasta comienzos del siglo XIX.

Leyla Bartet explica que “balcones como los limeños se pueden encontrar en ciudades como Marrakech o Fez, en Marruecos, aunque más pequeños”. Y sobre las tapadas señala que cubrirse el rostro en la calle tiene origen árabe “pero en los países islámicos se usa por pudor y aquí, al contrario, para hacer lo que no se podía a rostro descubierto”. Nuestra comida también tiene la mano morisca: las empanadas, los anticuchos, los estofados o guisos, el escabeche, y el uso de distintas especias para los aderezos.

La periodista Susana Bedoya señala en el mismo libro: “Es en los dulces donde mejor hemos conservado las tradiciones españolas de origen árabe”. Los moriscos trajeron los alfajores, el mil hojas, los higos verdes en almíbar y un clásico de los postres criollos como el picarón –que desciende de los buñuelos árabes–, algunas mazamorras y la miel. La presencia física morisca, según Lohmann, se borró en el siglo XVIII. Pero un siglo después llegaría una nueva oleada de ciudadanos árabes a América Latina, entre ellos el Perú.

Segundo tiempo

A fines del siglo XIX, a la caída del imperio Otomano, decenas de familias procedentes de Palestina y más tarde de Líbano y Siria llegaron al Perú. “Los primeros árabes se instalan en el sur andino, hacia 1885, tras atravesar el altiplano, cruzando el norte de Argentina y Bolivia. Desde un principio optaron por integrarse al país (…). Comerciantes, palestinos en su mayoría, fueron muy apreciados por sus clientes andinos, frecuentemente campesinos con los que acordaban largos plazos de pago. Introdujeron en el Perú el regateo”, señala el libro.

Así se fueron integrando al país. Eran en su mayoría agricultores, pero como aquí no podían comprar tierras se convirtieron en comerciantes ambulantes primero, comerciantes de tienda formal después y andando el tiempo abrieron fábricas vinculadas al rubro textil. “Los que llegaron eran cristianos y se adecuaron con cierta facilidad”, explica Leyla Bartet. En el Perú la gran mayoría de la inmigración árabe es palestina, y le siguen en número la comunidad libanesa y siria.

“De los árabes palestinos que se afincaron en Chile en 1880, un contingente prefirió seguir hasta el Perú. Saiid Sahurriyeh, de Belén, fue el primer ciudadano árabe en llegar aquí en 1885”, cuenta Leyla Bartet. La comunidad árabe se afincó tan rápidamente en el sur peruano que para 1920 de las 20 grandes compañías de Arequipa, cinco eran palestinas. ¿Cómo avanzaron? Su aspecto físico les permitió insertarse entre familias acomodadas de provincia, y quienes ya estaban asentados aquí ayudaban a venir a otros parientes.

“Medio siglo después de la llegada de los primeros inmigrantes, la integración de los palestinos a la sociedad peruana estaba bastante avanzada. Muchos adquirieron la nacionalidad peruana, la lengua árabe no se usaba luego de dos o tres generaciones y los matrimonios mixtos eran más frecuentes”, señala en el libro el sociólogo francés Denys Cuche. Más tarde crearían las primeras asociaciones de inmigrantes que les servirían de espacio de encuentro y, al mismo tiempo, empezarían a migrar a Lima desde otras ciudades del interior. En 1948, con la creación del estado israelí, otra nueva oleada llegaría, esta vez de mayoría musulmana.

Con el tiempo, los ciudadanos de origen árabe han tenido presencia en la vida nacional. El libro recoge testimonios gráficos y escritos de familias que llegaron hace décadas como los Abugattas, Matuk, Mohana, Simon, Chehade, Kahat, Yapur, Ode y otras más. “La bibliografía sobre la inmigración árabe en el Perú es casi inexistente. En parte porque a diferencia de la importancia numérica de la comunidad árabe en otros países (Brasil, Argentina y Chile), en el Perú fue relativamente reducida”, dice Bartet. En ese sentido “La huella árabe en el Perú” echa luces sobre una comunidad que ha contribuido de manera sustancial a ese país de tantas sangres que somos.

Pequeña comunidad

Actualmente en Brasil viven cerca de veinte millones de personas de origen árabe, en Argentina alrededor de dos millones y medio, mientras que en Chile hay cerca de 250 mil descendientes de árabes. Son las tres comunidades más grandes en América Latina. En el Perú y Bolivia se encontrarían las comunidades más pequeñas aunque, según Leyla Bartet, no se han hecho estudios prolijos al respecto. En nuestro país un club que reúne a los descendientes árabes es el Club Unión Árabe-Palestino. “Los inmigrantes mayores mantienen los vínculos por cuestiones sociales, mientras que entre los que llegaron tras la creación del Estado de Israel, está más presente la idea de la defensa del estado palestino”, señala Bartet.

Fuente: Diario La República, suplemento "Domingo". 14 de Febrero del 2010.

Historia de la presencia e influencia Árabe en el Perú.

Sangre árabe

Por: Jorge Paredes

La influencia árabe en el Perú empezó muy temprano, en el instante mismo de la conquista. Y entró por la sangre mora que llevaban los conquistadores. El propio Francisco Pizarro descendía de un adalid moro de Portugal (y probablemente su ascendencia lo llevaba hasta Mahoma, según hipótesis de José Antonio del Busto), y tanto Diego de Almagro como Nicolás de Ribera, el Viejo, el primer alcalde de Lima, tenían antepasados moros, que es como se les llamaba en España a los árabes que habían conquistado la península por ocho siglos.

Pero, además, las primeras mujeres blancas traídas al Perú fueron también moras. Habían sido tomadas prisioneras después de la reconquista de Granada y fueron traídas como esclavas o amas de llaves por los conquistadores, y algunas heredaron fortunas notables.

Por eso, mucho antes de que los primeros sirios, palestinos y libaneses llegaran al Perú, a fines del siglo XIX, en nuestro castellano ya existían cientos de arabismos, ya se comían los dulces con miel, los alfajores y picarones. Había ya edificios de arquitectura mudéjar, existían los balcones y las tapadas habían sido el coqueto símbolo de la Lima colonial, elementos todos de vieja estirpe árabe.

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Entre las mujeres moras que llegaron con la conquista, la que más destacó fue Beatriz de Salcedo. Ella estuvo en Cajamarca, en 1535, y no solo presenció la muerte de Atahualpa, sino también conoció y entabló amistad con las hermanas y mujeres del inca.

Beatriz tenía entonces 23 años y junto con su amo —y a la sazón pareja—, el veedor Pedro García de Salcedo, pasó de Cajamarca a Jauja y luego llegó a Lima a vivir frente a la casa del conquistador Pizarro.

En 1562, ya era viuda y rica. José Antonio del Busto cuenta, además, que ella fue la primera en sembrar el trigo en el Perú. “De cierta harina mal molida de España que se pasó a estas partes para hacer hostias sacó unos granos de trigo que halló y los sembró y florecieron”, escribe, maravillado, en uno de los ensayos de este libro (*).

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Radicada en Francia, la socióloga y escritora Leyla Bartet estuvo unos días en Lima con ocasión de la publicación de este trabajo. Según ella (autora también de “Memorias de cedro y olivo”, otro trabajo sobre esta migración), el Perú colonial estuvo marcado por la cultura arábica-islámica de la que España estaba impregnada en el momento de la conquista. “Como muestra —asegura— están los cerca de cuatro mil vocablos de origen árabe que se encuentran en el español”.

