¿Inminente un ataque a Irán?
Por : César Hildebrandt
Los servicios de inteligencia británico y francés ya lo saben: ha empezado la cuenta regresiva para un masivo ataque aéreo sobre Irán.
Lo realizaría la aviación norteamericana, nutrida de los mapas, las rutas y los blancos preparados por Israel –la tenebrosa potencia nuclear del Medio Oriente, poseedora de 200 bombas atómicas no declaradas ante el organismo de la ONU que controla el uso de la energía no convencional–.
Mientras ayer mataban a tres niños palestinos desde un tanque –tarea que se ha vuelto parte del juego con la que artillería y fusileros afinan su puntería–, los israelíes seguían diciéndole a todos los que escucharan que han empezado a edificar su refugio nuclear de 180 millones de euros, adonde irá a parar el gobierno y el estado mayor militar de Israel cuando los “perversos iraníes” se atrevan a bombardearlos con el uranio que acumulan.
Toda una farsa, desde luego. Los iraníes no están en condiciones de construir una bomba atómica ni en los próximos quince años y la entidad de la ONU que monitorea la central nuclear de Irán así lo ha comprobado. Es la misma alharaca de las “armas de destrucción masiva” que Irak no tenía y por las cuales fue arrasado y se desangra ante la indiferencia del mundo y la impotencia de la ONU.
De lo que se trata es de atacar a Irán y darle “una lección” al país que se atreve a enfrentar a Israel, ganar, encarnado en el Hamas, las elecciones en los territorios palestinos (elección que, como dice Chomsky, fue salvajemente respondida por los Estados Unidos e Israel), defender con éxito su implantación en el sur del Líbano e influir con armas y voluntarios en la eficacia de la resistencia iraquí.
Hay hasta quienes afirman ahora que cuando Bush ordenó el criminal ataque a Irak, Israel trató de convencerlo de que el problema verdadero era Irán. Digamos que Bush se congraciará recién ahora con su aliado y socio de fechorías mesorientales.
La derrota de baja intensidad en Irak y la posibilidad de que un gobierno menos estúpido que el suyo piense de modo distinto apuran a Bush. Lo urge también el lobby judío, que hoy controla buena parte de su gobierno. Y lo empujan también los halcones que hoy sienten la humillación de no poder controlar la situación en Irak a pesar de haberlo devastado.
Es algo tan vulgar como eso de ¿quién manda aquí? Sobre los escombros de Irak y Afganistán, la figura del matón del barrio se alza de nuevo para advertirnos que no está saciado y que hay “un eje del mal”, controlado desde Teherán, que hay que “evaporar”.
Los expertos británicos Martin Butcher y Dan Plesch, citados por la investigadora Larisa Alexandrovna, acaban de publicar un estudio que da cuenta de los preparativos norteamericanos para el ataque que podría ordenar Bush en las próximas semanas (o días).
Estados Unidos tiene ya 10,000 blancos militares, energéticos, infraestructurales y políticos señalados en Irán. El ataque se haría con misiles “Crucero” disparados desde la flota estacionada en el golfo Pérsico, desde bases terrestres del Irak ocupado y del Afganistán próximo, y con bombas de alto tonelaje especializadas en concreto y lanzadas desde aviones norteamericanos.
El objetivo no será tan sólo la instalación nuclear de Natanz, situada en la región central, sino la demolición del país y la caída del régimen, atizando, a su vez, la rebelión en provincias que tienen algún conflicto inter-étnico con Teherán. Esto apunta a la mancha de origen azerí, que incluye las provincias de Balujistán, Kurdistán y Khuzestan.
Hasta ahora se habla de armas convencionales, pero la opción atómica es algo que los generales norteamericanos no pueden descartar –sobre todo cuando hablan de Natanz, la central nuclear de enriquecimiento de uranio que los iraníes han mostrado al mundo varias veces y que está en estadios todavía muy primarios en el complejo proceso de llegar al U235 o producir plutonio con fines agresivos.
Tras la lección de Irak, Estados Unidos no piensa ahora en una invasión en forma sino en la destrucción desde el aire de una forma de vida. Una destrucción de tal nivel que haga posible, por el hambre y el bloqueo naval y terrestre que se impondrá, la insurrección que termine con el incompetente y represivo gobierno de Ahmadineyad.
Es posible que vivamos, pues, otro capítulo deshonroso de una hegemonía que sólo las armas pueden sostener. ¿Permitirá Brown que Gran Bretaña haga el papelón que le encargó el “socialdemócrata” Blair? ¿Se quedará Putin silbando al cielorraso? ¿Volverá a ser la Unión Europea la puta babilónica del gran imperio? ¿Podrá ser el mundo tan sombrío?
TOMADO DEL DIARIO " LA PRIMERA " 30 Agosto 2007