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¿Cuánto influyeron las mujeres moras en la vida cotidiana de la Colonia?

Esto lo menciona James Lockard, quien dice que entre 1630 y 1660 se encuentran muy pocas mujeres españolas en el Perú, y los conquistadores para tener una ayuda doméstica compran lo que se llaman esclavas blancas, que eran las moriscas que habían sido hechas prisioneras luego de la reconquista de Granada. Ellas se encargaron de las casas, y algunas se convirtieron en esposas de los españoles. Estas mujeres trajeron una serie de hábitos caseros, por ejemplo toda la dulcería colonial está impregnada de la repostería árabe. El seco de cordero tendría un origen sirio, y es preparado con culantro, planta que es también de origen árabe.

Sin embargo, la migración árabe propiamente dicha sucedió recién a fines del siglo XIX, ¿qué características tuvo?

Se produjo por la crisis del imperio otomano, del cual Siria, Líbano y Palestina eran provincias. Esto empujó a los árabes de esta zona a emigrar a América. Llegan a Brasil, Chile, Argentina y algunos pasan al Perú. Aquí se les conoció como turcos. Estos pioneros, como Said Sahurriyed, quien vino de Belén en 1884, y después los Salomón, los Kahhat, los Abugattás, los Majluf, llegaron con una idea vaga del país, atraídos por el deseo de progresar. Todos fueron haciendo su destino en el camino. Una vez instalados llamaron a sus familiares, formándose clanes vinculados al comercio. Otra característica es que estos árabes no eran musulmanes, sino cristianos ortodoxos, y muchos de ellos conocían el alfabeto latino.

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“Un día pregunté a mis padres: ¿Por qué me llamaban “el turco”? Ellos me dijeron: “no les hagas caso. Tú no eres turco, tú eres árabe de Palestina, donde nació Jesús”. Eso me llenaba de orgullo, pero no podía disimular mi malestar por el apodo”, cuenta Roberto Abugattás en uno de los testimonios recogidos en el libro.

Abugattás a los 17 años fue campeón sudamericano de salto alto. “Por primera vez me sentí orgulloso de ser peruano”, recuerda, sobre todo cuando los periódicos lo bautizaron como “El Inca Abugattás”.

Si algo caracteriza a estos herederos es esa doble identidad, ese amor por la tierra que los acogió, y que los vio crecer y desarrollarse pero —sin olvidar sus raíces—, con el recuerdo vivo por la tierra que dejaron sus antepasados, algo que se profundizó después de 1948 cuando se creó el Estado de Israel.

Entonces Palestina se convirtió en esa patria imposible que algún día esperan y ansían conocer.

Aportes árabes

En la comida: los alfajores, que vienen de la palabra “alajú”, que quiere decir relleno.

El turrón, donde convergen varios aportes, incluido el africano.

La mazamorra morada, la mazamorra de cochino y sabores diversos, siempre con clavo y canela.

El escabeche, un plato de fusión, pero de origen árabe.

El seco de cordero y los estofados, así como el uso del culantro.

Un ejemplo de arquitectura mudéjar, de clara influencia árabe, es el Palacio de Torre Tagle.

[*] “La huella árabe en el Perú”, Leyla Bartet, Farid Kahhat (compiladores). Fondo Editorial del Congreso. Lima, 2010.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 21 de Febrero del 2010.

Pizarro, heredero de Mahoma

Conquistador. Hipótesis de José Antonio del Busto en libro “La huella árabe en el Perú”.

“Se puede comenzar diciendo que Francisco Pizarro, conquistador del Perú, tenía sangre árabe. Su ascendencia era antigua y hasta probablemente relacionada con el profeta Mahoma”, así inicia su ensayo “La huella mora en el Perú virreinal” el recordado y notable historiador José Antonio del Busto. Luego añade: “Pizarro descendía de Albohali, adalid moro de Portugal, al norte del río Tajo, que “era cabdiello et adelantado de los aláraves” y que, preso en batalla por varios caballeros cristianos, fue llevado ante el rey de León, Alfonso III, El magno, ofreciéndole entonces cien mil maravedís por su rescate y obteniendo así su libertad. [...] Entiéndase, que era muy noble, lo que induce a pensar —por la época y figuración— que provenía de los abasidas de Bagdad, lo que equivale a decir que descendía de Abd al Muttalib, el abuelo de Mahoma. Los documentos lo llaman indistintamente Abehali, Albolhaly, Albelhay o Abohali, nombres que pueden proceder de Abutalib o Abd al Muttalib”. Este texto ha sido recuperado por Leyla Bartet y Farid Kahhat en un libro que reconstruye la memoria de la presencia árabe en nuestro país y que acaba de editar el Fondo Editorial del Congreso, bajo el título de “La huella árabe en el Perú”. Siguiendo con el texto de Del Busto, el historiador también rastrea los orígenes árabes de Almagro y otros conquistadores, así como de algunas mujeres blancas llegadas al Perú, que eran esclavas moriscas, pero que aquí adquirieron fortuna y linaje. Entre otros aportes árabes, también destacan la arquitectura —el arte mudéjar y los balcones— y la costumbre de las famosas tapadas, atuendo granadino y valenciano de origen morisco que reinó entre las limeñas durante trescientos años.

Fuente: El Comercio.
Domingo 14 de Febrero del 2010.

viernes, 19 de febrero de 2010

Los Derechos Humanos como fundamento real de la democracia.

Elecciones, democracia y derechos humanos

Manuel Rodríguez Cuadros
Ex canciller del Perú. Actual embajador en Bolivia

Es bueno recordar en los procesos electorales que se avecinan los valores esenciales de la democracia. Las elecciones libres y justas son un componente esencial de todo régimen democrático. Pero, no obstante que otorgan la legitimidad al origen del gobierno, no definen a la democracia como forma de organización de la sociedad, la estructura del Estado y el ejercicio del poder. Las elecciones libres y justas son un subproducto del derecho humano de los ciudadanos a elegir y ser elegidos. El fundamento real y último de la democracia son los derechos humanos. En esta concepción, la sociedad democrática, el Estado democrático y el régimen político democrático son una consecuencia del ejercicio y la realización de los derechos humanos. Los derechos humanos no se derivan del régimen democrático. Al revés. Los derechos humanos son el fundamento de la democracia. Ésta existe para que los derechos humanos se respeten y realicen.

No es que la democracia genere el derecho a la libertad. El derecho a la libertad requiere para su goce un régimen democrático. Por esa razón el Estado de derecho es inherente a la democracia. La salud, la vivienda, la Educación son derechos humanos que en la democracia deben ser realizados como una obligación del Estado y la sociedad, incluyendo en ésta a los mercados. Son bienes públicos.

Cuando la democracia se funda en los derechos humanos, ella misma es un derecho humano pues, como señaló Hannah Arendt, permite proteger y realizar los demás derechos. La democracia supone una manera de organizar el Estado y la sociedad y las interrelaciones entre sociedad política y sociedad civil, que asegure la realización de todos los derechos de la población: los derechos civiles y políticos, respecto de los cuales el Estado y la sociedad tienen la obligación de no interferir o coartar su ejercicio; pero también los derechos económicos, sociales y culturales, respecto de los cuales el Estado y la sociedad tienen una obligación de hacer. Es responsabilidad del Estado y la sociedad la realización del derecho al trabajo en condiciones satisfactorias y equitativas, a la salud, a la alimentación, a la Educación gratuita, por lo menos en los ciclos iniciales, a un salario digno y equitativo, a la seguridad social, a la vivienda digna, a la vida e identidad cultural, al derecho de los pueblos indígenas (quechuas, aymaras y amazónicos), a su identidad, a sus tierras, a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, y el derecho a que participen plenamente en la vida política, económica, social y cultural del estado peruano.

En fin, los peruanos y peruanas en su diversidad cultural y étnica tienen el derecho humano, reconocido por el derecho internacional, a un orden social y a un Estado que sin exclusión ni discriminación otorgue a todos la posibilidad de vivir en una sociedad que recupere el sentido solidario del bien común, las identidades étnicas y culturales del país plural, la práctica democrática basada en el empoderamiento ciudadano de todos, no sólo de algunos. En este contexto, la indispensable buena salud de las variables macroeconómicas no son un fin en sí mismo, sino un medio para la construcción de una sociedad con libertades, equidad social, pluralidad étnica-cultural e identidad nacional. Esta promesa de la vida peruana - siempre en el pensamiento de Basadre- no es posible de obtener con la actual Constitución.

Fuente: Diario La Primera. Lunes 15 de Febrero del 2010.

martes, 16 de febrero de 2010

Los Grupos de Poder Económico en el Perú. De los viejos "Doce Apóstoles" al nuevo escenario empresarial.

Imagen: La República
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Nuevo poder corporativo, viejos problemas políticos

Por Francisco Durand
Profesor de ciencias políticas de la Universidad de Texas en San Antonio

Escribir sobre los grandes Grupos de Poder Económico (GPE) en el Perú no toma mucho tiempo. La razón es simple: cada vez quedan menos. La explicación de esta tendencia requiere ponerla previamente en contexto.

La economía peruana tiene algunas características permanentes y otras nuevas que se revelan en la composición y peso de su clase empresarial. Sigue siendo, a pesar de los cambios de modelo, una economía dual, con un componente legal y otro no legal o subterráneo (sector informal y delictivo). La base de la pirámide empresarial es la pequeña y mediana empresa, que es fundamentalmente nacional. En la punta, predominan las grandes corporaciones privadas. En ese sentido, poco ha cambiado.

Sin embargo, una mirada al interior del vértice nos habla de cambios profundos, al punto que podemos afirmar que existe una nueva clase empresarial. Habiendo sido relegado el gran poder empresarial estatal, las grandes corporaciones privadas que han cobrado importancia son básicamente extranjeras: empresas multinacionales de países desarrollados (principalmente EEUU, España y Canadá) y los GPE de algunos países vecinos (Chile, Brasil en menor medida y Colombia). El peso y presencia de los viejos "Doce Apóstoles", que reinaran como vanguardia del capital nacional junto con el Estado en 1985, se ha reducido considerablemente. Varias crisis, el familismo, la privatización y el shock competitivo son responsables de este ignorado achicamiento.

La gran pregunta, entonces, que muchos de los propulsores del modelo de la década pasada evitan hacer, es por qué ha ocurrido este desplazamiento. Yo tengo algunas hipótesis.

Grupos desplazados

En primer lugar, han ocurrido crisis sucesivas seguidas de períodos breves y poco auspiciosos de desarrollo que han debilitado profundamente al capital nacional (1978, 1984, 1989, 1998). Este es un factor general, con efectos diferenciados difíciles de precisar. En segundo lugar, casi todos los GPE perdieron porque estuvieron operando con economías sobreprotegidas y subsidiadas que fueron eliminadas con el nuevo modelo. A ello se le sumó el shock competitivo que contribuyó a eliminarlos o hacerlos a un lado. En tercer lugar, debe mencionarse que el carácter cerradamente familista de algunos viejos GPE hizo que no pudieran adaptarse al cambio, muriendo como si fueran dinosaurios en la era glacial.

En el caso Nicolini, se mezclaron el segundo y el tercer factor. En el caso Piaggio, fue sobre todo el tercero. En muchos otros GPE, el shock competitivo obligó a que importantes industrias cerraran o se vendieran, reduciéndose el campo de acumulación.

En cuarto lugar, la entrada masiva del capital extranjero con gran poder financiero provocó a partir de 1994 una guerra de precios y una política agresiva multinacional de "te quiebro o te compro". Esta ofensiva ocurrió sobre todo en rubros en los que el capital nacional era competitivo y el consumidor nacional no se dejó tentar por nuevas marcas o productos importados. Así ocurrió con el grupo Fierro (tabaco, comprado por BAT), el grupo Bentín (cerveza, comprado por el grupo Bavaria), y en la pérdida de ciertas empresas de algunos grupos (Magia Blanca, del grupo YiChang; D'Onofrio, del grupo Rodríguez).

Quinto, y como un efecto más preciso del shock, la entrada masiva del capital extranjero en la banca llevó a un proceso de compras y absorciones de cadenas bancarias nacionales que debilitaron la presencia financiera del capitalista nacional. La entrada se inició con la venta del Banco de Lima (Grupo Olaechea) al Sudameris. Luego, aumentó en la crisis financiera de 1998, coyuntura que debilitó a muchos GPE nacionales grandes y medianos, antiguos y emergentes, especialmente los que tenían brazos financieros. Ese fue el destino del Banco Wiese (grupo Wiese) y el Banco Latino (Grupo Picasso Salinas) que cambiaron de manos. Sucumbieron también los bancos de varios grupos: NBK del grupo Galski, Nuevo Mundo del grupo Levy, ambos judío-peruanos, y el Banco Orión del grupo arequipeño Lucioni. La crisis de 1998 y los problemas fiscales que condujeron a una abrupta parálisis de obras públicas también debilitó considerablemente a los grupos constructores (Picasso, Graña y Montero), aunque han sobrevivido gracias a sus empresas cibernéticas y una cierta expansión en el exterior, indicio de una competitividad limitada.

Sexto y último, han ocurrido crisis de sucesión familiar que han debilitado o desangrado a algunos grupos en momentos que enfrentaban una fuerte competencia. Tal fue el caso del grupo Delgado Parker (muy disminuido luego de la guerra de familia por el control de Panamericana) y del grupo minero Arias Dávila (San Ignacio de Morococha).

Los que quedan

Este debilitamiento progresivo, causado por los factores arriba anotados, se siente mucho entre los más grandes GPE: los "apóstoles". Y ello ha ocurrido a pesar de que gozaron de alto nivel de acceso al Estado -que organizó costosas políticas de rescate en 1999 y 2000 que evitaron en algunos casos la desaparición total de algunos de ellos (Wiese y Picasso, por ejemplo)-. También tuvieron un respiro de tres años, porque la entrada fuerte del capital extranjero empieza en 1994 y la oportunidad de privatización estuvo presente desde 1990. Estos factores les dieron cierto aliento; aún así el debilitamiento y desplazamiento ha predominado antes que la adaptación o reconversión exitosa y la asociación inteligente y paritaria con el capital extranjero.

De los 12 grandes "apóstoles", quedan básicamente cinco. Todos ellos adaptados bien al cambio de políticas (es decir, con reingenierías eficaces), sin enfrentar crisis de sucesión (o resolviéndolas bien), aún ubicados en nichos rentables y con suficiente palanqueo financiero como para seguir operando. De los cinco que quedan, sólo dos realmente merecen el calificativo de grandes: Romero y Brescia.

El primero, luego de haber absorbido al grupo Nicolini y al grupo Bunge & Born de Argentina, comanda el gigante agroalimentario Alicorp y lidera el Banco de Crédito del Perú, el primero del país y uno de los 10 más grandes de Sudamérica. Maneja el puerto de Matarani y tiene numerosas empresas en buen pie, aunque vendió sus acciones en Backus y las AFP. Brescia, además de su parte en el BCP, ha entrado con fuerza al campo bancario en el Continental, el banco número dos, asociado al BBVA de España.
Se mantiene en minería (Minsur), seguros (Rímac), turismo y otras actividades comerciales e industriales. De éstos, y a pesar de lo que las encuestas digan, no es Dionisio Romero, sino el dúo de los hermanos Brescia Caferatta el que más fuerza tiene.

Su amor al silencio y su poca necesidad actual de "mejora de imagen" influyen en la percepción que se tiene de su poder.

Los que quedan son, en orden de importancia, Ferreyros y Benavides de la Quintana. El primero es manejado por un hábil gerente, Oscar Espinoza (habiendo, por lo tanto, superado los problemas de sucesión), y que está bien ubicado en el negocio de importación de maquinaria pesada. Junto a él, quizás con un poco más de peso, está Benavides de la Quintana, en el tradicional rubro exportador de plata, revivido gracias a la asociación con Newmont en la fabulosa mina de Yanacocha. No tiene problemas de sucesión, al menos no que se vean. Habría que ver qué ocurre cuando don Alberto, el patriarca, deje el mando. Finalmente está el grupo Raffo, con presencia en la exportación de confecciones (San Cristóbal), aunque habiendo sufrido bastante a partir de 1998 en el rubro de construcción de edificios (LP Holding). La paralización de obras en Camino Real, al lado del centro comercial que construyeron, es un indicio de ello. Ha podido, sin embargo, seguir el mando compartiendo el poder con sobrinos.

Ciertamente, otros GPE que no estaban en la lista de grandes "apóstoles" deben ser mencionados. Me refiero a los de origen chino, YiChang y Wong. Ambos son familistas, pero no tienen problemas de sucesión (o ya los han resuelto). YiChang ha logrado incorporar nuevos elementos de la familia Wu. Los descendientes de don Erasmo Wong tienen talento empresarial, base académica y proyección internacional. No debemos olvidar tampoco al gigante Gloria, del grupo Rodríguez, cerrado y familista como ninguno, pero aún sin necesidad de cambios de dirección. Este grupo ha avanzado en el rubro de lácteos, ganando "la guerra de las leches". Además, absorbió la parte papelera al grupo Majluf y ha entrado en cemento (rubro de difícil importación y fácil venta al sur del país) gracias a privatizaciones. Tuvo que vender D'Onofrio y no pudo mantener las empresas eléctricas del norte.

Nuevos grupos no hay, al menos no de los grandes. Existen, sin embargo, algunos aspirantes de nota, como es el caso de Añaños, de Kola Real, que ha logrado un 20% del mercado de gaseosas compitiendo con precios bajos y que audazmente ha abierto plantas en el exterior. Pero esta golondrina ayacuchana no anuncia un verano. Lo que sugiere es que el éxito empresarial en el nuevo modelo es más bien excepcional.

El gran capital nacional corporativo, que se conglomeró como expresión de su desarrollo empresarial y su gran poder, ha sido debilitado en crisis sucesivas, y ha perdido peso por aferrarse a rentas y tradiciones familiares, porque no resistieron la oferta de compras, o por la competencia. Ahora poseen menos y son menos. Quienes comandan la economía son las grandes multinacionales. La estructura económica, entonces, no sólo ha cambiado por haberse privatizado y concentrado. También se ha desnacionalizado.

Luces y sombras

El nuevo poder corporativo ha adquirido enorme influencia sobre los medios de comunicación, pero su imagen en la opinión pública se ha debilitado. La mayor influencia en medios se explica en parte porque las corporaciones han invertido en ellos (Bavaria en Canal 4; Graña y Montero en El Comercio). Pero hay otros factores presentes, como la dependencia de inversiones en publicidad. Otro, más preocupante, es que, dado que algunos medios de prensa han alojado más corrupción (corporativa y periodística) en los últimos años que otras instituciones, no le resulta difícil a quien tiene más recursos pagar para evitar noticias negativas y obtener prensa positiva. Hay tres ejemplos claros de estos factores: la manera casi apologética como la mayoría de la prensa trató la polémica de las empresas eléctricas y Barrick alrededor de la exoneración del Impuesto a la Renta; el escándalo Bavaria, centrado en Almeyda más que en la empresa; y la manera como se reporte la "solución" a los casos judiciales pendientes de las empresas norteamericanas, condición para que se apruebe el TLC, será la tercera.

La nueva institucionalidad empresarial (estudios de abogados y asesores tributarios, consultoras, empresas de opinión) que gira en torno a los intereses corporativos ha generado una perspectiva de análisis sobre la economía predominantemente neoliberal.

En materia de opinión especializada, cada vez se recurre menos a las universidades y más a los expertos de opinión de esta nueva institucionalidad empresarial.
Sin embargo, en materia de opinión pública el poder corporativo comienza a perder influencia visiblemente. El nuevo modelo reina, pero el cuestionamiento social aumenta.

Lo demuestra el paro de la CGTP del 14 de julio. El hecho de que no existan encuestas de opinión sobre el poder corporativo, ausencia interesada por cierto, me lleva a pensar que su popularidad es baja y, por lo tanto, impublicable.

Estado y corporación

Respecto de las relaciones con el Estado, ocurren varios cambios importantes. Desde 1990 a la fecha, ramas claves del Estado en el manejo económico han estado en manos de empresarios o técnicos-empresarios, es decir, personajes muy cercanos o provenientes del círculo de grandes corporaciones. A ello se suma la presencia de gerentes y especialistas de la banca o de las grandes multinacionales como asesores de alto nivel. El principal espacio gubernamental donde se siente esta presencia es el MEF.

El hecho de que las campañas se financien más por grandes contribuciones de empresas que operan en el Perú, y que cada vez sean más caras, hace a los políticos muy sensibles a los intereses corporativos. El caso de Toledo lo demuestra. Pasará lo mismo con los próximos candidatos, dependiendo de si aceptan sin ambages y en privado las contribuciones por venir.

Sin embargo, hay cambios y contracorrientes a considerar. Desde el 2001, dada la desconcentración del poder político, ha ocurrido una mayor independencia del Poder Judicial en materia de juicios anticorrupción. Por su parte, el Congreso de la República ha organizado diversas comisiones investigadoras de delitos económicos. De uno y otro lado se ha generado una considerable lista de empresarios y técnicos asociados al mundo empresarial envueltos en litigios judiciales. Estos cambios y balanceo de poderes han tomado por sorpresa a los intereses económicos involucrados en investigaciones y habrá que ver cuáles son los resultados. Más generalmente, aunque el nuevo poder corporativo ha tenido capacidad de reacción, en parte gracias a su influencia en los medios, y muestra cierta capacidad de "manejar la incertidumbre", lo que se escapa de su control es su relación con la sociedad civil.

En suma, las relaciones entre las corporaciones y el Estado son más cercanas y estables, bastante íntimas. Igual sucede con la prensa. Pero lo que preocupa de la política a los grandes empresarios y gerentes no viene de allí, sino del entorno social. Y eso puede traducirse en cambios bruscos legislativos propuestos por el Congreso y hasta por el ejecutivo el día de mañana.

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FUENTE: REVISTA SEMANA ECONÓMICA (2004)

domingo, 14 de febrero de 2010

Historia económica del Perú. Análisis de la evolución económica de 1950 al 2010.

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Una mirada desde el largo plazo

Por Humberto Campodónico (Economista)

Cuando se analiza la economía del país en el largo plazo, se pueden adoptar una serie de enfoques, no todos necesariamente excluyentes. Tenemos, así, el enfoque de los ciclos económicos, que nos dice que hubo un auge de 1950 a 1975, con su fase de bajada desde esa fecha hasta 1990. Allí comienza otra fase de auge que duró hasta el 2008, con una interrupción importante de 1998 al 2001.

¿Cuál es la relación con la economía internacional? Si se considera el análisis de Robert Brenner, de la Universidad de California, se encuentra una coincidencia en el auge, desde 1950 hasta 1975. Allí acaban las similitudes, pues Brenner demuestra que desde entonces hasta ahora las principales variables económicas de los países industrializados (ganancias, inversión, producción y empleo) están de bajada, lo que fue maquillado con las burbujas especulativas del crédito barato y las hipotecas basura.

Así, lo que podría explicar el auge reciente es el protagonismo de los países emergentes, destacando la industrialización de los tigres asiáticos en los 80 y, después, de China e India. Para el Perú, que depende en un 70% de la exportación de minerales, esto es muy relevante.

Si se analiza la evolución de la estructura productiva, resalta la pérdida de importancia del agro, que pasa de 14% a 7% del PBI de 1950 al 2008, mientras que la minería se eleva del 2.6 al 6%. El sector industrial tiene altibajos, pues comenzó en 13% del PBI en 1950, llegó al 18% en 1976, pero bajó al 14% en los 80. De allí en adelante se ha recuperado y ahora está en 15.5% del PBI. Por su parte, el sector servicios ha estado siempre cerca del 50%, pero su composición interna ha variado mucho (sobre todo por la “nueva economía”, microchips, telecomunicaciones, internet).

Cuando se analizan los “modelos de desarrollo” y las políticas económicas, se aprecia que de 1950 hasta 1962 tuvimos lo que Rosemary Thorp llama el sueño de los liberales: un sistema orientado por las exportaciones primarias. Desde 1963 hasta 1975 (con mayor énfasis bajo Velasco) se adopta la industrialización por sustitución de importaciones, de claro cuño cepalino. Allí se inicia la vuelta a políticas liberales (Morales Bermúdez) y luego Belaúnde en los 80, en una década signada por la crisis de la deuda externa, Sendero Luminoso y el narcotráfico. Después del paréntesis heterodoxo de García y la posterior hiperinflación (1988-90), el terreno queda libre para el ajuste estructural neoliberal de Fujimori-Boloña, (1990-91), el “Consenso de Washington”, que liberaliza la economía e implementa la privatización, lo que continúa hasta hoy.

El equipo de Agro-Data del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) ha elaborado un cuadro con las políticas económicas y la trayectoria de los cuatro sectores económicos más importantes para el periodo (con data del BCR), en índices de crecimiento per cápita. No es posible comentarlo todo aquí, pero los lectores notarán el extraordinario crecimiento de la minería, que pasa de 100 a 590 de 1950 a 2008, sobre todo en los últimos 20 años. Los demás sectores tienen crecimientos modestos

Para terminar, un análisis de largo plazo no estaría completo sin el proceso ahorro-inversión (que incluya al capital extranjero), la importancia (o no) del Estado, la política tributaria y su impacto en el empleo (teniendo en cuenta la informalidad), los salarios y la distribución del ingreso. Volveremos sobre esos temas en un próximo artículo.

Fuente: Diario La República. Lunes 18 de Enero del 2010.

viernes, 12 de febrero de 2010

Nelson Mandela, símbolo de la lucha contra el apartheid.

El libertador político más querido del mundo

Por: Miguel Cárdenas (Periodista)

El testimonio más ferviente sobre la liberación de Nelson Mandela lo escribió una sudafricana blanca. La escritora Nadine Gordimer recordaba ese momento cúspide en la historia con la emoción de quien picó su propio “muro de Berlín” racial: “Allí estaban las fotografías, mil veces reproducidas, del hombre joven, alto, sonriente y peinado a la antigua; y allí estaba también el héroe mítico (nuestro Che Guevara por no decir nuestro Mesías), inmortal aunque en algunos momentos se pensase que nadie volvería a verlo con vida”.

El pasado martes, el último presidente blanco de Sudáfrica, Frederik de Klerk, celebró el aniversario de su propio discurso de 1990 en el Parlamento más segregacionista del siglo XX, cuando anunció la liberación más esperada y esperanzada del mundo (que hasta hizo cantar al rockero nacional Micky González para que lo oyéramos bien también aquí). De Klerk rememoró ese suceso capital con la pesadez de quien heredó un poder —el apartheid— bruñido de la sangre del racismo más denigrante que se haya institucionalizado política y religiosamente alguna vez: “Es apropiado celebrar el aniversario 20 del 2 de febrero de 1990, no en mi honor… sino porque ese día evitó una catástrofe”.

COLOR LOCAL Y GLOBAL

La catástrofe era ya la que se cometía y acometía desde comienzos del siglo pasado por el régimen colonial sudafricano contra el 80% de su población negra, que era confinada a lugares separados, sin derecho a la educación superior ni a sueldos dignos y reprimidos con sevicia. Esta degradación social fue la que motivó al luchador Nelson Rolihlahla Mandela a participar, en 1952, en una campaña de desobediencia civil y tres años después a redactar la “Carta de la libertad”: “Sudáfrica pertenece a todos los que viven en ella, negros y blancos, y ningún gobierno puede considerarse legítimo si no está basado en la voluntad de todo el pueblo”.

En esta lucha, pese a que solía simpatizar con Gandhi, dejó entreabierta la tapa de la violencia: fue uno de los fundadores del comando Umkhonto we Sizwe (Lanza de la Nación), hombro armado del partido rebelde Congreso Nacional Africano.

El tiempo remueve paradojas: el hoy patriarca de la paz fue etiquetado como terrorista por quienes lo encerrarían primero de 1956 a 1963 y, luego, 27 años hasta 1990.

OLVIDO Y RECUERDO

En prisión tuvo que trabajar en canteras de cal con castigos procaces. Sudáfrica lucía grandes cifras macroeconómicas en esos años y esto ocasiona —casi— siempre que la violación de los derechos humanos sea vista con ojos anchos y despistados por las potencias. Mandela padeció un ignominioso olvido en esa época.

Sus lecturas en la cárcel (para entender la historia de los opresores) podaron cualquier hojarasca de venganza y Mandela se ganó hasta el candor de sus carceleros.

Cuenta un guardia enternecido que, trasgrediendo la prohibición de que el viejo líder siquiera tocara a sus visitantes, abrió la dura ventana de cristal y permitió que abrazara a su primer nieto de 3 meses que su esposa Winnie rle trajo escondido en una manta.

En los años 80 los organismos de DD.HH. resurgieron el ideal justiciero del anciano negro enjaulado por racistas brutales. Por esto, a Mandela el régimen desprestigiado le ofreció la libertad a cambio de que renunciara a su lucha. Y él respondió con uno de los discursos más inspiradores de esta era. Lo leyó su hija Zindziswa ante una multitud arrobada en el estadio de Soweto el 10 de febrero de 1985: “Solo pueden negociar los hombres libres Vuestra libertad y la mía no se pueden separar. Volveré”.

Y volvió incluso antes de salir de la cárcel. La gente movilizada teniéndolo como ícono de sublevación, la crisis social sudafricana y un mundo al pie de la globalización obligaron al último presidente blanco Frederik de Klerk a legalizar el 2 de febrero de 1990 a las asociaciones que luchaban contra el apartheid en la clandestinidad, a anunciar una nueva Constitución y a asumir la libertad religiosa.

El espíritu de Mandela caminaba desnudo por las calles. Pero su cuerpo vivo esperó nueve días más para ser liberado en medio del arrebato colectivo.

Los blancos temieron la guerra civil y los más radicales incluso la ansiaban, como relató el historiador Anthony Sampson. Pero todos al final sintieron lo mismo que el ex presidente Pik W. Botha, su principal carcelero: “Nunca olvidaré sus palabras. En ellas no había amargura o sed de venganza, ni una sombra de odio”.

Pasaron tres años para que ganara el Premio Nobel de la Paz y un año después, se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica en las primeras y eufóricas elecciones libres. Y luego no hubo revanchismo: su genial logro en la historia de la humanidad.

POR EL MUNDO

Y, sin embargo, no estuvo ajeno a la polémica por ser amigo de dictadores como Fidel Castro y del libio Muammar Gadafi. Y fue muy criticado porque pese a su triunfo pacificador no logró cortar la pobreza bestial ni la corrupción infinita de su país.

Pero este hombre formado por misioneros liberales británicos no se aferró a ningún poder y, luego de finalizar su gestión, viajó sin remansos, mediando en conflictos africanos, tuvo un encuentro antológico con la primera ministra británica Margaret Thatcher, una de las que con más saña lo llamó terrorista, en los años 60; y se convirtió en la conciencia moral del orbe (es tan recordada su descalificación ética contra George Bush por la invasión a Iraq).

En junio del 2004, un extenuado Mandela confirmó su retiro de la vida pública diciendo: “No me llamen, yo los llamaré”.

Esta semana empezaron las celebraciones por la liberación de quien luego sería el gran liberador de su país. Este martes uno de sus invitados principales fue su ex carcelero blanco racista: Christo Brand: su, luego, fiel blanco admirador.

SEPA MÁS

¿Qué fue el apartheid?

Apareció con el colonialismo europeo —holandés sobre todo— en el sur de África. Durante el siglo XX, el poder lo ostentaron los fanáticos calvinistas de la Iglesia Reformista Holandesa, que estipulaba que ellos eran el pueblo elegido de Dios y que el racismo era divino. En 1948 cuando el Partido Nacional gana las elecciones, en las que solo podían votar los blancos, se estipularon abiertamente leyes como la de Clasificación Racial, la que prohibía uniones interraciales y la que forzaba a los habitantes negros a vivir en áreas segregadas en el país donde eran mayoría.

Algarabía mundial

El Comercio mostró en primera plana esa famosa foto del líder sudafricano con el puño en alto. Y avizoró su papel decisivo en la abolición del apartheid y la transición democrática que se avecinaba.

Una gesta deportiva de reconciliación

Nelson Mandela usó la victoria de Sudáfrica, país anfitrión, en la Copa Mundial de Rugby de 1995 para consolidar su mensaje de unidad interracial. Él, apasionado de ese deporte, entregó simbólicamente el trofeo al capitán blanco del equipo, François Piennar, como un gesto de hermandad final para la minoría que antes dominó a sangre y hierro. Clint Eastwood dirigió la película “Invictus”, basada en un libro que recrea este acontecimiento. En la cinta se muestra el lado solitario del héroe de paz. Eastwood atiza: “Mandela no tuvo un buen matrimonio, ni se llevaba bien con ninguno de sus hijos. Según me ha dicho él, siempre se ha arrepentido de su relación familiar porque se entregó a su país dejando a un lado a sus seres queridos. La mayoría de los políticos que entregan su vida a la democracia sufre la pérdida de su familia”.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 7 de Febrero del 2010.

jueves, 11 de febrero de 2010

El Grupo P.I.G.S : Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain) y el fin del paradigma neoliberal.

La gente quiere saber de qué se trata

Autor: Guillermo Giacosa (Periodista)

Nadie se esfuerza por explicar cómo los paradigmas de ayer son los desastres de hoy. Y no lo hacen porque significa quedarse sin piso para seguir defendiendo las teorías económicas que han defendido hasta hoy. Así como han sido incapaces de afrontar un análisis crítico de los desajustes que padecemos y sustituyen con propaganda y teorías peregrinas el análisis de fondo, así también se quedan mudos cuando los 'chanchos’ irrumpen en el escenario económico y social. Me refiero al grupo P.I.G.S. –chancho, en inglés– constituido por cuatro países que hasta hace poco, al menos dos de ellos, eran un ejemplo de cómo debía comportarse una economía para crecer y lograr el bienestar general. Los países del Grupo P.I.G.S. son –atendiendo al orden al que obliga la sigla– Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain). Yo no sé si lo recordarán, pero algunos me mencionaban en sus correos electrónicos, cargados de pasión neoliberal, a Irlanda como el súper ejemplo de un país pobre que, gracias a las buenas recetas de desregulación y privatización, alcanzaba asombrosos niveles de desarrollo. La vieja y dulce Irlanda. La tierra de James Joyce, Oscar Wilde y Edmond de Valera.

“Hace ocho años –escribió Financial Times a fines de 2008–, los cerdos llegaron realmente a volar. Sus economías se dispararon después de unirse a la Eurozona. Ahora los cerdos caen de nuevo a tierra”.

Esto de volar y aterrizar de emergencia y sin paracaídas es propio de muchos ensayos neoliberales. Por razones emocionales no podré olvidar jamás cuando la respetada (¿?) revista Time sacó en su portada al impresentable Carlos Menem –mientras robaba a manos llenas en Argentina–, a quien se le calificaba como el 'Hombre del Año’ o algo así. Creo que, además, hacia referencia al “milagro argentino”. No pasó mucho tiempo para que el milagro, al igual que el irlandés, se transformara en catástrofe y el país debiera afrontar la crisis económica y social más salvaje de su historia. ¿Todos estos modelos son de corta duración? ¿Es posible prever futuras crisis o estamos condenados a saber que la sonrisa de hoy será reemplazada por la mueca de dolor de mañana?

España, novena economía del mundo según su PBI y modelazo para los latinoamericanos, integra, con más vergüenza que sus socios, el grupo P.I.G.S. y ni siquiera es invitada a participar del grupo G-20, que ha reemplazado al G-7 en procura de mayor representatividad. Todo ocurrió pese al vertiginoso desarrollo español de los últimos años, al dejarse atrás ese pasado donde la humillaban algunos analistas señalándola como “parte del norte africano, encerrada además en el oscurantismo dictatorial”.

Ignoramos cómo será el futuro, y así como Irlanda e Islandia –dos paraísos neoliberales– entraron en picada típica, tampoco sabemos quién será la próxima víctima. Imposible preverlo en una economía que aún aplica viejas recetas y continúa en mano de tahúres tan inescrupulosos como hábiles para zafar cuando la crisis apunta hacia ellos.

Fuente: Diario Perú 21. Miércoles 10 de Febrero del 2010.

martes, 9 de febrero de 2010

Entrevista al hispanista John H. Elliott.

"El pluralismo religioso favoreció a los ingleses en América"

JOSÉ ANDRÉS ROJO

Encuadrado entre los grandes hispanistas de las últimas décadas, John H. Elliott aborda en Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830) un estudio comparativo de la presencia de las dos potencias europeas en el Nuevo Mundo. A partir de semejanzas y diferencias, el historiador traza un amplio y documentado retrato de estos colonialismos.

"Un perspicaz notario extremeño, convertido en colonizador y aventurero, y un antiguo corsario manco de Limehouse, en el condado inglés de Middlesex. Ochenta y siete años separan ambas expediciones, dirigidas respectivamente por Hernán Cortés y el capitán Christopher Newport, que pusieron los cimientos de los imperios de España y Gran Bretaña en el continente americano".

Con estas palabras empieza el último libro de John H. Elliott (Reading, 1930), uno de los grandes hispanistas y profundo conocedor de la España que dominó gran parte del mundo y luego se precipitó en una larga decadencia. "La idea de comparar el desarrollo de dos grandes imperios a lo largo de tres siglos permite abordar desde una nueva óptica lo que ocurrió entonces viendo las semejanzas y las diferencias entre uno y otro en aspectos tan distintos como la conquista, la colonización, el tratamiento de las poblaciones indígenas, el tipo de sociedad, los procesos de independencia", comenta a propósito de Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830), que acaba de publicar Taurus. "El gran problema surge cuando se analiza el pasado con la mirada del siglo XXI. Un estudio sistemático que atienda al desarrollo paralelo de los dos grandes imperios permite comprender mejor el contexto y conocer por qué las cosas sucedieron como sucedieron".

PREGUNTA. ¿Cuál fue el elemento esencial que presidió ambas aventuras?

RESPUESTA. La religión. Pero ahí empiezan las diferencias. La expedición de Newport tiene lugar más de 80 años después que la de Cortés, y durante ese tiempo en Europa se ha consolidado la Reforma protestante. Los ingleses leen directamente la Biblia y surgen diferentes corrientes, con lo que trasladan a América un pluralismo religioso que no se da en el ámbito hispánico, donde no existe un pensamiento monolítico pero en el que se impone la Iglesia de forma rotunda. Un dato: en 1700 hay ya 20 obispos en la América hispánica; en la inglesa, al primero se lo nombra después de la independencia.

P. ¿Qué otros efectos produjo ese pluralismo religioso?

R. Gracias a la Reforma se consolidó en Europa el Parlamento inglés. Y eso tiene su traslación a América: los colonos forman muy pronto (en Virginia, en 1619, por ejemplo) asambleas representativas donde dirimir sus diferencias. Los Reyes Católicos, en cambio, no quieren exportar las Cortes al Nuevo Mundo. La conquista de México coincidió con la rebelión de los comuneros y querían evitar que las instituciones representativas se hicieran fuertes allí. Buscaron otras formas, como los cabildos municipales, que ejercieron el poder político de manera mucho más autoritaria.

P. ¿Qué importancia tuvo que el reto de colonizar América fuera en el caso español subvencionado por la monarquía y en el caso inglés por empresas particulares?

R. Era forzoso que los ingleses pudieran satisfacer las exigencias de los accionistas. De ahí la búsqueda frenética de recursos naturales, pero no encontraron ni oro ni plata. Sólo más adelante se sirvieron de las plantaciones de tabaco. La iniciativa privada existió también en el caso español: la colonización de Venezuela fue costeada por empresarios privados, pero fracasó. Lo que de verdad marca la diferencia es el intervencionismo constante de la Corona en la América española. Debía ocuparse de la explotación de las minas, de su vigilancia, del transporte. Las minas de plata de Zacatecas y Potosí generaron tal riqueza que toda la economía española giró alrededor de la plata.

P. ¿Qué momentos fueron decisivos en la historia de América durante esos tres siglos?

R. La guerra de los Siete Años (1756-1763) fue muy importante, y en ella Gran Bretaña derrotó a Francia y destruyó su imperio en América del Norte. Para que la aventura colonial no resultara tan gravosa, la metrópoli intentó que se subvencionara en la propia colonia con los impuestos. También éstos subieron en la zona española con la llegada de Carlos III al poder. Entre 1773 y 1783 se desencadenó la gran rebelión en la América inglesa. Al mismo tiempo (17801781) se produjeron las revueltas de Tupac Amaru y Nueva Granada.

P. Una triunfa y las otras fracasan, ¿por qué?

R.
En Estados Unidos la rebelión de los colonos frente a Gran Bretaña cuenta con la colaboración de franceses y españoles. Las de Tupac Amaru y Nueva Granada son gestos aislados, sin apoyos de ningún tipo. La cuestión racial también es importante. En ambas revueltas el fuerte componente indigenista asusta a los criollos, que terminan por considerar un mal menor seguir dependiendo de la Corona española que hacer frente a las reivindicaciones indígenas que se les pueden ir de las manos.

P. ¿Cómo surge la necesidad en América de defender una identidad propia frente a Europa?

R.
Para diferenciarse de los indios y de los esclavos, los ingleses y españoles que llegaron a las colonias querían ser ante todo más ingleses y españoles que los de las madres patrias. Con el tiempo, sin embargo, y por mucho que fuera el poder que tuvieran en América, descubrieron que los hombres de Inglaterra y España los seguían mirando por encima del hombro. No existía la paridad entre unos y otros, y eso reforzó el sentido de identidad de los americanos, y en un momento empezaron ellos mismos a llamarse así: americanos.

P. ¿Cuánto hay de verdad en la leyenda negra y cuánto en el afán de los ingleses de no mezclarse con los indios?

R.
Hubo muchas atrocidades y crueldad durante la conquista de la América española, como ocurre en toda conquista por otro lado, pero también es cierto que la difusión que de los horrores hizo Bartolomé de las Casas les vino muy bien a los protestantes para sus fines políticos. Nunca se ve bien a una superpotencia, hay envidias y odios, y se subrayan las maldades que comete. En cuanto a la mezcla con los habitantes de América, no hay que olvidar que los ingleses se encontraron con poblaciones dispersas y poco densas. Aun así, buscaron el camino de la segregación: no hubo matrimonios mixtos, no hubo cohabitación. Temían que se produjera, al entrar en contacto con esos pueblos que consideraban bárbaros, una degeneración cultural. Tal vez ese afán de conservar su pureza fuera una herencia de la colonización de Irlanda, donde tampoco hubo mezcla. Los españoles, en cambio, facilitaron la integración y hubo todo tipo de matrimonios mixtos.

P. Max Weber ha asociado el desarrollo del capitalismo con el espíritu protestante, ¿fue así en América?

R.
No estoy muy de acuerdo con esta teoría. En México y Perú hubo, vinculados a las minas, grandes empresarios muy emprendedores y capaces. Fue más bien la política exterior de la Corona española la que impidió que el desarrollo económico no tuviera éxito. Permitió que todo girara alrededor de la plata cuando su transporte resultaba extremadamente gravoso. Gran Bretaña, al no disponer de un recurso tan valioso, no tuvo más remedio que diversificar su economía. El pluralismo religioso favoreció a los ingleses en la medida en que impulsó la competencia y generó nuevas iniciativas. En la América hispana, la solidez del catolicismo impidió que las sociedades pudieran renovarse. La industrialización, por otro lado, más que del espíritu protestante dependió de la riqueza de las minas de carbón de Inglaterra.

P. ¿Fueron los piratas muy nocivos para la economía española?

R.
No sólo influyeron sus ataques a los barcos cargados de metales preciosos, también pesó su capacidad para comerciar con todo tipo de mercaderías. Se hicieron fuertes en Jamaica y desde allí, con la connivencia de muchos gobernadores, llenaron de productos de lujo los mercados de la América española y satisficieron así a los criollos enriquecidos.

P. Empezó su libro con Cortés y Newport, que iniciaron la conquista, ¿qué opina de Washington y Bolívar, que dirigieron la lucha de la independencia?

R.
Tenían en común su determinación y persistencia en medio de los desastres, su capacidad para sobrevivir y triunfar. Lo que los diferenció fue su olfato para retirarse. Washington gobernó ocho años después de conseguir la independencia y se fue a casa. Bolívar se empeñó en construir un nuevo gran país con las naciones que se liberaran de España, pero fue incapaz de impedir la fragmentación.

Fuente: Diario El País (Suplemento cultural Babelia). 02 de Diciembre del 2006.

domingo, 7 de febrero de 2010

Definición del modelo económico. Los niveles meta, macro, sectoriales e intermedios, e institucionales.

¿Existen opciones al modelo económico vigente?

Por Germán Alarco Tosoni
Investigador principal CENTRUM Católica

Este año político no podía ser ajeno a los economistas. Ya se inició la disputa en el campo de cuál debe ser el estilo de desarrollo o modelo pertinente para la economía peruana. De un lado están sus defensores y del otro los detractores quienes proponen su cambio, modificaciones mayores o menores al mismo. La problemática de los modelos económicos tiene mucho de técnica (teoría y práctica económica), ideología y capacidad de gestión de las políticas públicas. La economía es una ciencia social, no es técnica pura, ni está libre de los juicios de valor. No existe un modelo y su opuesto. Las variantes y particularidades son muy numerosas. El carácter científico de la economía radica en transparentar todos los supuestos establecidos y explicitar desde el inicio a quien se va a servir.

Elementos para definir un modelo económico

No existe una relación única de reglas, instituciones, mercados y variables a considerar para definir un modelo económico. En la teoría económica las definiciones de modelo son diversas. No hay consenso. En realidad cada modelo económico involucra una posición explícita, implícita u omisión respecto a todo un conjunto de esferas: nivel meta, macro, sectoriales e intermedias, e institucionales. A nivel meta, las diferencias existen entre quienes asumen una posición u otra respecto a temas tales como: ¿cuenta la sociedad con capacidad de planeación estratégica?, ¿existen mecanismos formales de planeación que funcionan?, ¿hay un sistema de dirección estratégica de la economía?, ¿se cumplen adecuadamente todos los procesos de las políticas públicas?, ¿existe una adecuada comunicación interinstitucional?, ¿el reconocimiento social se basa en criterios meritocráticos o patrimonialistas?

La diversidad en los modelos, a nivel macro, se origina en las diferentes respuestas que se pueden dar respecto a interrogantes tales como: ¿cuál es el rol del estado?, ¿la estructura de tributación es directa o indirecta?, ¿es la política fiscal procíclica o anticíclica?, ¿cuáles son las funciones de la banca central ?, ¿cuál es el rol del sistema financiero? A nivel intermedio: ¿existe política comercial?, ¿existe política industrial?, ¿hay o no interés en la problemática de la ciencia y tecnología?, ¿es importante la problemática ambiental y la preocupación intergeneracional?, ¿cuál es el sentido de la regulación y las políticas de competencia?, ¿existen políticas de promoción de la inversión?, ¿son o no importantes los derechos de propiedad. En el campo institucional, ¿existe una política activa de salarios mínimos?, ¿se promueve o no las organizaciones sindicales?, ¿son sólidas o no las políticas a favor de un estado de bienestar (pensiones, salud y acceso garantizado a la educación)?, ¿es o no importante la estructura de distribución del ingreso?, entre otras.

Modelo chino

Es muy difícil señalar cuáles son las variables que explican su éxito. No se trata del conjunto propuesto por la economía convencional. Es central la política comercial activa con enfoque estratégico que comparte espacios con un tipo de cambio real elevado que explican el notable desempeño exportador. Esta política se acompaña de una economía heterogénea, con políticas alimentarias que permiten salarios reducidos en moneda extranjera. Existe intervención estatal a nivel central y descentralizado. Se ha procurado una mejora notable de la infraestructura, de la ciencia-tecnología y abundante mano de obra calificada. Los incentivos económicos son elevados pero con una regulación y derechos de propiedad frágiles. Este conjunto es diferente al modelo de Corea del Sur, al de Taiwán o de Singapur, pero comparten el hecho común de una importante presencia estatal, a diferencia del modelo propio de nuestro país.

Modificaciones al “modelo peruano”

No vamos a analizar detalladamente las características de nuestro modelo económico, pero destaca su orientación primario exportadora, naturaleza desindustrializadora, con reducida presencia estatal (poco gasto e inversión pública), mercados internos abiertos, con reducidas articulaciones internas, intensivo en capital y por ende con poca generación de empleo, y con un patrón concentrador bajo dominancia extranjera, entre otras características. Sin embargo, la cuestión fundamental es si este es viable y sostenible en el mediano y largo plazo, bajo el objetivo último de mejorar la calidad de vida de toda nuestra población actual y de mañana.

Los economistas neoliberales ridiculizan a sus críticos denominándolos como “antisistema” o “antimodelo”. Están muy equivocados. Quién podría oponerse a que agreguemos a nuestro modelo otros componentes como el rescate de ese nivel meta y de las políticas intermedias y sectoriales que comentamos anteriormente. La construcción de una misión y visión de país sobre la base de los intereses nacionales. Que iniciemos una verdadera cruzada nacional contra la desigualdad y la exclusión, más allá de la lucha contra la pobreza. Sin creación de ciencia y tecnología no tenemos futuro ni lugar en el mundo. Hay que rehabilitar las políticas sectoriales e industriales para mejorar las articulaciones productivas. Institucionalizar las políticas fiscal y monetaria anticíclica. Actuar creando empleos de calidad (con remuneraciones adecuadas) acordes con la expansión de mercados y la mejora de la competitividad externa. En fin, aprovechar nuestras fortalezas y oportunidades, incorporando los ajustes necesarios. El reto está en que todos estos ingredientes generen un platillo consistente, nutritivo y que guste a la gente.

Fuente: Diario La República (Revista Domingo). 07 de febrero del 2010.